jueves, 3 de septiembre de 2009

DULCES Y SORPRESAS Ch.28

Dulces y sorpresas.

Cap. 28

By Saiyi-chan



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Unos enormes ojos violetas se dejaron ver en la penumbra. Con sigilo, Shuichi se adentró en el apartamento que compartía con el escritor tras haber asomado la cabecita en el mismo y acabar esbozando una mueca de alivio.

-Esta todo a oscuras, Yuki no ha llegado aun.- con una sonrisa satisfecha por su descubrimiento, encendió la luz de la entrada para darse media vuelta y alcanzar el bulto que había dejado en el pasillo del edificio; justo frente a la puerta de su vivienda.

Con algo de esfuerzo, tiro con una mano de “aquello”, adentrándolo en el apartamento; portando en la otra mano una bolsa al igual que entre su brazo y su pecho sujetaba de mala manera un ramo de rosas rojas.

-No te me resistirás!- refunfuñó tratando de adentrarse con todo aquello. –aaaaaaaahhhhhh!- tras un sonido seco, Shuichi se hallo sentado en el suelo, recibiendo a su paso un buen golpe en el trasero cuando tropezó con el escaloncito de la entrada. –jooooooooooooo!- con ojitos llorosos acabó por recostarse en el suelo, encontrándose con medio ramo de rosas desperdigado sobre él.

Su expresión se fue tornando a una mueca molesta, la cual adquirió varios matices hasta transformarse en una expresión rabiosa.

–Maldito escalón! Quien demonios te ha puesto ahí?- grito levantándose de un salto, procediendo a pisotear con un pie al susodicho. –por tu colpa ahora las flores se han cai...do...- parando su pie en el aire a medio camino de un nuevo pisotón, giró su rostro lentamente, sintiendo una mirada punzante sobre su nuca.

Su rostro se contrajo en varias expresiones de susto, vergüenza e inocencia respectivamente cuando sus ojos violetas encontraron en la misma entrada de su apartamento a dos vecinas muy conocidas para él; las cuales parecían no acabar de acostumbrarse a la extraña actitud de su vecinito el chico de cabellos rosados, al igual que parecían no adaptarse aun a sus gritos y escandaleras.

-Jeje, buenas noches, vienen de pasear?- ante la respuesta inexistente de las dos mujeres, Shuichi se llevó una mano a la cabeza visiblemente nervioso, mirando de un lado a otro para después levantar su dedo índice y añadir... –ah! van a buscar novio verdad?- preguntó con una sonrisa un tanto picara.

Los ojos de ambas señoras parecieron abrirse mas de lo que ya estaban, cuchicheando algo entre ellas para seguidamente alejarse por el pasillo.

-No olviden usar protección! cotillas...-murmuró entre dientes observando como estas se alejaban. -en fin, vamos a preparar todo esto!- esbozó una sonrisa que fue seguida por un suspiro pesado cuando recordó la difícil tarea de adentrarlo todo a la vez.


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La voz de Shuichi resonaba por todo el apartamento. Las frases de aquella canción escapaban prácticamente solas de su boca, llenando el interior de la vivienda con un ambiente festivo y animado.

-MINNA! MINNA! MINNA! nanika sagashite MINNA
mouretsu na kaze oikakeru no sa asu wa
DONNA? DONNA? DONNA? kimi no namae MADONNA
tokimeki sou na kibun da!... Kyaaaaaaaaaaaaa! Me ha costado bastante pero por fin esta llena!- asintiendo satisfecho dedico una mirada al colchó de agua ya llenó, cambiando su expresión por una mueca nerviosa al ver buena parte del suelo mojado. –eto.. mejor que recoja esto antes que nada... aun recuerdo como se puso Yuki la vez que Tatsuha-san reventó el colchón.- soltando una sonora carcajada, se alejo del salón en busca del cubo de la fregona.

Después de mucho pensar, Shuichi se había decidido a colocar el colchon de agua que Ryuichi le había dejado bajo el balcón del salón, con la intención de tener una bonita vista de las luces da la ciudad y hacerlo todo un poco mas romántico.

Aprovechando que Eiri le comento que saldría aquella noche para asistir a una cena de trabajo con su editora, Shuichi decidió quedarse a cenar en casa del cantante de NG con este, Kumagoro y Tatsuha, después de que el mismo Ryuichi le hubiera insistido para que se quedara. Claro que le había costado al misma vida darse prisa en cenar, conseguir el colchón y salir corriendo para llegar al apartamento antes que Eiri...

Una vez que hubo recogido el agua que había derramado en el suelo tras varios intentos por que la “manguera” que le había prestado el cantante de NG entrara perfectamente en la abertura del colchón y no se moviera de allí, se acercó hasta el sofá donde había dejado la bolsa que traía; sacando de esta una botella de champagne que había comprado antes de llegar a casa junto a las rosas.

Con una sonrisita traviesa, dejó la botella en la cubitera que había colocado posteriormente junto a un par de finas copas y el colchon de agua.

-No vas a poder resistirte a esto Yuki.- una expresión un tanto lujuriosa cruzó su rostro a la vez que asintió con la cabeza, adoptando enseguida una sonrisa inocente propia de un niño que prepara una fiesta para sus amigos.

Siguiendo con su canturreo, se dirigió hacia la habitación, buscando en unos de los cajones de la cómoda algo que le vendría perfecto para aquello que estaba preparando.

-Jijijijiji sabia que estaban aquí.- satisfecho, saco del cajón una finas sabanas de satén negras, las cuales se notaban frías y suaves al tacto. –se las regale a Yuki por San Valentín, pero el muy baka se acabó enfadando y no las quiso estrenar esa noche.- Shuichi se cruzó de brazos con una expresión enfurruñada ante el recuerdo del escritor negándole aquella noche lo que el cantante iba buscando al haberle regalado algo tan peculiar. –hoy las vas a estrenar quieras o no! KYAAAAAAAAAAA!- con efusividad, abrazó las sabanas contra su pecho, restregando la mejilla sobre la tela de la misma.

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Introdujo las llaves en la cerradura, suspirando algo mas relajado al saberse en la misma entrada de su apartamento después de haber tenido que soportar durante un par de horas a su editora respecto a los “asuntos de trabajo”. Ahora tan solo quería descansar.

Esbozó una sonrisa un tanto irónica ante aquella palabra, recordando el hecho de que desde el día anterior, su revoltoso amante había vuelto a casa. No habían sido muchos días los que este había estado fuera; ni siquiera un par de días completos. Pero para Eiri parecía haberse hecho eternos, aunque claro, no lo reconocería.

Abrió la puerta despacio, apenas sin hacer ruido. Un gesto de desconcierto invadió su rostro por breves segundos cuando lo halló todo en silencio. Aquello le pareció desconcertante, teniendo en cuenta el hecho de que la luz del salón parecía estar encendida y estaba seguro de no habérsela dejado él antes de salir; ya que el hecho de que Shuichi estuviera en casa con todo en silencio le resultaba completamente desconcertante.

Con curiosidad y algo de miedo por que su amante no hubiera hecho alguna trastada, se descalzó en la entrada para adentrarse en el apartamento, deteniéndose de golpe cuando sus ojos dorados enfocaron algo que no estaba seguro de que manera asimilar.

El cantante de BL se encontrada de espaldas a Eiri y de rodillas sobre el amplio colchón de agua; apoyándose con una mano en el mismo, manteniendo una postura un tanto sugerente a la vez que con la otra mano se dedicaba a estirar bien las sabanas y colocar en condiciones los pétalos de rosa que había esparcido sobre las mismas; dejando otras tantas enteras en el suelo junto al colchón.

Eiri parpadeo un par de veces con total incredulidad, tragando salía con algo de dificultad al comprobar aquella “cama” improvisada junto al enorme balcón de su salón. No pasando desapercibida la incitante postura en la que se encontraba el cantante, quien parecía haber notado su presencia y estar provocándole a propósito.

Se sobresaltó a la vez que sus ojos violetas se abrieron sorprendidos cuando al girar el rostro hacia atrás, encontró los gatunos ojos del escritor, quien la había hecho voltearte debido al contacto de las manos de este sobre su cadera, sujetándola posesivamente.

-Yu... Yuki! pero que hacer a... ah!- ante un ágil movimiento por parte del rubio, Shuichi quedó sobre el colchón bajo su amante y de cara a él.

Su corazón se agitó notablemente, consiguiendo que su respiración se volviera mas intenta, mas pausada; sintiendo a su vez la cálida respiración del rubio sobre sus labios. Una risita divertida escapó de los labios de Eiri cuando centró su mirada en el inevitable e inocente rubor en las mejillas del joven de cabellos rosados, al igual que aquellos grandes y expresivos ojos violetas lo miraban con sorpresa.

-El que debería preguntar soy yo no crees?- susurró con voz sensual cerca de los labios de Shuichi.

Entrecerró los ojos dejando escapar un suspiro, mordiéndose el labio inferior ante aquella cercanía por parte de Eiri, la cual comenzaba a despertar la excitación en su cuerpo.

-Yuki, yo.. quería darte... una sorpresa.- pronunció de forma entrecortada, ahogando un leve jadeo en el momento en que Eiri separó con su rodilla las piernas del cantante.

-Últimamente te gusta sorprenderme demasiado verdad?- preguntó divertido esta vez sobre el oído del cantante, moviendo su rodilla hasta llegar a rozar la entrepierna de este.

-Ah! Yuki...- jadeó inevitablemente, cerrando los ojos con fuerza a las vez que sus manos se aferraron a la fina tela de la camisa del escritor. –se supone.. que no tenias que llegar aun...- los besos que Eiri comenzó a repartir sobre su cuello le hizo ahogar sus palabras, luchando por acabar de decir lo que quería. –aun no... no esta todo preparado Yuki.- su voz sonó suplicante, una suplica bañada con un matiz de protesta, la cual volvió a arrancar otra risita de labios de su amante.

-Eso da lo mismo, lo que importa es el resultado no crees?- esta vez sus ojos dorados se perdieron en los violetas entre abiertos, los cuales comenzaban a verse vidriosos y llenos de deseo.

Shuichi no respondió. Tan solo pasó sus brazos alrededor del cuello del escritor, levantando un poco la cabeza para tratar de atrapar los labios de este en un beso necesitado; el cual no tuvo lugar debido a que Eiri alcanzó a retirar su rostro, dejando aquella acción por parte del cantante en un intento frustrado.

-Yuki...- protestó en un leve lloriqueo. –no seas malo, yo había preparado todo esto para ti.-

-Y crees que no lo voy a aprovechar?- su mano se deslizó por todo el contorno del pequeño cuerpo bajo él, palpando con ella toda la superficie lateral del cantante hasta llegar a la cadera. –por cierto... de donde has sacado este colchón de agua?- preguntó con una curiosidad fingida, imaginándose perfectamente cual había sido la procedencia de dicho colchón, del cual no tenia un agradable recuerdo que digamos...

-Pues.. me lo presto Sakuma-san, ayer se lo pedí cuando estuvimos en su casa arreglando la cocina.- comentó desviando la mirada algo avergonzado. –me he pasado a recogerlo cuando he salido de NG.- una sonrisa satisfecha se dibujo en su rostro.

Eiri retiró un poco su rostro del de Shuichi, dedicándole una mirada no demasiado aprobatoria, consiguiendo que la expresión de este cambiara a una desconcertada.

-Esta bien, debo reconocer que has tenido una buena idea.- aquellas palabras devolvieron la sonrisa al rostro del cantante. –es mas... a mi también se me ocurrió algo.-

-En serio? El que? Vamos dímelo Yuki!-

-Todo a su debido tiempo.- esta vez fueron los labios del escritor los que buscaron los de su amante, envolviéndolos en un beso demandante e intenso.

Dejó caer su cuerpo casi totalmente sobre el cuerpo de su revoltoso amante, sosteniéndose gran parte de su paso sobre sus antebrazos uno a cada lado de la cabeza de este, sintiendo contra su pelvis el miembro endurecido del cantante al igual que sus labios ahogaban los débiles jadeos del chico, ya que era incapaz de retenerlos ante aquel contacto que tanto le excitaba.

