martes, 21 de julio de 2009

¿QUE TANTO SABES DE EL? Ch.17

Basado en Gravitation
By Ishida Rio

Gravitation no me pertenece. Todos los créditos a Murakami Maki-san.

Capítulo 17.

Hiroshi caminaba solo por las calles de Tokyo rumbo al departamento de Sakuma Ryuichi con la chaqueta de este bajo el brazo.

El viento golpeaba con algo de saña su cara y desordenaba su cabello, haciéndolo volar sin ningún control. La gruesa parka (chaqueta) y la bufanda negra sin duda ayudaban mucho, pero Nakano no dejaba de preguntarse porque diablos se le había ocurrido ir caminando cuando Yuuji le había ofrecido ir en su auto rentado.

-“Solo a mí se me ocurre caminar en pleno invierno....”

Afortunadamente el edificio apareció al poco rato. Con una sonrisa que hizo desfallecer a la recepcionista del lugar agradeció el calor del hall y su comodidad.

-¿Se encuentra Sakuma Ryuichi-san?

-Cl..Claro... ¿lo... anuncio Nakano-san?

-Si eres tan amable...

Luego de dar el autógrafo que la mujer le pidió, Hiroshi pasó al ascensor que lo llevaría al piso del vocalista de Nittle Grasper.

El cantante lo recibió con su usual alegría y efusividad, dándole un gran abrazo y gritando un "bienvenido!!!!" que seguramente habría puesto sobre aviso a todo del edificio de la visita al extraño sujeto.

-Vine a traerle su chaqueta Sakuma-san, anoche la dejó olvidada en casa de Kotaro...

-¡Muchas gracias Nakano-san! ¿quieres tomar algo con Kumagoro y K?

-...¿K-san..está aquí? -repentinamente el recuerdo del delicioso baile compartido con el americano volvió a su mente. No había estado mal, esos brazos alrededor de su cuerpo le habían hecho sentir... tan seguro... incluso querido. La sensación de la respiración de K sobre su cuello. Podría jurar que incluso sintió unos cuantos roces entre su piel y los labios de su manager. –“Ya estás divagando Hiroshi... K-san está casado y tiene un hijo... ¿porqué habría de interesarse en alguien como tú?...”

-¡¡Nakano-san!! -el grito de Ryuichi lo sacó de sus pensamientos dejándolo blanco como el harina. Ante esto, el cantante y el rubio K lo miraron preocupados-

-¿What happens Hiroshi?

-...Nada K-san... solo, estaba pensando en algo...

-¿Seguro?

-Claro Yam... digo, K-san..

Sakuma rápidamente llegó con una enorme copa rebosante de café helado, que Hiroshi miró con los ojos abiertos a mas no poder.

-“¿Café helado en un día como hoy?”

(N. de Ryo: Café helado es un postre. Leche con café fríos en una caña con una bolita de helado y crema. Se le puede acompañar de galletas obleas, se sirve con cuchara larga o bombilla)

-Gracias Sakuma-san... -dijo para no herir al cantante que lo observaba esperando que comenzara a comer-

-¿Quieres más K?

-No Ryuichi, thanks...

El celular de Ryu-san suena y este lo toma rápidamente yendo a la cocina a hablar con calma.

-Debe ser el hermano de Yuki-san -comentó Hiro-

-Hacen una linda pareja ¿no? -preguntó K, Nakano asintió. Sakuma salió disparado de la cocina gritando algo así como: "¡¡Voy a buscar a Tatsuha y vuelvo!!". El portazo no se dejó esperar. Los otros dos quedaron mirando la estela de humo que dejó su carrera y luego sonrieron. Sin embargo, luego de dichos gestos, el silencio se levantó entre ambos.

