jueves, 13 de agosto de 2009

¿QUE TANTO SABES DE EL? Ch.28

Basado en Gravitation
By Ishida Rio

Gravitation no me pertenece. Todos los créditos a Murakami Maki-san.

Capítulo 28.

-Shuichi...

-No puedo... –sollozó –No puedo...

-El médico dice que es necesario...

-Que lo haga Yamato-san...

-Tiene que ser un pariente directo, si es que los hay vivos...

Eiri abrazó a su pareja mientras esta continuaba llorando.

-Se fuerte amor... tienes que ir a reconocer el cuerpo...

La puerta se abrió lentamente y Hiroshi apareció por ella, con un cabestrillo en el brazo derecho y varias vendas y moretones.

-Shu... ¿irás?

-No puedo Hiro... no puedo...

-Em... –Nakano se revolvió un poco inquieto y Yuki creyó oler cosas extrañas –Yamato-san... dice que tienes que ir... ¿entiendes Shuichi? Tienes que ir...

Shindo puso una cara de extrañeza, pero algo en su pecho saltó. Él casi no lo notó, pero algo le decía que si iba a reconocer el cuerpo de su hermana, el dolor disminuiría.

-Además... –continuó Hiro –Sería bueno que vieras a Omi... está destrozado... quizás le haría bien verte. ¿Lo harás?

-... De acuerdo...

***

-Doctor por favor...

-No lo entiendo joven, ¿para qué quiere saber cosas como esas?

-Es necesario, por favor, dígame como murió...

El hombre se arregló los lentes y miró al rubio que plantaba su profunda mirada azul en él. No entendía la obsesión de ese hombre por saber de que había muerto su pareja, siendo que a la mayoría les bastaba saber que estaban muertos...

-Encontramos una herida de bala en la zona de la sien, otros impactos en el estómago y uno en la rodilla izquierda.

Yamato asintió e impulsó su silla de ruedas fuera de la oficina del doctor. No había lágrimas en sus ojos, sino un destello de alegría, aunque una niebla de tristeza aún más profunda cubría su corazón.

***

Apoyado en Yuki y caminando lentamente, Shuichi apareció en la puerta de la morgue sintiendo que iba a caer en cualquier momento. A un lado estaba Yamato en una silla de ruedas, acompañado por Omi, que dormía en su regazo.

-Yamato-san...

-Shuichi... ¿Cómo estás?

-...Eso no importa mucho ¿verdad?... ¿cómo está Omi?

-...Necesitaré de todos los que puedan ayudarme Shu-chan... –el cantante sonrió y no pudo evitar que una lágrima se le escapara –

-Siempre estaré dispuesto para mi sobrino....

El forense apareció y miró a Shindo. Con un movimiento de cabeza le indicó que entrara, autorizando el paso de Yuki solo como acompañante por las heridas del cantante.

-No Yuki... entraré solo...

***

-¿Are you okay?

-Si… estoy bien, gracias.

Hiro tomó la mano de K y le sonrió dulcemente. El rubio americano había estado preocupado los días que había estado internado, olvidándose incluso de Shuichi. Había enfrentado a Tohma cuando este había reclamado por la falta de sus músicos, y “educadamente” lo había mandado al diablo con una larga lista de “amables” epítetos en su lengua natal.

-Gracias por acompañarme K...

-No te preocupes. Siempre estaré contigo.

Un tierno beso los unió mientras de debajo de la mesa aparecía un enorme ramo de flores. Nakano miró el ramo asombrado, mientras un sonrojado americano se escondía tras él. El guitarrista las tomó, las agradeció, dijo lo hermosa que eran y las dejó en la mesa. Luego reunió fuerzas y con una enorme sonrisa (pero ENORME sonrisa) se lanzó al cuello de su nueva pareja, cubriendo de besos su cara y cuello.

“Ya habrá tiempo de hablar del pasado... Y estoy seguro de que entenderá...”