Shuichi enterró sus dedos entre el cabello rubio de Eiri, presionando la cabeza de este para tratar de profundizar el beso, el cual en escasos segundos se volvió asfixiante e insoportable para ambos. Un beso húmedo, el cual dejaba que parte de la saliva corriera libremente por las barbillas de ambos.

Con la respiración inestable, Eiri rompió el beso, dejando al cantante en un estado igual al suyo; sintiendo el pecho del chico subir y bajar con agitación rozando contra su propio pecho.

Aquella vision era excitante. Aquel muchacho de cabello rosado con su rostro sofocado en un intenso tono rojizo bañado en sudor y esos preciosos ojos violetas bañados en lagrimas inquietas que se resistían a mantenerse cerrados. Aquel cuerpo buscando un contacto mayor con el suyo, haciéndole sentir su excitación mas halla de un simple gesto. Definitivamente; aquel chiquillo era excitante, un delicioso manjar que estaba dispuesto a degustar aquella noche como nunca antes lo había hecho.

Sin previo aviso, Eiri se incorporó, quedando aun sobre su amante, quien lo miró extrañado, abriendo esta vez sus ojos en un gesto confundido. Tras colocarse de rodillas sobre el inestable colchón de agua, el rubio le tendió una mano al cantante, consiguiendo que este la tomara sin dejar de mirarlo, haciendo que se incorporase de la mima forma que él.

Cuando estuvieron uno frente al otro, esbozó una sonrisa juguetona, consiguiendo que el de cabellos rosados inclinada un poco la cabeza hacia un lado en señal de inseguridad, sin entender que era lo que se proponía su amante.

Eiri llevó ambas manos hasta rodear la fina cintura de Shuichi, atrayéndolo hacia él, uniendo mas ambos cuerpos. Acercó su rostro al oído de este, apartando juguetonamente varios cabellos rosados con la pinta de la nariz hasta tener su objetivo al descubierto.

-Por que no te pones aquella ropa de cuero que usaste aquella vez?- su voz sonó provocativa sobre el oído del de cabellos rosados, arrancando de este un suave jadeo a modo de sumisión ante su amante. –estoy seguro, que con eso puesto... vas a conseguir excitarme aun mas.- golpeó una de las nalgas del cantante, apretando la piel cubierta con su mano, consiguiendo que los ojos violetas se abrieran sorprendidos.

Permaneció inmóvil por un momento, asimilando aquella información, sin siquiera notar cuando fue el momento en el que Eiri había apartado la mano de su trasero al igual que este se había retirado un poco del cuerpo del cantante.

Un intenso calor azotó todo su cuerpo, adoptando un violento sonrojo en todo su rostro cuando por fin consiguió asimilar las palabras del escritor. Sin decir nada, bajó del colchón, peligrando su propia estabilidad en el suelo una vez lo había hecho, y corriendo, se dirigió hacia la habitación que compartía con el rubio.

Eiri esbozo una sonrisa divertida hacia su amante, desviando seguidamente la mirada hacia la “cama” exageradamente repleta de pétalos de rosas rojas que yacía en su salón.

-Creo que es hora de usarla.- cambiando aquella “inocente” sonrisa por una mas morbosa, se encaminó hacia su estudio, donde tenia guardado algo muy importante desde el día anterior...

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-Donde demonios esta! tengo que encontrarlo!- Shuichi se metió dentro del armario, tirando al suelo toda la ropa que encontraba a su paso, sin llegar a hallar aun aquella vestimenta tan... especial. –joder! Yuki quiere verme con eso puesto, tengo que encontrarlo!- como si estuviera en una piscina, el cantante se sumergió entre la ropa, haciendo caer varias prendas al suelo para quedar amontonadas con las que ya había sacado anteriormente.

Cuando se dio por vencido de buscar en ese lugar, asomó la cabecita entre la montaña de ropa revuelta y arrugada, portando una corbata de seda bastante cara alrededor de su frente.

-Pero donde te has metido?- histérico salió del armario, acercándose a la cómoda para buscar en ella.

Un cajón, dos cajones, tres cajones y nada. No había rastro de aquel atuendo de cuero negro que al aparecer tanto había impresionado al escrito. Iba a comenzar a dejarse llevar por una pataleta cuando entre el quinto y cuarto cajón, asomó algo que parecía ser una correita y parte de una cuerda.

Con miedo de que solo se tratase de uno de sus collares complementarios de sus trajes para cantar, acercó la mano temblorosa hasta alcanzar el asidero del cajón.

-No puedo mirar...- murmuró a la vez que giraba el rostro hacia un lado y cubría con una mano sus ojos abiertos los cuales veían a través de sus dedos, acabando por abrir el cajón. –no... kyaaaaaaaaaaaaaa! Lo encontré! Soy un genio!- de un salto, acabó por ponerse en pie, llevándose en la mano el cajón aun sujeto, dejando caer al suelo el contenido de este. –eto... jeje...- se rió nervioso ante la visión del contenido del cajón en el suelo. –ahora no hay tiempo de recogerlo! Tengo que ponerme esto enseguida!- asintió agachándose para recoger todos los complemento de aquel atuendo.

Con rapidez se deshizo de toda su ropa, quedando completamente desnudo. Tomo los ajustados pantalones, introduciéndolos por una pierna para proceder a hacer lo propio con la segunda; quedando sentado en el suelo tras dar varios saltitos tratando de introducir la pierna.

-Por que cuesta tanto trabajo ponerse esto?- lloriqueó adoptando un gesto de protesta, aprovechando su postura sentado en el suelo para introducir ambas piernas.

Cuando se hubo colocado los pantalones, busco el top, colocándoselo con mas facilidad sobre el torso, aunque luchando consigo mismo y dando vueltas sobre si hasta que consiguió subir la cremallera que se ubicaba en la espalda.

-Uf, que calor...- pasó el dorso de su mano sobre su frente, secando el sudor que le había ocasionado aquella lucha.

Con decisión, tomó las botas del atuendo, colocándose primero la que la pierna derecha que llegaba hasta la mitad de la espinilla, ajustando la correa que la ataba. Tomó la segunda, la cual se ajustó perfectamente en la parte alta de la rodilla en su pierna contraria.

Confundido, tomó entre sus manos varias correitas y las cintas negras, mirando ambas manos una y otra vez, sin saber bien donde iba cada cosa.

-Jooooooooooooo! Yuki se va a cansar de esperar!- sin soltar los complementos se llevó las manos a la cabeza, adoptando enseguida una expresión de decisión a la vez que asentía con la cabeza.

Colocó las tres correas correspondientes a su pierna derecha en la misma, cada una en su lugar; tomando seguidamente las dos correitas mas pequeñas para colocárselas en la muñeca izquierda.

Una vez hubo acabado con ellas, procedió a liarse la cuerda mas corta en la muñeca contraria, anudándola de forma que después pudiera deshacerse fácilmente. Tomando la cuerda mas larga, la enredó en su muslo izquierdo, habiendo atando esta también.

Un gesto tonto apareció en su rostro cuando al intentar levantar el brazo descubrió que hacia atado la cuerda de la pierna con la de la mano...

-Noooooooo! Esto no me puede estar pasando a mi!- al borde de una llorera, desató la ultima cuerda, consiguiendo atarla en condiciones.

Ahora tan solo le quedaba colocarse el collar alrededor del cuello. Se asomó al espejo para hacerlo, pero al mirar a través de este, descubrió otra cuerdecita en el suelo.

-Y eso?- enseguida recordó que la chica de aquella tienda tan.. especial, le había colocado aquella cuerdecita en el cabello, trenzándolo con ella.

Le dedicó una mirada desconfiada, sabiendo de ante mano que acabaría peleándose con la cuerda y con su cabello y encima Eiri ya no querría hacer nada por haber tardado tanto. Bajo ese pensamiento, desistió en ponérsela.

Suspiro algo mas tranquilo, mirándose en el espejo a la vez que se colocaba el collar, asintiendo satisfecho cuando se vio preparado.

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-Será perfecto así.- Eiri esbozó una sonrisa satisfecha, caminando unos pasos para retirarse de aquello que había colocado de forma estratégica junto al balcón..

Se acercó seguidamente al colchón de agua para tomar del suelo la botella de champagne que se hallaba junto al mismo. Dibujó una mueca divertida en su rostro, procediendo a abrir la botella con agilidad.

Cuando la tuvo destapada, caminó hasta encontrar el interruptor de la luz, apagándola para dejar que tan solo entrara la claridad del exterior; una claridad suficiente para ver, pero no lo suficiente como para ser visto desde fuera.

-Debo reconocer que has tenido una buena idea.- murmuro para si mismo, tomando seguidamente ambas copas entre sus manos, llenándolas del dorado liquido prácticamente hasta arriba.

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-Yuki?.- preguntó con algo de miedo asomándose cautelosamente al salón oscuro, buscando al escritor con sus grandes ojos violetas. –Yuki donde estas? Ya estoy listo.- murmuró con voz algo vergonzosa, dejando ver su silueta en la penumbra.

Se detuvo de inmediato cuando desvió la mirada hacia el balcón, encontrando sentado sobre el colchón a Eiri, quien le dedicó una mirada que le hizo sentirse desnudo ante aquellos intensos ojos dorados.

-Estas ahí...- comentó algo nervioso, llevándose una mano tras la nuca.

El rubio no dijo nada. Tan solo se puso en pie, tomando ambas copas llenas de champagne y sin apartar la mirada de la figura de su amante, caminó hasta detenerse frente a este.

Shuichi lo miró agitado, sintiendo su cuerpo reaccionar tan solo ante la cercanía de aquel hombre. Por un momento, acabó desviando la mirada hacia un lado, para volver a mirar tímidamente al escritor, quien parecía mostrar una sonrisita juguetona.

Le ofreció la copa de champagne, recibiendo como respuesta que el cantante la aceptara con manos temblorosas. Sin decir palabra alguna, Eiri bebió un trago de esta, sintiendo el agradable sabor de se contenido. Por su parte, Shuichi lo siguió con la misma acción, llevándose la copa a la boca para bañar sus labios en aquel liquido.

Una mirada deseosa recorrió el cuerpo bien delineado del joven de cabellos rosados, deteniéndose los ojos dorados en los labios entre abiertos y húmedos de este. Sucumbiendo a la tentación, Eiri atrajo el cuerpo del cantante contra el suyo rodeándolo de la cintura, haciéndolo sobresaltar ante el repentino movimiento.

Sus labios pellizcaron suavemente los de Shuichi, ofreciéndole un beso calmado y sensual, el cual el cantante trataba de incrementar ante la resistencia de su amante.

-Mmmm Yuki..- murmuró entre los labios del otro, haciéndole probar el sabor del champagne de su propia boca, el cual sabia mucho mejor así. –no seas malo...- ante la suplica del cantante, Eiri esbozó una sonrisa divertida, separando un poco sus labios de los de este.

Shuichi protestó en respuesta, buscando ansioso la boca de su amante, deseando perderse en aquellos besos que tanto le gustaban. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando los labios de Eiri esta vez mordieron el lóbulo de su oreja, haciéndole esbozar un ronco gemido ante el inesperado mordisco.

-Quiero que...- la voz del rubio chocó sensual sobre el oído del otro, quien se mordió el labio inferior ante el tentador tono de voz y la orden que seguidamente vendría. -...te desnudes para mi.- finalizó apartando sus labios.

Sus ojos violetas se abrieron con sorpresa, tensándose de inmediato ante las palabras del rubio, dejando caer la copa al suelo haciendo que esta se rompiera y el resto del liquido quedara esparcido en el mismo.

-Yo... no creo que...-

-Es una orden, quiero que esta vez me excites de una forma distinta.- susurró cerca de los labios del cantante a la vez que pasaba la yema de los dedos sobre el pecho de este hasta llegar a la piel desnuda del vientre.

Aquella petición por parte del escritor le había dejado desconcertado, pero debía reconocer que el hecho de que Eiri le pidiera que lo excitara lo calentaba a él también. Y la oportunidad de dar placer a su amante no se veía todos los días; mas bien era este el que siempre acababa dándoselo a él.

