martes, 21 de julio de 2009

¿QUE TANTO SABES DE EL? Ch.08

Basado en Gravitation
By Ishida Rio

Gravitation no me pertenece. Todos los créditos a Murakami Maki-san.

“ ” son conversaciones telefónicas y pensamientos.

>> <<>son recuerdos y canciones

Capítulo 8.

¿Sonreír era lo más apropiado?. Quizás si, quizás no. A lo mejor la expresión más adecuada era la de simple tranquilidad... Esa tranquilidad que invade cuando lo que uno teme no ocurre. ¿Porque no pasó verdad Yuki?...

No, no pasó. Tohma molestó y molestó con el tema de Shuichi, preguntando incluso por la presencia de Yamato junto al cantante. ¿Tus reacciones?, las de siempre. ¿Te importaba lo que decía?, en lo absoluto. ¿Tus sentimientos?, los que ya conocías: la seguridad de que ese baka teñido y poco talentoso se quedaría contigo hasta que el sol se pusiera verde.

Querías reír, querías gritar, querías mostrar tu alegría. "Prueba superada" pensaba tu mente, las palabras de Seguchi no te molestaban para nada. Shuichi era tuyo y lo sentías tuyo porque lo querías tuyo y porque lo tenías...

Su voz daba vueltas en tu cabeza, su imagen no se quitaba de tus ojos, su olor no desaparecía de tu piel...

Casi no viste cuando llegaste a la recepción y te despediste amablemente de la mujer que atendía. Abriste las puertas de vidrio pensando que el día estaba más bonito que el anterior y que no sería mala idea comprar un poco de helado. A Shuichi le gustaba el helado... o quizás podían ir a una heladería, o simplemente a pasear...

No viste tampoco a Ryuichi Sakuma que observaba hacia la calle detrás de una enorme planta. Simplemente pasaste... y chocaste con alguien.

-¡Gomen Eiri-san!

-¿Qué haces aquí?

Tanto Haruno como Yuki estaban en el suelo por el golpe que, sin querer, se habían dado. Sakuma miraba atento todo... incluso el arma que había salido de entre las ropas de la mujer para caer a centímetros de las piernas de Eiri... Al parecer ella también notó la falta del revolver, puesto que rápidamente lo tomó y lo guardó, disimulando lo más posible... a Eiri-san no parecía molestarle, o no la había visto...

-Extraño, ¿verdad Komagouro?

Esa mujer le intrigaba... tenía la mirada de Eiri-san, pero el hermoso color de Shu-chan... Su pelo parecía la melena de Nakano pero algunos movimientos le recordaban al sujeto alto y rubio que había llegado con Shindo el otro día...

-¿Qué haces aquí? -preguntó Yuki al levantarse y ayudarla a levantarse-

-Pues... lo de siempre Eiri-san...

-¿Me sigues?

-Shhhh, no lo sigo... lo cuido...

-¿Llevas mucho tiempo esperando? -pregunta mientras comienza a caminar-

-No... no lo sé en realidad porque me puse a pensar y el tiempo pasó volando....

-¿Y en qué tanto pensabas?-interrogó sorprendiéndose a si mismo con la pregunta.-

-...Em... bueno... yo pensaba....

-Si no quieres no lo digas... -ella suspiró con cierta amargura-

-Pero...

-¿Pero?

-Me gustaría poder gritarlo Eiri-san... es un secreto que me hace feliz y me gustaría compartir con Shu... pero no se si arriesgaría mi secreto y a mi hermano al confesarlo...

-¿Puedo ayudar en algo?

Haruno miró sorprendida al escritor. Si bien jamás hasta esos días había hablado con él, bien sabía como era y su negativa a ayudar o abrirse a la gente.

-Pues... no lo sé...

-¿Ese secreto haría feliz también a Shuichi? -ella asintió- ¿Y tu secreto haría feliz a alguien más?
-...Pues... a Kotaro... Yamato también se pondría feliz si lo cuento...

-Entonces hazlo. Cuéntalo... después te preocupas por el resto.

-No lo sé....