K revolvía los restos de su café helado sin atreverse a mirar a Hiroshi. Estaba conciente de lo que había hecho la noche anterior, y de cierta manera se sentía sumamente avergonzado de sus actitudes. Pero su corazón no podía dejar de latir con fuerza al recordar esa figura pequeña y delgada que se tensó a su primer contacto, pero que luego se dejó llevar. ¿Sería esa una buena señal?. Su mente mientras, nublaba la felicidad con una duda que atormentaba... ¿cuál eran los sentimientos del castaño hacia el famoso Nekoi Yamato?... sabido era que este era el cuñado de Shindo, pero Hiroshi no parecía tomar mucho en cuenta el compromiso. Miradas largas y profundas, sonrisas, contacto... Y la actitud de Nekoi con el otro no ayudaban mucho a las dudas de K: esa protección, su molestia cuando él se acerca; aún en presencia de Haruno, Yamato no dejaba de orbitar alrededor de Hiroshi.

-Em... Hiro...Hiroshi...

-¿Mm...?

-..Yo... yo puedo hacerte una pregunta...

-...Claro...

Ninguno se miraba y las palabras eran exageradamente calculadas y tartamudeadas. Parecían dos adolescentes enamorados a punto de declararse.

-...Hiroshi tú... well... tu... Lo que pasa....

Nakano miraba disimuladamente al americano esperando la pregunta. ¿Porqué estaba tan nervioso?. ¿Se sentiría mal por lo del baile de anoche?... Varios minutos más pasaron sin que K pudiera articular frase alguna. Entonces algo extraño saltó en el pecho de Nakano y antes de poder evitarlo ya estaba hablando.

-Gracias por el baile de anoche K-san... -el rubio levantó la mirada sorprendido- Hace mucho que no bailaba...

Una sonrisa sincera se posó en los labios de Hiroshi, K la reconoció de inmediato. Eran los mismos gestos dirigidos a Shuichi y a Yamato... él jamás había sido receptor de una de ellas... Era la primera vez que una cosa tan hermosa era para él... Y esta vez fue K quien actuó sin pensar demasiado...

-Estoy enamorado de tí Hiro....

Sin querer había tomado las manos del guitarrista entre las suyas, quizás solo como excusa para no tener que mirarlo a los ojos. K sintió la tensión en el cuerpo de Nakano y el inmediato impulso por soltarse.

-Hiro... -el forcejeo terminó y el americano sintió el relajo. Lentamente y con timidez se atrevió a levantar la vista, enfrentando los ojos de Hiroshi.- yo... lo siento... no... olvídalo....

Confundido, K se levantó y se fue del departamento, dejando al otro completamente absorto y sorprendido... perdido en sus pensamientos, analizando esas palabras que jamás creyó que serían para él...

La puerta se abrió dejando pasar a Ryuichi y Tatsuha en medio de una guerra de besos.

-Espera.... mmm... Tatmmm.... -intentó decir entre besos- Hay visitas..

-Yo... yo no veo a nadie...

Y era cierto. El departamento estaba vacío y en silencio.

***

22.15pm

-Felicitaciones por tu hijo Satoshi.

-Muchas gracias.

-¿Niño verdad?

-Así es. Okura Takato, el futuro jefe de mi imperio.

-¿Y nació sano?

-Como un roble para haberlo hecho antes de tiempo.

La copas chocaron salpicando algo de la champaña que bebían. Kiyosato observaba desde una esquina y el sujeto calvo de la otra vez (con una venda en su cabeza) se mantenía en el rincón contrario.

-¿Y qué tienes para mí Satoshi?

-Pues te digo que Nakano salió de la casa de Shindo para ir al departamento de Sakuma Ryuichi. Luego se fue apresuradamente al suyo.

-¿Nada raro?

-Absolutamente nada Tohma. Sabes que el muchacho es un pan de dios. No hace nada malo.

-¡Planeó mi muerte!

-Y te creo amigo, en serio. Pero conozco a Nakano Hiroshi y si algo lo distingue es su capacidad para salir limpio de todo.

Seguchi lanzó un pequeño gruñido.

-¿Y esa mujer?