***

Dos meses y medio pasaron antes que Yamato pudiera abandonar el hospital. Otro mes pasó antes que pudiera ponerse en pie y caminar, al menos hasta la cocina. Shuichi dejó el centro asistencial a los seis días, junto a Yuki, Hiro y Yuuji. Kotaro sumó una semana y media y un mes de reposo más en cama.

Nuevamente todos estaban en un departamento diferente. Seguchi Tohma lo había regalado a su “Eiri-san” con la intención de evitar el contacto con los otros, pero el rubio escritor no tardó ni un suspiro en avisar a los demás que ya tenían un hogar nuevo.

La prensa bullía con información de la más variada: Secuestros, intento de asesinato por parte de fans celosos, fanáticos religiosos, tráfico de drogas y adicción y tantas otras cosas. Sin embargo, la verdad también pasó por los periódicos. Un diario llamado “Tokio News” publicó información confidencial de la policía en donde se vinculaba a Shindo Haruno y Nekoi Yamato como guardaespaldas de un conocido mafioso, muerto coincidentemente en el techo del edificio ‘Sunlight’ (hogar de Kotaro) aunque su cuerpo nunca fuera encontrado. El vídeo del helicóptero que sobrevoló el edificio y grabó los cuerpos desapareció y misteriosamente la información dejó de fluir, tragada por una división de la policía llamada ‘O.D.’. Diversas contradicciones dejaron en el olvido los dichos, concentrándose en la parte más ‘lucrativa’: el estado de salud de Shuichi y su relación con el incidente.

Durante seis meses lo único que se escuchó de Bad Luck fue la música en las radios. No hubo conciertos, no hubo entrevistas, no hubo salidas ni giras. NG Production cerró hasta nuevo aviso, dejando en manos de una productora amiga el incierto futuro de ASK. K’ anunció en una única conferencia de prensa que Bad Luck cesaba sus actividades con fecha de retorno indeterminada, al igual que Nittle Grasper.

-¿Qué haremos?

-Salgamos de Japón... al menos por un tiempo Yuki... no soporto estar aquí.

-Bien.

-¿Será prudente viajar todos juntos?

-Yuki-san desea que sea así. Concuerdo con él, no creo que sea bueno distanciarnos.

-En momentos como estos es cuando debemos estar juntos.

-¿Y dónde iremos?

-Que lo decida Shu.

***

-¿No se te queda nada?

-No Papá.

Yamato tomó la mano de Omi y caminó hacia la salida con él. K y Yuuji los esperaban en un auto negro descapotable.

-Vamos por Yuki-san.

-Su editora lanzó de todas maneras su última novela. Que desconsiderados.

-Me alegra que al menos haya podido terminarla. Nuestra presencia la retrasó muchísimo.

-Vamos ya o perderemos el avión.

El auto partió silenciosamente, mezclándose entre el tráfico que iba como ellos hacia el centro de la ciudad.

La librería se hallaba repleta. Decenas (o quizás cientos) de mujeres se agolpaban cerca de la pequeña mesa sosteniendo entre sus manos el ejemplar de ‘Sol de medianoche’, la última novela de corte romántico de su amado Eiri Yuki-sama.

‘Sol de medianoche’ rompe con todos los cánones de escritura impuestos por este talentoso escritor.

Una obra dramática de gran intensidad y realismo

El nuevo elemento agregado (el romance mezclado con la muerte y el misterio) ha llevado este libro a un nivel muy superior a su antecesora ‘Darkness Fall’.

Simplemente genial.

Un giro inesperado en la línea que todos esperamos ver en Eiri Yuki-san. Muchos dicen que el incidente de hace varios meses influyó poderosamente en el desenlace de su historia, y los más rebuscados dicen que las claves para descubrir a los responsables de esos sucesos están en los últimos capítulos de esta novela.

-¿Te gustaría un helado Omi?, Yuki-san tardará un poco más.

-De acuerdo, vamos.

El rubio con su hijo de ojos azul petróleo, caminaron por la vereda casi vacía de esa tarde de otoño tardío. El sol se alzaba opaco sobre el cielo levemente nublado, mientras una brisa entre fresca y fría corría por todos lados.

