lunes, 17 de agosto de 2009

DREAM WITHIN Ch.10

By Chekie Girls



Cap. 10




ºººººººººººººººººººººº



Había querido desaparecer de la vista de su amo lo antes posible, no dejar que este notara como sus ojos estaban a punto de llorar, no dejaría que lo viera llorar por él. Al entrar en la habitación que compartía con los demás esclavos comprobó como estos estaban dormidos, que hora seria? Seguramente bastante tarde. Volteó la mirada hacia la ventana, como imaginaba seguía lloviendo. Depositó su ropa a los pies de la cama, y se metió entre las sabanas tumbándose de lado sobre ella, la cual parecía estar helada al contacto con su piel que aun ardía.

Sintió como un leve escozor recorrió su labio cuando este rozó con las sabanas al tratar de acurrucarse entre ellas. Se quejó llevándose una mano hasta la herida, rozándola con sus dedos. Con dificultad sonrió irónicamente, ni siquiera se acordaba ya de la herida, esta no era nada comparada con el dolor que estaba oprimiendo su pecho.

-No debo llorar, así son las cosas- Pensó a la vez que apretaba con fuerza las sabanas entre sus manos, forzándose a no llorar, pero los recientes hechos que rondaban por su cabeza le obligaban a hacer lo contrario.

Se sentía totalmente estúpido por estar enamorado de una persona que no sentía nada por él, que solo lo usaba para sus caprichos, pero claro, el culpable había sido solo él, sabia perfectamente desde el principio el lugar que ocupaba, y había sido él mismo el que se había hecho falsas ilusiones.

-Es normal, soy su esclavo, no tengo derecho a exigirle nada.- Murmuró para si mismo a la vez que su voz se quebraba y de sus violáceos ojos empezaban a salir las lagrimas como si de agua de lluvia se tratase. Su cuerpo dolorido tembló bajo las sabanas a la vez que su llanto se hacia mas notable provocando que varios de los esclavos que estaban a su alrededor se despertaran sin atreverse a preguntar que era lo que ocurría, solo trataban de volver a dormirse.

El sueño empezó a hacer acto de presencia en Shuichi, acallando su llanto a la vez que su cuerpo se tranquilizaba. Había resultado ser un día muy largo y pesado, ahora solo quería dormir y olvidarse de todo por un rato. Con ese pensamiento dejo que el sueño lo venciera.



*******************************


Eiri permanecía recargado sobre el frío cristal con su torso aun desnudo, solo llevaba los pantalones que se había puesto después de que Shuichi se marchara de allí. En ocasiones como esa deseaba desaparecer, marcharse de palacio, renunciar a su condición de príncipe y dejarlo todo. La mayoría de las veces lo había deseado por él mismo, pero esta vez también estaba en juego los sentimientos de ese chico, después de todo se había acostumbrado a estar con el pequeño, pero ya que no podía evadir sus obligaciones al menos intentaría mantener al muchacho al margen de ellas, a la larga seria lo mejor para Shuichi y quizás también para él mismo.

Clavó sus penetrantes ojos dorados en la puerta cuando escucho que tocaban a ella, se acerco a abrir, lo mas seguro es que se tratara de su esclavo que venia a pedirle perdón por su comportamiento o a suplicarle que no lo dejara o algo de eso. Al abrir se encontró ante él a su prometida. Ayaka abrió los ojos sonrojándose al ver a su príncipe tan ligero de ropa, retirando la mirada de el rápidamente.

-Ocurre algo?- Eiri se acercó caminó hacia la cama, Ayaka pudo ver como su ropa estaba esparcida pro el suelo y la cama deshecha, su corazón dio vuelco antes de que el rubio la sacara de sus pensamientos. -No te quedes en la puerta, puedes pasar.- Le dijo amablemente. La verdad es que le resultaba bastante extraño incluso algo indecente que la muchacha se hubiera presentado en su habitación y mas aun a altas horas de la noche. Ayaka entro tímidamente, sin atreverse aun a levantar la mirada del suelo. -Cierra la puerta cuando entres- Ella obedeció y se acercó un poco quedándose algo retirada del rubio.
-Bueno yo...- Dijo tímidamente, Eiri la miró esperando a que hablara. -Quería preguntarte algo.-
-Siéntate.- Le ofreció asiento en el sillón donde solía sentarse a escribir. La chica dedicó una ligera mirada a los papeles que estaban sobre la mesa para después mirarlo a él.
-Que esta pasando?- Le dijo con algo de miedo en sus palabras, sabia que no debía meterse en eso, pero por otra parte pensó que si debía, se trataba de su prometido, tenia derecho a saberlo.
-A que te refieres?-
-A tu esclavo, que pasa con él?- Bajó de nuevo la mirada.
-Mi esclavo?- Preguntó intrigado por lo que tenia que decirle.
-No es solo tu esclavo verdad? Sientes algo por él?- Eiri la miro con sorpresa, de todas las cosas del mundo lo que menos esperaba en ese momento era esa pregunta por parte de su prometida.
-Ese chico... esta enamorado de mi.- La miro seriamente.
-Solo eso?- Eiri guardo silencio, no estaba dispuesto a contestar una sola pregunta mas sobre el tema. La muchacha decidió no hacer mas preguntas. -Eiri... yo...- Se levantó acercándose mas a él. -Yo quiero que lo nuestro salga bien.- Sonrió tímidamente. -Solo era eso.- Lo miró un momento, el rubio seguía en silencio. Decidió que mejor seria salir de allí, así que eso hizo. Se despidió de su prometido cortésmente a la vez que este le respondía con el mismo gesto.