-Shindo Haruno... te metiste en un buen problema si es ella quien te disparó. Pero si es realmente ella... -dijo pensativo recalcando la palabra "realmente"- dudo que haya querido matarte.

-¿Y entonces? -preguntó el otro con obvio tono de burla- ¿Me quiso saludar y se le salió el disparo?

-Haruno trabajó para mí por más de 10 años como asesina a sueldo. -dijo tajante, logrando que el semblante de Tohma se pusiera blanco como la camisa que llevaba- Solo necesita un fósforo prendido frente a tu nariz para darte en el medio de los ojos. Es imposible que haya fallado a menos de dos metros.

-Pero...

-Algo debes haber hecho para lograr que Nakano, si fue él, le pidiera a Haruno te disparara... quizás fue solo un susto.

-¡Pero no les he hecho nada!

-Shuichi puede darte una idea.

-....¿Mis intentos de hacer entrar en razón a Eiri?

-Puede ser. Haruno ha protegido a su hermano desde la sombra hace muchos años. Si ella, Nakano o Nekoi creen que eres un peligro a la felicidad del muchacho, simplemente van a sacarte del juego.

-...Tienes que ayudarme Satoshi.

-Y lo voy a hacer Tohma, pero no debes hacer estupideces.

Seguchi pensó por un momento las palabras de Okura. Una asesina profesional. Una excelente excusa para hundir a Shuichi... la extorsión perfecta. Más aún si lograba vengarse de Nakano... el guitarrista se había vuelto el objeto de su odio total. Lo detestaba entero, desde su manera de caminar, de hablar, de tocar la guitarra... le molestaba su eficiencia, su talento, su responsabilidad.... Parecía tan inocente, pero era un maldito....

Mientras, Satoshi miraba a su viejo amigo con cierta preocupación. Justo era el deseo de venganza, pero Tohma no estaba pensando con seriedad con quien se estaba metiendo. El problema real era que si algo le ocurría a Nakano y el rubio ex tecladista era lo suficientemente descuidado como para que sus ex-trabajadores lo descubrieran las complicaciones serían mayúsculas. Además, si por cualquier razón apresaban a Haruno, esta no dudaría en denunciarlo... después de todo tenía 15 millones de dólares como prueba del lavado de dinero producido en el tráfico de armas, drogas y mujeres.

-“Solo te ayudaré en una pequeña pero significativa venganza Tohma. Después... tendrás que arreglártelas solo.”

***

Diciembre 26

Un suspiro cansado se escapó de sus labios.

La luz del sol lo cegó por un momento, antes que sus doradas pupilas se adaptaran a la luminosidad del nuevo día.

-¿Porqué tanto sol...? -preguntó adormilado, extrañado por el intenso brillo, cuando estaban con un naciente invierno. Con pena salió de la tibia y cómoda cama y se acercó a la ventana. Y entonces lo entendió. Nieve. Un ruido en la cama llamó su atención...-

-Yuki.... -murmuró Shuichi aún dormido mientras daba una vuelta en la cama, enredándose entre las sábanas y botando los almohadones.- Oh... Yuki....

Eiri sonrió ante las palabras, apenas entendibles, de su amante. Volvió a la cama, desordenó el ya desordenado cabello de Shuichi y salió a tomarse un café. En ese momento sintió que su mano estaba vacía... algo faltaba, lo pensó y lo pensó, y solo luego de muuuuuuuuuuuucho pensar, lo entendió: su cigarro. Le extrañó no tener uno en el momento mismo de despertar, pero no sentía las más mínimas ganas de fumar... Sonrió de nuevo, ¿cuando pensaría que dejaría de fumar aunque fuera por unos cuantos días?. Definitivamente nunca. Y eso hacía todo más raro todavía. Vivía con tres asesinos, se había enterado del pasado de su pareja, los perseguía un Yakuza.... ¡pero era tan feliz!, ¿que porqué?... pues.... no lo sabía. Quizás por el hecho de estar conociendo al VERDADERO Shuichi Shindo. No el chico escudado en hiperkinesia o gritos, sino el muchacho que disfrutaba de la presencia de su hermana, que jugaba con su sobrino. Aquél que lo besaba con más amor que nunca... ¿Quién necesitaba un cigarro así?. Ni siquiera el recuerdo de la conversación de Shu con Hiroshi le arruinó del todo el momento, convencido de la fidelidad de Shindo hacia él...

