martes, 21 de julio de 2009

¿QUE TANTO SABES DE EL? Ch.14

Basado en Gravitation
By Ishida Rio

Gravitation no me pertenece. Todos los créditos a Murakami Maki-san.

Capítulo 14.

Diciembre 23, Productora NG, 21.50pm.

El edificio estaba casi vacío. Sabía que solo los guardias de turno darían vueltas por los pisos del lugar, aunque no se extrañarían de su presencia, ya que no era la primera vez que se quedaba hasta tarde trabajando... aunque esta vez no iba a trabajar.

El sonido estaba apagado, pero la imagen era nítida. El video del concierto de Navidad pasaba ante los ojos del rubio americano que observaba con una expresión entre seria y triste.

La magnum descansaba en la mesa junto a un vaso de whisky solo. Junto a ambos objetos, una botella a vacía del mismo alcohol. El cabello rubio caía suelto por los hombros y la espalda de K, la camisa fuera del pantalón, las manos sobre los muslos en gesto derrotado. Sus ojos nublados por el trago fijos en aquella delgada y alta figura que, guitarra en mano, acompañaba esa voz maravillosa y a ese prodigio en el teclado. Esa figura de larga melena castaña y sonrisa inocente, de ojos como espejos brillantes y hermosos. Su piel clara, su cintura, su boca... todo era demasiado extasiante...

-Hiro...kun....

Una lágrima escapó desde su ojo. K no la notó en lo absoluto, fijo en las imágenes de Nakano en el escenario.

¿Cuando se había enamorado de aquél muchacho?, esa pregunta atormentaba su mente constantemente. ¿Cuando se había enamorado de un hombre?... Pero es que Hiroshi era demasiado irresistible. Ese amor puro y desinteresado hacia Shuichi, esa responsabilidad, su paciencia, su talento, su amabilidad, su educación, su manera de vestir, de caminar, de hablar, de reír, de mirar.... de sonreír... Su espíritu inocente.... su amistad a toda prueba... su determinación... y esos ojos... definitivamente era lo que más le gustaba de Nakano... sus ojos castaños y profundos que reflejaban la simpleza y sinceridad de su ser entero... ¿qué podía haber de malo en el guitarrista?.

Un suspiro triste y ahogado en un sollozo. Como dolía no tener al músico. Como ansiaba su cuerpo el contacto de esos labios, esa sonrisa dirigida a él, esa pureza solo para él... aunque fuera solo un roce de su mano... una leve caricia a su cabello largo.

Cuando el video acabó, K salió de su trance. El mareo le dificultó enormemente levantarse de su silla, y aún más el llegar hasta el pasillo para poder marcharse a su casa.

-Hace mucho que no te veía así.

La voz de Tohma lo asustó en un principio, pero luego solo le provocó molestia.

-¿Qué quieres?

-Te llevo a casa.

-¿Quién llevaría a quién? -ironizó dando pasos accidentados, mientras apuntaba la pierna herida del presidente-

-Tu tienes piernas y yo tengo sobriedad, ¿qué te parece?

Dejando todo su peso en Seguchi, K se apoyó en su jefe mientras este lo guiaba por los oscuros pasillos del edificio de la productora NG.

***

Diciembre 24, 2.15am

Silencio absoluto en el lugar. La oscuridad jugaba con las sombras y las luces externas, formando diferentes formas. Algunas graciosas, otras informes, otras tétricas, aunque ninguna llamaba la atención de Yamato, que se mantenía apoyado en el balcón mirando la calle, esperando paciente que apareciera el Citroën Picasso de su superior

-Más de un día... siempre habla más con ella que conmigo...

En ese momento, y sin saber porqué, pensó que no tenía su arma a la mano. La había dejado en la sala... cosa que no hacía hace mucho años.

**Cuando todo termine viviremos tranquilos.**

¿Pero para qué engañarse?. Haruno no dejaría el trabajo por nada. Por nada.

-No se de qué me quejo... yo ya lo sabía.

Un triste suspiro salió de los labios de Nekoi. El mejor que nadie conocía a la Shindo, aunque eso le dolía a veces. Habían casos en los que hubiera preferido la tranquilidad de la ignorancia antes que el temor del conocimiento.