Una vez que salió de la habitación se dejo caer sobre la puerta cerrada, con las mejillas sonrojadas.
-Todo saldrá bien, verdad Eiri?-

*******************************

Un nuevo día comenzaba, sus ojos violetas se abrieron despacio, estaban algo hinchados y enrojecidos por haber llorado largo rato la noche anterior. Pesadamente se sentó sobre la cama poniendo los pies en el suelo. Notó como las miradas de varios esclavos se clavaban en él como si quisieran decirle algo, o aun peor, como si se compadecieran de él. Shuichi los miró dibujando una sutil sonrisa en sus labios.

-Buenos días- como habitualmente saludó a sus compañeros, se levantó para dirigirse al baño, le sentaría bien una ducha, el agua caliente relajaría todos los músculos de su cuerpo que aun se resentían de la noche anterior.

Al salir del baño comprobó que no quedaba nadie en la habitación, se sentó en la cama mientras se vestía, una vez lo hubo hecho se acercó al balcón para asomarse, cerró los ojos para tomar aire, el olor de haber llovido durante toda la noche flotaba en el ambiente. Volvió a sonreír esta vez mas sinceramente cuando sintió que esa brisa entraba en sus pulmones llenándolos con ella.

-No voy a darme por vencido fácilmente, Yuki- Un sonido llamó su atención, al oír como la puerta se abría se volvió a mirarla, sus ojos se abrieron impresionados cuando vio ante él a la persona que había entrado en la habitación.
-Puedo hablar contigo?-
-" Que hace ella aquí? "- Pensó a la vez que asintió con la cabeza algo confundido. La muchacha se acercó hasta Shuichi, este la miraba sin decir nada, sin duda se había sorprendido al verla allí.
-Te preguntaras que hago aquí verdad?- Se detuvo enfrente del muchacho, este siguió en silencio, solo aparto su mirada de ella, volviéndola a un lado, cuando sintió que la chica le daba una bofetada. Inmediatamente se colocó una mano sobre la mejilla sonrosada, miró a la muchacha, la cual respiraba agitadamente, como si ella misma se hubiera sorprendido por haberle pegado. -Deja en paz a Eiri, se que estas enamorado de él, él mismo me lo ha dicho. Lo que deseas nunca saldrá bien, no te das cuentas de que ambos sois hombres? Además, él es un príncipe y tu... tu eres...- Lo miro como examinándolo. -Tu solo eres un simple esclavo, no estas a su altura, solo conseguirás hacerte daño y hacerle daño a él. Así que deja de meterte en medio, él es mi prometido.- Dedicándole una mirada seria se dio media vuelta encaminándose a la puerta para salir de allí, dejando a Shuichi totalmente confundido.

*******************************

Hiro se había despertado bien temprano ese día, se había quitado un gran peso de encima al haber hablado con Shuichi sobre lo ocurrido después de la fiesta, pero ahora lo que lo preocupaba era otra cosa; el príncipe Eiri y su trato para con el pequeño. Termino de vestirse y se encamino a la habitación del príncipe.

Había tocado con firmeza y seguridad a la puerta de la habitación, después de unos 5 minutos escuchó una voz diciéndole que pasara. Abrió la puerta y una vez dentro la cerro para evitar cualquier tipo de intromisión. Estaba decidido a tener esa conversación y de ese día no pasaría.

Halló a Eiri sentado en su escritorio, escribiendo apuradamente sobre algunos papeles, decidió acercarse un poco mas a ver si notaba su presencia. Cuando este terminó de escribir la idea que tenia en mente, le dirigió una mirada molesta a Hiroshi Nakano, algo muy grave debía traerlo a sus aposentos... o quizás fuera algo sobre su esclavo, había notado el tipo de miradas que le lanzaba y eso no le gustaba para nada, además que tenia algún tipo de relación con Shuichi porque el pequeño hablaba muy bien de él. Abrió la primera gaveta del escritorio y guardo los papeles, luego le hizo una seña al pelirrojo para que tomara asiento frente a él.

- Y bien, Nakano ¿a qué que debo esta inesperada visita?.-
- Se trata de Shuichi.- Respondió seriamente.
- De mi esclavo?- Preguntó haciéndose el sorprendido pero la verdad es que ya se lo esperaba.
- Tienes algún tipo de sentimiento por tu esclavo?- Sus ojos se clavaron en los de Eiri, como si el estuviera reclamando algo.
- ... Eso a TI no te interesa– Eiri le contestó fríamente.
- Te equivocas Eiri, en realidad si me importa porque él es mi amigo, y puedo darme cuenta de que esta lo suficientemente interesado en ti como para salir mal parado en esta especie de relación.-

Eiri se quedo callado por un buen rato meditando sobre las palabras de Hiro, analizando una buena respuesta, de seguro el baka le había dicho todo lo sucedido, y bueno lo de su compromiso no es algo que pudiera ocultar, esbozó una sonrisa irónica ante ese pensamiento

-Puedes quedarte tranquilo Hiroshi, una vez que contraiga matrimonio no lo buscare mas.-

