jueves, 13 de agosto de 2009

¿QUE TANTO SABES DE EL? Ch.25

Basado en Gravitation
By Ishida Rio

Gravitation no me pertenece. Todos los créditos a Murakami Maki-san.

Martes 20 de Mayo de 2003, 21:33:45

Capítulo 25.

Y luego de un día inusualmente tranquilo, la noche abrigó a los habitantes de Tokio.

-Es una noche muy clara.

-Seguramente mañana lloverá.

-¿Puedo ir mañana a despedir a Miky-kun al aeropuerto?

-Claro Omi, yo te llevo.

-¡Tengo entradas para todos al Mega Pop Star!

-¡Genial!

-¡Estupendo!

-¿Porqué no te mudas definitivamente Hiro?

-Lo he estado pensando Yuki-san, después de todo, me he pasado estas últimas semanas durmiendo aquí, con suerte mi departamento estará bajo medio metro de polvo y lleno de cuentas. Pero a pesar de todo... ambos sabemos que no puedo aceptar...

-¿Pero ya estás bien?

-....Si...

-Ayer te coquetearon mucho a pesar de la presencia de la mujer... –dijo el otro rubio apareciendo -

-No diga eso Yamato-san que me siento mal....

-Se nota que la mujer ya sabe la verdad. –dijo Eiri- Y se nota también que no está en posición de pelear por K.

-¿Cierto que K-san y Hiro-kun hacen linda pareja?

-Cierto Yamato, muy cierto.

-¡Ya basta! –pidió el guitarrista tan rojo como un tomate maduro-

-Mamá, tengo ganas de comer algo rico.... –dijo Omi tirando el pantalón de Haruno-

-¿Te parece si vamos a comprar algo al almacén de la esquina?

-¡¡Si!!

-Pero Haruno... es tarde ya, no es bueno que coma dulces a esta hora...

-Oh, vamos Yamato. Solo por esta vez....

-....De acuerdo, pero vuelvan rápido.

Madre e hijo salieron escuchando las bromas que los otros le tiraban a Nekoi por su papel de “padre preocupado por las caries de su hijo”.

-¿Qué te gustaría cariño?

-....Podría ser un pastel...

-No es mala idea. ¿De hojas?

-Y mucho manjar.

De un momento a otro, Haruno vio a su hijo mucho más crecido de lo que imaginaba. Sus palabras por un momento fueron serias y educadas, sin ese dejo chillón e infantil que solían acompañar las frases del chico.

-Gracias por venir conmigo Mamá.

-¿Gracias?

-... Yo... se que soy pequeño y todo eso... pero también se que están haciendo mucho por estar conmigo... Y realmente se los agradezco....

-Omi...

-No me gustaba vivir con Kazuya-san –dijo en voz baja, como si temiera ser oído- Siempre gritaba y la casa siempre estaba llena de gente.... –el niño apretó su mano contra la de su madre- Y por eso estoy muy contento de que ahora vivamos todos juntos....

-Yo también estoy muy feliz de que vivamos todos juntos cariño.

El almacén se divisaba al final de la calle. Aún estaba abierto, y temiendo que lo cerraran, la mujer ofreció a su hijo una carrera hasta la esquina. Contento, Omi aceptó, mostrando que las capacidades deportivas heredadas y bien desarrolladas podían surtir grandes efectos.

-¡Gané!

-¡No es justo Mamá!, eres más grande....

-Jajajaja, más adelante entrenaremos juntos algún deporte, ¿qué te parece?

-¡Si!

Juntos entraron observando todo el local. A un lado estaban las máquinas de bebidas y cervezas, en donde un grupo de jóvenes discutía sobre cual comprar. Al otro lado estaba la pastelería y un hombre que en ese momento estaba acomodando los últimos pasteles lo atendía. Cajas cerca de la pared del fondo y mercadería varia en pasillos acomodados en el medio del local.

-¿Tiene tortas de hojas?

-Claro, ¿cuántas desea?

-Una sola por favor....

-A la orden.

En ese momento el celular de Haruno suena, mostrando el número de Yamato. Ella lo dejó pasar, sin recordar que había dejado una opción de repique en donde sonaba una sola vez y luego contestaba automáticamente, dejando abierta la comunicación.

