lunes, 17 de agosto de 2009

DREAM WITHIN Ch.09

By Chekie Girls



Cap. 9





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Shuichi corría y corría, no quería detenerse, no quería pensar, sentía un dolor en el pecho que comprimía su corazón, lagrimas bañaban su rostro, pero sus piernas ya no daban mas, llegó hasta una especie de pasadizo, deteniéndose en la entrada. Este estaba iluminado con 2 antorchas, parecía ser la entrada a algún lugar, Shuichi se aventuro a entrar allí en ese momento no quería regresar nunca mas al palacio, nunca mas tener que verle la cara a su amo, mucho menos a la novia de este, ni siquiera se sentía capaz de ver a Hiro. Se recostó contra la pared tratando de regular su respiración.

Porque? Porque tenia que pasarle todo esto a él? su amo se iba a casar con aquella linda chica que había visto en la tarde, se veía que era una chica gentil y muy amable, su amo tendría una linda esposa después de todo y el no debía de sentirse así porque... Porque... Porque él era un simple esclavo.
-Si... Que... Corres... Rápido.. - Decía un muy fatigado Hiro doblado con sus manos sobre sus rodillas, recuperando el aliento. Shuichi había pegado un saltito del susto, ¿Hiro le había seguido?. Le observó por un momento y se adentré mas en aquel lugar hasta que salió a una especie de salita donde había una puerta, se acercó a ella e intentó abrirla pero estaba con llave o quizás atascada, ese lugar estaba lleno de polvo por todos lados.

- No tienes que huir de mi Shuichi- dijo con voz triste Hiro -no voy a burlarme de ti ni nada de eso.-
-... Sabias... Sabias que Yuki se iba a casar? - pregunto Shuichi con un tono de voz apagado.
-Em... Eso no importa en este momento Shuichi, lo que importa es como te sientes respecto a esta situación. Sabes acaso en lo que te estas metiendo realmente? Tu solo eres un esclavo a pesar de las circunstancias en las que te has visto involucrado con el príncipe, eso es lo que eres y es algo que no puedes cambiar- El muchacho miró a su amigo, este lo estaba mirando con tristeza en sus violáceos ojos. –Se que suena muy duro, pero... así son las cosas. Quizás no debí animarte para que le dijeras lo que sientes...-
-Pero yo le amo! Desde que lo conocí sentí algo que jamás había sentido antes... Y si no me dijo lo de su compromiso debe de haber sido por algo!- Se defendió el pelirosa.
-Eres una persona muy buena Shuichi, pero muy inocente... dime una cosa, crees que el siente lo mismo por ti? Te lo ha dicho? –
-Que? Yo...- bajó la cabeza dejando caer un par de lagrimas de sus ojos, evidenciando la respuesta que su amigo esperaba. Eiri no le había dicho si sentía algo por él y tampoco se lo había demostrado, si bien es cierto que le dijo que no fuera a la fiesta ¿quería ahorrarle la pena? de eso no estaba seguro, su amo no era muy expresivo, y estaba el "pequeñísimo" hecho de que se iba a casar ¿como le ocultas eso a alguien? Sus piernas no lo sostuvieron mas haciéndole quedar de rodillas en el suelo. Se llevo las manos a la cara comenzando a llorar de nuevo.

Hiro sintió una punzada en su corazón al ver el estado de su amigo, sin duda era un chico especial, poseía una inocencia y pureza que talvez solo le perteneciera a los Ángeles. Se acercó arrodillándose frente a él. Un suave -lo siento- afloró de sus labios antes de abrazar al pequeño atrayéndolo fuertemente contra si tratando de aliviar su pena, talvez se había propasado al hablarle así. Se dejo llevar acariciando suavemente su espalda, era tan extraño aun ese sentimiento sobre protector que salía a flote cada vez que veía al pelirosa, le gustaba ese calorcito que se desprendía del chico, ese aroma ácido y dulce de las fresas, esa risa que iluminaba todo a su alrededor, su extraña fragilidad y sus ojos que destilaban bondad y alegría; pero en este momento aquellas lagrimas adornando su rostro, haría cualquier cosa por consolarlo, por hacerlo sonreír de nuevo.