Hiro lanzo un bufido, como si eso fuera una solución... solo con eso no iba a lograr que Shuichi dejara de tener esos sentimientos con él, claro que al rubio poco le importaría... Por favor, estaban hablando de Eiri, a él se le podía estar cayendo el reino sobre la cabeza y eso no le importaba. Hiro había notado el interés poco usual que había mostrado por Shuichi y eso era lo que lo tenia algo angustiado. Suspiro resignado.
- Y que sucederá con el entonces? porque lo mas seguro es que siga insistiendo, ya te habrás dado cuenta de cómo es.- Eiri lo miró seriamente. -Se que para ti solo es un esclavo mas, pero él también es una persona y además esta enamorado de ti.-
- Bueno ¿acaso quieres que te lo regale?- Sonrió sarcásticamente. -Shuichi es mi esclavo y lo seguirá siendo por largo tiempo. Ya te dije que yo me encargaré de la situación, ahora si no tienes nada mas que hablar conmigo márchate de mi habitación.


Porque ese tipo tenia que ser tan cerrado? a él le preocupaba lo que le pasara a su amigo, no le estaba pidiendo que se lo regalase ni mas ni menos, pero si llegaba el momento en que no lo buscaba mas... entonces que pasaría? Porque Shuichi era su esclavo y si no lo utilizaba alguien mas lo haría, o aun peor, seria relegado con los demás a realizar las tareas diarias en palacio y ese tipo de esclavos sufrían mucho. Una imagen de Shuichi siendo golpeado con el látigo pasó por su mente como un rayo y un escalofrió recorrió su espalda, ni pensarlo. Jamás permitiría que algo así le pasara a ese chico. Se levantó de la silla y le lanzo una mirada seria al rubio antes de salir dando un gran portazo.

*******************************

Shuichi iba corriendo por los pasillos del palacio buscando a Eiri, hasta que finalmente lo encontró solo en un salón leyendo un libro de pasta roja.

- Eres... un... grandísimo... baka!!!!!- Gritó furioso de forma pausada entre cada palabra. -Como se te ocurre decirle a tu prometida que estoy enamorado de ti?!-
- Que hay de malo en decir la verdad?- Contestó despreocupado sin quitar la vista de su lectura.
Shuichi empezó a rebotar contra todo el salón, estaba tan furioso y Yuki con esa respuesta tan "tranquila" lo había terminado de llevar a su limite, después de un rato de liberación volvió a dirigir su atención al rubio.
-Porque siempre haces este tipo de cosas?. Te imaginas como debe estar sintiéndose esa chica? Acaso tomas en cuenta sus sentimientos?... ¿y los míos?- Preguntó con tono triste.

Esta vez si logro atraer su total atención, el chico estaba enamorado de él y sabia que su compromiso con Ayaka podía complicar aun mas la situación, pero... aun así le importaba lo que pudiera sentir su prometida. Sin duda que era un chico muy extraño, suspiro con resignación antes de responder, pero intentar responder fue en vano porque en ese momento se Mika apareció en la entrada del salón.

-Eiri necesito hablar contigo en privado- Dijo con voz tranquila resaltando las ultimas dos palabras. Shuichi hizo una reverencia antes de salir de la habitación cerrando la puerta tras de si.

Salió algo distraído de allí, cuando cruzó un pasillo vio la figura de Tatsuha y se escondió rápidamente detrás de una armadura, no quería tener otro encuentro con el otro príncipe, una pequeña gota bajo por su cabeza al recordar la forma de ser del moreno.

-Envía las invitaciones a los demás, que se preparen para la fiesta en dos días los que confirmen su asistencia. No te vengas sin la confirmación- Repitió dos veces Tatsuha al mensajero, el cual después de hacer una reverencia se marchó de allí dispuesto a realizar la tarea impuesta por el menor de los príncipes. –Jeje mi hermano se va a llevar una gran sorpresa.- Caminó retirándose de allí mientras reía escandalosamente.


-Así que una fiesta para Yuki...- Dijo para si mismo aun escondido detrás de la armadura, la verdad es que había llegado a tenerle algo de miedo al hermano menor de su amo. La cara del pequeño se ilumino de alegría cuando una idea cruzo por su mente. Seria capaz de hacer hasta lo imposible por su Yuki.

*******************************

El día de la fiesta había llegado, durante los dos días anteriores todo había sido de lo mas calmado entre Eiri y Shuichi, no habían vuelto a intimar desde aquella noche, si bien era cierto que el rubio tubo que controlar sus instintos en mas de una ocasión para no lanzarse sobre el pequeño, sabia que una vez que contrajera matrimonio eso tendría que acabar, y que mejor momento que empezar ya ha hacerse a la idea? Además, Shuichi le estaba “facilitando” el trabajo, el chico efectuaba las tareas impuestas por su amo sin protesta alguna, tan solo acudía ante él cuando lo llamaba, trataba de no molestarlo demasiado, y sobre todo intentaba ser un buen esclavo.

Eiri tenia su mirada perdida y estaba absorto en sus pensamientos, como se le había ocurrido a su hermano semejante cosa? una fiesta en honor a su casamiento... Según el menor de los príncipes, debía divertirse y "aprovechar" antes de la boda porque después juraría ante Dios serle fiel por el resto de su vida a su esposa.