**

Kiss shining hitomi ni kuchizukete

Toke dasu hanabira mo jama ni naru

Kill me shining irozuku shigeki no hate ni

Kagayakihajimeta maboroshi

Please don't cryin' kodoku wo katashidori

Karamaru koukai ga kuu wo kiru

Make me shining chirabaru kokoro no hahenra

Mabushiku sugisaru kibou ni

**

Ese definitivamente era un momento para recordar... Eiri Yuki cantaba...

Eran las 7.26 de la mañana y Yuki pensaba que ese día sería uno de los mejores de la semana.

-Buenos días Eiri-san

-Buenos días Yamato-san.

-Veo que despertó de buen humor. -sorprendentemente, el rubio ofreció una sonrisa al asesino- Ya veo que si.

Aquél día el ruido y las risas no molestaron al escritor. Su notebook se mantuvo apagado toda la jornada. Tuvo amenas charlas con Haruno, disfrutó de una discusión de actualidad internacional entre Kotaro y Yuuji que no tardó en llegar para estar al tanto de Omi, mientras el niño jugaba con su tío en el PS2 y disfrutó mas que nunca las habilidades culinarias de Yamato. Sin embargo, después de almuerzo, un detalle le incomodó, y todos (sin excepción) se asombraron que fuera él quien lo notara.

-¿Qué pasó con Hiroshi?, es extraño que no haya venido a comer hoy.

-Amaneció muy raro -dijo Yuuji- Anoche cuando llegó de la casa de Sakuma-san no quiso comer y fue de inmediato a su dormitorio. Ni siquiera tocó guitarra o escuchó música. Hoy no asomó ni la nariz cuando le dije que vendría....
-Iré a verlo -dijo Shuichi levantándose de inmediato- Esas actitudes no son normales

-Te llevo -completó Yuki. Nuevo asombro de todos- Vamos.

-...Gracias Yuki.

El lujoso auto negro de Eiri se estacionó frente al edificio en donde vivía Nakano. Rápidamente, ambos subieron y tocaron el timbre repetidas veces, sin tener respuesta.

-Esto no me gusta Yuki... -dijo Shuichi con voz preocupada- ¡Hiro!, ¡Hiro abre, soy yo!

Pero no había respuesta. Ante esto, Shindo buscó con algo de torpeza en sus bolsillos la llave que tiempo atrás su mejor amigo le hubiera dado en caso de "conflictos que lo obligaran a dejar temporalmente el departamento de Eiri".

Cuando la puerta se abrió notaron que Nakano estaba a medio camino entre el pasillo y la puerta. Shuichi de inmediato se arrojó a su cuello preguntando una y mil veces que había pasado. Yuki por su parte prefirió observarlo hasta que su pareja lo dejara hablar. Evidente era que el guitarrista no había dormido lo suficiente y que tampoco había comido. Sus siempre alegres ojos castaños reflejaban una extraña nube, una cosa opaca que les restaba su eterna vitalidad. Esta vez fue el mismo quien se asombró de que notara dichas cosas. En realidad jamás había puesto demasiada atención a Hiroshi, para él no era más que un muchacho sobreprotector, quizás enamorado de su Shu-chan, pero amigo al fin y al cabo. Gustaba de su talento con la guitarra, y aunque lo negara, siempre dejaba de escribir para que el ruido no interfiriera con el suave rasgueo de la guitarra cuando este comenzaba a tocar en su departamento, esperando a Shuichi. Pero nunca se había fijado en él más allá de eso, era poco lo que sabía de ese chico como persona. Lo vio pequeño y frágil, como derrumbándose... Nakano siempre había parecido muy fuerte... ¿qué podría haber provocado ese cambio?

-¿No quieres venir Hiroshi? -preguntó cortando las repetitivas preocupaciones de su amante- Tu hermano está preocupado por tí.

-No quiero arruinarles el día Yuki-san... gracias de todos modos.

-Shuichi, ¿porqué no preparas algo de comer? -dijo el rubio, sorprendiendo a los otros dos- Se nota que tu amigo no ha comido nada.

-...Claro, estaré en la cocina.

El pelirrosa se perdió tras la puerta, y Yuki aprovechó la oportunidad de invitar a Hiroshi a sentarse.

-Supongo que no soy el más indicado para conversar -le dijo antes que nada con un tono entre neutral y sereno, exento de exigencias o durezas- Pero me gustaría saber que te pasa, si me quieres contar claro....

Nakano abrió los ojos sorprendido. ¿Eiri Yuki preocupándose por él?

-...No tengo nada Yuki-san... gracias por preguntar, pero como les dije solo....

-No nos has dicho nada Hiroshi. -cortó el otro- Tú no eres así. Te ves cansado, agobiado... te ves triste... y ayer no estabas así.

-Vaya... -dijo con una sonrisa que solo buscaba distracción.- Veo que se ha dedicado a observarme.

-Llevo observándote más tiempo del que crees. -Hiro se mordió el labio y desvió la mirada- Todos lo hacen, pero parece que no lo notas... Shuichi no es lo suficientemente llamativo como para evitar que la gente se fije en tí...

Un sollozo le indicó a Eiri que sin querer había llegado a lo que parecía el punto central de la condición de Nakano.

-Le diré a Shuichi que venga... -el rubio se levantó pensando que Hiroshi no confiaría en el más que eso. Después de todo nunca habían sido amigos ni nada, no podía pedirle que vaciara sus sentimientos en él. Pero al querer caminar algo lo detuvo. El castaño tenía su manga tomada entre sus manos-

-...Shu... Shu no me entendería... no podría hacerlo....

Yuki miró al guitarrista con gran pena. Algo realmente malo debía estarle pasando.

Mientras, Shindo escuchaba desde la cocina. Las palabras de su mejor amigo le herían en lo más profundo de su alma, pero sabía que había muchas cosas en las que él no podía ayudar a los que lo rodeaban. Su vida y la de los demás nunca había tenido algún parámetro en común, evitando esa ayuda secreta que se daban cuando los temores y el pasado los atormentaban. Sin embargo, su novio no era así. La vida de Eiri Uesugi era, de cierta forma, muy parecida a la de Hiro, su hermana y los demás... Quizás era bueno hacerse el desaparecido y dejar que su pareja y su mejor amigo se entendieran por primera vez.

-... Estoy muy confundido Yuki-san.... No se que hacer, ni que pensar... -el rubio se vio de un momento a otro atrapado ante el desahogo de Hiroshi. El solo había planeado lograr que se abriera para que hablara con Shuichi, o al menos intentarlo y mostrarle su preocupación, pero nunca creyó que el otro le pidiera ser su interlocutor. ¿Qué ayuda podía darle él?-

-¿Porqué piensas que Shuichi no te entendería y yo si?

-... Cuando... cuando Shuichi le confesó su amor -dijo a tropezones- ¿qué sintió? -el otro se incomodó ante la pregunta-

-Pues... me sentí indigno... -entonces notó que jamás había hablado de eso... ¿porqué hacerlo?, pero algo lo impulsaba. Algo en su pecho le decía que la respuesta podía ayudar a Hiroshi- No creía que alguien fuera capaz de amarme... pero ya ves.

-¿Usted cree.... que le gente ame... solo cuando no conoce el pasado... o la verdad?

-... Shu no conocía mi pasado cuando se enamoró de mí. -dijo en voz baja intentando conectar ideas y decir las palabras adecuadas.- y cuando lo supo su amor perduró.

-Pero... a veces el pasado pesa tanto... -sollozó- es tan doloroso... ¿qué persona podría amar a otra después de conocerlo?

Yuki sintió que estaba frente a uno de los personajes de sus novelas. Un chico/a inocente y dulce, pero golpeado por la vida que de un momento a otro se ve acorralado por el amor de un tercero que no sabe nada de su vida. Él también fue ese personaje, pero estaba llevándolo a un final feliz. ¿Cómo conduciría Hiroshi el personaje que estaba formando?

-Si el amor es verdadero -dijo con una media sonrisa- no habrá nada que aleje a esa persona que se enamoró de tí Hiroshi. Y si esa persona se va al saber la verdad... alégrate, porque no valía la pena. Te hubiera hecho daño tarde o temprano.

El cuerpo de Nakano se remeció en un sollozo muy fuerte, antes de comenzar a llorar de una manera tan desconsolada que a Yuki le partió el alma verlo. ¿Tan indigno de ser amado se sentía ese chico?, ¿tan pocas esperanzas de tener a alguien a quien querer tenía?

-¿A qué le temes Hiroshi?... -susurró sin darse cuenta. Ahora veía con claridad porqué el guitarrista había aceptado hablar con él y no con Shuichi. El otro solo hubiera saltado de felicidad al saber que alguien amaba a su amigo sin atender el miedo que a este le producía ese hecho.-

-...No quiero que me usen de nuevo... -dijo con voz temblorosa- No quiero...

Eiri sabía que lo mejor en ese momento era un abrazo pero... ¿él dando abrazos?... ¿y de consuelo todavía?. Entonces recordó una vez que Tatsuha había llegado a casa, siendo ambos niños, llorando desconsolado. Su pelota se la habían quitado dos muchachos nuevos del barrio y para colmo le habían pegado. Sonrió al pensar en su recuerdo... en la imagen de él mismo consolando a su pequeño hermano en su dormitorio, sin querer avisarle a su padre, que seguramente los trataría de débiles. Y ese abrazo tan tierno mientras Tatsuha lloraba...

Hiroshi de acostó sobre el sillón mientras intentaba controlar los últimos esbozos de su llanto. Necesitaba de alguien con urgencia, necesitaba una persona en quien confiar. Sabía que Eiri Yuki era el más indicado, ¿pero como abordarlo...?. Entonces sintió algo que llamó su atención: Una suave acaricia en su cabello...

-Tranquilo -dijo Yuki- Tantea terreno, prueba las palabras de esa persona... luego sigue tu corazón. Pero no seas tan terco como yo... nunca tires mucho el cordón...

Palabras dichas a su oído y que seguramente el escritor no hubiera expresado más que en sus libros.

Nakano cerró los ojos y se concentró en la suave sensación de la mano del rubio en su cabello. ¿Quien diría que Nakano Hiroshi estaba hablando de sus intimidades con Eiri Yuki?... pero no podía negar que el miedo lo sobrepasaba y que aquella plática le hacía sentir mucho mejor.

Eiri sonrió al sentir los temblores del otro acabar. Pensó en lo mucho que estaba cambiando... en como poco a poco el frío escritor soberbio y calculador se convertía nuevamente en ese niño amable y deseoso de cariño que era hace tantos años. Esa caricia quizás no era el consuelo adecuado, pero tratándose de él, era una cosa impresionante.

Shuichi miraba escondido desde el pasillo. Jamás había pensado que vería algo así... su mejor amigo destrozado por una razón desconocida, o mejor dicho, negada para él... y su amante siendo su único soporte. Sonrió mientras una lágrima caía de sus violáceos ojos y se sintió miserable. Todos habían destruido sus vidas para mantener la suya a salvo... Todos... ¿Cómo hacerlos felices a ellos ahora?.

El año nuevo se acercaba. Sin duda sería la mejor oportunidad.

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