Suavemente secó aquellas lágrimas que brotaban de sus ojos, su piel era tibia y suave. Sintió un magnetismo que lo llevaba a acercarse a él cada vez mas, percibió aquel extraño y embriagante perfume a fresas mas fuerte que otras veces, ¿Cómo alguien podía hacerlo sentir de aquella forma tan perturbadora?. Shuichi le veía con gran asombro, Hiro haciendo caso omiso de esto descendió un poco mas, apoyando su frente en la del chico. Que hermosos eran aquellos ojos violetas que hacían ver simple a cualquier gema. El éxtasis de verse reflejado en aquellos ojos duró apenas unos segundos, pues Shuichi los cerró con miedo a lo que pudiera estar pensando Hiro. El chico tembló aun mas por su cercanía, un temblor de miedo, de confusión.

Su instinto prevaleciendo ante todo, cada segundo estaba mas cerca de esos labios, los cuales le tentaban a probarlos, lo hacia sentir confuso, más cerca, pero cuando apenas un milímetro lo separaba de deleitarse con aquel manjar, un temblor aun mas fuerte por parte de Shuichi le hizo volver a la realidad. Se sentía extraño por aquel cóctel de sentimientos que inundaban su corazón, su alma, sabia perfectamente que veía a Shuichi como su amigo, incluso como a un hermano, pero jamás como algo mas, por que sintió la necesidad besarlo entonces? Quizas solo trataba de protegerle, de confortarlo... No tenía cabeza para decir algo mas, no hallaba las palabras correctas; se atrevió a depositar sobre su frente un suave beso, a lo que Shuichi respondió abriendo los ojos sorprendido y algo ruborizado por la actitud de su amigo. Hiro se disculpó por lo ocurrido y salió de aquel lugar antes de que pudiera terminar haciéndole mas daño a aquel chico.


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La noche anterior no había podido conciliar el sueño; la fiesta, el anuncio matrimonial, lo ocurrido con Hiro, y sobre todo Eiri. Todo eso había estado dando vueltas y vueltas en su cabeza hasta ya entrada la mañana, cuando por fin el sueño pudo con él.

Shuichi abrió los ojos alertado por las gotas de lluvia que golpeaban sobre el frío cristal, esta vez no lo había despertado el canturreo de los pájaros como venia siendo habitual desde que estaba en palacio. Con pesadez se puso de pie, miró hacia el balcón comprobando que llovía.
-Un día gris...- Sonrió irónico. Dedicó una segunda mirada a recorrer toda la habitación, como imaginaba no había nadie, los demás esclavos estarían con sus tareas desde temprano. El muchacho se puso su ropa, su mirada se perdió en aquella habitación, en el oscuro día.

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Eiri llevaba rato levantado, permanecía en su cuarto, escribiendo, aunque pocas ideas habían salido de su cabeza aquella mañana. Se había acostado bastante tarde debido a la celebración, deseó haberse podido retirar antes, en otro caso tal vez, pero esa celebración fue por él, por su compromiso con Ayaka.
-Compromiso...- Una imagen le vino a la cabeza, la de Shuichi saliendo de la fiesta. No había sabido nada de él desde lo ocurrido, el chico ni siquiera había ido a convencerlo para pasar la noche con él como había hecho muchas veces ya desde su estancia en palacio y también era raro que el pequeño no estuviera molestándole a esas horas de la mañana como solía hacer. Se levantó, decidió ir a darse un baño, eso lo relajaría. Ya había tenido que aguantar a su padre y demás durante el desayuno.

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Shuichi andaba por los pasillos de palacio, estaba perdido, miraba de un lado a otro, aquel lugar era bastante grande y esta no era la primera vez que se perdía por los numerosos pasillos.
-Estupendo... el día no puede comenzar peor- cerró los ojos a la vez que se cruzaba de brazos con un gesto de fastidio, seguro que ese no seria su mejor día. Siguió caminando hasta desembocar en un pasillo aun mayor que el anterior, estaba a punto de tirarse de los pelos cuando una de las grandes puertas se abrió ante él.