El pequeño caminaba unos pasos delante de su padre, jugando con una piedra que había encontrado en el suelo. Yamato lo observaba mientras pensaba en el duro camino que su niño debería recorrer para recuperar por completo la sonrisa que lo caracterizaba. Seis meses de tratamiento con psicólogo al menos habían hecho efecto. Las tiendas ya no le asustaban, mucho menos las noticias y era capaz de comer un pastel sin llorar. La idea de practicar deportes llamaba su atención y lentamente comenzaba a recordar a su madre con cariño y frecuencia, como una mujer que lo cuidó y lo hizo feliz.

-Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Claro.

-Es sobre... es sobre Mamá...

-Dime.

-Ella... ella me dijo que practicaría conmigo algún deporte... que era muy rápido corriendo....

-Podemos practicar ambos. Haruno y yo comenzamos juntos cuando éramos niños. ¿Qué te gustaría?, ¿fútbol, basketball, artes marciales, atletismo?

-¿De veras hacían todo eso?

-Claro. Nos encantaba el deporte.

-¿Y qué más practicaban?

-Pues... déjame pensar....Tai-chi, Yoga y....

-....¿Y?

-... Arco y flecha y tiro al blanco....

Susurros llevados por el viento hacia la nada. Omi entendió la pena de su padre y volvió a caminar hacia la heladería. El dolor aún era latente y fuerte. El tiempo no había pasado con suficiente fuerza.

-Llevémosle un helado a Shu-san, Papá. Le subirá el ánimo.

-¿Te parece si mejor llevamos un pote grande para todos?

-¡Genial!

Omi jugaba con el pote y las galletas que la niña que lo atendió le había regalado. Caminaba a saltos, denotando su alegría, seguido por su padre, serio y con un eterno aire de tristeza que se negaba a abandonarlo. En las manos de Nekoi se unía la chaqueta del pequeño y un ejemplar de Darkness Fall que el rubio había comprado antes de salir.

-Omi –dijo de pronto, deteniendo su marcha –

-¿Si?

-Corre hacia el auto, te alcanzo en seguida.

-Claro...

El niño salió corriendo y Yamato dejó caer sus lágrimas con libertad, mientras cada paso le arrancaba el alma.

-Camina... no mires... camina...

El paso por aquel estrecho pasaje oscuro lo obligó a correr. No podía soportarlo... no podía aguantar las ganas de ir hacia esos ojos violetas que lo observaban desde la penumbra, acompañados por los celestinos ojos de aquél a quien creía muerto hace tanto tiempo. Saberse separados era más de lo que podía aguantar. Saber que no la vería nunca más era algo que simplemente no soportaba.

Shuichi y los demás lo esperaban junto al auto negro y a la camioneta roja de Yuuji. Yamato limpió sus lágrimas y continuó corriendo hacia ellos, sin notar que su libro caía de sus manos. Ambos vehículos partieron, dejando atrás a las fans de Yuki y de Bad Luck, dejando atrás Japón con su dolor y su pérdida, intentando retener en la memoria esos momentos agradables que disfrutaron antes de la desgracia.

El libro fue hojeado por el viento mientras unas blancas manos lo levantaban. Dos jóvenes altos vestidos de negro observaron la página que había dejado el viento y sonrieron. La perfecta alegoría de sus vidas.

“(...) Llegará el momento –dijo el maestro a su joven pero prometedor discípulo –En que nuestros nombres serán odiados y la gente nos temerá. Y tal será el temor de algunos que, incluso, negarán que existimos. Seremos tratados como fantasmas, y nadie, quizás ni siquiera nosotros mismos, sabrá si realmente estamos vivos o no...”

Owari.

lunes, 10 de noviembre de 2003

14:21pm.

Notas: realmente no tengo mucho que decir. Mi primer fic en serio de Gravitation, y agradezco la noche de insomnio que me dio esta idea. Gracias a todos los que leyeron y se dieron la paciencia de llegar hasta aquí.

¡Nos vemos en la próxima!

Ishida Rio.

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