-¿Quieres algo más Omi?

-No Mamá.

-Bien, ¿cuánto es? –preguntó al cajero-

-15 millones de dólares....

***

Yamato quiso salir corriendo al escuchar la conversación por el celular, pero en cuanto abrió la puerta, un golpe en la cara lo envía directo al suelo.

De inmediato entraron unas 12 personas al departamento, blandiendo armas y palos, inmovilizando brutalmente a Nekoi y a Yuuji, y alejando a Shuichi de los demás. Al final, cuando estaban todos quietos y amenazados, entra Kiyosato, acompañado de Satoshi Okura.

-Hasta que los puedo agarrar Sohryu....

-¡Maldito!

-Tranquilo, pronto tu mujer y tu hijo estarán aquí....

***

Antes que se diera cuenta, los jóvenes que compraban, el pastelero y el cajero empuñaron armas.

-Okura.... –murmuró Haruno al verlos-

-No opongas resistencia mujer. –le dijo el pastelero-

-Mamá....

Shindo se aterró al pensar que todos sus movimientos estaban limitados por la presencia de Omi, pero debía sacarlo de ahí. El niño se aferró a su pierna y ella aprovechó para agacharse junto a él y susurrarle.

-Tranquilo cariño, cuando te lo diga debes correr... correr lo más fuerte que puedas, ¿de

acuerdo....?

-Tengo miedo....

-No temas... yo te cuidaré siempre....

Uno de los jóvenes se acercó para levantarla de golpe, momento que ella aprovechó para matar al avesado muchacho y usarlo de escudo mientras sacaba sus armas y comenzaba a disparar, cubriendo la corta carrera de su hijo hasta el exterior.

-¡Disparen!

La ráfaga afortunadamente fue constantemente interrumpida por las estanterías de comida que lograban cubrir de cierta forma a Haruno que, con más experiencia que los otros, era más efectiva con sus disparos. Aunque ni toda su habilidad la libró de un balazo que le rozó el brazo.

-¡Corre Omi!, ¡Solo corre!

Las cosas no iban bien. No tenía cargadores de repuestos y sus balas no durarían todo el trayecto hasta el departamento, aunque sospechaba que la emboscada se repetía en el hogar de su primo.

De la nada salió un sujeto que saltó al camino de Omi, solo para caer fulminado por dos balas de Haruno, que veía como de los autos estacionados salía más gente....

Tres balas más la rozaron, haciéndola caer. El niño preocupado no pudo evitar detenerse y volver con ella. La mujer vio que ya no había nada que hacer y lo único que atinó a hacer fue a abrazar a su hijo y cubrirlo con su cuerpo, pero pronto varios pares de manos fuertes y sanas la separaron de él.

-¡Omi!

-¡Mamá!

-¡No se atrevan a hacerle daño!

Sin embargo aquella amenaza no era necesaria. Las órdenes eran “la mujer con vida y el niño sano y ojalá consciente”.

Pronto los golpes comenzaron a llover sobre Haruno que, inmovilizada por la espalda, no podía defenderse. Los gritos de Omi le taladraban los oídos, provocándole un dolor que nada equiparaba. Pero la voz se hizo lejana y la oscuridad la rodeó, y por primera vez en su vida rogó a cualquier ser superior que no fuera la Muerte....

Por favor... alguien protéjalo....

***

El edificio estaba en completo silencio. El gas para dormir se había filtrado por los conductos de aire acondicionado dejando todas las vías libres para los mafiosos que habían pasado sin problemas con sus prisioneros hasta el techo, ubicado sobre el séptimo piso.

A Shuichi lo mantenían junto a Yuki en un rincón, acompañados de tres matones. Yuuji, Kotaro e Hiroshi estaban al otro extremo, custodiados también. A Yamato lo dejaron solo cerca de Okura, con dos tipos que constantemente lo golpeaban y burlaban de él.

-¿Tu mujercita habrá opuesto alguna resistencia? –le preguntaban en voz de burla- Quizás decidió salvar su vida abandonándolos a ustedes y al malnacido de tu hijo.