Un muchacho moreno de ojos azules salió de allí. Shuichi se le quedo mirando, si que era asombroso el parecido de ambos hermanos...
-Ah! Shuichi!- La voz del moreno lo sacó de sus pensamientos a la vez que se le acercaba.
-Ho...hola...- El pequeño se retiró un poco, no había tenido muy buena experiencia con Tatsuha la primera vez que se encontraron...
-Que haces aquí? Ya lo se! Te has decidido a ser mi esclavo verdad?- Tatsuha rozaba su mejilla con la de Shuichi mientras lo abrazaba con fuerza.
-No! Yo no vine para eso!- El muchacho intentaba zafarse, es que cada vez que ese tipo lo viera le haría lo mismo? Estaba empezando a tomarle algo de miedo...
-No? Entonces que haces por aquí?- El moreno lo soltó para mirarlo a los ojos.
-Es que... me perdí.-
-Jajajajajajajajajaja te perdiste? Jajajajajajajajaja- El chico de ojos azules andaba tirado en el suelo riéndose.
-Ya vale no?- Lo miraba furioso, no era el mejor día para tomarlo a broma.
-Esta bien, lo siento, es que me hizo gracia jeje.- Shuichi suspiro resignado. –Oye, vienes de pasar la noche con mi hermano verdad?- Una sonrisa picara se dibujó en su cara mientras le daba pequeños golpecitos con el codo al chico.
-No... no lo he visto desde ayer en la fiesta...-
-Uhm? Que te pasa Shuichi?- Solo obtuvo silencio en respuesta. –Es... por lo del compromiso de mi hermano verdad?- Shuichi seguía en silencio, mirando el suelo. –Ya... así que no sabias nada...-
-No. Me enteré anoche, no tenia ni idea-
-Mi hermano es imbecil! Como que no te dijo algo así?- Se revolvió el pelo.
-Supongo que... por que solo soy su esclavo.- Unas sirvientas se acercaban desde el final del pasillo hablando algo entre ellas. Cuando llegaron a la altura de ambos jóvenes quedaron en silencio, haciendo una reverencia hacia el príncipe, para después seguir su camino.
-Vamos entra, este no es lugar para hablar de estas cosas.- Tatsuha abrió la puerta entrando en la habitación, seguido de Shuichi.

-Shuichi... estas enamorado de mi hermano verdad? Por eso reaccionaste así ayer...-
-Que? Te diste cuenta de lo de ayer?- Shuichi lo miro con algo de sorpresa, aunque la verdad es que no había sido muy precavido...
-Si, pero eso ya da igual.- Se sentó en la cama, invitando al chico a hacer lo mismo. –Que vas ha hacer?-
-Yo... Un simple esclavo no puede competir con ella, es su prometida , se van a casar, a demás yo...- Tomó aire para seguir. –Soy un chico...-
-Y esa es razón suficiente para darte por vencido?- Shuichi lo miro sin entender bien lo que pretendía el moreno. –Tanto Ayaka como tu os habéis enamorado de él, no crees que en cierto modo sois iguales?-
-Iguales? No, es imposible que seamos iguales, un esclavo no puede ser igual que una princesa!- apretó sus puños bajo la atenta mirada del otro.
-Vamos anímate, no es bueno que estés tan decaído.- El moreno tomó la cara del otro con ambas manos. –Quieres que te anime un rato?- Sin mas se lanzó encima del pobre chico, tumbándolo sobre la cama, este grito asustado, como era posible que ese tío siempre hiciera lo mismo? Iba a acabar por esconderse cada vez que se lo cruzara.

Tatsuha consiguió desarmar la ropa del chico, paseando sus manos por su pecho.
-Que haces? Déjate de bromas! No estoy de humor!-
-No es una broma, de verdad que quiero que seas mi esclavo... además ahora mi hermano no te necesitara...-
-Oye! No eres nada sensible lo sabias?- Shuichi luchaba contra el moreno para que no lo besara, le intentaba apartar la cara poniendo su mano en la frente del de ojos azules, a lo cual este seguía insistiendo mientras sacaba la lengua.
-Ah! Déjame! Cierra la boca me estas babeando!-

El sonido de la puerta abriéndose los hizo desviar la mirada hacia esta, los ojos de Shuichi se abrieron de golpe al ver a su amo en la puerta de la habitación.
-Ah! Hola hermanito... Que haces aquí?- El muchacho se quito de encima de Shuichi como si nada hubiera ocurrido, a la vez que el otro se incorporaba para ponerse de pie a un lado de la cama con algo de nerviosismo.
-Sabia que estabas aquí.- Eiri dirigió una mirada a su esclavo, el cual sintió algo de miedo, se habría enfadado por lo ocurrido con Tatsuha?
-Como has sabido que Shuichi estaba aquí?- El moreno se posicionó tranquilamente en la entrada frente a Eiri estirando un brazo apoyándolo sobre el quicio de la puerta, cortándole el paso a su hermano mayor. El rubio lo apartó de allí abriéndose camino para dirigirse a su esclavo. -Esta bien.. pasa hermano...- Hizo un gesto de burla, a lo cual Eiri respondió con una mirada fría. Sencillamente se había encontrado con las sirvientas que pasaron por donde estaban los chicos, y ellas le dijeron con quien se encontraba su esclavo.