***

Las risas de Kotaro, Shuichi y Hiroshi resonaban en todo el departamento mientras Yamato cocinaba diferentes dulces y galletas.

Diferentes canciones inventadas en el momento y ya antiguas aparecían de tanto en tanto, acompañados por la guitarra que Hiro insistió en llevar.

-¿Alguien pidió galletas de miel?

-¡¡Nosotros!!

Justo cuando la bandeja tocó la mesa, tres pares de manos se abalanzaron sobre los preciados dulces, desapareciendo rápidamente. Y en el momento en que Nekoi iba por más, suena su celular.

-Debe ser Haruno, ¿Si?

-“Tanto tiempo Yamato...”-una voz masculina sorprende de muerte al asesino, logrando que solo del susto, este soltara el teléfono y cayera sentado en el suelo-

-....Kiyosato-sempai.... Kiyosato-sempai... -momentos interminables pasó Sohryu en el suelo, sin atinar mas que a ver el teléfono- No puede ser.... -con las manos temblorosas y esperando que los muchachos no lo hubieran visto u oído, tomó otra vez el móvil- ¿Sempai...?

-“Satoshi-sama dice que les dará dos meses de gracia, para que piensen el momento adecuado para volver...”

-¿Usted....?...¿usted....?

-“Así es Yamato-kun... He vuelto a trabajar para los Okura...”

-¡Pero...!

-“Solo dos meses Yamato. Les recomiendo que lo piensen... Por ustedes, por Megumi-san, por Kotaro... también por el escritor que nada tiene que ver y por Shu... “

-Pero Sempai....

-“Si no quieres hacerlo por ellos, al menos hazlo por Omi, ¿no lo crees?”

La comunicación se corta dejando a Yamato con la tez más blanca que la harina y el terror pintado en sus ojos azules.

-¿Cómo....?...¿cómo lo sabe...?

***

Ambos con café. Ambos con cigarros en los dedos. Ambos pensativos sobre un secreto.

El móvil de Byakko sonó sacándolos de sus trances, y devolviéndolos a la realidad.

-Yamato -respondió ella. Ponto el cigarro resbaló de sus dedos y el café no fue tomado más en cuenta. Eiri observó con sorpresa como la frialdad y la calma reinantes en las facciones en Haruno se desvanecían por muecas de sorpresa, incredulidad e incluso miedo.

Sin contar que pasaba, sin pagar, sin preocuparse del rubio que la miraba extrañado, ella se levantó y salió corriendo del lugar. Yuki solo atinó a dejar unos billetes y seguirla. Nada bueno podía estar pasando si la asesina reaccionaba de esa forma.

La mujer era increíblemente veloz, y al verla correr con agilidad y gracia, pensaba que aún presa del pánico, su figura pasaba completamente desapercibida puesto que sus movimientos no dejaban de ser calculados y precisos. No empujaba a nadie en su carrera, sus pasos no resonaban. Los jadeos no salían de su pecho... se escabullía como una sombra silenciosa.

Afortunadamente, él tampoco era una tortuga. Y eso le permitió seguirla (aún al borde sus fuerzas) hasta una escuela pública. Haruno entró mientras el rubio descansaba, pero no logro mucho antes que Shindo saliera disparada del edificio mucho más rápido que antes (si cabía) en dirección opuesta de donde venían. Así la correría continuó hasta un pequeño edificio ubicado a unos 45 minutos del café en donde estaban.

Yuki cayó de rodillas intentando recuperar el aliento cuando Haruno miró hacia atrás por primera vez en toda la carrera.

-¡Eiri-san!, ¿está bien?... no debió seguirme... ¿seguirme?... ¿me siguió hasta aquí?... “Increíble, este tipo es un tanque.... “

-¿Qué...?...¿qué pasó? -preguntó apenas-

-...Vine a salvar mi secreto Eiri-san -dijo poniéndose de pie sin mostrar el más mínimo signo de fatiga y sacaba su Taurus 9mm negra de su chaqueta.