Había tenido que soportar durante gran parte de la noche el estar en una gran sala junto a varios hombres de la corte e invitados de la boda, incluido su hermano Tatsuha, el causante de semejante revuelo... allí habían “disfrutado” de los sensuales bailes de la mujeres que danzaban llamando la atención de los hombres, claro que Eiri no les presto demasiada. Esperó un rato a que los demás se emborracharan y se distrajeran con las bailarinas para escabullirse por un pasillo algo oscuro. Al final de este había una pequeña luz roja que salía de una habitación. La curiosidad pudo mas que él y termino por entrar en ella.

Era una habitación de grandes proporciones, estaba cubierta con grandes almohadones de colores vivos, el salón estaba prácticamente en penumbras, solo unas cuantas lámparas pequeñas con vidrios de colores colgados en las esquinas dando algunos toques de luz aportando un ambiente mágico y privado.

Al rato comenzaron a sonar las suaves notas de las flautas acompañada por el movido ritmo de los tambores y el punteo de los laúdes. Unos cuantos segundos mas tarde la voz de una mujer se deslizó en el ambiente, tan suave y lírica que le fascinó enseguida. Que voz tan sedante y melodiosa, casi acariciadora. Lamentaba no comprender el significado de aquella canción pero aun así le estimuló, casi le sedujo.

¿Y ahora que seguía? debía de ser una de esas "habitaciones especiales" de las que le había hablado su hermano, talvez alguien bailara para el a solas y no con el resto de los invitados. Aquello agravaba mas el asunto, él no era tan sociable con la gente como para eso. Además, jamás había presenciado este tipo de espectáculos, y por el siempre hecho de escuchar la música, supo que no podía comparar eso con los bailes de las prostitutas en los burdeles cercanos al pueblo. Decidió tomar asiento cerca de una pequeña mesa donde descansaban varias copas llenas con frutas y dactiles. La expectación comenzaba a excitarle.

Un elemento nuevo se unió a la música dando comienzo a la danza, el menudo cuerpo de su esclavo se asomó detrás de una de las columnas moviendo sus caderas al compás de la música, logrando unos movimientos subreales, impregnados con una sensualidad innata. Una falda negra colgaba desde sus caderas hasta un poco mas abajo donde comenzaban dos aberturas hacia adelante permitiendo una generosa vista a sus piernas que eran rodeadas por unas cuantas tiritas negras; alrededor de sus caderas se hallaba una especie de cadena de oro algo gruesa y en su tobillo izquierdo tenia una pulsera igual a esta. Casi todo su cuerpo estaba cubierto por escarcha dorada, sus pezones también estaban cubiertos de pintura dorada, sus ojos violáceos estaban delineados de negro dándole el aspecto de un felino y sus pestañas se veían algo mas oscuras de lo normal otorgándole un tono mas oscuro y provocativo a su mirada que brillaba de forma insinuante.

Sus caderas revoloteaban, sus manos subían y bajaban haciendo formas alrededor de su cuerpo mientras se acercaba lentamente hasta el príncipe, quien no podía despegar su mirada del cuerpo que se hallaba ante él, ese movimiento le estaba hipnotizando.

Se separó un poco del centro de la habitación y sacó de una cesta una serpiente roja con algunas franjas negras y amarillas, como una coral* se la guindó detrás del cuello sosteniendo cada extremo de la serpiente con cada mano. Se acercó suavemente a donde Eiri, marcando mas sus movimientos con las caderas, como una pantera cazando su presa. Dio unas cuantas vueltas alrededor del rubio y luego frente a él se inclinó un poco hacia delante sonriéndole con picardía. El hombro derecho se movía hacia delante y el izquierdo hacia atrás mientras seguían este movimiento al ritmo de los tambores que se había alzado un poco mas sobre el resto de la música. Dio varias vueltas mas y se detuvo antes que los tambores, así como la flauta comenzó a deslizarse suavemente casi como en un susurro. Desplegó la serpiente sobre su propio torso; la ayudo a enrollarse sobre él y luego la soltó. La serpiente se deslizo enrollándose despacio por parte del pecho y el torso hasta llegar a su vientre para bajar a las caderas donde el pelirosa la tomó en sus manos nuevamente y la llevó de regreso a su cesta. La música comenzó de nuevo pero con una gama de sonidos aun mas eróticos.

Yuki estaba anonado con el comportamiento de su esclavo, como había sido capaz de sostener a una serpiente si hacia una semana había formado tremendo escándalo por una ardilla? claro que las ardillas no eran originarias de su reino mientras que las serpientes si lo eran, era normal que estuviera acostumbrado a ese tipo de animales. Pero aun así seguía siendo algo que lo perturbaba.

El chico de ojos violetas realizaba movimientos de caderas combinados con las manos alrededor del cuerpo. A continuación tomó un velo de color negro, uno con cada mano y comenzó a jugar con ellos dibujando su cuerpo. Se acercaba lentamente a su amo que tenia los penetrantes ojos dorados clavados en los de él. Movía sus caderas hacia un lado mientras que sus brazos lo hacían al lado contrario; así hasta que se acercó lo suficiente a su amo y acarició la cara de este con los velos dejándolos caer sobre ella con una sonrisa traviesa.