Cuando Eiri se acercó lo suficiente a Shuichi, este lo esquivó para tratar de salir de allí, pero el rubio se lo impidió sujetándolo de un brazo. El muchacho de ojos violetas lo miró, su mirada era desafiante, Eiri se la devolvió de la misma forma.
-Esto... será mejor que me largue de aquí...- El moreno soltó una risita nerviosa a la vez que frotaba sus manos, las cosas se ponían peligrosas y mejor que él no estuviera en medio.
-Solo una cosa hermanito... cuando acabéis... dejarme la cama en condiciones vale?- Si las miradas matasen el chico ya estaría muerto debido a la mirada que le dedicó su hermano mayor. –Si... mejor me voy...-Salió de la habitación haciendo un gesto de despedida con la mano, cerrando la puerta tras de si.

Eiri miro a su esclavo, se dio cuenta de el leve rubor que cubría sus mejillas debido al comentario de Tatsuha.
-Que hacías aquí?-
-Nada...- volvió la cara rompiendo el contacto visual. Eiri lo soltó.
-Pasaste la noche con ese “amigo” tuyo?-
-Que?- Shuichi se sorprendió por la pregunta, se sobresaltó al recordar lo ocurrido con Hiro, pero disimulo delante de Eiri al fin y al cabo no había llegado a pasar nada -No! Claro que no! Por que dices eso?- El rubio se acerco mas al chico, su mirada era penetrante, intensa.
-Me extrañó que no vinieras a molestarme anoche-
-No me apetecía ir... además, estarías ocupado con tu prometida...- Shuichi miro al rubio un momento con rostro serio, se dio media vuelta y se dispuso a salir de allí mientras era observado por los dorados ojos en silencio.
-ya veo...-

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El día estaba siendo largo para Shuichi, demasiado pesado, y aun no acababa. Cuanto menos quería cruzarse con su amo mas lo hacia, trataba de evitarlo, ya eran varias veces las que se habían cruzado durante el día, y siempre la misma reacción, una mirada fría pero deseosa por parte del rubio; un temblor interior y debilidad por parte de Shuichi. Eiri había intentado acercarse a él varias veces, pero el chico había conseguido huir de la situación. En una ocasión tropezó con Hiro, los dos se habían mirado algo incómodos, pero después de haber hablado largo rato todo pareció volver a estar como antes, no podían dejar que una tontería estropeara su amistad, aunque Shuichi tuvo sus dudas debido a la diferencia de clases entre uno y otro, pero las palabras de Hiro le hicieron sentirse mejor, el pelirrojo no consentiría que se estropeara su amistad.

Iba distraído caminando por un extraño pasillo, juraría que ese día ya había recorrido un par de veces todo palacio absorto en sus pensamientos. Todo se oscureció un poco antes de que pudiera llegar a un gran ventanal que daba a un gran jardín, o eso es lo que le parecía a Shuichi. Pero igual no podía salir de allí, la lluvia aun no había cesado, suspiro resignado, al parecer todo lo que sentía se estaba reflejando en el clima de ese día. Se sentía miserable y débil.

Unos fuertes brazos rodearon su cintura cogiéndole por sorpresa, se sintió reconfortado por unos breves momentos antes de procesar que su rubio príncipe era quien lo estaba abrazando. Aquella respiración en su oído le produjo unas suaves cosquillas, que fácil seria olvidar todo lo sucedido ayer y dejarse llevar por aquella cercanía...

Eiri le hizo darse vuelta y lo beso con pasión, con deseo reprimido, Shuichi no hizo mas que abrir los ojos de par en par para después cerrarlos entregándose. El rubio profundizaba cada vez mas el beso, su lengua tocando todo a su alcance dentro de aquella boca que era suya, estrechando mas contra sí aquel frágil cuerpo que le pertenecía por completo y que en este momento se entregaba a él como si no hubiera sucedido nada en aquella fiesta. Shuichi entreabrió los ojos, pudo ver como en la oscuridad brillaban los ojos dorados del otro, mirándolo, quemándolo con su mirada mientras sus manos comenzaban a perderse recorriendo el pequeño cuerpo. El chico dejo escapar un suspiro de su boca, se sentía tan bien al estar así con su amo... y se sentía mal por dentro, mal por ser tan débil frente a aquel hombre que lo tenia totalmente enamorado, sabia que debía separarse de él, evitar esa situación tal y como había hecho durante todo el día, pero su cuerpo respondía solo ante esas caricias.