Afortunadamente para ambos, el día no llegaba a las 2 de la tarde, por lo que casi toda la gente residente del edificio se encontraba trabajando, dejando los pasillos fáciles de vigilar y traspasar. Así, furtiva pero velozmente (Yuki no se creía capaz de correr tanto), llegaron al tercer piso, al departamento 306.

-¡Omi! -gritó Haruno haciéndole un gesto a Eiri para que se quedara en la puerta abierta de golpe mientras le entregaba un arma- ¡Kazuya!

Una sorprendida mujer joven de cabello corto y pintado de verde oscuro aparece por el pasillo. En su cara se ve la sorpresa y el susto.

-¡Haruno-san!, ¿qué...?, ¿qué hace aquí? -la Taurus se posó en su frente y ella no pudo evitar un grito de pánico-

-Omi, ¿dónde está?

-..Haruno-san...

-¡¿Porqué no está en la escuela?!

-Yo... yo...

-¡Responde!

-¡Está en su pieza durmiendo!, ¡está bien, lo juro Haruno-san! -chilló aterrorizada para caer

llorando cuando Haruno la ignoró para adentrarse en el lugar. Pocos minutos pasaron antes que la mujer hiciera aparición con un niño pequeño dormido entre sus brazos y un bolso colgando de su hombro-

-Por favor Eiri-san, sosténgalo un momento. -pidió. Yuki recibió al niño como si fuera una pieza de cristal. Jamás había tenido a un pequeño en brazos, ni siquiera a Tatsuha-

-Ahora me dirás que pasa Kazuya... -amenazó Byakko caminando hacia la joven. Yuki no entendía que pasaba y todo quedó más confuso cuando Yamato hizo aparición, revisó al durmiente infante y se adelantó hasta su novia y la mujer, quien no cabía más del horror-

-¡No por favor!... Haruno-san, Yamato-san... ¡Por favor!

-Traidora... Yo la mato -carraspeó Haruno furiosa esgrimiendo su Taurus, cuando Nekoi le tomó la mano-

-Tengo una mejor idea amor.

Eiri vio horrorizado (esa era la palabra más adecuada sin duda) mientras veía como mientras uno de los asesinos custodiaba a la joven, el otro juntaba todo lo que contenía alcohol y lo desparramaba por todos lados. Bidones de gasolina, parafina, vinos, whisky, ron y muchas otras cosas. Luego Yamato pidió a Yuki activar la alarma de incendio que se encontraba a un lado de la puerta. Eiri hizo lo que le pidieron y volvió para mirar. Shindo disparó sin consideración a Kazuya, destrozándole el hombro, para luego apuntar a su cabeza matándola al instante, mientras Nekoi abría todos los pasos de gas y prendía fuego a un sillón.

-Vámonos -ordenó Sohryu tomando al niño en brazos y mirando hacia todos lados. La gente salía sin prisa, como si todo fuera una simulación, sin pensar que pronto el edificio (viejo y mal construido) se remecería hasta sus cimientos en una cruenta explosión.

Sorprendentemente, y eso ratificó a Yuki la peligrosidad y efectividad de las personas con las que andaba... es que el pequeño ni siquiera había despertado.

Varios disparos alertaron a los tres adultos que los seguían. Yamato volvió a posar al niño en brazos del otro rubio y junto con Haruno hizo varios disparos certeros, que les permitieron salir sin rasguño.

La confusión afuera era notoria, puesto que el humo negro que salía de la ventana del departamento 306 cubría el frontis del edificio y varios pisos de otras construcciones aledañas. Nekoi, Shindo y Eiri aprovecharon esto para huir sin ser vistos y sin levantar sospecha alguna ya que no habían testigos de que ellos hubieran entrado o salido.

-Eiri-san... -la voz de Haruno volvía a ser la comúnmente escuchada, ya no matizada por odios y frialdades-

-..¿mm? -Yuki casi no podía hablar entre el cansancio y la impresión-

-Siento haberlo involucrado en todo esto... -luego lo miró sonriendo- Usted corre muy rápido, me sorprendió mucho.

-..Em... yo... practicaba varios deportes cuando niño...