Eiri se lo quito de inmediato y lo siguiente que vio fue a su esclavo buscando alguna otra cosa. Shuichi tomo una de las fresas que había dentro de una copa cercana para volver a acercarse sensualmente al rubio. Allí se arrodilló un poco y pasó la fresa por sus labios, delineándolos, luego sacó un poco su lengua y la lamió. Su mano deslizo la fruta bajando por su barbilla, por su cuello, por su pecho, por su vientre y llegó hasta su ombligo donde hizo un circulo alrededor.

Eiri ciertamente debía aceptar que estaba muy excitado, donde rayos había aprendido a hacer eso su "inocente" esclavo?! Aunque eso en ese momento no importaba mucho, solo importaba la condenada cosa que iba a hacer con esa fresa y porque no se acercaba mas a él? tenia ganas de tocar aquella piel... Se inclinó tratando de abrazar al chico, pero cual fue su sorpresa cuando este se dio la vuelta rápidamente y puso con suavidad su pie izquierdo contra su pecho. Su mirada violeta le indicaba que no podía tocarlo.

Shuichi se retiro un poco y se volteo con la cara mirando atrás, comenzando a mover su cintura de forma aun mas insinuante. Metió la fresa en su boca y se la comió de forma lenta y provocativa. Se volteo de nuevo y comenzó a mover su vientre captando la idea del caminar de una serpiente, adentro y afuera en forma de zigzag.

Se detuvo una vez mas frente a su amo, lo suficientemente cerca pero a la vez lo suficientemente alejado como para que este no pudiera tocarlo. Con suma sensualidad de despojó de la cadena de oro que descansaba en su cadera. Después inclinó su cuerpo hacia delante hasta tocar su pierna derecha con ambas manos, dejándolas resbalar hasta quedar a la altura del tobillo a la vez que su mirada se clavaba en la de Eiri. Con sus manos allí, se despojó de la pulsera que cayó deslizándose brillante sobre su tobillo hasta llegar al suelo. Estiró hacia delante esa misma pierna, mientras el resto de su cuerpo se inclinaba hacia atrás siguiendo el ritmo de la música, cerro sus ojos dejándose llevar, momento que aprovecho Eiri para acercarse.

No aguantó mas y atrajo hacia si a Shuichi, sus manos atraparon su cintura con presteza, provocando que ambos cayeran sobre la cama de cojines haciendo que sus cuerpos rodaran un poco de forma que el rubio quedó posicionado sobre el pequeño cuerpo. Su mirada ardía contra la suavidad de los violáceos ojos, había tanta pasión en los ojos de Eiri que Shuichi se sonrojó aun mas de lo que ya estaba. El príncipe le dio un beso en la frente y luego tomó posesión de sus labios, degustando toda su boca. Rompiendo el beso debido a la agitada respiración de ambos que les hacia ahogarse el uno en el otro. Eiri aprovechó para preguntarle algo que lo tenia con mucha curiosidad.

- Dime, ¿donde aprendiste a bailar así?-
- Eh?! - Shuichi lo miró con sorpresa. -Pues.. emm.. fue mi antigua ama. Ella es una excelente bailarina y pues un día me dijo que yo debía aprender a danzar también, así que me hacia vestir así como estoy y pues nos poníamos a bailar casi todas las tardes luego de las lecciones. La mayoría de las veces acompañados por su hermano, el príncipe Ryuichi, era divertidísimo, además que él...-

Y sus palabras quedaron ahogadas por otro beso mas del rubio que aun se preguntaba como rayos lo hacia para hablar tanto tiempo seguido sin la necesidad de respirar. Sus manos acariciaban el pecho del pelirrosa, su piel estaba mas suave que nunca debido al aceite que había esparcido por todo su cuerpo, y eso que él creía conocerlo todo acerca de su esclavo... Su boca se movió hacia el cuello de Shuichi provocando un quejido en él al dejar de besarlo. Dio pequeñas mordidas en aquel cuello para después lamerlo; al pasar su lengua por la piel sus sentidos que ya estaban lo suficientemente aturdidos captaron el sabor dulce y fuerte de alguna especie de fruta exótica. Que divino era aquel sabor, sumado a lo delicioso que era la piel de su esclavo esto ya era demasiado.

Con un hambriento deseo iba a comenzar a saciarse justo cuando Shuichi lo apartó un poco de si y con una mirada extraña terminó de deshacer el abrazo para luego levantarse de los cojines. Extendió su mano hasta Eiri quien lo miró cuestionando lo que acababa de hacer.

- Vamos Yuki, te tengo una sorpresa.- Sonrió mientras sus mejillas se sonrojaban aun mas de lo que ya estaban. Eiri se puso de pie y le dio la mano dispuesto a seguirlo.

Lo condujo hasta una habitación mas privada que se hallaba detrás de donde ellos estaban. Quitó unos cuantos velos de color turquesa que tapaban la entrada. La habitación estaba llena de velas acompañadas por un intoxicante olor a frutas y rosas que impregnaban el ambiente, en el centro se hallaba una majestuosa cama con sabanas de satín rojas como la sangre y con varios cojines esparcidos sobre ella, cojines de colores naranja pálido, blancos con borlas plateadas, verdes esmeralda, rojos con estampados dorados... El pelirosa lo hizo sentarse sobre la cama haciendo que se recostara un poco sobre los cojines, mientras el quedaba de pie ante el rubio.