El sonido de unos pasos lograron captar la atención de ambos haciéndoles separarse un poco.

- Yo puedo decirle a mi prometido que vayamos a almorzar, no te preocupes nana -le decía la princesa Ayaka a una señora que venia junto a ella.
-Pero... - La señora calló en el momento que vio al príncipe sospechosamente cerca de un chico de cabellos rosados, estaban lo suficientemente cerca como para que cualquiera pudiera pensar que algo ocurría entre ellos, además, sus agitadas respiraciones y un intenso rubor en Shuichi evidenciaban aun mas las cosas.

La joven princesa sintió un temblor recorrer todo su cuerpo cuando los vio, disimuló el haber prestado atención a la escena, como si no hubiera visto nada, o como si esa escena fuera la mas normal del mundo, aunque por dentro sabia que algo raro pasaba, ya lo había notado durante la fiesta de la noche anterior.
- Oh! aquí estas Eiri,- Se acercó al rubio tomándolo del brazo. -Tu padre tuvo la genial idea de que cenáramos juntos el día de hoy, me ha dicho que mandó a preparar un banquete especial- Dijo Ayaka de nuevo totalmente ruborizada sin ponerle mucha atención al acompañante de su prometido.

El corazón de Shuichi subió y bajó hasta sus pies de un tiro. El matrimonio de su amo se hizo presente de nuevo en su mente.
Si... Que fácil era olvidarlo todo y entregarse por completo de nuevo a su amo, pero su corazón no le permitiría olvidar así como así, todo era una ilusión. Haciendo un gran esfuerzo por tragarse sus lagrimas pidió permiso y salió huyendo de allí antes las extrañadas miradas de la princesa y su acompañante.


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/-tanto Ayaka como tu os habéis enamorado de él, no crees que en cierto modo sois iguales?-/ Las palabras de Tatsuha vinieron a su cabeza, en parte tenia razón, pero también estaba el hecho de que solo era su esclavo, y jamás podría tener algo con su amo que no fuera simplemente eso, una relación amo-esclavo. Y el hecho de que ambos fueran hombres no ayudaba mucho...
-Joven...- La voz de una muchacha lo hizo sobresaltar.
-Es a mi?-
-Si, el príncipe Eiri quiere verlo, lo espera en su habitación, no se demore.-
-Si...- Definitivamente ese no era su día, cuando pensó que por fin todo había acabado por hoy las cosas empeoraban de golpe. Esta vez no podría huir de él, de cualquier forma era su esclavo, tenia que obedecerle.

Con algo de miedo llamó a la puerta, la voz del rubio sonó desde dentro dándole permiso para entrar.
-Ya estoy aquí... que quieres?- Eiri no dijo nada, solo se dirigió hacia él, quedando sumamente cerca. –Que... quieres...?-
-Ya te has cansado de huirme?- Le levantó la cara sujetándolo de la barbilla, Shuichi hizo intento de alejarse al sentir el contacto.
-Si no te hago falta deja que me vaya.-
-Y si te digo que te necesito para una cosa?- Los labios del rubio se acercaron peligrosamente a los de su esclavo, a escasos centímetros, dejando que sus respiraciones chocaran.
-Para que cosa? Para acostarte conmigo cada vez que quieras?!- Eiri se sorprendió cuando el chico golpeó su mano y se aparto de él.
-Así que estas enfadado en serio...-
-Que quieres decir con eso? Crees que no debería estarlo? Me has utilizado! Tu me besaste, tu me buscaste para...-
-Y tu te dejaste- El tono de su voz se volvió mayor interrumpiéndolo. –O ya no te acuerdas?-
-Pero, pero... yo creía que... que tu me veías como algo mas que tu esclavo...-
-Que te hizo pensar eso?-
-Que?- Sus violáceos ojos se abrieron de par en par.
-Nunca te di esperanzas de ningún tipo, no tengo la culpa de que te hagas ideas raras.-
-Entonces... por que? Por que me besaste la primera vez? Yo no te lo pedí, el que para ti no significara nada no quería decir que para mi tampoco... ese fue mi primer beso lo sabes? Y tu me lo robaste!- Eiri lo miró sin dejar de clavar sus ojos en los humedecidos ojos del chico. -Pero sabes que? Soy un tonto...- Sonrió tristemente. –En el fondo estoy contento de que todas esas cosas me pasaran contigo... pero... podrías haberme contado lo de tu compromiso, no se nada de ti! Nunca me cuentas nada!-
-A ti no tiene por que importante esas cosas, no tengo que darte explicaciones de ninguna clase-
-Pero... yo quiero saber cosas de ti Yuki!-
-Ya basta!- Eiri beso con fuerza los labios de su esclavo, sujetó la cabeza del pequeño por la nuca, y con el otro brazo rodeo su fina cintura atrayéndolo hacia él. El beso fue algo forzado, Shuichi trataba de apartarse, pero estaba bien sujeto. El rubio sintió la humedad de un par de lagrimas que habían recorrido el rostro del chico, lo dejó libre. Un incomodo silencio inundó la habitación, silencio que fue roto por un trueno que centelleaba en la oscuridad de la noche.
-No querías irte? Vete.- se volvió dando la espalda a Shuichi.-
-No. No me voy. Soy tu esclavo verdad? Pues así me comportare, solo como un esclavo.- Sorprendido por las palabras del pequeño Eiri lo miró, mantuvo su mirada seria aun al comprobar con sorpresa como su esclavo se quitaba la ropa sin reparo alguno, o eso hubiera jurado al no ser por las sonrojadas mejillas del pequeño. –Estoy listo, no es esto lo que quieres de mi?- Se acercó a Eiri, parándose frente a él, se notaba que estaba nervioso, el sutil temblor de su cuerpo lo delataba. El rubio acercó su boca al oído del pequeño para susurrarle.
-Esta bien, jugaremos a tu modo...- Sus labios se humedecieron cuando comenzó a recorrer con su lengua el cuello que se exponía ante él, Shuichi volvió su mirada a un lado, perdiéndola en aquella inmensa habitación.

Eiri colocó una mano sobre la cintura del chico, sin dejar espacio alguno entre sus cuerpos, con la otra mano posicionó su cara para besar aquellos dulces labios, comenzó con un beso suave, intensificándolo cada vez mas, acariciando los finos labios con su lengua, mordisqueándolos con los suyos propios. Sujetando el cuerpo del pequeño lo deposito en la cama, repartió unos besos por el cuello de su esclavo, mordisqueando suavemente, dejando la piel algo enrojecida. Sus labios se mudaron al pecho, allí mordisqueó cada pedacito de piel que después fue acariciado por su cálida lengua, saboreándola.
Eiri dejó lo que estaba haciendo para quitarse la ropa bajo la atenta mirada del otro. Cuando hubo quitado todo lo que se interponía entre ambos cuerpos se colocó sobre Shuichi, rozando su piel, moviéndose lentamente sobre él. El muchacho cerró sus violáceos ojos, trataba de contener cualquier sonido que pudiera salir de su boca, sus brazos estaban sobre la cama paralelos a su cuerpo, uno a cada lado de este, de vez en cuando sujetaba con firmeza las sabanas tratando de contenerse. Eiri deslizó una mano acariciando con la yema de los dedos uno de los brazos del pequeño, llegando hasta su mano, la tomó entre la suya, dirigiéndola hasta su propio pecho, indicándole que lo acariciara, este lo hizo sin poner objeción alguna, su mano vagaba por el amplio pecho del rubio, obedecía todas las indicaciones de su amo sin ninguna queja, se dejaba hacer, pero no se entregaba totalmente.