Una criatura fría, que podría haber cambiado de haber sido criada en un lugar común y corriente. Esa era su novia. Una mujer que mató a su novio anterior. Una muchacha que mataba a sus compañeros de entrenamiento considerándolos cobardes y débiles. La preferida de los asesinos.

Pero tú también los matabas Yamato. Al terminar el día, solías encontrarlos a la salida y matarlos, ¿lo recuerdas?. Haruno te observaba... los demás les temían. Y te gustaba ser temido. No hay diferencia entre ambos... ¿o si?.

Las dudas confundieron aún más la mente de Sohryu, dándole una sensación de vacío y pérdida que no le agradaba en lo absoluto. Lo mejor era salir unos momentos, relajarse en la calle....

El viento frío le hacía olvidar algunas de sus confusiones, logrando que sus músculos se liberaran de sus tensiones. Así, pensando y caminando sin saber donde, llegó hasta un pequeño condominio cerca del centro. Sus ojos se abrieron un poco por la sorpresa del lugar al que había llegado, más su corazón se alivió.

***

2.45am... ¡¿quién molesta a esta hora?!

Intentando modelar su larga melena, con su pistola en una mano y la otra empuñada pensando en el descriteriado que lo había despertado Hiroshi fue a abrir la puerta. Pero grande fue su sorpresa al ver quien estaba del otro lado...

-Yamato-san...

Sin pronunciar palabra el rubio entra al departamento arrebatando el arma de la mano del castaño con su mano izquierda mientras con la derecha lo estrechaba para besarlo tiernamente. Hiroshi abre sus ojos sorprendidísimo, pero pronto cede al deseo del otro, cerrando sus avellanas y pasando sus brazos por el cuello de Nekoi.

Paso a paso la pareja fue acercándose al sofá, en donde Yamato recostó suavemente a Hiroshi, sin dejar de besarlo y acariciarlo.

-Ya...Yamato-san... -gimió Nakano al sentir la mano de Nekoi sobre su entrepierna. El guitarrista iba a pronunciar algo más, pero nuevamente los labios de Sohryu sobre los suyos acallaron los reclamos, las dudas y las preguntas. Entonces entendió la situación... el solo sería un consuelo. Y decidió aceptar esa condición, al menos esa noche. Ya vería como luchar contra los sentimientos después.

***

Diciembre 24, 06.45am.

El sol comenzaba a despuntar los el horizonte, llenando el cielo de colores naranjos y rojos claros que se mezclaban con los violetas y negros propios de la noche. La luna se apartaba resignada, mientras el astro rey alzaba su diario vuelo.

En silencio aunque con cierta torpeza, Haruno entró al departamento. Venía cansada y con demasiado sueño. Además, su brazo dolía horrores, y la herida en su pierna aun molestaba con algunos sangrados. Sin embargo, no eran grandes golpes. Nada que unas buenas horas de sueño no aliviaran.

La caja del árbol de navidad estaba en un rincón, cerca del balcón. Ya era 24 y aún no lo armaban... Con cuidado vendó de nuevo su pierna y colocó una bolsa de agua caliente en su hombro. Luego, comenzó con la sencilla tarea de formar el pino plástico. Uno a uno los adornos fueron tomando su lugar: los Santa Claus en trineo, los renos, los ángeles, las viejitas de trajes rojos.... También muchos papeles con buenos deseos. Y en la punta, una estrella dorada.

-Listo.

Sus ojos se cerraron en cuanto se sentó en el sillón y la compresa de agua cayó de su brazo junto a sus pies. Eran las 7.15am.

Casi una hora después, la puerta se abría nuevamente, movida por la mano de Yamato. El asesino, al igual que su novia, dio pasos sigilosos, pero se sorprendió de ver al árbol de navidad armado, y más de ver a Haruno en el sillón. Con delicadeza tomó la bolsa de agua (ahora fría) y puso más en el calentador. Luego, tomó a la Shindo en sus brazos y la llevó a su dormitorio, pensando que tanto pudo haber hecho en esos dos días para no despertar con tanto movimiento. Sonrió al verla respirar suavemente en la mullida cama. Con paciencia comenzó a curar la herida de la pierna (claramente hecha por un arma blanca, quizás un puñal) y colocó algunas cremas en el hombro, que lucía un enorme hematoma y evidentes signos de haberse salido de su lugar y haber sido colocado en el mismo de manera poco médica.