Eiri sintió como la mirada de su esclavo se clavaba en sus ojos, pudo ver como el chico estaba totalmente sonrojado, le gustaba verlo así, se veía realmente lindo. Observo sin perder detalle como su esclavo se llevaba las manos atrás para desatar su falda, dejándola caer suavemente rozando su piernas. El rubio abrió los ojos sorprendido al ver como aquella era la única prenda que cubría su cuerpo, quedando desnudo frente a él con la ausencia de esta.

Shuichi se inclinó de rodillas en la cama, acercándose a Eiri, este sintió como las manos temblorosas del chico procedían a desnudar su torso tímidamente. …l mismo le facilito el trabajo moviéndose un poco hasta deshacerse de la prenda, quedando su piel desnuda frente al pelirrosa, a lo que este respondió con una sonrisa.

Con ambas manos cogió un velo negro llevándolo a su propia cara tapándose con él desde la nariz hasta lo que la caída del velo cubriera; quedando solo sus grandes ojos violeta disponibles para Yuki. Se acercó y besó sus labios sobre el velo, luego lo dobló un poco y procedió a vendar los ojos del rubio mientras dejaba que su caliente y acelerada respiración chocara contra el oído de su amo, enviándole suaves choques eléctricos a todo su cuerpo para después darle un tímido beso.

Shuichi dejó un momento al rubio, momento que para este fue una eternidad, se inclino hasta la pequeña mesita donde se hallaba una jarra de vino. Si, ahora seguía lo del vino así lo había visto hacer. Debía hacer todo tal cual para complacer a su amo, para hacerlo tan feliz que jamás quisiera deshacerse de él.

Lo siguiente que sintió Eiri fue algo frío caer sobre su pecho provocándole un ligero escalofrío. Seguidamente una cálida lengua se deslizó lamiendo gota a gota del liquido, provocando que soltara un gemido ahogado.

Inmediatamente el mismo proceso se repitió, la frialdad del liquido bajó de nuevo desde su cuello hasta su ombligo, esta vez la boca de Shuichi se demoró lamiendo poco a poco su cuello bajando a su pecho para atrapar allí su pezón izquierdo el cual después de dar varias lamidas succiono con algo de fuerza para después depositar un suave beso sobre donde se hallaba el corazón de su amo. Siguió su camino sobre el torso lamiendo y alternando con leves mordiscos hasta que llego al ombligo en el cual se había acumulado un poco del vino. Primero lo rodeó con su lengua formando un circulo alrededor para después succionar el liquido acumulado.

Después de hacer lo mismo otra vez, bajó hasta las caderas de Eiri y desabrocho su pantalón, el rubio se movió de nuevo ayudando a quitárselo. Shuichi se sentó a un costado de su amo y luego se inclinó hasta estar de frente a la erección de este. Suspiró suavemente ante aquella visión, la verdad es que eso era muy vergonzoso para él, no es que le disgustara hacerle esas cosas a su amo, pero le daban mucha vergüenza. Otro suspiro escapó de sus labios esta vez mas cercamos al sexo del otro.

Comenzó a lamer con timidez la punta del miembro para después bajar un poco dando suaves lametazos que lo único que hacían eran desesperar y excitar mas allá de los limites al rubio. Después de lamer varias veces lo introdujo en su boca, sintió un cosquilleo en su estomago cuando al hacerlo, había oído perfectamente como un gemido se escapaba de la boca de su amo, y había sido por él, debido a su caricia. Recorrió una y otra vez de arriba a abajo despacio la palpitante erección. Eiri solo podía gemir calladamente, aunque intentara no hacerlo le estaba siendo imposible ante esa “tortura”.

El rubio dejó escapar un quejido de protesta cuando sintió como los labios de Shuichi lo abandonaban. Lo que sintió a continuación fue el vino helado cayendo sobre su miembro, enfriándolo después de la suave calidez que había experimentado momentos antes. Un cambio de temperatura como esa nubló sus sentidos por breves momentos para luego sentir de nuevo la caliente lengua de Shuichi lamiendo el frió liquido, estaba al borde del paroxismo. De nuevo sintió como esa húmeda cavidad se separaba de su sexo dejándolo al borde, ya estaba a punto de derramarse allí dentro. Sintió como su esclavo se movía para sentarse sobre su regazo esta vez, aprisionando el sexo del rubio entre su pelvis y parte de la de su esclavo, rozando sutilmente con al erección de este. El pequeño se inclino hasta Yuki sin llegar recostarse sobre él, rozando ligeramente sus pezones con su torso.

Comenzó a moverse contra él en un suave vaivén; su vientre ondulándose contra el suyo, sus piernas pegadas a los costados del otro. Acompañando al movimiento, Shuichi acariciaba el pecho del rubio y besaba su clavícula con detenimiento subiendo poco a poco hasta el lóbulo de su oreja el cual mordisqueó haciendo temblar y gemir mas fuerte a Yuki que estuvo a punto de explotar en ese instante, ya era la segunda vez que lo dejaba así.

El chico rozó sus labios suavemente con los de su amo y los lamió un poco a lo que el príncipe reacciono rodeándolo por la cintura atrayéndolo por completo hacia si plantándole un beso apasionado y devorador. Con tal movimiento, el miembro de Eiri había quedado demasiado cerca de la entrada que lo llevaría directo al edén. Después de casi una eternidad, se rompió el beso, permitiéndoles recobrar un poco de aire. Eiri respiraba agitadamente y su boca se abría y luego se cerraba, como si quisiera decirle algo, el pequeño pensó que tal vez no fuera algo bueno lo que quisiera decirle así que algo angustiado le mordió el labio inferior, tal como el príncipe tantas veces le había hecho a él cuando iba a decir alguna tontería.