El joven de ojos dorados se movió un poco dejando libre casi totalmente el cuerpo del otro, bajó su mano hasta el vientre de este, lo acarició despacio, provocándole un suave cosquilleo, sin esperárselo, Shuichi sintió como su sexo era envuelto por la mano de su amo, masajeándolo con movimientos rápidos, mientras que la boca del mismo era la que ahora sustituía a su mano sobre el abdomen del muchacho. El pequeño se revolvió en la cama tratando de no gritar, esta vez era distinto, no debía disfrutar aquello, a los esclavos les estaba prohibido. Con fuerza y rabia apretó su labio inferior entre sus dientes, no dejaría que de su boca escapara ni un solo gemido. Eiri no tardo en volverse para mirarlo, vio como de los labio de Shuichi salía un fino hilo de sangre, de inmediato dejó lo que estaba haciendo, el otro en respuesta entreabrió los ojos para mirarlo ahora mas relajado.
-Que demonios estas haciendo?- El rubio paso un dedo por los finos labios, limpiando la sangre que escapaba de ellos, haciendo que su esclavo se quejara a causa del dolor que sintió con el contacto. –Por que te estas comportando de esta forma? Actúas como si tu estuvieras muerto.-
-No es eso lo que quieres?- Eiri clavó sus ojos en él para prestar atención a sus palabras. -No quieres que sea tu esclavo? Pues eso hago, portarme como tal, como una marioneta a la que puedes manejar a tu antojo, o acaso no soy para ti como un muñeco?- La mirada de Shuichi sobre los ojos de su amo se volvió fría, Eiri jamás había visto esa expresión en los ojos de ese niño.
-Deja de decir estupideces-
-Si, amo-
-Ya me tienes harto con tus niñerías!- Eiri golpeo sobre la cama con ambos puños, uno a cada lado de la cara de Shuichi, este se sobresaltó. –Estoy tratando de ser amable contigo- el chico volvió la cara –Ya veo, lo que te gusta es el sexo duro verdad?- Besó sus labios violentamente, después tomó el cuerpo del pequeño y lo volteo sobre la cama, colocó los brazos de Shuichi sobre la espalda de este, sujetándolo con una de sus manos. Esta vez si se asustó, volvió a moverse sobre la cama para soltarse, el rubio se inclinó sobre él, pasó su lengua sobre aquellos labios lamiendo el poco de sangre que quedaba en ellos, lo sujetó de la barbilla introduciendo un dedo en su boca obligándolo a abrirla para explorarla una vez mas, este respondió con un quejido, mientras un par de dedos se adentraban en ella para después ser sustituidos por su lengua. Eiri bajó la mano hasta el trasero del otro, ambos dedos acariciaban ahora la entrada del chico, introduciéndose a la vez que preparaban un poco la zona.

Shuichi cerro los ojos fuertemente al sentir como el sexo del rubio era ahora el que lo penetraba con rapidez, no pudo mas y un grito escapó de su garganta, Eiri se detuvo un momento, el suficiente para que el chico se acostumbrara a tenerlo dentro. Despacio comenzó a moverse, pero la velocidad aumentó considerablemente después de un par de movimientos.
-Es esto lo que querías verdad? Te gusta que te lo haga de esta forma?-
-Yuki! Para! Me haces daño!- Sus brazos seguían siendo prisioneros de su amo, no podía moverse en esa posición, sintió miedo, también impotencia por no poder hacer nada, como la palabra lo indicaba era un “esclavo” y si quería estar con la persona de la cual se había enamorado tenia que aceptar este hecho.
-Ahora no me vengas con tonterías, esto es lo que estabas buscando- Un pequeño grito escapaba de la garganta de su esclavo con cada movimiento, los cuales eran rápidos y profundos.
-Ah! Yuki! No tan fuerte... ah... me duele!-
-No, no te duele, te gusta que te haga esto, siempre acaba gustándote.- Eiri se volvió a inclinar sobre él, soltó sus brazos dejándolos caer a ambos lados, de nuevo besó su cuello a la vez que seguía moviéndose dentro del pequeño, esta vez algo mas despacio pero con fuerza.
-Por favor... Yuki... ah...-
-Cállate- otro beso fue depositado en sus labios, los cuales estaban ya algo doloridos debido a la pequeña herida y a la fuerza de los besos.

Eiri pasó un brazo rodeándolo de la cintura, haciéndolo levantar un poco su trasero hacia él, volvió a acelerar el ritmo. Con una mano tomó el sexo de Shuichi para volver a masajearlo, este sujetaba con fuerza las sabanas, trataba de esconder su cara entre ellas, no quería que su amo oyera los gemidos que empezaban a escapar de su boca, aunque era algo tarde para eso. El rubio sentía como el interior del pequeño comenzaba a contraerse envolviendo su erección, con su mano libre sujetó la cadera del chico empujando con mas fuerza, lo mas profundo que podía, quería sentir esa cálida estrechez rodeándolo totalmente, sin que quedara un pedacito de piel libre, sentir ese calor que emanaba el interior del chico, escuchar los sonidos que salían de su boca, ver como intentaba reprimirse y no lo conseguía, todo eso hacia que la excitación fuera mayor. La mano que acariciaba el sexo de Shuichi tomó la misma velocidad que su cuerpo, con su dedo pulgar presionó en la punta un momento, lo suficiente para que los gemidos del muchacho se dejaran oír en toda la habitación a la vez que el cálido liquido bañaba su mano y parte del vientre del pequeño. El rubio siguió moviéndose, el ritmo se había mantenido elevado, provocando que acabara por llenar el interior de su esclavo.

Shuichi dejó caer su cuerpo sobre la cama, se sentía pesado, tembloroso, dolorido. Estaba envuelto por el sudor que brillaba en la oscuridad sobre su bronceada piel. Con rabia apretó las sabanas con la fuerza que le quedaba, por mucho que se lo propusiera era imposible, no podía evitar sentir el placer que el rubio le proporcionaba, pensó que quizás a él si le estuviera permitido disfrutar a pesar de ser un esclavo... pero pronto cayó en la cuenta de que si lo sentía así era por los sentimientos que tenia hacia aquel hombre, esa era la única razón por la que le estaba permitido disfrutar, con otra persona seria totalmente distinto... Eiri se dejo caer encima de él, pero no completamente, mantenía su peso apoyando sus antebrazos sobre la cama. Con una mano buscó la de Shuichi, entrelazando sus dedos, haciéndole soltar la sabana; con la otra apartó un mecho de pelo de la cara del chico, estaba mojado por el sudor de su frente. Depositó un beso en ella. Durante unos minutos la agitaba respiración de ambos fue el único sonido dentro de la habitación, acompañado por el silbido del viento que parecía corear a la fuerte lluvia que los había acompañado en todo momento.
-Las cosas no pueden ser de otra forma.- La voz de Eiri sonó calmada sobre el oído de Shuichi. –Tengo obligaciones que cumplir aunque no me gusten- Salió de su interior para sentarse al borde de la cama, Shuichi no decía nada, tenia su mirada perdida en algún lugar, seguramente en la lluvia que se dejaba ver a través del balcón intercalando algún que otro relámpago. –No quiero hacerte daño, por eso es mejor que te alejes de mi.- Las palabras del rubio lo hicieron sobresaltarse, de inmediato volteó a mirar a su amo, acercándose a él moviéndose sobre la cama.
-Yuki... por que? No quiero! Quiero estar contigo, te prometo que seré un buen esclavo, haré lo que tu quieras...- Eiri acarició su mejilla.
-Si sigues a mi lado te haré daño.-
-Pero yo... Yuki...- Su voz se volvió seria, Eiri lo miró. –Todo esto es por que solo soy un esclavo verdad? Además... soy un chico...-
-Que estas diciendo?-
-Si no fuera por eso... me querrías?-
-No es cuestión de quererte o no, las cosas no pueden ser siempre como uno quiere- Shuichi bajó la cabeza, las lagrimas asomaban a sus violáceos ojos nublándolos, con ambas manos el rubio le volvió la cara hasta quedar los dos mirándose, se acercó para besarlo una vez mas, a lo cual el chico respondió apartándose.
-Esta bien Yuki, no me interpondré en tu camino, solo me limitare ha cumplir con mi “obligación” como esclavo.- Lo volvió a mirar. Tomó su ropa del suelo, se puso los pantalones con torpeza y salió de allí con el resto en los brazos bajo la dorada mirada de su amo.



Notas de Saiyi:
pues nada, otro capitulito mas, espero k les haya gustado, pk aun nos keda bastante y algunas sorpresitas, asi k igan leyendo!!! y muchas gracias a los k han dejado sus comentarios, k ayudam mucho ^_^ besos


Notas de Cathain:
Bueno este capitulo si q estuvo triste ._. pobrecito Shuu ;_; me da cosita con el, en este capitulo se podria decir q me la pase flotando arriba de saiyi como fantasma, xq apenas si escribi algo realmente >.< pero es cuando la inspiración se va asi de repente no hay mucho q hacer *suspiro* bueno espero les haya gustado el cap. Nos vemos en el proximo.



Notas de Ainoa:
holaaa, k tal??bueno otro capitulo mas ^^ y los k nos kedan!!bueno os ha gustado??a mi lo k me ha gustado es el lemon!! *-* si lo reconozco soy una pervertida (Nota de Cath: 100% pervertida) ^//////////////////////////^ jaja venga,nos vemos en el siguiente episodio, muakaaaaaaaaaaaaaaa

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