Pasos en el pasillo le indicaron que alguien despertaba. Kotaro apareció en ese momento en el umbral de la habitación.

-¿Todo bien Yamato-san? -preguntó inquieto al ver a su prima dormida sin saber si realmente era sueño o inconciencia-

-Todo bien Kotaro-kun. Vuelve a dormir. Almorzaremos todos juntos.

-Bien...

El joven volteó para ir a su dormitorio nuevamente cuando se encontró con Yuki de frente. Este lo miraba interrogante con sus ojos dorados tan hermosos. Kotaro por un momento se encontró perdido en esa bella mirada, pero de inmediato logró control de sus emociones.

-Ya llegó Yuki-san... -dijo con una tranquilizadora sonrisa inocente. Eiri sonrió también sin notarlo. Ese muchacho era tan parecido a Shuichi que no podía evitar tener las mismas reacciones con él y con el cantante, aunque esos gestos eran, hasta ese momento, privilegio único para Shu. Kotaro se alejó del escritor pero volteó a mirarlo disimuladamente cuando llegó a su puerta... realmente era un hombre hermoso.

Yamato despertó a Omi con cuidado y le dijo que Haruno había vuelto, pero que estaba cansada y que, como sorpresa, sería bueno que le ayudara que preparar un buen desayuno. El niño sonrió enormemente, feliz de saber que su madre estaba de regreso.

Eran las 9.00am... y en ningún momento Yamato recordó a Hiroshi.

***

Ryuichi miró por la ventana y por un momento le aterró el silencio que reinaba en su departamento.

Nada estaba fuera de lugar. No había desorden, no había nada que evidenciara que algo fuera de lo común había pasado.... Pero claro que había pasado. Justo en el momento en que había abrazado a Tatsuha... cuando estaba disfrutando de su calor, y mientras se preguntaba que causaba el temblor del maravilloso cuerpo del chico.

Justo en ese momento... alguien había entrado violentamente, pero... no había nadie. La puerta se había abierto de golpe, rebotando incluso en su marco. Pero nadie estaba del otro lado ni en el pasillo. Cautelosamente Sakuma se acercó a la salida de su hogar, pero no vió nada. Entonces Tatsuha simplemente lo sacó de ahí y cerró con llave.

“-¿Qué...?, ¿qué habrá sido eso...?

-Ni idea... quizás haya sido alguien, pero no se....”

El miedo recorrió el cuerpo del cantante. ¿Y si tenía relación con esas personas que seguían a Shuichi?...¿acaso lo habrían visto y ahora.....?.... Aterrado pensando en miles de "en el peor de los casos", se aferró al cuerpo de Tatsuha lo más fuerte que pudo. Este al principio se tensó, pero pronto rodeó con sus brazos a su ídolo... su amor secreto.

“-Tranquilo, no pasó nada....

-...

-Tranquilo. Si alguien viene yo te protegeré...”

Asombrado por la sorpresiva entrega y dispuesto a rebatir esas palabras, Ryuichi levantó la cara... pero solo se encontró con los labios de Uesugi que acallaron rápida y efectivamente todos sus temores. Un remolino de emociones se formó en su cabeza, impidiendo pensar con claridad o reaccionar de algún tipo de forma... que no fuera responder ese cálido y delicioso gesto.

Lo demás...

Ryuichi sonrió mientras sus mejillas se teñían de rojo y sentía como un par de fuertes brazos lo rodeaban por la espalda.

Lo demás era su secreto.

***

Un gran bullicio reinaba en todo el departamento. La música estaba puesta en un volumen muy alto, los pasos que iban y venían, los ruidos típicos de la cocina, la voz de Shuichi de fondo cantando, los gritos de Yuki para que todos se callaran, las risas de Omi, el video juego de Kotaro... Todo era un caos.

-Voy a darme una ducha -dijo Haruno a quien pudiera escucharla-

-De acuerdo -le gritó de vuelta Yamato con una enorme fuente de fruta con yogurth en la mano. En ese momento aparece Shuichi con un exagerado giro cantando y bailando al ritmo de la música. Yamato sonríe aún más. Definitivamente él estaba hecho para esas cosas.