El no ver como ese chico se movía sobre si lo estaba volviendo loco, era excitante estar así, esperando las caricias de aquellas manos en cualquier parte de su cuerpo, pero ya no iba a aguantar mas con esa venda, necesitaba adueñarse del frágil cuerpo sobre si. De seguro vendar al baka y hacerle todas esas cosas seria igual de placentero. Llevó su mano hacia la venda que cubría sus ojos pero otra mas pequeña la detuvo.

-No... Todavía no... Yuki- Le susurró mientras acariciaba su frente y sus cabellos. Se inclinó un poco mas hacia delante levantando un poco su trasero y con la mano tanteó bajando por el vientre del rubio hasta que alcanzó la dolorosa erección de este, guiándola hasta su entrada. Cerró los ojos mientras poco a poco fue bajando por el sexo de su amo y se detuvo de pronto dejando escapar de su boca un quejido. Aun no se acostumbrada del todo a tenerlo dentro de si.

El rubio colocó ambas manos en las caderas de Shuichi ayudándole a acoplarse totalmente, de modo que un calor intenso recorrió el cuerpo de ambos en ese mismo instante, a la vez que de la boca del rubio escapaba un sonoro gemido. El chico de ojos violetas recostó suavemente su cabeza sobre el pecho del otro, escuchando el latir de ese corazón, sintiendo el movimiento de su pecho al respirar agitadamente. Levantó la cara y fijó su vista en el rostro de su amo, aquella extraña y salvaje belleza, tan escultural. Aquel cabello salvaje cayendo sobre su perfecto rostro y su boca entreabierta de esa manera tan, tan... Tan provocativa y aquella exquisita venda de seda ocultando el brillo de esos irreales ojos dorados. Sonrió suavemente, acaso no sabía el rubio lo hermoso que era? Podía oír el sonido inexacto de aquella respiración, provocando que miles de maripositas revolotearan por el estomago del pequeño.

-* soy yo el que causa todo ese mar de sensaciones en ti? por mi reaccionas así?*- Sus mejillas se tiñeron aun mas de rojo ante sus propios pensamientos.

Colocó sus manos sobre el torso de Eiri y comenzó a moverse lentamente sobre él, olvidando el dolor, quería complacer por completo a su amo y eso el rubio podía sentirlo con cada movimiento del chico, a la vez que él mismo seguía el ritmo de este. Todo era una dulce tortura que pronto acabaría y no sabia si realmente deseaba eso. Se inclinó hacia delante quedando completamente sentado o eso creía, con su brazo izquierdo apretó contra si la cadera de Shuichi pero el movimiento resulto ser algo brusco y ambos gimieron fuerte y placenteramente en ese instante. El rubio estaba demasiado sensible por los previos juegos, a la vez que la excitación de su esclavo aumentara con cada roce.

Shuichi rodeó con sus piernas el cuerpo del rubio mientras se inclinaba hacia atrás apoyando sus manos sobre la cama arqueando aun mas su espalda y profundizando mas sus movimientos.

-AHHHHH!!!!!... Shu...Shuu...Shuichi- El nombre de su esclavo escapó de su boca, provocando que Shuichi quedara estático por unos segundos debido a la impresión. Su amo jamás lo había llamado antes por su nombre, pero lo que no esperaba es que fuera ha hacerlo en una situación tan intima como esa. Esta vez fue su turno de sorprende al rubio sentándose por completo sobre él, empujándolo con un brazo sobre su pecho para obligarlo de nuevo a recostarse sobre los cojines. Shuichi se sentó lo mas profundo que pudo sobre el miembro de su amo y colocando ambas manos sobre su pecho se movió lo mas lento que pudo arriba y abajo aumentando despacio el ritmo.

-Oh Yuki! ya... ah! No... Puedo... No puedo mas- Su cuerpo se estremeció por completo, mientras que en suaves espasmos se contraían sus músculos estrechando mas el sexo de Eiri para luego terminar derramándose sobre los vientres de ambos.

Definitivamente le habían cambiado de esclavo, o estaba drogado, o quizás se había tomado muchos afrodisíacos. Pero ya no podían alargarlo mas. Al sentir como Shuichi había llegado al orgasmo, ya no pudo mas, abrazó al chico y con un ronco gemido acabó dentro de él. Sintió como su cuerpo se desvanecía poco a poco en una dulce nube de placer, sintiendo como lo invadía de cerca el aroma de las fresas.

Debido al movimiento, su cuerpo resbalo un poco quedando algo mas recostado sobre los cojines, atrayendo el cuerpo de su esclavo hacia el suyo, acompasando las respiraciones de ambos. Despues de una eternidad a su parecer, de haber terminado todo, pudo sentir movimiento sobre si, Shuichi se había levantado un poco provocando que Eiri saliera de su interior, sus suaves manos se deslizaron sobre su rostro, desatando con calma la venda que cubría sus dorados ojos.

Cuando estos quedaron libres, el rubio pudo visualizar de nuevo esa imagen que tanto le gustaba y despertaba en el la mayor de las tentaciones; Su esclavo con las mejillas totalmente sonrojadas refulgiendo contra la dorada escarcha que cubría todo su cuerpo, y sus ojos, esos grandes y brillantes ojos violáceos.