-Pues mucho que le ayudaron Eiri-san -apoyó Yamato- Hubiera sido más difícil encontrarlo después recorriendo todo el camino hasta la escuela de Omi y luego al edificio. Podría haberse perdido...

-... ¿Y este niño? -se atrevió a interrogar el rubio. Nekoi se detuvo junto a su pareja mientras los tres se sentaban en la banca de una plaza pequeña-

-Es nuestro secreto Eiri-san -dijo Haruno llena de orgullo- Se llama Omi...

-¿Es....?...

-Así es... Omi Nekoi...

Yuki observó al niño mientras su padre lo tomaba y lo despertaba con suaves movimientos. Omi tenía el pelo de un extraño color, entre el castaño y el miel, y en sus ojos adormilados se notaba un azul petróleo intenso, con leves matices violetas cuando el sol brillaba en ellos. Su piel era clara y se notaba muy activo.

-Omi... despierta...

-...¿Papá?

-Sorpresa cariño.

-¡Mamá!

La sonrisa del pequeño recordó de inmediato a Yuki a su pareja.

-Mira Omi, este señor se llama Eiri Yuki...

-¿De veras es usted? -preguntó saltando del regazo de Yamato para ir junto al rubio- ¿Cierto que usted conoce a mi tío Shuichi?, ¿cierto que él es mi tío?, mis compañeros no me creen. Dicen que es solo un alcance de apellidos, pero Mamá me dijo que Shindo Shuichi es su hermano menor y yo le creo, ¡pero nadie me cree!... yo creo que es porque tampoco conocen a Mamá, y como no tengo sus ojos violetas sino estos azules no tengo como comprobar que es mi tío... ¡yo me siento muy orgulloso de él!, ¡y sé que un día lo conoceré y que seré tan famoso como él y....!

Eiri por un momento lo miró confundido. ¿Estaba con el hijo de Haruno y Yamato o estaba siendo asediado por un clon de Shuichi versión niño?

-Es cosa de familia Eiri-san...

-Lo veo... lo veo...

-Omi -el niño paró su sermón para mirar a su madre- Vamos con Shuichi....

-¿De veras lo conoceré?

-Claro... será tu regalo de cumpleaños...

Yamato y Omi comenzaron a caminar primero mientras reían. Se veían felices, como cualquier padre con su hijo. Haruno se quedó unos pasos más atrás, acompañando a Yuki.

-Eiri-san.

-Lindo secreto -le dijo con más sinceridad de la que se creía capaz de expresar-

-...El día que atacaron a Shuichi...

-¿Qué pasa con eso?

-Aquél día yo no estuve para cuidar a mi hermano... porque Omi estaba enfermo... Yo estaba tan preocupada, no quise separarme de él... Después que supe lo que pasó, decidí que alguien cuidara permanentemente de mi niño para yo poder proteger debidamente a Shu... -cuando sus palabras terminaron, ella esperaba alguna respuesta por parte del escritor, pero este solo la miraba sorprendido- ¿Qué pasa...?

-...¿Has dejado a tu hijo durante un año por cuidar a Shuichi?

-... Siempre vengo a verlo... -dijo con un tono muy cercano a la disculpa- al igual que Yamato... -la fría mirada de Eiri sobre su figura hizo que por primera vez en mucho tiempo Haruno se sintiera atemorizada y culpable de alguno de sus actos-

-...No soy quien para juzgarte Haruno... pero no puedo evitar las ganas de decirte que por cuidar dos tesoros al mismo tiempo... no estás cuidando bien ninguno de ellos....

La mujer pensó en el peso de las palabras de la pareja de su hermano y sonrió con pena.

-Es cierto... pero eso cambiará desde hoy...

Ambos caminaron hasta alcanzar a los otros dos, sin notar que un sujeto de gabardina los seguía disimuladamente hacía ya bastante rato. Tampoco notaron la presencia de Ryuichi en la esquina que acababan de doblar, por lo que continuaron camino al departamento de Kotaron sin pensar en las consecuencias de aquellas leves faltas a clandestinidad típicas de los asesinos como ellos.

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