Mientras, Eiri se mantenía como desmayado sobre la mesa, frente a su notebook, mientras el cursor se reía de él como diciéndole con cada parpadeo "vamos, escribe". Sus ojos estaban convertidos en ríos de lágrimas de frustración... ¡¡Así no iba a terminar nunca su novela!!, justo ahora que le había dado una nueva trama y la había alejado de la sombra de Darkness Fall....

Sonriendo al escuchar el alboroto de las otras habitaciones, Haruno se da una larga ducha. Especial cuidado tuvo con su hombro... pocas veces se había ido escalera abajo y había salido con un hueso fuera de su lugar. Por lo general lograba controlar las caídas al punto de caer de tal manera que no se fracturara, lesionara o desgarrara. Prefería una cabeza partida antes que un tobillo hinchado. Pero lo bueno es que el huesito ese no había puesto resistencia a la hora de "reubicarlo" contra un poste de luz. La herida en su pierna ya no duele ni sangra... cierto que molesta un poco al caminar, pero es nada.

**

Un olor a tabaco y chanel

y una mezcla de miel y café

me preguntan por ella

me preguntan por ella....

Me preguntan también las estrellas,

me reclaman que vuelva por ella

ay que vuelva por ella...

ay que vuelva por ella...

**

Sin duda la canción era antigua, pero le gustaba. Ritmo y letras pegajosos, músicas suaves pero alegres que llenaban el corazón.... La canción perfecta para cantar ese día. Almorzarían todos juntos... y luego esperar la noche.

**Nunca volveremos a pasar juntos una navidad o un año nuevo....

Algún día cenaremos juntos Shuichi... como cuando estábamos todos juntos.... **

Tercer "Algún día"... Las cosas se ponían buenas, pero no podía descuidarse. Afortunadamente, Shuichi estaba lo suficientemente contento como para no preguntar ni por su padre y madre ni por sus hermanos menores, convencido por la mentira de que vivían fuera del país, esperando que Haruno se les uniera con Yamato y Omi. El ya había "declinado" la oferta argumentando su trabajo y su pareja.

-Se pondría tan triste si lo supiera....

Esos hermosos ojos que eran las perlas de sus amados hermanos... sus gemelos.... Akira con su hiperquinesia, tan parecido a Shuichi con esa sonrisa eterna e inocente. Y Miyako, tan centrada ella para tener 6 años. Una hermosa muñeca de piel clara y mechones rebeldes que jugaban en su espalda. El dolor aún le punzaba el alma cuando recordaba la noche cuando habían muerto. Más aún al recordarse que de cierta forma era culpa suya. En sus manos siempre ha estado lo que Satoshi deseaba... los ojos... y aquellos buenos pares de millones de dólares que la asesina "cobró" como gastos de comisión, y que obviamente, Okura no dejó de extrañar.

-Dinero, vil metal...

Sus padres y los gemelos. ¿Cuál era el precio de la felicidad de Shuichi?... ¿o ese era acaso solo el precio de su obstinación?. Al parecer recordaba que el siquiatra había dicho "personalidad obsesiva" antes de morir. Personalidad Obsesiva... ella no era obsesiva. Su felicidad era por ahora la de su hermano. Pronto vería como sacar a Yamato y a Omi de la escena... también a Kotaro. A Hiroshi no lo convencería con nada de alejarse, menos a Eiri. Pero bueno... habían pasado ya casi 3 semanas y nada había pasado.

**

Pero fueron las mismas estrellas que un día,

marcaron mis manos

Y apartaron la flor, esa flor de mi vida... de mi vida...

****

-No... -gruñó Tohma mientras buscaba su chaqueta- ¡no me interesan esos tipos!, ¡quiero que averigües todo lo que hace ese mocoso!, si, eso quiero. Ya me diste tu palabra, no puedes echarte hacia atrás. -las palabras del otro sujeto por el otro lado de la línea telefónica eran tranquilos y serenos, cosa que exasperaba mucho más a Seguchi- Demonios, estoy ocupado, hablamos después.

El presidente de la productora NG lanzó varias maldiciones por lo bajo luego de colgar el teléfono. Sus planes para averiguar quien le había disparado y las pruebas que unían a esa persona con Shindo y Nakano (creía él) eran cuestión de tiempo.

-Cuando tenga a Nakano en mis manos... -murmuró arreglando su cabello en un gesto soberbio y altanero- Shindo será pan comido...

El primero de sus objetivos era, sin duda alguna, el guitarrista de Bad Luck. Todo, según el rubio, apuntaba hacia él: el que estuviera ese día en la productora, sus palabras desafiantes y por sobre todo, la frase y la carta. “El amor tiene sus guardianes secretos...” Además, el papel había desaparecido al irse la mujer luego del intento de asesinato. Pero si agarraba al castaño, con ayuda de su antiguo amigo, no sería muy difícil encontrar las conexiones que lo llevaran hasta el vocalista pelirrosa. Aunque, claro está, disfrutaría primero su venganza contra Hiroshi antes que ver a Shuichi hundirse como cantante, como persona y como ídolo.

Y mientras Tohma pensaba en como arruinar Bad Luck, su guitarrista se mantenía hecho un ovillo sobre su cama, sintiendo la otra mitad del colchón vacía y fría...

La noche que había pasado había sido sencillamente hermosa y genial. Jamás en su vida había estado con un hombre como Yamato... tan suave, tan hermoso, tan tierno pero a la vez tan dominante... Sin embargo, toda esa satisfacción contrastaba con el sentimiento de haber sido usado simplemente como amante de una noche. Hacía mucho que esa sensación había sido olvidada por su cuerpo, y no era de su agrado volver a recordarla.

Ya eran más de las 2 de la tarde y él seguía acostado... Era 24 de diciembre, Noche Buena... y Shuichi lo había invitado a pasar la velada con su familia. ¿Pero como encarar a Nekoi?...¿y si Haruno había vuelto?, ¿con qué cara mirar a su mejor amigo si se había acostado con su cuñado?... Él sabía perfectamente que Nekoi no lo amaba, que sus hermosos ojos azul cielo estaban destinados a Haruno... pero guardaba la esperanza de ser algo más que un chico bonito en la mente del asesino.

¿Porqué pensar así si hace daño? -se preguntaba una y otra vez-... ¿porqué no buscar a alguien que me quiera... ?...

Por un momento la imagen de K apareció en su mente. También las duras miradas que Yamato le dirigía al americano y las risas disimuladas de Haruno al verlos.

“¿No crees que Yamato es muy celoso con lo que quiere?” -le había preguntado una vez Byakko. Al momento no había entendido, pero quizás... ahora, después de esa noche, las palabras tomaban otro significado... Quizás Yamato si lo quería, no como a él le hubiera gustado, pero estaba en su corazón. Tal vez... su reticencia a hablar con K y su molestia contra los espontáneos actos de súbita amistad entre el rubio y él se debían a la desconfianza que le provocaba ver... otra mano sobre su cuerpo... después de todo, Nekoi había sido el primero en sacarlo de la casa de los Okura... y fue el que logró que Satoshi lo dejara de usar como mascota... había prometido cuidarlo... le había dicho que no dejaría que nadie más le hiciera daño de esa forma... Quizás... quizás Nekoi veía en las maneras de K, algo que él no... una intención oculta. Entonces el temor lo llenó por un momento... ¿y si la historia se repitiera?, ¿y si K....?... No, no lo quería de nuevo. Pero, por otro lado... K nunca se había mostrado muy interesado en él. Siempre como uno más... sabido era que su persona favorita era Shuichi, él solo era el guitarrista, un amigo más.

Y si lo pensaba un poco más... K y Yamato eran muy parecidos. Rubios, altos, delgados, con sonrisas hermosas.

¡Pero qué dices Hiroshi!, estás divagando... -se reclamó. Molesto con sus pensamientos, y creyendo que estaba tan desesperado por amar que ya veía cosas en todos lados, se olvidó de Yamato y fue a ducharse, Shuichi lo esperaba para el almuerzo.

Sin embargo cuando estaba saliendo, el teléfono sonó.

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Tabaco y chanel pertenece a Bacilos. Sus merecidos créditos.

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