Las puertas de la escalera que llevaba al techo se abrieron dejando pasar a varios sujetos vestidos de negro. El llanto de un niño los acompañaba, despertando los instintos de Nekoi al instante

-¡Omi!

El tipo que lo llevaba lo dejó en el suelo, dejando que corriera junto a su padre, que lo habría abrazado de no tener las manos atadas en la espalda.

-¿Estás bien Omi?, ¿qué pasó?.... ¿dónde está Haruno?

-¡Mamá!... Mamá.....

El asesino levantó la vista y pudo ver a su maestro cargando a su novia, aún inconsciente.

-Excelente Hidaka –felicitó fríamente Satoshi- Por fin has cumplido bien mis órdenes.

Y sin mediar más palabras, empuñó el arma que llevaba en la chaqueta y apuntó hacia su guardaespaldas, que no cambió su expresión ni preparó defensa. Satoshi lo miró por un segundo, y luego disparó, matándolo en el acto. El cuerpo del sujeto y el de la mujer cayeron pesadamente, empapándose de sangre.

Omi observaba aterrado mientras Yamato le repetía una y otra vez que no mirara. Los otros miraban en silencio. Qué fácil hubiera sido terminar con todo si el niño no hubiera estado ahí.

***

Poco a poco comenzó a reconocer ese desagradable sabor. Sangre. El salado líquido le llenaba la boca e impregnaba su garganta y nariz, saturándola con su detestable olor.

El cuerpo dolía entero. Su mandíbula aún retumbaba y sus costillas las sentía casi quebradas. Temía abrir los ojos por el mareo que seguramente tendría, pero debía saber que había pasado.

En eso escucha voces lejanas. Risas, llantos, palabras susurradas pero desesperadas. Y reconoció al instante la voz de su hijo y su novio. Sus ojos se abrieron de golpe, volcándola al mareo que temía, y su organismo la obligó a escupir la sangre que se agolpaba en su sistema.

Contrario a lo que pensó en un principio, su cuerpo no estaba limitado por amarras o cosas. A pesar del dolor y las molestias, logró apoyar las manos e intentar levantarse.

-Hasta que despiertas Byakko...

Esa voz...

Apenas logró levantar la vista y enderezarse un poco cuando un golpe en la cara la devuelve al suelo. La sangre comienza a fluir desde la herida, ubicada sobre la ceja izquierda.

-Ya era hora, estaba aburriéndome...

Satoshi se movía junto a ella con burla y la tocaba con el arma, impulsándola a levantarse, solo para hacerla caer nuevamente con ayuda de sus guardaespaldas. Repetidas veces sus amigos y familia tuvo que aguantar la escena con obligada quietud, hasta que Haruno, en un movimiento de la que todos la creían incapaz, logró detener uno de los golpes y asestar un otro, suficiente para tomar al sujeto por la espalda y quebrarle el cuello. Más el cargar de un arma y los aplausos y risas de Okura llamaron su atención.

-Veo que no pierdes condición mi querida Byakko....

-Me entrenaste para situaciones como estas. –respondió limpiando su cara y sangre derramada con su manga y observando como Shuichi, Omi y Yamato eran los principales blancos-

-Pues definitivamente este es el examen final. Dejaré que digas algo en tu defensa antes de comenzar a... ¿cómo decirlo?, “convencerte” de que me devuelvas lo que es mío.

Minutos de eterno silencio se vivieron mientras ella pensaba. Los guardias estaban a cierta distancia por orden de su jefe, y se mantenían quietos.

-Te escucho Byakko.

-... Deja que se vayan. Tu problema es conmigo.

Las frases causaron un ataque de risa en Okura que desconcertó y alarmó.

-¡No puedo creerlo!, ¡pides que salve a alguien!... me parece increíble –dijo entre risas mientras se tapaba la boca y aguantaba las lágrimas- Byakko intentando salvar a alguien.... –con pasos parsimoniosos se acerca a Yamato y a su hijo, quien se escuda tras el rubio de su padre- Es la primera vez que tu madre se interesa en la vida de alguien ¿sabías?

-¡Okura!

-Tranquila Haruno... elige a dos para irse. Es la garantía que te doy. Solo dos.

-¿Dos?.

-Así es. Vamos mujer, elige....

-.... Hiroshi y Omi.


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