Tras varios segundos paralizado sin siquiera haberse percatado de la copa rota, Shuichi encaró al rubio, mostrando ante este una sonrisa confiada y juguetona, la cual adoptó un matiz desafiante cuando asintió con la cabeza.

Eiri sonrió expectante, dándose media vuelta para caminar hasta la “cama” donde se sentó con la copa en la mano, inclinándose sobre un lateral para apoyar su peso en uno de sus brazos y elevar pierna flexionándola sobre el colchón; acomodándose para observar un espectáculo digno de ver.

-Ya veras que bien lo hago Yuki!- levantando el pulgar, esbozó una sonrisa segura, consiguiendo una mueca algo molesta por parte del rubio, quien se limitó a beber un sorbo mas.

Shuichi miró de un lado a otro, colocándose frente a su amante dispuesto a empezar cuando algo llamo su atención.

-Pero que... que es eso?.- asustado, señaló hacia una cámara de video que descansaba sobre un trípode, la cual parecía estar preparada para grabar todo el “espectáculo”.

-Ah eso.- se giró hacia la misma mirándola sin importancia. -me la ha dejado Tatsuha.- comentó el rubio tranquilamente, comprobando que el pilotito rojo en señal de grabación estaba encendido. –me debía una por todo lo que me ha fastidiado.-

-Pero quieres que yo... es decir, quieres que nos grabemos mientras que...-

-Que lo hacemos?- Shuichi asintió en respuesta bastante sorprendido y abochornado. –si.- concluyó con seguridad, demostrando que aquello iba muy enserio. –así que empieza con lo que te he pedido.-

-Pero no puedes hacer eso!-

-Oh si, claro que puedo. Además, estas acostumbrado a que te graben las cámaras, o no?-

-Ya pero no es lo mismo!-

-Para mi si.-

-Yuki eres un...- su rostro se contrajo en una graciosa expresión de enfado, desistiendo de ella para adoptar una mueca un tanto mimosa e inocente. –pero prométeme que solo lo veremos nosotros vale?- preguntó mientras jugaba con la cuerdecita procedente del top la cual resbalaba por su vientre.

-Solo nosotros.- afirmo el escritor con un exagerado gesto de afirmación.

Shuichi esbozó una nueva sonrisa satisfecha, asintiendo efusivamente para otra vez mirar de un lado a otro en busca de algo.

-Y ahora que? Quiero que lo hagas ahora no mañana.- protestó llenándose la copa por segunda vez.

-Espera Yuki, las cosas hay que hacerlas bien, falta un poco de música.- ante la respuesta de su amante, Eiri suspiro resignado, llevándose una mano a la frente y arrepintiéndose de hacerle pedido semejante cosa. –Lo tengo!- corriendo se acercó al equipo de música, introduciendo en este el cd de su propio grupo. –que tal... esta?- pregunto picaramente a la vez que la música de “Welcome to my romance” comenzó a inundar el salón.

-Buena elección.- fue la unica respuesta del rubio antes de observar como Shuichi se acercaba a el portando una mirada incitante.

Su cuerpo comenzó a moverse despacio, con algo de miedo; tratando de expresar la música con cada movimiento que ejercía, sintiéndola como parte de él.

Se veía realmente excitante ante los ojos dorados vestido de esta forma; aquel toque inocente en su mirada, contrastando con el descaro de su cuerpo, realmente era algo adictivo.

///Donna fuu ni boku ga suki de,
Naze suki ni natta no atta nante
ANATA no mimi moto Kotae shiiiru,
WAGAMAMA wo yurushite///

Los dorados ojos del escritor se clavaron en el rítmico movimiento que le ofrecían las caderas de su amante; observando divertido al igual que expectante, el movimiento sensual que el cantante les daba de un lado a otro, lentos y precisos.

Una mirada que pretendía ser atrevida se centró en el rubio, volviéndose tímida al comprobar como este parecía estar desnudándolo con la mirada antes de tiempo. Algo avergonzado por lo que estaba haciendo, Shuichi perdió por un momento el compás de la música, girando el rostro hacia un lado para dedicar una mirada esquiva al escritor.

Casi inconscientemente, Eiri afirmó con la cabeza, como dando con ello permiso para que su revoltoso amante siguiera con su tarea.

///konna boku wa ANATA no koto,
ANATA isshouni nanimo kamo
Shitteshimau unmei nano sa,
Subete wo nugi sute you///

Dando paso a una nueva estrofa de la canción, una sonrisa segura se dibujó en los labios de Shuichi, mostrando una mirada juguetona sobre el rubio, la cual combinaba perfectamente con el leve rubor en sus mejillas.

Sus labios se separaron para dejar entre ver la lengua que a continuación paso sobre sus labios para humedecerlos en un gesto descarado.

Eiri no pudo evitar sorprenderse ante aquella acción que no sabia bien por que, pero le había resultado de lo mas excitante, provocando una risita satisfecha por parte del cantante quien manteniendo el rítmico movimiento de sus caderas, deslizó ambas manos hasta posarlas sobre la piel desnuda de sus muslos.

Interesado ante la tarea del de cabellos rosados, Eiri se incorporó, quedando esta vez sentado sobre el colchón; separando un poco las piernas para apoyar un codo en una de sus rodillas, a la vez que apoyó la barbilla en su puño cerrado.

Con un movimiento intencionado el cual tan solo pretendía provocar, fue bajando su cuerpo despacio, girando lentamente las caderas para acabar prácticamente en cuclillas, manteniendo las piernas considerablemente separadas.

Ante aquel movimiento casi experto, el escritor esbozó una sonrisa divertida al igual que satisfecha. Tenia que reconocer que aquel “jueguecito” le estaba excitando de tal manera que ni el mismo hubiera creído al no haber sido por el estado que su cuerpo comenzaba a adquirir desde hacia escasos segundos.

Tal y como había bajado anteriormente, volvió a subir. Manteniendo en el proceso aquellos movimientos que podían haberlo hecho perder el equilibrio fácilmente y quedar sentado en el suelo de una forma bastante ridícula.

Habiendo observado en cada momento las expresiones que habían pasado por el rostro de Eiri, Shuichi acabó aquel sensual movimiento inclinando la cabeza hacia detrás de forma incitante, compenetrándose perfectamente con la canción, llevando seguidamente ambas manos a sus cadenas para hacer un nuevo giro.


///Tozasareta sou mune ni (Just like "first Love")
Tokimeki omoi dasasete ageru
Baby, let's get together.
Baby, let's get together
...Welcome to my romance!///

Después de haberse detenido un segundo para tomar aire dispuesto a seguir, posó su mano derecha sobre su pecho, deslizándola sensualmente sobre este, consiguiendo que Eiri se mordiera el labio inferior ante aquella visión sumamente tentadora.

Eso es lo que era ese alocado muchacho; una exquisita tentación que conseguía atraparle por mas que se resistiera a ello.

Los ojos dorados bien abiertos de Eiri siguieron embobados el camino que la mano del cantante recorría sobre su pecho, llegando a rozar sutilmente uno de los sonrosados pezones que se dejaban ver a través de las cuerdecitas del ajustado top de cuero.

Ahora era la suave piel del vientre la que acariciaban aquellos deliciosos dedos. Con picardía, rodeó con el dedo índice su ombligo, levantando con ello la tentación en el escritor por querer mordisquear aquella suave piel del vientre tanto como los dedos del muchacho.

Shuichi sonrió satisfecho ante la evidente excitación que su amante mostraba con aquella miradas devoradoras. Decidido en llevar a Eiri al limite del placer, deslizó la mano hasta alcanzar el borde de los pantalones que se acentuaban en la cadera, rodeando con esta la evidente excitación que su cuerpo presentaba, pasando demasiado cerca de la erección oculta sin llegar a rozarla.

El escritor esbozó una mueca a modo de protesta. Ciertamente se había quedado con las ganas de haber visto algo mas, y aquel deseo lo había exteriorizado sin siquiera darse cuenta. Algo frustrado se llevó la copa de champagne a los labios, bebiendo un sorbo mas de ella.

Sintió atragantarse cuando Shuichi con una mirada casi lujuriosa en aquellos infantiles ojos violetas, adelantó la pierna izquierda e inclinó un poco su cuerpo hacia delante, procediendo a desatar sensualmente la cuerda que rodeaba su muslo.

Con suma facilidad deshizo el nudo, tomando uno de los extremos de la cuerda y tirando de él para quedarse con esta sostenida sutilmente entre sus dedos índice y pulgar. Irguió su cuerpo, mostrando de forma traviesa ante Eiri la cuerdecita que sostenían sus dedos, dejándola caer al suelo adoptando un gesto inocente ante la acción.

Shuichi dejó escapar una risita divertida, casi burlona ante la reacción aturdida del rubio. Sus ojos violetas se centraron por un momento en el objetivo de la cámara, prefiriendo dejar a la misma a un lado antes de que la vergüenza se apoderara nuevamente de él ahora que ya había conseguido soltarse y “meterse en el papel.”

De nuevo centró su mirada en el rubio, llevando esta vez aquella mano a su hombro izquierdo para que esta bajara por el hasta encontrar en su camino las dos correitas que adornaban aquella muñeca.

Al igual que había hecho con la cuerda, dejo caer las correitas descuidadamente al suelo, siendo esta vez la mano izquierda la que se encargara de recorrer el brazo contrario hasta llegar a la cuerdecita que se enredaba en su muñeca.

Deshizo el nudo fácilmente, dejando que esta resbalara libremente por el dorso de su mano hasta caer al suelo junto con los demás complementos.

///Unmei no deaite hito wa,
Kawaru to daremo ga iukedo
chigausa hounto no jibun e to,
kawatte yuku no sa///

Con una mirada de acecho sobre el cuerpo de Shuichi, Eiri se llevó una mano a la frente, despejándola del cabello rubio que comenzaba a quedarse pegado a ella debido al sudor.

Le era imposible ignorar lo que estaba sintiendo ante aquel excitante juego, siéndole evidentemente imposible ocultarlo ante el cantante, quien parecía hacer todo aquello con mucho mas afán debido a las reacciones de Eiri.

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando el cantante de cabellos rosados se acercó mas a él, agachándose un poco para posar ambas manos en sus rodillas, separándole un poco mas las piernas para de ese modo, levantar su pierna derecha y colocarla sobre el colchón entre las de Eiri y erguir nuevamente su cuerpo en un acto de superioridad.

Suspiró pesadamente tratando de calmar el calor que invadía su cuerpo, tratando de calmar la respiración que en cuestión de segundos se había vuelto insoportablemente agitada, al igual que le estaba resultando insoportable el tener que contenerse y no saltar sobre Shuichi en ese preciso instante.

Ambas manos se deslizaron a la vez sobre la piel cálida de su muslo, llegando a una de las correas que lo envolvía. La desató con calma, sin apartar ni un segundo la mirada de aquellos ojos dorados que lo miraban con deseo, con ganas.

Le encantaba que Eiri lo mirase de esa forma. Aunque la mayoría de las veces se mostrase tímido ante ese tipo de miradas, no podía negar que era un verdadero placer el sentir como su amante lo desnudaba con su mirada, como sus ojos dorados le quemaban la piel hasta el punto que podría llegar a mirar a través de la misma.

Con el mismo ritual que con la primera, Shuichi desató las dos correas restantes, sin llegar a soltar la ultima en el suelo como había hecho con las otras dos.

Eiri recorrió por un momento la pierna de su amante, subiendo a través de ella para centrarse por un momento en el miembro perfectamente erguido que se dejaba adivinar bajo los ceñidos pantalones del cantante.

///tsumasaki kara MISUTERIASU na,
Kiss de nanimo kamo tsuzunde
ANATA no sono ai no fun dake,
boku ni shoumeishite yo///

Esbozó una sonrisa deseosa por tocar, cambiando esta por una mueca interesada y una mirada hacia Shuichi cuando este pasó por el cuello de su amante la ultima correa que se había quitado.

Consiguiendo que la correa de cuero rozara la parte trasera del cuello del rubio debido al movimiento que estaba ejerciendo, se inclinó hacia él, atrayendo a su vez el rostro de este hacia el suyo, buscando un beso que no tuvo lugar a consecuencia de haberse retirado inesperadamente.

Un guiño travieso se acentuó en el rostro del de cabellos rosados a la vez que apartó la pierna de entre las del otro, dejando escapar una risita divertida ante la evidente frustración del escritor, quien volvió a llenar su copa para beberla de una vez.

Sin dejar de mirarlo, se dio media vuelta, caminando unos pasos para retirarse un poco de su amante, manteniendo un ritmo casi imperceptible en sus caderas.

///kawasu toiki no naka de (Can you feel my love?)
Ima Futari wa umare kawaru no sa///

sin intención de perder el contacto visual con el escritor, Shuichi se mantuvo de espaldas a este con el rostro algo ladeado para mirarlo, levantando los brazos y separando bastante las piernas para volver a mover sus caderas con total descaro, ofreciéndole a Eiri una exquisita visión de su trasero.

Un jadeo quedó ahogado en la garganta del rubio cuando este tragó saliva con dificulta, pasándose seguidamente la lengua por los labios para humedecerlos. Una mueca molesta cruzó su rostro a medida que la expresión de satisfacción del cantante se hacia mayor, consiguiendo con aquella actitud por parte de Shuichi que se sintiera “manipulado” ante la situación.

En un gesto inocente el cual fue todo menos eso, Shuichi se llevó un dedo a la boca, mordiendo la punta con sus dientes a la vez que inclinaba la cabeza hacia atrás, pudiendo observar como Eiri lo mirada sorprendido y extasiado.

En un movimiento algo incomodo, llevó un brazo hacia atrás, tratando por todos los medios de alcanzar la cremallera del top. Por un momento perdió el compás de sus movimientos, temiendo el no poder bajarla él solo y tener que pedir ayuda al escritor, lo cual acabaría estropeándolo todo.

Eiri lo miró interesado por saber como se las apañaría, adoptando una sonrisa algo burlona ante el intento por parte de su amante de bajar la cremallera y no quedar mal en su “actuación”

Una mueca de sorpresa se hizo dueña del rostro del rubio, al igual que una de satisfacción y alivio apareció en la cara de Shuichi cuando este consiguió bajar la cremallera totalmente, llevando nuevamente ese brazo hacia delante para cruzarlo sobre su pecho al igual que hizo con el otro.

///Baby, let's get together.
Baby, let's get together
...Welcome to my romance!///

Manteniendo aquella sonrisa triunfante ante Eiri, se dio la vuelta, quedando nuevamente frente al escritor, sosteniendo el top ya desabrochado tan solo con sus brazos cruzados sobre su pecho.

Con una sensualidad innata, deslizó despacio la prenda por sus brazos, dejando ver cada vez mas la piel desnuda del pecho, resaltando en ella los pequeños pezones que parecían estar ya algo endurecidos. Una vez despojó su torso de aquel top de cuero, se lo lanzó a Eiri con una actitud juguetona.

El rubio atrapó la prenda al vuelo, sin poder evitar soltar una risita divertida ante aquella actitud en parte infantil del cantante, sintiendo cada vez mas deseo de tenerlo entre sus brazos.

///Welcome to my romance tonight ....///

Con paso decidido, acortó la distancia entre ambos, inclinándose nuevamente sobre Eiri para acercar sus labios al oído de este.

-...Tonight.- le susurro al oído con voz provocativa para seguidamente morderle el lóbulo de la oreja, consiguiendo que Eiri esta vez no pudiera reprimir un gemido ronco ante aquella acción por parte del cantante.

///Futari no jikan kagiri atte mo kowaku nanka nai sa
Shunkan no MEMORI...kitto kagayakakeru hazu dakara
...............///

Paso la lengua sobre la superficie del cuello de Eiri, ocasionando en este un intenso escalofrío que lo recorrió de arriba a abajo a la vez que sentía el calor que emanaba el cuerpo del cantante tan cerca del suyo, resistiéndose por no rendirse ante este.

Deslizó sus manos por los brazos de Eiri hasta llegar a sus manos, quitándole a este la copa para dejarla caer al suelo sin cuidado alguno. Ignorando el sonido del cristal roto, entrelazó los dedos del rubio con los suyos, jugando a recorrer las manos de este.

-You wanna "kiss" Soretomo...- Shuichi acercó sus labios a los del escritor, jugueteando con ellos sin llegar a besarlos, tan solo rozándolos en un sutil cosquilleo. -...you wanna "touch"- consiguiendo que los ojos dorados de su amante se abrieran impresionados, el cantante llevó las manos de este a su trasero, provocando que Eiri lo sujetara con fuerza.

///...Romance ni youkoso
I know what yo want you want (I can tell you!)
Aishikatamo aisarekatamo oshiezuni WILD na XXX///

Pese a la resistencia de su amante por no querer apartar las manos de su cuerpo, Shuichi consiguió deshacerse de las mismas, sonriendo satisfecho ante un Eiri deseoso de mas.

Volvió a bajar su cuerpo como había hecho al principio de la música, desviando la mirada hacia la botella de champagne para tomarla con una mano y volver a erguirse ante el rubio, quien lo miró algo extrañado ante la acción.

Prácticamente inconsciente ante lo que estaba haciendo, Shuichi elevó la botella, inclinándola para que esta se vaciara sobre su cuerpo.

-AHH!- gimió ante el contacto helado del liquido sobre su piel caliente, echando la cabeza hacia atrás para que su cabello rosado escurriera las gotas de champagne cuando acto seguido, movió la cabeza de un lado a otro salpicándolo todo.

No pudo evitar abrir la boca ante la sorpresa que le suponía el que Shuichi se hubiera bañado, literalmente, en aquel liquido. Aquello ya estaba resultando altamente peligroso para su estabilidad. Sabia que no podría aguantar mucho mas con la necesidad de sentir a su amante entre sus brazos.

///So tell me what you want me to...
(So tell me what you want me to...)
..............///

Sus ojos dorados no pudieron evitar el viajar por todo el cuerpo del cantante, observándolo húmedo y excitado, perdiéndose en las gotas de champagne que resbalaban por los pantalones de cuero rodeando la evidente erección que estos escondían.

Aquélla visión se vio finalizada en el momento en que el cantante de cabellos rosados se volvió a dar la vuelta quedando de nuevo de espaldas el escritor, no queriendo perder el contacto visual con este.

-Let´s make love...- susurró al unísono con la canción, moviendo las caderas de forma sugerente con ambas manos posadas sobre sus muslos.

Sin intención alguna de resistirse mas a esa tentación, Eiri se inclinó hacia delante hasta poder alcanzar el cuerpo de su amante, envolviendo al fina cintura de este con sus brazos para con un movimiento algo brusco, hacerlo caer sobre la “cama” junto a él, arrancando una risa divertida por parte de este.

///kawasu toiki no naka de (Can you feel my love?)
Ima Futari wa umare kawaru no sa
Baby, let's get together.
Baby, let's get together
...Welcome to my romance!///

Eiri se giró sobre la “cama”, colocándose prácticamente encima de Shuichi, mirando embobado como este se reía divertido.

-Ahora te tengo atrapado.- comentó el rubio en un tono de superioridad, moviéndose un poco contra el cuerpo del cantante.

-Eto... Yuki...- una mirada curiosa por parte de los ojos dorados se centro en el de cabellos rosados. –creo que he conseguido lo que querías verdad?- preguntó con picardía, consiguiendo que la mirada de Eiri se volviera esta vez algo confusa. –me refiero... a esto.- bajando su mano por el cuerpo del rubio con algo de dificultad debido a estar encima suya, alcanzó al erección de este, presionándola en su mano a través de la tela del pantalón.

El escritor cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás instintivamente ante el agradable roce, volviendo a mirar esta vez malhumorado a su escandaloso amante, quien parecía estar burlándose de él.

-Eres un mocoso pervertido.-

-Yooooooooo? Pero Yuki, si solo hice lo que me pediste.- le recriminó de forma exagerada llevándose una mano sobre el pecho húmedo por el champagne. –pero yo he conseguido lo que querías.- adoptando una expresión infantil, le sacó la lengua, sintiéndola en un momento entre los labios de su amante.

Eiri la dejó que se deslizara libremente hasta escapar de sus labios, consiguiendo por un momento que una actitud tímida se adueñara del cantante.

-Al menos... esta vez te he tenido para mi solo con esa ropa.- Shuichi lo miró extrañado ante el comentario, pidiendo con aquella expresión una explicación por parte del rubio. –la otra vez, estaba presente ese fastidioso conejo de peluche.- molesto bajo el recuerdo, giró el rostro hacia un lado, mostrando una infantil expresión de fastidio.

-Jajajajaja! Es verdad, la otra vez Kumagoro lo vio todo.-

-Y esta vez será la cámara la que lo vea.- sin intención alguna por esperar mas tiempo, enterró su rostro en el cuello del cantante, succionando la piel de la zona que quedaba libre al tener el cuello prácticamente cubierto por el collar de cuero.

Shuichi gimió ante la repentina acción de su amante, aferrándose a la espalda de este para comenzar a apretar la tela de la camisa entre sus manos cuando Eiri bajó sus labios hasta su pecho con la clara intención de saborear el champagne ya caliente.

Inclinó la cabeza hacia atrás, arqueando su cuerpo en un mayor contacto contra el del rubio cuando este mordisqueó uno de sus pezones mientras pellizcaba el otro con la yema de sus dedos.

-Ahh! Yuki!- gritó a la vez que envolvió sus piernas en las caderas de su amante, aferrándose a él con una necesidad mayor. –uhm... eso duele.- murmuró de forma entrecortada cuando los dientes del rubio tiraron suavemente del pequeño pezón.

Eiri sonrió. Esta vez le tocaba jugar a él y torturar al cantante de cabellos rosados todo lo que se le antojara. Dejó de succionar aquella superficie rosada para dedicarse a quitar con una calma desesperante el collar de cuero que su amante seguía portando, arrancando de este varios jadeos necesitados y suplicantes por atención.

Cuando lo hubo hecho, llevó sus labios hacia los de Shuichi, ofreciéndole un sutil beso que sabio a poco, acercándose de nuevo con intención de seguirlo pero que tan solo quedo en eso; en la intención.

Lloriqueó ante la malicia del rubio, elevando la cabeza a la vez que con una mano empujaba la de este hacia él, buscando un nuevo beso con desesperación, arrancando de Eiri una risa divertida ante los intentos en vano del cantante.

El olor del champagne que desprendía el cuerpo del cantante embriagó sus sentidos, recordando algo con ello. Desvió sus ojos dorados hasta la cubitera donde antes de todo, había estado metida la botella de champagne. Sonrió triunfante al descubrir que aun quedaban un par de tacos de hielo en el interior.

Dejando al cantante de cabellos rosados con una expresión desorientada, despegó un poco su cuerpo del de este, alargando un brazo hasta alcanzar uno de los taquitos de hielo.

-Que haces Yu...- sus ojos violetas se abrieron con sorpresa cuando Eiri le mostró divertido el hielo entre sus dedos. –no, eso si que no! Me niego! Eso esta muy frio Yuki!-

-Y tu estas muy caliente, así que... haréis una buena combinación.-

-Espera Yu...- acallando las quejas del cantante, Eiri besó sus labios, llegando a introducir con brusquedar la lengua en su boca.

Los jadeos procedentes del cantante quedaron ahogados en la boca del rubio cuando el hielo rozó sutilmente su brazo, el cual mantenía apoyado contra el pecho de Eiri. Sin romper el beso y bajo los intentos de Shuichi por escaparse, deslizó el agua sólida por el costado de su revoltoso amante, haciéndole sobresaltar ante el contacto helado.

Su propio gemido se vio ahogado entre los labios de ambos ante el forcejeo por parte del de cabellos rosados para zafarse de él. Hacia bastante tiempo que Shuichi no se resistía de aquella manera tan excitante; luchando con todas sus fuerzas por escapar pero sin querer hacerlo realmente.

Por un momento, apartó el hielo del cuerpo cálido que se revolvía contra el suyo, incorporándose para dejar libre sus labios y colocarse y levantarse un poco para dejar el cuerpo de su amante aprisionados entre sus piernas y brazos.

Tomó una bocanada de aire, tratando de acompasar su respiración la cual estaba tan agitada como su pecho que subía y bajaba alterado ante la mirada de los ojos dorados.

Sin darle mas tiempo a reponerse, Eiri deslizó el hielo sobre los labios de Shuichi, acariciándolos con lentitud, provocando que las gotas de agua resbalaran por la barbilla del cantante al igual que algunas se deslizaban hasta el interior de su boca entre abierta.

En un acto reflejo, el de cabellos rosados dejó entre ver su lengua, asomándola hasta llegar a lamer el hielo en un intento por beber de él. Jugueteó con el hielo durante unos segundos, hasta que el escritor lo apartó de sus labios para deslizarlo por su barbilla hasta pasar por el cuello, arrancando un gemido placentero de labios del cantante ante el contacto.

-Yuki... uhm! Esta frío.- lloriqueó con la mirada suplicante ante su amante cuando este acarició con la frialdad el principio de su pecho.

-Sssshhh...- le mandó a callar posando por un momento el hielo sobre sus labios para dejarlo allí derritiéndose. -...aprende a disfrutarlo.- susurró para seguir nuevamente el camino que estaba dispuesto a trazar.

Consiguiendo que el cuerpo del cantante se estremeciera una vez mas ante la frialdad, Eiri deslizó el hielo por el pecho de este, entreteniéndose en rodear y acariciar con él los erectos pezones enrojecidos y casi insensibilizados por el frío, llevándolo seguidamente hasta el vientre del cantante donde las gotas de agua se acumularon en su ombligo.

Shuichi se mordió los labios, apretando las sabanas con fuerza y elevando sus caderas ante el contacto, que por que negarlo? Le estaba resultando completamente placentero. Bajo su sospecha y necesidad, el frío pasó a recorrer una nueva parte de su cuerpo, alcanzando la zona baja del vientre, donde amenazó con colarse en el interior de los pantalones.

Un jadeo mas asemejado a un sollozo escapó de los labios del de cabellos rosados, sintiendo como al parecer, el hielo abandonaba su cuerpo. Abrió los ojos con pesadez e inclinó la cabeza para comprobarlo, observando como ahora Eiri no tenia nada entre sus dedos.

-Donde esta?- su voz sonó ahogada, sintiendo aun el efecto de la frialdad en su cuerpo.

-Ya no hay.- contestó el rubio tranquilamente a la vez que se encogía de hombros.

-Que? Como que no hay?- aun aturdido se inclinó sobre sus antebrazos, mirando todo su cuerpo para seguidamente mirar las manos vacías y húmedas del rubio.

-Pues eso, que ya se ha derretido.- ante aquella afirmación, Eiri recibió una mirada un tanto amenazante. –que? No me mires así, yo no tengo la culpa de que te hayas puesto tan caliente.-

-Como que tu no tienes la culpa?.- de un salto se puso de pie sobre el colchón de agua el cual hacia peligrar su estabilidad, señalando al rubio con un dedo. –precisamente TU me has puesto así de caliente, así que la culpa es tuya!.-

-Perdona, pero te has puesto TU solito con esa cosa rara que hiciste antes para desnudarte.- Eiri giró la cara a un lado, mirando de reojo al cantante, comprobando divertido como efectivamente, sus palabras le habían molestado.

-Cosa rara?- gritó ofendido tras a ver adquirido un tono rojizo y expresión enfurruñada en su rostro. –se acabó!- Eiri giro la cara hacia él cuando sintió movimiento sobre el colchón, hallándose en un momento bajo el cantante quien se había sentado a horcajadas sobre él.

-Que demonios haces?- se incorporo sobre sus antebrazos, dedicando una mirada de advertencia al chico que estaba sobre él, sin llegar a similar en que momento este había conseguido hacerse con “la situación”.

-Ahora lo veras.- en un gesto de venganza, tomó la camisa del escritor por la zona del cuello, tirando a ambos lados con la intención de abrirla.

Eiri no pudo evitar soltar una risa burlona cuando Shuichi en su intento salvaje por despojarlo de la camisa, se quedó con ella tal y como estaba, no consiguiendo arrancar ni un solo boton.

-Eso es lo que ibas ha hacer?- preguntó con ironica en un tono prácticamente desafiante.

-Callate!- adoptando una actitud cabezota, volvió a tirar de la prenda, obteniendo como resultado el mismo, arrancando otra sonrisa irónica de labios del escritor.

Lo intentó varias veces mas, consiguiendo que aquella expresión burlona e irónica por parte del rubio pasara a convertirse en un gesto cada vez mas molesto y cansado ante la insistencia de su amante.

-Quieres estarte quie...-

-KYAAAAAAAA!- los botones saltaron por el aire, consiguiendo dejar libre el pecho del rubio al séptimo intento. –lo conseguí!-

-Te la has cargado baka! Sabes cuando me ha costado esta camisa?- le recriminó sujetando el cuello de su propia camisa para mostrársela al cantante.

-Na, no te preocupes, te comprare una nueva.- sonrió despreocupado, gesticulando con una mano tratando de quitarle importancia al asunto pese al evidente cabreo del rubio.

-Pero que te has cre... que demonios haces ahora?- Eiri cambió la protesta por una pregunta cuando observó como su amante jugueteaba con sus labios sobre su pecho.

-Darte placer, acaso no puedo?- preguntó esbozando una mueca inocente.

-Haz lo que te de la gana.- Eiri se volvió a tender sobre la cama, girando su rostro sutilmente sonrojado a un lado, arrancando una risita por parte de Shuichi.

Aceptando el permiso de su amante, besó suavemente el pecho de este, ofreciendo suaves lamidas sobre la superficie, tratando con ellas de arrancar pequeños jadeos de los labios del escritor.

Eiri dejó escapar un suspiro casi imperceptible, no pudiendo evitar el llevar una mano hasta posarla sobre el cabello rosado de su amante para acariciarlo de forma mimosa. Ante el contacto, Shuichi elevó la mirada, sonrojándose inevitablemente al encontrar los ojos dorados clavados en él como si lo estuvieran examinando.

Un cosquilleo recorrió su estomago cuando al elevar la mirada un poco mas, encontró el objetivo de la cámara de video, consiguiendo con aquella visión que sus caricias se volvieran menos cuidadosas sobre el torso del rubio para dar paso a otras mas descaradas.

Eiri apretó los dientes con fuerza, cerrando los ojos al contacto de los dientes del cantante rodeando uno de sus pezones, endureciéndolo al instante gracias a un par de mordiscos suaves.

-Baka no hagas eso. Ah!.- protesto en un ronco jadeo cuando su amante apretó sus dientes un poco mas.

Una risita traviesa escapó de sus labios, soltando por un momento la sonrosada piel para acercar sus labios a los del rubio.

-No protestes Yuki, es lo mismo que tu me has hecho a mi.-

-Pero hay una clara diferencia, y es que tu no sabes hacerlo ahh!- sujetó con fuerza las sabanas y volvió a cerrar los ojos cuando sintió como de nuevo los dientes de Shuichi se cerraban alrededor de la sensible piel con malicia.

-Decías?- volvió a encarar al escritor, esta vez tomando el labio inferior de este para mordisquearlo con suavidad.

Abochornado, ladeó la cabeza cuando Shuichi dejó libre su boca, perdiendo sus ojos dorados en algún punto del salón, prefiriendo no decir nada mas ya que de verdad estaba llegando a temer ese tipo de venganzas por parte de su revoltoso amante.

Sonrió satisfecho ante el silencio del rubio, bajando esta vez hasta llegar a su vientre trazando un camino de besos suaves y estimulantes, los cuales consiguiendo que la respiración de Eiri se tornara agitada.

Sus manos jugaron con el borde del pantalón oscuro que cubría el cuerpo del escritor; desabrochándolo con manos torpes aunque decididas. Su lengua trazó un camino húmedo desde el ombligo del rubio hasta llegar a colarse por la zona que dejaba al descubierto los pantalones desabrochados, llegando así a rozar con la misma el borde de la ropa interior.

Sin apartar sus labios de la zona del bajo vientre, tomó con ambas manos los pantalones de Eiri bajándolos con ayuda del mismo cuando este elevó un poco sus caderas; consiguiendo dejar de esa forma el cuerpo de su amante tan solo cubierto por la ropa interior.

Su mirada se perdió por un momento en aquella prenda de color negro, a través de la cual podía adivinarse perfectamente la excitación del rubio. Sintió como un intenso y sofocante calor envolvía su cuerpo cuando comprobó como la prenda parecía estar un poco humedecida en la zona donde acababa la punta del miembro, comprobando con ello hasta que punto llegaba la excitación del escritor.

Esbozando una sonrisa traviesa dedico una mirada al rubio, quien permanecía con los ojos cerrados tratando de regular su respiración.

-Na Yuki...- el aludido lo miró algo aturdido. –...creo que por aquí hay algo que tiene ganas de jugar...- comento con timidez fingida; con sus ojitos violetas esta vez centrados sobre la erección del rubio, pasando su dedo índice sobre la tela para delinear el miembro erecto.

-Quieres dejar de hacer el idita?!- le gritó exasperando, comenzando a perder la paciencia. –si vas ha hacer algo hazlo de una maldita vez o te veo encerrado en el baño matándote a...- antes de que Eiri pudiera acabar la frase, observó sorprendido como Shuichi tomaba con sus dientes el borde de la ropa interior.

De un tirón bastante violento, consiguió dejar libre la erección del rubio, acabando de bajar seguidamente la prenda ayudado esta vez de sus manos y otro elevamiento de caderas por parte de su amante.

-Te ha gustado verdad?- preguntó con picardía, colocándose la prenda interior sobre la cabeza con la intención de hacer una gracia.

-Pero que...- sus ojos dorados se abrieron ante la estupidez que acababa de hacer su amante, sintiendo ganas de matarlo; sentimiento que se vio eclipsado bajo la agradable caricia de los labios de Shuichi sobre la punta de su miembro.

Cerrando los ojos, el cantante de cabellos rosados deslizó sus labios despacio sobre la punta humedecida previamente por las gotas del liquido que habían conseguido escapar, llevándoselas en sus labios para mezclarla con su saliva y humedecer el resto de la erección cuando la introdujo en su boca todo lo que esta le permitía.

Eiri jadeó ante aquellas caricias, inclinando la cabeza hacia atrás para tomar aire necesitadamente mientras los labios de su amante se movían lentos pero precisos sobre su excitación.

-Umh... Shuichi...- murmuró entrecortadamente, consiguiendo con la mención del nombre del cantante, que este aumentase el ritmo de su succiones.

Atrapó la palpitante erección con ambas manos, degustándola a su gusto; sacándosela completamente de la boca para rodear la punta con su lengua, dándole pequeños lengüetazos y mordisquitos que conseguían que las caderas del escritor se elevasen en busca de mas.

Eiri decidió dejarse llevar por aquellas caricias que parecían haberse vuelto prácticamente expertas; dejando a su amante hacer y el limitándose tan solo a disfrutar. Entreabrió los ojos con pesadez para dedicar una mirada al cantante, los cuales se abrieron sorprendidos al comprobar como todavía Shuichi llevaba sobre la cabeza la ropa interior.

-Quítate eso... baka.- su voz sonó entrecortada debido a la agitada respiración, atrayendo la atención de su amante cuando alargó una mano para apartar de la cabeza de este la prenda.

Shuichi esbozo una sonrisa tontorrona dejando por un momento de atender la excitación del rubio, ruborizándose esta vez debido a la vergüenza por no haberse dado cuenta que aun llevaba aquello sobre la cabeza.

Tiró la prenda lejos, indicándole al cantante con un suave movimiento de caderas que siguiera con su trabajo. Obedeciendo la petición del escritor, el de cabellos rosados deslizó nuevamente sus labios sobre la longitud, sujetándola esta vez con una sola mano mientras con la otra trataba de apartarse un mechón rosado del rostro.

Ante los intentos fallidos del cantante por sujetar su cabello, Eiri llevó una mano hasta el mismo, siendo él esta vez quien mantenía sujeto el cabello rosado de forma que no molestase en la tarea de su amante.

Suspiró con nerviosismo, tratando de acallar los jadeos que las caricias de su amante le provocaban, cerrando sus ojos dorados cuando estos ya estaban siendo casi imposibles de ocultar.

Ante aquel delicioso sonido escapando vergonzoso de los labios del rubio, Shuichi lo miró embobado, observando las expresiones que pasaban por el rostro de este; las expresiones que él mismo estaba provocando.

Una nueva sonrisa juguetona se dibujó en sus labios rodeando la erección, sacando esta seguidamente se su boca con una lentitud impropia, presionando lo justo para hacer el contacto mas placentero.

Un gemido ahogado escapó de boca del escritor a modo de protesta cuando sintió como las caricias de la boca de su amante sobre su erección dolorosa cesaban, dando paso esta vez a suaves movimientos de arriba abajo ejercidos por la mano de este, volviendo a relajarse y sintiéndose satisfecho al saber que aquellas atenciones no habían acabado.

Sus ojos violetas volvieron a cerrarse, inclinándose de nuevo sobre la erección para rozarla esta vez con su aliento, conduciendo sus labios a la piel que estaba un poco mas abajo de esta.

El escritor se arqueó y sus manos sujetaron con fuerza las sabanas negras cuando sintió los labios de Shuichi posarse sobre sus testículos, produciéndole una caricia de extremada sensibilidad.

Ante la reacción de su amante, el cantante de cabellos rosados se sintió seguro para mover su lengua sobre aquella piel que rara vez se había atrevido a besar, bajando casi inconscientemente a través de ella hasta percatarse de hasta que punto estaba llegando. Sin poder resistirse, una idea paso por su cabeza, haciendo imposible el hecho de alejarla y deseando llevarla a cabo en aquel momento.

Un sentimiento de agobio y perturbación recorrió los sentidos del rubio, obligándose a abrir los ojos y salir de aquella especie de trance en la que se encontraba.

-Shu... Shuichi que...- ante las palabras ahogadas del escritor, Shuichi le dedicó una mirada divertida.

-Na, relajate Yuki, no voy a hacer nada que te duela.- comentó para enseguida ofrecer una lamida excesivamente cerca de la entrada de su amante.

-Ni se te ocurra hacer lo que estas pensando!- un grito exasperado escapó de boca de Eiri, sintiéndose asustando ante aquella actitud decidida por parte de su escandaloso amante.

-Demasiado tarde Yuki, ya se me ha ocurrido.- le contestó adoptando un gesto de malicia, impidiendo con su cuerpo entre las piernas del escritor que este las cerrara.

-Shuichi te lo estoy diciendo en serio no vayas a... uhm!- un gemido murió en su garganta en el momento en que la lengua del cantante rozó timidamente su entrada. –joder estate quieto!- una mano sobre su pecho le impidió levantarse, obligándolo a recostarse de nuevo.

Sin dejar de mirar al rubio, Shuichi volvió a lamer aquella zona tan intima, sintiendo como Eiri se tensaba a cada contacto de su lengua sobre la superficie, presionando cada vez un poco mas sobre la pequeña abertura y amenazando con penetrar en él. Movió su mano masajeando la húmeda erección, provocando con aquello que Eiri relajara un poco su cuerpo bajo aquellas placenteras caricias.

Con un violento rubor cubriendo sus mejillas, Shuichi cerró los ojos con fuerza, sintiéndose desmayar de sobre exceso de excitación o algo parecido cuando se atrevió a presionar con la punta de la lengua en la entrada, deslizándola suavemente a través de la estrecha abertura.

Eiri dejó escapar un gemido desinhibido cuando la húmeda lengua penetró en él, avergonzándose acto seguido por haberlo hecho. Por su parte, Shuichi no pudo mas que abrir los ojos, deteniendo todos sus movimientos para quedarse estático mirando al rubio, sintiendo la presión sobre su lengua.

-Sa...sácala de ahí...- protestó moviéndose con inquietud, devolviendo a Shuichi a la realidad.

El cantante reaccionó, recordando la situación en la que se encontraba. Su mano volvió a moverse temblorosa sobre el miembro perfectamente erguido del escritor a la vez que su lengua reanudó las caricias entrando y saliendo del cuerpo de este, humedeciendo la entrada y haciéndola cada vez menos apretada.

Eiri dejó escapar un débil sollozo de incomodidad, o mas bien de vergüenza ante la situación,; jamás pensó que Shuichi seria capaz de algo así, y mucho menos de hacerlo sin previo aviso. Se llevó una mano al rostro, cubriéndose con el dorso de esta la parte de los ojos, dejando a la vista su boca entreabierta de la cual comenzaban a escapar gemidos necesitados.

Tenia que reconocer que Shuichi había mejorado mucho en cuanto al sexo se refería. Al igual que el chico parecía que cada vez se volvía mas ardiente en la cama, llegando a adoptar actitudes impropias de un ser humano; mas asemejadas al instinto animal. Claro que habia algo en lo que no habia cambiado...

Miro el rostro de Eiri completamente extasiado y violentamente sonrojado; sintiéndolo vulnerable ante sus caricias, sintiéndose él mismo vulnerable ante la excitación que aquella actitud sumisa por parte de su amante le provocaba.

La entrada del rubio se había vuelto resbaladiza, acogiendo perfectamente su lengua en su interior, al igual que parecía que este había acogido bien sus caricias al juzgar por el movimiento inquieto de su cuerpo. Ahogó un gemido en su propia garganta, cerrando los ojos con necesidad al sentir como aquella insoportable erección que mantenía desde hacia bastante, seguía apretaba bajo aquellos pantalones tan ceñidos, clamando por ser liberaba y atendida.

Trató de alejar ese pensamiento de su cabeza. Ahora era en Eiri en quien tenia que pensar, mas tarde solucionaría su problema; aunque estaba comenzando a temer que este no dudaría mucho...

Con la respiración entrecortada mezclándose con sus propios jadeos, el escritor se apartó la mano de la cara, tomando en ella las sabanas al igual que hacia con la otra, apretándolas y volviéndolas a soltar cuando las caricias sobre su miembro se volvieron mas intensas, sintiendo a su vez una sensación agradable y extraña cada vez que la lengua de Shuichi se introducía en su cuerpo lo mas profundo que la longitud se esta le permitía.

-Shu... ahh! Shuichi! Uhm!- el cuerpo de Eiri convulsionó en una serie de movimientos que hicieron difícil el que Shuichi siguiera con su labor, obligando a que este lo mirase ante la mención de su nombre.

Se revolvió sobre las sabanas, dejando escapar varios gemidos desesperados cuando su orgasmo comenzó a consumirse, derramándose sobre la mano del de cabellos rosados y parte de su propio vientre.

Ante aquélla excitante visión que el mismo había provocado, Shuichi no pudo mas que apretar las sabanas con su mano libre, al igual que la otra mano envolvió de forma un tanto dolorosa el miembro completamente sensible de su amante. Sin poder aguantar ni un minuto mas aquella reacción de su cuerpo, cerró los ojos con fuerza, agachando la cabeza para dejar escapar un gemido ahogado en débiles sollozos cuando se sintió derramarse sin necesidad de caricia alguna.

-Joder que duele!- Eiri se incorporó al sentir la insoportable presión sobre su miembro, obteniendo como respuesta que la mano temblorosa de Shuichi aflojara el agarre.

Una expresión desconcertada se dibujó en el rostro sudoroso del rubio, observando algo confundido como Shuichi mantenía una respiración excesivamente agitada en comparación a la que había mantenido escasos segundos antes, observando como el cuerpo de este temblaba como lo hacia cada vez que el placer le embriagaba.

-Shuichi no te habrás...- ante las palabras del escritor, Shuichi lo miró avergonzado, no haciéndole falta ni siquiera un asentimiento para darle la respuesta. –esto no puede ser verdad...- murmuró a la vez que se llevaba la mano a la frente con aire resignado.

-Yo.. lo siento pero es que, estabas ahí tan... tan encantador y yo estaba haciendote... “eso”... que no he podido aguantar.- dedicándole a su amante una mirada inocente la cual lo hacia verse digno de lastima, bajó la cabeza, atrayendo la atención de Eiri quien se apartó la mano de la frente. –estas muy enfadado Yuki?- preguntó con voz ahogada, consiguiendo que el rubio adoptara una sonrisa un tanto intimidante. –eh Yuki, por que me miras así?-

-Por que es hora de castigarte por lo que has hecho.- rodeando la cintura del cantante, el rubio lo atrajo sobre él, quedando ambos tumbados sobre el colchón de agua.

Sus ojos dorados se perdieron por un momento en los violetas, observando divertido como Shuichi le esquivaba la mirada con un toque de timidez. Volteó ambos cuerpos hasta quedar en posiciones opuesta; de nuevo era Eiri quien tenia a su disposición el pequeño cuerpo bajo el suyo.

Sin detenerse esta vez a atender el cuerpo del cantante, el escritor bajó hasta alcanzar los pantalones de Shuichi, arrancando un jadeo necesitado por parte de este cuando bajó despacio la cremallera para dejar al descubierto la semi erección que volvía a presentar.

El cantante elevó las caderas para hacer mas fácil el que Eiri se deshiciera de la prenda, la cual presentaba un aspecto algo pegajoso en su interior.

-Je, me gustaría saber que les vas a decir a los de la lavandería cuando lleves esto.- comentó Eiri con ironía, mostrándole los pantalones a Shuichi para seguidamente lanzarlos al aire.

-Yuki! no empieces a meterte conmigo!- se cubrió el rostro sonrojado con ambas manos, encogiendo sus piernas sobre el colchón para patalear varias veces de forma nerviosa.

Eiri sonrió en respuesta, pasando las yemas de sus dedos por ambos costados del cantante, arrancándole con el recorrido de estas un agradable cosquillo al igual que varios escalofríos hasta que ambas manos se detuvieron en los muslos.

Manteniendo aun las piernas encogidas, Shuichi las separó un poco mas, dejando mas comodidad al rubio quien estaba entre ellas, presionando esta vez con sus dedos sobre la piel de los muslos.

-No sabes que no quiero que andes con zapatos dentro del apartamento?- comentó a modo de reprimenda a la vez que deshacía la correa de una de las botas que el cantante aun llevaba puestas.

-Pero tu me dijiste que me pusiera esto, por eso me lo puse completo.- se defendió con aire molesto, incorporándose con sus antebrazos.

Eiri suspiró resignado aunque divertido ante la respuesta de su amante; siempre conseguía molestarle, y eso era algo que no le disgustaba del todo. Acabó por quitar la correa de la bota contraria, procediendo a despojar al cantante de una para hacer lo mismo seguidamente con la otra.

-Ahora estas mejor.- Shuichi se sonrojó ante aquellas palabras, no pudiendo apartar la mirada de Eiri cuando este se desprendió completamente de la camisa sin botones que aun llevaba puesta.

Sus ojos dorados dedicaron una mirada al miembro esta vez erguido del cantante, observándolo húmedo por el orgasmo anterior. Arrancando varios jadeos por parte del cantante, pasó un dedo por la longitud, recogiendo un poco de la humedad de esta para seguidamente llevarlo hasta la entrada de su amante donde lo introdujo para enseguida hacer lo mismo con un segundo dedo, arrancando un quejido por parte del cantante.

Cuando sintió que la zona ya estaba lo suficientemente trabajada, sacó sus dedos despacio, dejando que Shuichi disfrutara de una ultima caricia por parte de estos.

-Date la vuelta.- le indicó con voz demandante, consiguiendo una mirada aturdida en respuesta. –he dicho...- se inclino sobre Shuichi, acercando su boca al oído de este. –...que te des la vuelta, ahora.- acabó ofreciendo una suave lamida a la oreja de su amante.

Reaccionando a la petición del escritor, el de cabellos rosados se giró sobre la cama, quedando boca abajo sobre esta, con su rostro sofocado enterrado entre las sabanas.

Eiri se retiró el pelo húmedo de la frente, llevando ambas manos hasta posarlas en las caderas de Shuichi, elevándolas para indicarle a este que se colocara a “cuatro patas” a la vez que con su rodilla separaba las piernas del cantante.

-Asi esta mejor.-

-Yuki asi no, me da mucha vergüenza.- cerró los ojos abochornado, inclinando la cabeza un poco hacia atrás haciéndose notar incomodo con la postura.

-Pues por eso precisamente.- respondió con ironía. –ahora relájate, que cada vez que lo hacemos de esta forma te tensas demasiado.- Eiri llevó su mano hasta su propio miembro, masajeándolo hasta conseguir una nueva erección la cual humedeció con el liquido anteriormente derramado.

-Eso es por que no me gusta hacerlo así!-

-No será que te gusta resistirte para que la postura resulta mas... pervertida?- el tono burlón del escritor consiguió que una mirada recriminante por parte de Shuichi se centrase en su rostro.

-Pero que te has creido? Yo no finjo na... ahh! Umh...- sus manos apretaron con fuerza las sabanas cuando Eiri resbaló con facilidad dentro de él. –Yuki... eres un baka!- lloriqueó ante la invasión, sintiendo como los brazos comenzaban a temblarles.

-Ves como no es la postura? Ha entrado perfectamente por que no te ha dado tiempo a resistirte.-

-Déjame Yuki me duele!- contrajo sus músculos internos voluntariamente, apretando perfectamente la húmeda erección dentro de su cuerpo.

Haciendo caso omiso a la petición del de cabellos rosados, Eiri comenzó a moverse con profundidad, adoptando unos movimientos lentos pero constantes. Con una mano sujetó el miembro bien erguido de Shuichi, masajeándolo al mismo ritmo que sus embestidas.

-Ah! Yuki! umh...- su cuerpo comenzó a moverse involuntariamente contra el del rubio, sintiendo como este se enterraba por completo en su interior, sintiéndose terriblemente excitado ante el golpeteo de la pelvis de su amante contra su trasero elevado.

Había conseguido un buen ritmo, una estrechez y humedad perfecta en el interior del cantante y los gemidos atrevidos de este le invitaban a no detenerse hasta no haberse satisfecho de nuevo. Pero un movimiento desacompasado por parte del de cabellos rosados le hizo abrir los ojos saliendo de aquella especie de trance en la que se había sumergido.

Shuichi se arqueó con inquietud, buscando un ritmo mas elevado tanto en las embestidas como en las caricias sobre su erección, acabando por salpicar su vientre y pecho con el liquido que comenzó a gotear entre los dedos del escritor.

Agachó la cabeza jadeante, sintiendo su cuerpo sudoroso refrescarse gracias a la suave brisa que entraba por el balcón, sintiendo como Eiri se había detenido. Sin atreverse a mirarlo, giró la cara lentamente, temiendo encontrarse con los ojos dorados de su amante mostrando una mirada de represalia.

-Esto ya es el colmo...- antes de que a Shuichi le diera tiempo disculparse, Eiri reanudó las embestidas, volviéndolas mas tórridas y profundas, buscando alcanzar con ellas algún fondo en el interior del cantante.

Shuichi ahogó un grito ante la sorpresa, dejando escapar un par de lagrimas que rodaron por sus mejillas para caer sobre las sabanas al igual que hacia un fino hilo de saliva procedente de su boca. Luchó contra su cuerpo tembloroso y cansado para mantener la postura, sintiendo como esta vez eran las dos manos del escritor las que manejaban su cuerpo haciéndolo golpear violentamente contra el suyo.

Giro el rostro hacia atrás, queriendo encarar a Eiri, observando con sus ojos violetas entre abiertos el gesto de desinhibido y concentrado que este mantenida. No pudo reprimir un gemido cuando Eiri sacó toda su erección goteante para volver a introducirla con brusquedad y detenerse por unos segundos, apretando con ansias sus caderas para de esa forma llegar lo mas profundo que su longitud le permitía. Volvió a repetir el movimiento un par de veces mas, saliendo por ultima vez lentamente para volver a entrar de igual forma.

Shuichi reaccionó con un escalofrío, dedicando una mirada un tanto avergonzada hacia su nueva erección, sin siquiera poder creer el mismo como era capaz de recuperarse tan pronto. El movimiento en su interior pareció relajarse, dándole tiempo para poder tomar una bocanada de aire para tratar de calmar su respiración, la cual se volvió a ver truncada cuando Eiri guiando sus caderas con sus manos, lo sentó sobre su regazo de espaldas a él.

El rubio quedó completamente sentado, con ambas piernas entre las del cantante las cuales mantenía encogidas apoyándose con sus pies en el inestable colchón de agua.

Eiri elevó el cuerpo de Shuichi sosteniéndolo de las caderas, hacinado que este se deslizara con facilidad sobre su miembro, moviendo él también su cuerpo para penetrar profundamente en su amante.

El cantante inclinó la cabeza hacia atras, apoyándola en el hombro de Eiri quien no pudo evitar fijarse en el rostro violentamente sonrojado y sudoroso del muchacho, observando como este mantenía los ojos cerrados y dejaba escapar una respiración mezclada con jadeos y gemidos de sus labios entre abiertos.

Sus ojos dorados rodaron por el cuerpo del cantante, centrándose en la erección de este; la cual se hacia aun mas excitante al estar acompañada por las visión de las piernas separadas del de cabellos rosados.

Un nuevo gemido fue a parar al oido del rubio, seguido del nombre de este. Eiri giro el rostro hasta alcanzar los labios de Shuichi, los cuales lamió encontrándose en su camino con la propia lengua del cantante, jugando con ella en una lucha incitante.

Bajo la nueva mirada que el escritor le dedicaba a su erección, Shuichi llevó su mano derecha hasta la misma, tomando la longitud con desesperación, sintiendo el dolor que la sensibilidad de esta la ocasionaba a cada caricia.

Ante los sollozos necesitados del cantante de cabellos rosados, Eiri dejó escapar un ronco gemido que evidenció su propio final. Cerró los ojos, apartando de su mente cualquier visión; tan solo escuchando los gemidos y lloriqueos de su amante, llenando con su liquido todo el interior de aquel cuerpo que ardía contra el suyo.

Tras sentir como su amante se vaciaba en su interior y procedía a relentizar sus movimiento, comenzó a moverse con inquietud, luchando por mantener aquel movimiento.

-Yuki... un poco mas.. por favor.- suplicó tomando la mano del escritor para que masajeara su miembro a punto de derramarse nuevamente; apartando la suya del mismo y sujetando la de Eiri por la muñeca.

Eiri masajeó de forma experta el miembro de su amante, sintiendo como este se retorcía contra su cuerpo, yendo a parar a su oído los sonidos y el aliento que escapaba de esa boca que tanto le gustaba.

-Ya... ya casi estoy... ah!- elevó sus caderas ocasionando que el escritor saliera de él debido a un movimiento brusco que resultó doloroso para ambos, consiguiendo con ello la culminación total de su placer.

Tratando de calmar la agitación de su cuerpo, Shuichi se mantuvo recostado sobre el pecho de su amante, sintiendo el corazón de este golpear desbocado. Deshizo el agarre que le tenia impuesto a la muñeca de Eiri, dejando caer su mano pesadamente paralela a su cuerpo, haciendo lo mismo con la otra, notando como el rubio aun le dedicaba varias caricias suaves a su aun erección.

-Jamas entenderé esa capacidad tuya de recuperación.- susurró sobre el oído del cantante, depositando un beso en el mismo para enseguida abrazarlo posesivamente.

Shuichi refunfuñó algo molesto, manteniendo aun sus ojos violetas cerrados; tan solo sintiendo el cuerpo de su amante envolver el suyo, la presencia de este embriagar todos sus sentidos.

Sonrió ante la tranquilidad del de cabellos rosados, perdiendo seguidamente sus ojos dorados en las luces de la ciudad; sintiendo como el cuerpo de su amante se relajaba demasiado entre sus brazos.

-No te relajes demasiado, aun nos queda mucha noche por delante..-

*************************************

-Tadaima Yuki!- Shuichi entró corriendo en el apartamento, dejando que la puerta diera un portazo tras él.

El cantante corrió hasta el salón, soltando la mochila para dejarla revoleada en mitad de este, saltando sobre Eiri para colgarse de su espalda.

-Ya estas aquí?- una mirada un tanto recelosa por parte del escritor se centro en su amante, recibiendo una sonrisa y un asentimiento por parte de este. –pensé que ese manager tuyo te castigaría por haber llegado tarde.- comento con aire irónico.

A pesar de haber pasado prácticamente toda la noche anterior en vela junto a Eiri, Shuichi había conseguido despertarse a tiempo para llegar tan solo una hora tarde a trabajar. Pero el problema vino cuando Eiri al entrar en la habitación, encontró toda la ropa del armario y la cómoda regada por el suelo. Acto seguido, se escuchó un grito el cual ocupaba el nombre de Shuichi en el apartamento... teniendo que quedarse el cantante a recogerlo todo antes de poder marcharse.

-Eto... si, quería castigarme, pero... le mostré la canción que escribí el otro día y se puso muy contento.- sacando la lengua se llevó la mano tras la nuca en un aire inocente.

El escritor no dijo nada; tan solo siguió con lo que estaba haciendo antes de que llegara su revoltoso amante.

-Uy, y eso?- aun colgado a la espalda del rubio, Shuichi señaló la cinta que este acababa de introducir en el video.

-Tu que crees?-

-Yuki! no será...- horrorizado ante sus sospechas, se deslizó por la espalada de su amante, para retroceder varios metros hasta quedar pegado a la pared con cara de susto. -...lo que grabamos anoche verdad?-

-Vaya, con eso me has demostrado que eres bastante deductivo.- una sonrisa burlona se dibujó en su rostro, tomando asiento en el sofa para seguidamente sacar un cigarro.

-Oye, no estarás pensando en ver...lo...- tartamudeó cuando Eiri con decisión, pulsó el play.

-Claro que lo veremos, o si no, para que te crees que quise grabarlo?- ante las palabras del rubio, Shuichi se ruborizó hasta las orejas, comenzando a sudar frío ante la intención de su amante. –a que esperas para sentarte?- sin mirarlo, golpeó un par de veces el sitio libre a su derecha, indicándole al cantante que lo acompañara.

Shuichi caminó a paso lento, receloso, con sus ojos violetas ahogados en el sonrojo de su cara clavados en la pantalla, donde por el momento tan solo se veia la imagen del rubio llenando las copas de champagne, distinguiéndose momentos después, su propia silueta aparecer en el salón.

Tomó asiento junto al rubio, quien lo miró de reojo de forma divertida. Tragó saliva con dificultad, esperando temeroso aunque impaciente el momento en el que todo daría comienzo.

Unos cinco minutos después y el cantante de cabellos rosados reposaba sobre el sofá con su cuerpo encogido como si de una bolita se tratase; escondiendo su rostro tras un cojín el cual abrazaba fuertemente contra su pecho, dejando ver tan solo sus ojitos violetas brillantes de expectación.

Shuichi ahogó varios gritos avergonzados en el cojín a medida que el “espectáculo” iba tomando forma, sintiéndose abochornado ante la visión de si mismo mientras bailaba y se desnudaba para Eiri.

Por su parte, el escritor se había dedicado a hacer varios comentarios respecto a las imágenes; dedicando varias miradas a su amante con la clara intención de molestarlo; a lo que este tan solo la contestaba moviendo la cabeza efusivamente de un lado a otro con los ojos cerrados diciéndole que se callase, escondiéndose de paso tras el cojín.

Aquella escena acabó cuando los brazos de Eiri envolvieron la cintura del cantante, provocando que ambos cayesen en la “cama” enredados.

-Joooooooooooo! Que vergüenza!.- gritó el cantante dejando ver esta vez la totalidad de su rostro, mostrando en este una expresión bastante cómica e infantil.

-Uhm.... hay algo que quiero preguntarte desde anoche...- intervino el rubio con la mirada aun clavada en la pantalla de televisión, atrayendo la atención de Shuichi sobre él.

-El que?-

-Cuando cantas esta canción en tus conciertos... no te moverás de esa forma verdad?- la expresión calmada de Eiri se tornó a un gesto desconfiado, mirando esta vez a su amante.

-Claro que no! bueno un poquito...- dejó escapar una risa despreocupada la cual cesó cuando la mirada de su amante se centré un tanto amenazante sobre él. –eh... bueno, es normal que me mueva no? No voy a quedarme quieto.- trató de quitarle importancia adoptando una sonrisita nerviosa, la cual no dio resultado ya que Eiri cada vez se veia mas molesto.. –oh! mira lo que viene ahora Yuki!- tratando de cambiar de tema, señaló a la pantalla de televisión, quedándose estático al comprobar como ahora tocaba la escenita del hielo.

-No creerás que esta conversación acaba aquí verdad?-

-Yuki...- giró su rostro hacia el escritor lentamente, mostrando una mirada traviesa en sus ojos. –no querrá decir todo esto que estas celoso verdad?- Eiri enmudeció ante la pregunta, centrando rápidamente su mirada en la pantalla, tratando de ocultar el leve sonrojo que habían adoptado sus mejillas.

-Veamos el video.- comentó algo nervioso ante la situación, siendo el esta vez quien cambiara de tema.

-Si... el video...- Shuichi sonrió satisfecho ante la actitud de su amante, ensanchando su sonrisa cuando este al tratar de mirarlo esquivó sus ojos violetas.

El video continuó reproduciéndose, arrancando varias expresiones tanto de sorprenda como de vergüenza por parte de cantante de BL, al igual que varias sonrisas satisfechas habian pasado a formar parte en el rostro del escritor.

En un momento sus expresiones parecieron intercambiarse; esta vez era Shuichi quien esbozaba una sonrisa satisfecha, incluso un tanto maliciosa; siendo Eiri quien parecía completamente abochornado ante las imágenes que mostraban esta vez el video.

Las mejillas del escritor i se tornaron perfectamente enrojecidas cuando las imágenes en el video le hicieron recordar las inesperadas caricias que el cantante le había ofrecido en aquella parte tan intima de su cuerpo, observándose en la pantalla completamente aturdido y excitado ante las mismas.

Los ojos violetas del cantante se mantenían bien abiertos ante la escena, dejando ver en su rostro una expresión un tanto atontada la cual se completaba con un hilillo de sangre resbalando hasta su labio superior.

Ante el repentino silencio de Shuichi, Eiri le dedicó una mirada furtiva. Hizo el intento de mirar nuevamente hacia la pantalla cuando su cerebro asimiló la información de que el de cabellos rosados estaba sangrando; temiendo con ello que las gotas cayeran en la tapicería del sofá y lo estropease.

-Pero que haces pervertido?!- grito exasperado, visiblemente avergonzado ante el hecho que había provocado que su amante reaccionara de aquella manera.

Shuichi sintió como algo golpeaba su nuca, haciendo caso omiso del golpe el cual tan solo consiguió que su cabeza se moviera hacia delante, no consiguiendo con aquello que Shuichi apartarse sus ojos violetas de aquélla exquisita visión.

Un fuerte gemido implorando el nombre del cantante resonó en todo el salón, obligando a Eiri mirar aterrado a la pantalla.

-KYYYYYYYAAAAAAAAAAAA!- ante el satisfactorio resultado de su “jugada”, Shuichi se puso en pie sobre el sofá, ante una expresión asustada y molesta por parte del escritor. –mira lo que te hice Yuki! te gustó! te gustó mucho! Kyaaaaaaaaaaa!- volvió a gritar señalando esta vez la pantalla. –eto.. Yuki?- preguntó algo confundido cuando su amante se puso de pie mostrando una expresión bastante molesta.

-Me voy a la cama.- contestó con seriedad, manteniendo aun el sonrojo en sus mejillas.

-Na Yuki pero por que? Si lo estamos pasando muy bien.- Shuichi se inclinó sobre su amante, impidiendo con un abrazo que este se marchara.

-Tu lo estas pasando muy bien, no nos metas a los dos en esto.-

-Pero si fuiste tu el que quiso ver el video.!- comento algo malhumorado, cruzandose de brazos aun de pie sobre el sofá, soltando por un momento al escritor.

-Debería haberme callado.- con pesadez se llevo una mano a la frente, suspirando resignado.

-Jeje, yo se lo que te pasa...- una mirada temerosa se centro en los ojos violetas que lo miraban de forma traviesa. –es que te da vergüenza reconocer que te gustó lo que te hice.-

-Que?- sus ojos dorados se abrieron con sorpresa ante la evidente verdad que habia en aquella palabras; girando de nuevo el resto para esconderlo de la mirada de su amante.

-Te gustó mi venganza por haberme dejado a medias aquel día?- le susurro al oido, dándole un pequeño mordisco a continuación.

-Deja de decir tonterías!- bastante molesto y sonrojado, se llevo una mano a la oreja, cubriéndola del cantante. -y por supuesto que ni creas que te voy a volver dejar hacer eso!-

-Noooo, claro que no.... la próxima vez... me dejaras hacer algo mas verdad?- Eiri giro el rostro hacia él de forma amenazante y sorprendido. –es que.. no es justo que siempre seas tu quien... bueno eso.- comentó con voz mimosa mientras hacia circulitos sobre el hombro del escritor, provocando un inevitable escalofrío en este ante aquellas palabras.

-Eso ni lo sueñes!- dándole un codazo, se apartó de alli dejándolo caer al suelo.

-Ite!- refunfuñó a la vez que acariciaba su frente. -Eh Yuki! por que te vas?- dejó de lado el golpe cuando se dio cuenta que su amante caminaba en dirección al pasillo. -No vas a seguir viendo el video?-

-No.-

-Y que hay de lo otro?- pregunto algo esperanzado, pero la mirada de Eiri lo dijo todo, haciendo que el cantante desistiera en tratar de convencerlo para según que cosas, al menos por el momento...

-Vale vete a dormir, pero tenemos que repetir lo de grabarnos en video.- le grito agitando la mano a modo de despedida, manteniendo una gran sonrisa en su rostro.

Eiri le respondió haciendo un gesto con su mano, mostrándole a Shuichi un dedo de la misma en señal de “piérdete.”

Con una sonrisa observó como Eiri se alejaba, girándose seguidamente con la intención de seguir viendo la grabación.

-Uhm... pues no lo hago tan mal después de todo...- comentó orgulloso de si mismo. –eh Yuki! ven a ver esto!-


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Era una mañana como cualquiera en NG-records; Shuichi había vuelto a llegar tarde debido a que la noche anterior consiguió hacer que Eiri acabara de ver la cinta de video junto a él después de haberlo buscado de forma mimosa con el rubio buscándolo de una forma mimosa.

Los integrante de BL hacia un par de horas que se encontraban ensayando en una de las salas acompañados por Sakano, quien se preguntaba una y otra vez donde se había metido K desde hacia mas o menos una hora; acabando por mandar al guitarrista en su busca y captura...

Tomó un sorbo de aquel te verde que tanto le gustaba, llevándose una mano a la barbilla con evidente interés a la vez que esbozaba una sonrisa divertida ante lo que estaban presenciando sus ojos azules.

K se encontraba en una de la sala de audiovisuales ubicada en la planta baja del edificio. A su lado, Kumagoro descansaba sobre la mesa, rodeado de una especie de tarjetitas a modo de tarjeta de crédito cada una con algo escrito en ella. A un costado del conejito de peluche se encontraba una diminuta cámara de video a partir de la cual se conectaban unos cables a la televisión.

-Uhm... no sabia ciertas cosas sobre ese pequeñajo...- murmuró manteniendo una sonrisa divertida ante las imágenes que la pantalla dejaba ver. –las fans de ambos darían cualquier cosas por ver esto...- El sonido de la puerta abriéndose bruscamente llamó su atención.

-K-san estas a...qui...?- El americano se giró hacia la misma, hallando en esta a Hiro quien mostraba una expresión de sorpresa y desconcierto. -Pero que...- murmuró entrecortadamente al ver en la pantalla aquellas imágenes tan comprometidas de su mejor amigo junto al escritor.

-Oh, Hiroshi, quieres un poco de te?- le ofreció con una sonrisa, obteniendo un movimiento de mano a modo de negación por parte del guitarrista.

-Que demonios es eso?- preguntó aturdido y avergonzado, señalando con mano temblorosa hacia la pantalla.

-Unm... eso quisiera saber yo.- K se rascó la cabeza sin siquiera entender él mismo que demonios hacia esa grabación allí. –estaba dentro de Kumagoro cuando lo cogí.-

-Que?- una expresión desconcertada se adueñó del rostro de Hiro, comprobando como lo que parecía ser una pequeña cámara de video se hallaba junto al conejito de peluche. –podrías explicarme que es todo esto? Y haz el favor de apagar eso!- abochornado, se cubrió el rostro tratando de apartar aquélla visión.

-Ok...- el rubio americano decidió apagar la grabación, ya que estaba a punto de ir en busca del cantante para liarse a tiros con el por estropear su garganta gritando de aquélla manera... –resulta que tengo que controlar a Ryuichi, asi que cuando era su manager en América introduje esta mini cámara en el interior de la cabeza del peluche; teniendo como objetivo los ojo de este.- señalando la cámara y al conejito respectivamente.

-Vale... lo he pillado, pero lo que no pillo es por que sale Shuichi en la grabación.-

-Supongo que Kumagoro debió quedarse en algún momento en un lugar poco indicado, con lo cual, la cámara grabó todo esto.- ante la explicación del manager, Hiro esbozó una sonrisa nerviosa, a la vez que varias dudas asaltaban su cabeza.

La explicación era sencilla. Aquella noche en la que Shuichi decidió sorprender al escritor por primera vez con aquel atuendo que Tatsuha le había obligado a comprarse, Kumagoro lo había grabado todo al haberse quedado en la habitación de la pareja, tomando un buen ángulo de ellos gracias al lugar donde Shuichi lo había dejado anteriormente.

-Pero, como es que a Kumagoro lo tienes tu?- otra pregunta mas escapó de la boca del guitarrista, dedicando una mirada desconfiada al conejito de peluche.

-Oh! eso es muy fácil.- volvió a tomar otro sorbo de te. –Ryuichi me pidió que lo cuidase mientras el le enseñaba algo a ese muchacho amigo suyo, dijo que Kumagoro no podía verlo.- se encogió de hombros sin demasiado interés. –así que aproveché para revisar las grabaciones de estos últimos días. Aunque aun tengo que revisar mas de media tarjeta...- ante el comentario y las ganas del manager por seguir viendo aquello, Hiro esbozó una sonrisa forzada.

El miedo invadió el cuerpo del guitarrista, temiendo el que Eiri llegase a ver también ese video y todo se liase de nuevo; aparte de tener que soportar de nuevo a su amigo como lo había estado aquella ultima vez...

-K hazme un favor, por mi, y por el bien de todos...quema ese video!- le grito con cara de pánico a la vez que sujetaba al rubio de los hombros, el cual dejo escapar una carcajada.

-Ok...- aceptó entendiendo perfectamente la intención del guitarrista. –la quemare cuando acabe de revisarla jajajajajajaja.– bajo aquella risotada, dio una palmada en la espalda del guitarrista, recibiendo como respuesta un suspiro resignado.

-Mejor me voy a trabajar...- Hiro salió de la sala caminando con pesadez, rezando para que las cosas no volvieran a liarse.

K sacó la tarjeta de la cámara, dedicándole una sonrisa para guardarla en su bolsillo y dar un golpecito en el mismo. Mas tarde seguiría con aquello, ahora tenia que ir a pegar unos cuantos tiros a sus representados. Claro que antes, cerraría aquella sala con llave. Nadie mas debia descubrir lo que el rubio americano se traía entre manos...

-Nunca le comentes a Ryuichi lo que ocultas eh?- comento girándose hacia el conejito para guiñarle un ojo antes de salir de la sala. -is’t secret entre tu y yo.- el manager cerró la puerta, dejando la sala a oscuras, en la cual brillaron unos ojitos negros un tanto peligrosos...



FIN.


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