A pesar de todo el placer recibido anteriormente aun tenia ganas de algo mas, esta vez seria él el que hiciera a Shuichi gritar su nombre. Esa era la mejor canción que interpretaba su esclavo, con el delicioso coro compuesto por sus suaves y excitantes gemidos. Eiri dejó por un momento de perderse en la mirada de su esclavo para centrarla esta vez en la semi erección de este. Estaba algo salpicada por los restos del orgasmo, esto le daba cierto brillo especial a la luz de las velas.

Eiri posó sus manos sobre las nalgas del muchacho, atrayéndolo con fuerza hacia él, de modo que este quedó de rodillas frente al rubio, con una pierna a cada costado. Su sexo quedó bastante cerca de los labios de su amo. Eiri movió un poco su cabeza comenzando a lamer las gotitas esparcidas sobre su miembro provocando un fuerte escalofrió en el pequeño, quien comenzó a gemir placenteramente a cada avance de Yuki con su lengua. Lamía y mordisqueaba suavemente, no sabia porque, pero ese día los gemidos de su esclavo le parecían mas divinos que nunca. Shuichi enterró los dedos en los cabellos rubios que hacían cosquillas sobre su vientre, su cuerpo empezó a temblar débilmente mientras Eiri apretaba la suave piel entre sus manos y aumentaba sus caricias.

Dedicó una mirada furtiva al muchacho, viendo como este tenia los ojos fuertemente cerrados, oía como de su boca entre abierta escapaban gemidos cada vez mas audibles, y sentía como ese cuerpo se empezaba a estremecer una vez mas cuando aumentó el ritmo de su boca sobre el sexo de su esclavo, jugando con su lengua sobre la punta. Cuando presintió que Shuichi estaba a punto de llegar de nuevo al clímax, introdujo toda su erección en su boca, succionando a una mayor velocidad, provocando un temblor en el cuerpo del chico.

-Yuki! Ah! No... no pares ah Yuki!- El sabor de aquel liquido invadió la boca del rubio, bebió de él hasta la ultima gota del dulce y amargo néctar, deleitándose con el sabor de su esclavo.

Cuando apartó sus labios de la piel, pudo sentir como el pequeño se le venia encima y se abrazaba a él lo mas fuerte que podía para luego soltarle un suave "te amo".
Estrechó a Shuichi contra si y enterró su cara entre los suaves cabellos rosados que le hacían cosquillas en ella. Si, su esclavo lo amaba y él iba a casarse con una princesa y posiblemente dejarlo en el olvido. Sintió una punzada en el pecho, inmediatamente se vio obligado a salir de esos pensamientos.

-Shuichi...- Le susurró. -Jamás pensé que supieras hacer cosas como estas y menos con lo escandaloso que eres. - Le dijo quedadamente en su oído, a lo que el pelirosa le respondió refunfuñándole dulcemente. Aquel era el momento mas privado que jamás había compartido con otra persona, y quizás lo mejor seria no estropearlo con mas palabras. …l lo comprendía, por esa razón solo acariciaba suavemente cada mechón de su rubio cabello y de vez en cuando le daba un delicado beso en su cuello. Ese tipo de intimidad resultaba altamente peligrosa y lo peor... Altamente aditiva...





* Lampropeltis triangulun hondurensis
"Falsa coral de Honduras" es una serpiente no venenosa y mi amiga ai dice que sale en un video de Alliyah, lo digo para hacer mas referencia a la serpiente que usamos aca

*Mas referecnia a la danza, la danza de los 7 velos =p y si no la conocen pues... Espero que tengan buena imaginacion ^^U


NOTAS DE CATH:

AHHHH =p bueno espero que hayan disfrutado este capitulo, y espero comentarios ^^;; (por favor) A ver si Saiyi-chan sigue escribiendo todos los lemons solita o yo puedo ayudarle ^^u, si este lo escribi yo hehehe, claro que bajo la estricta supervision de ai-chan (complaciendo el capricho de la serpiente xp) y de Saiyi-sensei ^^ (la fresa que usa Shu-chan en este cap. lleva su nombre ^.~ Fresa=Saiyi). Por cierto quiero disculparme y creo que hablo por todas, por la demora con este capitulo, pero aca esta listo y no les ponemos el 2do bonus seguido xq seria sobredosis de lemon XDDDD bueno disfrutenlo y nos vemos en el 11.

NOTAS DE SAIYI:
Jeje a ver... en primer lugar padir disculpas por tardar tantiiiiiiiiiiiisimo tiempo en subir un nuevo cap. Pero es que entre una cosa y otra no hemos podido antes... en fin, espero k halláis kedado contentos con este XDDD k la verdad a mi me ha gustado mucho :P como curiosidad... el bailecito de Shuichi lo escribió cath, y ella lo sabe bailar!!!!!!!!! Ha dicho k si nos vemos un dia me enseña ^_^ XDDDDDDDDD y otra cosa!!!!!!!!!!! La fresita k se come shuichi soy yo!!!!!!!!!!!! :P Bueno, pues nada mas, solo k gracias a todos los k nos apoyan y por favor seguid opinando sobre el fic ^_^ esperemos k el capitulo siguiente no tarde tanto ^_^u besitos!!!!!!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario