lunes, 17 de agosto de 2009

DREAM WITHIN Ch.11

By Chekie Girls



Cap. 11




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Todo el personal de palacio había amanecido mas atareado que de costumbre, yendo de un lado para otro ocupándose de los preparativos de la boda que tendría lugar en unos días.

En la pequeña terraza de una de las habitaciones privadas que usaba el rey para tratar asuntos de estado, se hallaba el mismo tomando un aperitivo antes de comenzar en forma las tareas de ese día.

Tohma estaba sentado frente al rey, mientras en sus labios bailaba una de aquellas extrañas sonrisas que lo mínimo que podían hablarte era de algo MUY delicado y definitivamente era una discusión en la que ibas a salir perdiendo. El cazador estaba al acecho de su presa.

Tohma sabia muy bien que este era el mejor momento del día para tratar este asunto con su suegro. El rey siempre tomaba un momento a solas todas las mañanas para tomarse un aperitivo y luego venia la avalancha de responsabilidades consecuentes a su posición.


- Como siempre el té de jazmín esta exquisito.- dijo antes de darle otro sorbo a su té.
- Sí, y muy relajante también. Pero creo que tu no viniste a hablarme del té de jazmín Tohma. ¿Acaso paso algo malo con mi hija Mika?, ¿Esta todo bien entre ustedes?.-
- Oh! Si su majestad, todo esta bien entre nosotros. No tiene de que preocuparse.- respondió el rubio ofreciéndole una mansa sonrisa a modo de tranquilizarlo.
- Bien, eso me alegra. Entonces supongo que debe ser algo referente a mi hijo Eiri verdad?- preguntó nuevamente algo intranquilo el rey.
- Si, es sobre Eiri y sobre ese chico que tiene como esclavo.- La sonrisa alegre que lo caracterizaba se volvió ligera pero sin desaparecer por completo. Enfocando sus ojos en los del rey que lo miraba atento.
-Habla, te escucho.- El rey mostró semblante serio, atento a lo que el otro hombre tenia que decirle.

Sabia que si Tohma tenia algo que hablar con él referente al mayor de sus hijos debía tratarse de algo importante. Pero aun tenia sus reservas, porque el joven ante si siempre había resultado algo obsesivo ante el bienestar de su hijo después de aquel episodio sucedido en el pasado.

- No creo conveniente que ese chiquillo este cerca de Eiri.- Dijo decidido ante una mirada de confusión por parte del otro hombre.
- ¿Por que no? ¿Que motivos tienes para decir algo así? Acaso no has visto el cambio que ha sucedido en mi hijo? Me atrevería a decir que lo vi sonriendo el otro día en la cena, la cena que compartió con nosotros! Hacia tanto tiempo que no veía a mi hijo en la mesa a menos que fuera algún evento obligatorio.- Respondió algo confuso el rey ante las palabras de Tohma.
- Por que ese chico puede llegar a echar a perder la boda.- Su mirada se endureció un poco, sosteniendo la del rey con sus ojos verdes.

Debía tomar medidas drásticas pronto, antes de que esta situación se le saliera de las manos. No podía permitir que Yuki siguiera en compañía de aquel chiquillo, debía protegerlo.

- No creo que eso sea posible Tohma, ese chico es tan solo un esclavo. Aunque imagino que mi hijo lo usa para otros fines distintos a los que le estaban predestinados, me parece un absurdo tu suposición.-
- No es una suposición, es una afirmación.- El rey abrió mas los ojos sorprendido ante la respuesta de Thoma. -También he notado los cambios en Eiri, y me alegra de que comparta algo mas con su familia, pero sé que todo esto al final terminara volviéndose un caos. Me consta que ese chico se ha enamorado de Eiri, y eso puede resultar altamente peligroso.-
- ¿Que quieres decir con eso? Aunque ese niño se haya enamorado de mi hijo, él jamás tendría ese tipo de sentimientos por un esclavo y menos aun siendo un hombre!.-
- Puede que no, pero como recita el dicho: "El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio". ¿Que quiero decir con esto? Es simple; quizás Eiri no responda a ese tipo de sentimientos, pero si a sus instintos físicos y puede llegar a encariñarse con su esclavo. Ambos sabemos que Eiri no esta para nada conforme con esta boda, nunca lo ha estado, y si a ello se le suma el echo de que su esclavo este cerca, el asunto puede volverse mas grave aun. Conociendo lo necio que es en cuanto "invadir" su privacidad se refiere, estoy seguro que él tomara medidas drásticas como ha sucedido antes y "esto" podría terminar en la cancelación del matrimonio y en un escándalo publico.-

Ante las palabras del rubio, el rey se levantó inquieto, negando con la cabeza mientras comenzaba a pasear de un lado a otro de la terraza. Tohma intento seguir con su mirada al otro hombre, a la vez que proseguía a hablar.

-Casi puedo oírlo por toda la corte "el príncipe Eiri canceló su boda por su esclavo?!" Y al final el honor de la familia real seria mancillado.-


Un prolongado silencio se hizo en la terraza, el rey estudiaba cuidadosamente la hipótesis de Tohma, mientras el rubio lo miraba tranquilo, esperando una respuesta por parte de este. Sabia que le seria concedido lo que pidiera. Aunque el mismo se encontraba algo inquieto ante la situación, Eiri no es que fuera tan descuidado ante el tipo de relaciones que mantenía con sus amantes.

No podía negarse que el chico tenia cierto encanto, ni que fuera lo suficientemente exótico como para mantener aun a la corte entretenida después de su presentación en publico días atrás. Esto era precisamente lo que le preocupaba, ¿Hasta que punto influenciaba el chiquillo en Eiri?, En el frío e impenetrable príncipe sucesor a la corona? Ni el mismo se había podido acercar tanto a Eiri desde aquel suceso. Cerró los ojos y meneó suavemente su cabeza a ambos lados.

No podía permitir que Eiri fuera nuevamente lastimado. Y él haría lo que fuera por protegerle. Exigiera lo que exigiera; mentir, engatusar, conspirar, lo que fuera necesario, hasta asesinar si era el caso. Su lema de supervivencia era "El fin justifica los medios".

Después de recorrer la terraza un par de veces mas, el rey se detuvo frente a Tohma, cruzando sus miradas.

- ¿Que sugieres hacer con ese chico?- preguntó sintiendo un leve remordimiento en su interior al intentar hacer algo contra ese esclavo, es que le había parecido tan buena persona...
- Alejarlo de Eiri, alejarlo para que no le haga daño.- La expresión de su rostro se suavizó, provocando que el rey confiara en él una vez mas.
- Esta bien, haz con el chico lo que quieras, pero todo queda bajo tu responsabilidad. No quiero que me des detalles.- dijo volviéndose a dar la vuelta para contemplar esta vez el jardín de abajo.
- Puede estar tranquilo, no dejare que lastimen a Eiri.-


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Eiri sintió como algo le impedía moverse, abrió los ojos lentamente, enfocando la delgada figura de su esclavo entre sus brazos. Shuichi dormía tranquilamente, apoyando la cabeza sobre el pecho del rubio, sintiendo el movimiento de este al respirar. Eiri sonrió levemente a la vez que movió su mano para acariciar la mejilla del chico, se veía totalmente calmado. Al rubio le gustaba verlo dormir, parecía una persona totalmente distinta al chico revoltoso y lleno de vitalidad que se dejaba ver mientras estaba despierto.

Intentó deshacerse del pequeño cuerpo con cuidado para no despertarlo, tenia que vestirse y salir de allí cuanto antes, no quería involucrarse mas con ese chiquillo, y aquella situación no ayudaba en absoluto.

-Yuki...- Su voz adormilada hizo que el rubio se volviera a mirarlo hallándolo despierto, con sus violáceos ojos entre abiertos puestos en él. –Donde vas?-
-Tengo cosas que hacer.- de nuevo intentó librarse del abrazo.
-No, no te vayas todavía.- Eiri sintió como el chico se aferraba mas a su cuerpo, decidido a no dejarlo marchar. –Quédate así conmigo un poquito mas, nunca me he despertado abrazándote, siempre que hemos pasado la noche juntos tu ya no estabas cuando me he despertado.- El rubio permaneció en silencio. –Se esta muy bien así.- Shuichi volvió a cerrar los ojos sonriendo, a la vez que enterraba su rostro en el pecho de su amo, sintiendo la cálida piel, sintiendo ese aroma que ya era tan conocido para él.

El rubio suspiró resignado, volviendo a abrazar aquel cuerpo que era solo suyo, que le pertenecía por completo. Fijó su mirada en el techo, dejando que fuera el silencio el único sonido en ese momento. Sonido que de inmediato fue roto por un hilo de voz por parte de Shuichi.

-Yuki...-
-Que te pasa ahora.-
-Al final te vas a casar verdad?-
-A que viene esa pregunta?- Se incorporó sentándose en la cama, provocando que Shuichi hiciera lo mismo. –Creo que eso ya esta claro no?- El chico de ojos violetas asintió con la cabeza con un gesto algo triste, sin atreverse a mirar a su amo.
-Cuando te cases...- De nuevo se decidió a hablar. -...ya no seré tu esclavo verdad?- Eiri lo miró con seriedad. –Bueno es que... no creo que entonces este bien seguir haciendo esto.-
-Y según tu que es lo que esta bien?- Shuichi lo miró algo confundido. –No hay nada en la vida que sea correcto.- El rubio se levantó y se dispuso a vestirse, recogiendo su ropa que había quedado por el suelo la noche anterior.
-Yuki... tu quieres casarte?- Eiri se volvió hacia él, su mirada provocó que un escalofrió recorriera todo el cuerpo del pequeño.
-Eso no es asunto tuyo.-
-Lo siento yo...-
-Ve a asearte y después recoge todo esto.- Señaló refiriéndose al desorden de la habitación. –Una cosa mas, no vengas a molestarme a menos que yo te avise para algo. Tengo cosas que hacer.- Salió de la habitación después de dirigirle una mirada a su esclavo.
-Si...- Shuichi ojeó a su alrededor. –Eto... por donde empiezo?-

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Eiri caminaba por el largo pasillo absorto en sus pensamientos, iba camino a su habitación, cogería ropa limpia e iría a darse un relajante baño. Mas tarde dedicaría todo el día a escribir.

Al fondo del pasillo pudo ver como la silueta de una persona se hallaba sentada en el suelo, dejándose caer sobre la pared. Cuando se hubo acercado lo suficiente como para reconocer al dueño de dicho cuerpo, dibujó una mueca de desgana en su rostro, a la vez que hacia un cerco en torno al cuerpo.

-Hermanito!- El menor de los príncipes sujetó la pierna de su hermano mayor reteniéndolo, provocando que este casi cayera al suelo.
-Que demonios haces? Es que quieres matarme idiota?- Se volvió hacia el moreno recriminándole.
-Ayúdame hermano...- Levantó el rostro hasta encarar al rubio, mostrando ante él unas terribles ojeras y un rostro algo demacrado. –Anoche bebí mas de la cuenta y tengo un horrible dolor de cabeza.- Comenzó a llorar con desesperación mientras abrazaba cada vez con mas fuerza la pierna de su hermano, haciendo que a este cada vez le quedase menos paciencia.
-Suéltame ahora mismo.- Imploró con voz profunda y con el puño preparado para darle un puñetazo.
-Umh?- Tatsuha dejó su lloriqueo. –A que huele?- Se fue levantando a la vez que olfateaba a su hermano de abajo hacia arriba hasta llegar a la altura del pecho. Una vez allí miró al rubio sonriéndole picaramente.
-Que pasa ahora?-
-Que has hecho hermanito? Te has bañado en vino?- Eiri se dio media vuelta dejando a Tatsuha tocándose la cabeza después de haberle dado el puñetazo que le tenia guardado.
-Ite! Jo eres un bestia!- El rubio lo ignoró siguiendo su camino, pero de nuevo sintió a su hermano a su lado. –Jeje, te lo pasaste bien anoche verdad?.- Comenzó a golpearle en el costado con el codo, recibiendo una amenazante mirada por parte del rubio. –Eh... dejare de hacer eso, si...- Escondió las manos tras su espalda riendo con nerviosismo. –Pero dime una cosa, con cuantas mujeres estuviste anoche? te perdí de vista enseguida, tu si que sabes pasarlo bien hermanito jajajajajaja-
-No estuve con ninguna.-
-A no? Entonces? Donde te metiste?-
-No es asunto tuyo.-
-Ah! Ya lo se! Estuviste con tu esclavo no?- Eiri permanecía sin decir nada, no estaba dispuesto a seguir las idioteces de su hermano. –Vamos di algo!. No dices nada? Je, entonces es que he acertado. Dime una cosa, cuando te cases me lo vas a regalar verdad? No estaría bien que tuvieras relaciones sexuales con él teniendo una esposa... y si no es para eso... para que quieres un esclavo?-
-Tatsuha.- Se detuvo volviéndose a mirar al moreno.
-je je, si me lo quedare...-
-Lárgate de mi vista, ahora. No me molestes, es mas, olvídate de que existo.- Dándose media vuelta siguió caminando dejando a su hermano parado en mitad del pasillo con cara de tonto.

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La mañana había trascurrido tranquila para Shuichi, o mas bien aburrida. Ya habían sido varias las veces que se había detenido frente a la puerta de la habitación de su amo sin atreverse a entrar, lo que menos deseaba era que el rubio se enfadara con él, así que desistió en su intento.

Después del almuerzo decidió que escribiría alguna canción, quizás si le quedaba bien Eiri le dejaría cantársela. Con decisión salió al jardín, respiró profundamente recogiendo todo el aire que cabía en sus pulmones para después expulsarlo lentamente. Los rayos del sol rozaban atrevidos su rostro y la suave brisa jugaba con sus cabellos.

Se sentó bajo aquel gran árbol, ya sabia que ese era el lugar preferido de su amo, pero de igual modo a él también le gustaba mucho escribir allí. Cuando escribía se sentía libre, una libertad que en la vida real no tenia, y a decir verdad poco le importaba siempre y cuando estuviera con Eiri.

Una mano sobre su hombro lo sacó de sus pensamientos sobresaltándolo. El chico recorrió un par de metros arrastrándose por la hierba hasta que descubrió a la persona que lo había asustado.

-Ey, no pretendía asustarte.- Hiro se inclino junto a él sonriendo.
-Uf, que susto me has dado.- Con una mano sobre su pecho respiró mas tranquilo.
-Jeje, que hacías tan concentrado?-
-Estaba pensando, solo eso.-
-Uhm? En tu príncipe?- le dijo con una sonrisita y un tono algo burlón. Shuichi solo se limitó a asentir algo sonrojado. –Te veo mas animado, te ha ocurrido algo bueno con él?-
-E... eto... si...- Habló casi en un susurro con la mirada apartada de su amigo.
-Pasaste la noche con él?- El tono travieso en las palabras de Hiro se hizo notar provocando que el tono rojizo de la cara del chico aumentara. El pelirrojo tomo eso como un “si”. –jeje lo sabia.-
-Que? Como que lo sabias? Quien te lo dijo? Oh dios... nos viste? Nos estuviste espiando?- Shuichi estaba a punto de tomar a su amigo por la ropa y moverlo de un lado a otro cuando Hiro salto en una sonora carcajada.
-No, no os he visto, *y espero no verlos nunca *- Sonrio nervioso.
-Entonces?-
-Es que lo llevas escrito en la cara.- En un gesto cariñoso le revolvió el pelo.
-Eh Hiro! Que me despeinas!-
-Jajajajajaja.- Hiro miraba divertido como el chico intentaba peinarse un poco con los dedos. -Oye, estas libre esta tarde? O tienes algo que hacer?-
-No, no tengo nada que hacer, Yuki no quiere que lo moleste.- Un gesto de fastidio se dibujó en su rostro al recordar la “petición” del rubio.
-Estupendo.- Shuichi lo miró sin entender. –dentro de un rato tengo que ir a la ciudad a hacer unos recados, te podrías venir conmigo, además, así podrías conocer algo del reino y...- El muchacho dejó de hablar al ver como Shuichi se dejaba ver con cara de completa felicidad ante él, con los ojitos brillando en lagrimas y la boca muy abierta. –Eh... estas bien Shuichi?- le dio un par de golpecitos en la cabeza para despertarlo de su sueño.
-De verdad iremos a la ciudad?-
-Si, claro...-
-KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA Hiro!!!!!!!!!!!!!!- Se colgó del cuello del pelirrojo a al vez que este hacia todo lo posible para no acabar ahogado.
-Esta bien, Shuichi, suéltame anda.- Shuichi se descolgó de su amigo.
-Sera genial! Cuando llegué a este reino no pude ver nada, esos estúpidos guardias me perseguían como locos por todas partes, suerte que corro mucho...-
-Shuichi...-
-...Y sabes que Hiro? Fue en la ciudad conde conocí a Yuki, me tropecé con él, bueno, en realidad fue él quien tropazo conmigo, debería de tener mas cuidado... Hiro? HIROOOOOOO! Donde vas?- Shuichi se dio cuenta como el pelirrojo se alejaba de allí dejándolo solo con sus fantasías.
-Tengo trabajo, iré a buscarte dentro de un par de horas, espero que estés listo entonces.- Hizo un gesto con la mano despidiéndose del chico quien se había quedado de brazos cruzados y con gesto malhumorado ante la poca muestra de interés por parte de su amigo. Cosa que se le olvido enseguida cuando volvió a recordar que aquella tarde se lo pasaría muy bien.

Algo alejado de allí, un joven moreno de ojos café, en concreto uno de los caballeros de la corte a los que Tohma le tenia mas confianza, observaba como Hiro se había alejado dejando solo al joven esclavo. Con paso firme se acercó al chico, Shuichi pudo ver la sombra de aquel hombre en el suelo, provocando que se volviera a mirarlo.

Sus ojos violetas se centraron en los café del otro, a decir verdad no conocía a aquel hombre de nada, bueno, lo había visto alguna vez por palacio y aquel día cuando salieron de caza, pero nada mas.

-Acompáñame, el príncipe solicita tu presencia.- le ordenó con voz severa.

Shuichi se levantó sin atreverse a preguntar nada, aquel hombre parecía muy serio, mejor seria quedarse callado y seguirlo tal y como él le había pedido.

Ambos se adentraron en palacio, el moreno caminaba seguido de Shuichi que no dejaba de mirar a su alrededor, aquellos pasillos no le resultaban para nada conocidos, y aquel hombre no decía una sola palabra.

-Es aquí.- por fin se dejó oír la voz del moreno a la vez que entraban en un extraño pasillo bastante oscuro.
-Eh? Donde esta mi amo?- miró de un lado a otro buscando al príncipe.
-Jeje, el no te va a hacer falta para esto.- hizo un gesto con la mano indicando a tres hombres que se acercaran a ellos. Los ojos violetas del chico se abrieron de par en par, comenzaba a estar asustado, a que se debía todo aquello?

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Lo tomaron entre dos sujetos por la espalda y lo empujaron con fuerza contra la pared, causándole un gran dolor que lo dejó casi sin sentido. En ese momento con la ayuda de otro de los hombres, aprovecharon para sujetarlo nuevamente y conducirlo por el oscuro pasadizo, caminaron bastante hasta llegar al lugar previsto. Durante el trayecto Shuichi había intentado escapar, defenderse con lo que podía, había propinado varias patadas y mordiscos a sus agresores mientras gritaba pidiendo ayuda, pero nadie podría escucharlo, nadie podría salvarlo de aquellos sujetos.

Aizawa abrió una puerta de hierro, indicando a los demás que se adentraran en la mazmorra. Una vez allí, dejaron caer con fuerza el cuerpo de Shuichi en el suelo, provocando en el chico un quejido. Antes de que pudiera abrir los ojos sintió como uno de los hombres había comenzado a golpearlo. Se encogió en el suelo, tratando de cubrirse ante aquellas agresiones, pero aun así sentía como las patadas y puñetazos eran recogidas por su cuerpo. Aquellos hombres no reparaban en el dolor que el chico mostraba, se estaban divirtiendo con aquello, les gustaba hacer cualquier cosa que pudiera causarle un dolor seguro, una marca que nunca pudiera borrarse.

Después de desahogarse durante un rato, dejaron de golpearlo durante un momento, dejando el cuerpo del chico dolorido allí botado, dejando que se recuperara un poco para lo que vendría después, sobre todo querían que Shuichi estuviera conciente y sintiera todo lo que le harían “disfrutar”.

Un hombre de melena negra llamado Yoh, comenzó a dar vueltas alrededor de Shuichi, mientras que con su mirada lo inspeccionaba completamente, se pasó la lengua por los labios y luego fijó su mirada en la de Aizawa pidiéndole permiso para iniciar el castigo.

En el techo de la mazmorra hacia el centro, colgaban unas cadenas y habían otras en el piso. Lo alzaron entre ambos mientras que otro de los hombre le ponía los grilletes en cada una de sus muñecas y luego repetía la misma operación en los tobillos con un poco mas de dificultad debido al continuo movimiento de Shuichi por tratar de zafarse.

El chico se quedó inmóvil por un momento al sentir como esos hombres le rasgaron sus ropas agresivamente, dejando al descubierto varios de los golpes que ya adornaban su cuerpo.

- Deténganse!!!... Basta!!!!!... No quiero!!!!... – Shuichi gritaba lo mas que podía, zarandeándose contra las cadenas que lo apresaban. - Por favor!!! Suéltenme!!!... Por lo que mas quieran!!!!-

El rubio, Saki, le dio una bofetada volteándole la cara, haciéndole sentir el sabor metálico de su sangre en la boca.

- Cállate mocoso!- dijo con voz severa. -No vas a lograr escaparte de esto, así que cálmate. Disfrútalo- agregó con burla.

Sus labios fueron presa de la boca del de melena negra; era un beso fiero, demandante, aun mas doloroso por la reciente herida en su labio. Intentó liberarse, pero solo consiguió que una mano le sujetase con violencia de la nuca, inmovilizándolo. En ese momento, solo se le ocurrió una forma de libarse de aquella boca que tenia sus labios capturados, sin pensarlo le mordió la lengua, provocando que el tipo diera tremendo alarido. El sujeto se inclino hacia atrás tapándose con ambas manos la boca, lazándole una mirada iracunda a Shuichi.

- Como sigas resistiéndote lo vas a pasar muy mal, y no solo tu, si no que nos encargaremos de tu amo, y te advierto que no lo pasara nada bien.- agregó Aizawa al ver como el idiota de Yoh se había dejado morder por el esclavo. -Y tu no quieres eso verdad? No quieres que tu amado príncipe sufra cierto?- se acercó a Shuichi tomándolo de la barbilla obligándolo a mirarlo.

El chico abrió los ojos en sorpresa al asimilar aquella información ¿Como sabían esos tipos de su relación con Yuki? Con el ceño fruncido se aclaró la garganta y fijó sus ojos en los cafés del moreno.

- A que te refieres con “tu amado príncipe”?- preguntó tratando de no aparentar miedo.
- Es obvio que al príncipe Eiri, o tienes otro mas?- dijo con sarcasmo.

El pelirosa sintió como un peso mas se agregó a su corazón, y la angustia aumentó considerablemente, como sabían lo que ocurría entre él y Eiri? quien se lo había dicho? esto estaba mal, muy mal.
Shuichi comenzó a reír, reía de esa forma en la que asocian a la gente chiflada, en ningún momento apartó sus ojos de Aizawa, lo miraba con arrogancia. Este le miró fijamente, incrédulo, sorprendido, completamente turbado con la actuación del chico frente a si.

- Quien te dijo que el príncipe Eiri y yo mantenemos algún tipo de relación estaba muy equivocado.- Afirmó sin flaquear en ningún momento. -El príncipe Eiri es solamente mi amo, y como su esclavo que soy cumplo con mis obligaciones.-

Aizawa le miró con rencor esta vez, él no estaba equivocado cierto? quizás el rey Tohma le había inventado aquella excusa para que su venganza contra Eiri se le hiciera mas fácil... Pero eso no importaba, ese chiquillo le había caído mal desde que lo vio en la fiesta de compromiso del príncipe Eiri y la princesa Ayaka, mira que tener los bríos de subirse a ese escenario y cantar... si, quizás todo el mundo le había aplaudido, pero por favor! el chico no tenia talento para nada. Eso si, su odio por Eiri se había incrementado notablemente desde que no se dejaba de hablar de lo magnifico que era su esclavo.

- A mi no me vas a engañar, eres una cosa para usar y desechar, solo basura y aun no te das cuenta. Es mi deber como caballero de la corte darte una lección, no me importa si aceptas que eres amante del príncipe Eiri o no.- lo soltó para darse media vuelta. –Saki hazte cargo tu primero de él- culminó con una cruel sonrisa.

Los forcejeos comenzaron, esta vez mas desesperados, al ver como se acercaban de nuevo aquellos dos hombres. Shuichi se movía lo mas que podía tratando de zafarse de esas cadenas, consiguiendo solamente hacerse mas daño en las muñecas y tobillos.

Yoh se acerco de frente y le dio un par de bofetadas mas que consiguieron marearle, consiguiendo que de nuevo sangrara la herida de su labio, dejando escapar un hilillo de sangre de su pequeña boca.

El hombre de pelo rubio, Seki, se posiciono detrás del pelirrosa, terminando de arrancar la ropa interior del chico. Cogiendo un mechón de cabellos fuertemente lo obligó a inclinarse hacia atrás, fijando su mirada grisácea en los ojos violetas un tanto desenfocados y llorosos.

- Voy a ser el primero en poseerte...- dijo el rubio lamiéndole la mejilla.

Shuichi lo miró molesto y con evidente asco por lamerle, y justo cuando iba a replicar le dieron una patada en el abdomen que lo dejó sin aire.

El rubio llevó su mano hasta alcanzar el miembro de Shuichi, masajeándolo agresivamente, envolviéndolo con su mano lo mas fuerte que podía a la vez que subía y bajaba intentando conseguir una erección por parte del chico. Mientras tanto, Yoh le mordía el cuello dolorosamente, a la vez que sujetaba con fuerza las caderas de Shuichi, evitando el movimiento de aquel cuerpo por librarse de aquella mano que comenzaban a conseguir lo que se había propuesto.

- Venga pequeña zorra, gime de placer para nosotros.- imploró Seki cerca de su oído.

- ¡No!... ¡Jamas! - gritó cerrando fuertemente sus violáceos ojos, intentando no sentir aquello, intentando no llorar.

Captó el dolor como jamás había sucedido, una violación a su alma, una herida que probablemente jamás cicatrizaría. Esas diversas manos que le resultaban tan extrañas y asquerosas recorriéndolo con lujuria, ensuciándolo, borrando las caricias de Yuki.

- Estas advertido esclavo, si tu te resistes tu querido príncipe sufrirá las consecuencias.- Repitió Aizawa.

Shuichi abrió los ojos de golpe cuando el otro mencionó a Eiri, no podía dejar que todo aquello perjudicara a su amo, no a él. Apretó los puños con fuerza para seguidamente volver a mirar al de ojos café.

- Usad mi cuerpo como os de la gana - dijo mientras lágrimas silenciosas se deslizaban por su rostro resignándose a aquella tortura. Por la seguridad de Yuki, él tenía que aceptarlo.. –pero si le hacéis daño a Yuki yo mismo me encargaré de que paguéis por ello- aquélla amenaza se reflejó en sus ojos violetas, mostrando ante los hombres una valentía digna de un caballero.
-Je, como quieras. Muchachos, haced que el valiente esclavito lo pase muy bien...- varias risas se dejaron oír retumbando en las paredes.

Respiró profundamente tratando de alejar el dolor. Tratando de controlar la repulsión que sentía al ser masturbado. Sus ojos permanecían cerrados mientras que una imagen se concentraba bajo la oscuridad de sus párpados... Yuki... El suave y perfecto rostro de su Yuki durmiendo pacíficamente junto a él.

El rubio le cedió el turno al hombre de pelo castaño, Julius, que había permanecido impaciente esperando su turno. Se quitó el cinto de cuero y enredándolo en su mano prodigio a golpear la espalda del chico. Marcas rojas en su piel, a cada golpe mas rojas pero sin llegar a romperle. Todos los músculos de la espalda del pequeño cuerpo se tensaban a cada choque del cinto. Los golpes disminuían, pero cuando Shuichi creía que aquello acababa, sentía como de pronto se volvían mas fuertes, consiguiendo que fuertes gemidos de dolor escaparan de su boca, ya no podía aguantarlos, lo había intentado, pero aquello era demasiado para él, demasiado doloroso. Aquello provocaba varias sonrisas de satisfacción de los demás, al igual que aumentaban sus ganas de seguir con aquello.

Después de casi una eternidad todo cesó y se hizo el silencio, pero prefirió no abrir sus ojos, era suficiente el tratar de tener que evitar casi el respirar para no sentir mas punzante el dolor. Por el sonido de las ropas pudo percibir que alguien se desvestía y que otro, o quizás el mismo sujeto, se posicionaba bajo él. Sintió como los grilletes de sus pies eran removidos. Cerro sus ojos con mas ahínco y aspiró aun mas profundamente, con dolor, y por un momento imagino que todo eso era una pesadilla... Solo eso...

Con un rápido movimiento fue brutalmente penetrado provocando que su espalda se arqueara en dolor y un grito de agonía muriera en su garganta. Sus manos se apretaron fuertemente en un puño provocando que sus uñas se clavaran en las palmas de sus manos rasgando la piel.

El hombre se quedó un momento sin moverse, solo disfrutando de la calurosa y estrecha cavidad, para después lentamente empezar con el movimiento que le exigía su cuerpo para su completa satisfacción. Sus dedos se hundían en las caderas del chico, dejando marcas en la fina piel, mientras que otras manos masajeaban salvajemente su trasero y sus pezones.. al igual que otros labios besaban y mordían su piel. Eran tantos miembros que se apretaban cruelmente contra su cuerpo... Era tanta repugnancia... Tanta humillación...

- Venga, abre los ojos y mírame mientras te penetro.- susurró una voz burlona en su oído.

Sentía como su piel se desgarraba a cada embestida, y como su cuerpo se consumía en el dolor. Su mente se hundía en la oscuridad... Yuki!, Yuki!... Yuki!... Repitió constantemente en su mente, tenia que cerrarse a eso, no pensar en ello... le pareció conseguirlo, era como si se hubiera salido de su cuerpo momentáneamente. Solo había una pequeña conexión a su cuerpo que le decía que estaba temblando incontrolablemente ante el inevitable y horroroso orgasmo producido por aquella bestia.

- Eres una pequeña, deliciosa y apretada zorrita, justo como me las recomendó el doctor... Ah! calientito...- decía el castaño mientras se sacudía dentro del pequeño cuerpo terminando de expulsar su semen., parte del cual combinado con al sangre se deslizaban por la entrepierna de Shuichi.

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Hacia rato que Hiro andaba buscando a Shuichi, había preguntado por el muchacho a cuantas personas había encontrado por palacio; y todas le contestaban lo mismo “no lo he visto” o simplemente negaban con la cabeza.

-Donde se habrá metido este chico?- Se llevó una mano a la nuca en gesto pensativo. –Seguro que al final le ha salido algo que hacer... ya me podría haber avisado.- El tono molesto se dejo ver en sus palabras.

Fue a desistir en su búsqueda, pero la voz de una mujer a sus espaldas llamó su atención haciendo que se volviera a mirarla.

-Disculpe joven, he oído que anda buscando al esclavo del príncipe Eiri.-
-Si, lo has visto?- La muchacha solo asintió con la cabeza sin atreverse a hablar demasiado. –Bien, y donde esta?-
-Pues eso no lo se, yo tan solo lo vi hace bastante rato ir en aquella dirección.- Señaló el camino que según ella debió haber seguido Shuichi.
-Pero si por ahí solo están las mazmorras.- Hiro se quedó pensativo un momento.
-Me retiro con su permiso joven.- La mujer hizo una reverencia ante el pelirrojo que le respondió con el mismo gesto dándole las gracias para enseguida dirigirse en la dirección que le había indicado.


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Le soltaron los grilletes que sostenían sus manos y el pequeño cuerpo cayó sin fuerzas al piso, su piel siendo opacada aun mas por el sucio polvo. Le dieron una patada mas en el estomago.

- Ponte a cuatro patas, como un perro... ¡Rápido! ¡Obedece!- gritó Saki.

El rubio lo jaló por el cabello agresivamente arrancándole unos cuantos en el proceso. Lo hizo levantarse hasta quedar arrodillado y luego le hizo inclinarse un poco hacia abajo quedando en la posición que él deseaba. El ambiente se inundaba de nuevo con risas cargadas de retorcida y satisfecha lujuria...

Yoh se bajó nuevamente los pantalones y posesionándose delante de la cara de Shuichi dio una rápida estocada penetrando la pequeña boca, provocando arqueadas en el estomago del chico que instintivamente trató de inclinar su cabeza hacia atrás para expulsar el "objeto" invasor. Pero antes de poder hacerlo la mano que le agarraba de los cabellos lo empujó hacia delante, obligándolo a tragar de nuevo. Otras manos apretaron fuertemente sus mejillas fijándolo allí y guiando el movimiento; dentro y fuera.

Saki lo penetró con un movimiento seco, desgarrando aun mas al frágil cuerpo. Shuichi gritó de dolor nuevamente ante la invasión violenta, arqueando su cuerpo tenso y derramando nuevas lagrimas.
El rubio se movía, lentamente al principio, acelerando el ritmo de sus embestidas con fuerza, como queriendo atravesarlo, lastimando el cuerpo bajo el suyo, oyendo los entrecortados gemidos de dolor del esclavo. Excitándose aun mas con ellos.

- Mueves mas esas caderas! La idea es que nos brindes placer zorrita y no te estas moviendo mucho.- dijo Yoh. –que clase de esclavo eres?-

El rubio dio unas arremetidas mas salvajes contra el trasero del pelirosa provocando que su cuerpo se contorsionara mas hacia delante donde era retenido por el de cabellos negros quien hundía cada vez mas su miembro en su boca. Un momento más y eyaculó en la boca del pequeño, soltando el agarre de sus manos en su rostro.

El estomago de Shuichi se asqueó nuevamente al ser obligado a tragar aquel liquido, atragantándose con el mismo. Inmediatamente volvió a retorcerse angustiosamente para liberarse del miembro y obligarse a vomitar sin conseguirlo.
Cosa que solo aumento el placer del rubio por el movimiento y mas dolor en su cabeza al ser sostenido con mas fuerza.

Su mente era forzada a mantenerse consciente de todo; de cada golpe, de cada penetración, cada rasguño, cada patada, cada insulto... Violación! todo era una maldita violación ¿Porque? Solo por amar a Yuki debía pagar con eso?!. Sufriría entonces.

Realmente no le importaría pagar ese precio si Yuki era protegido para siempre a costa de aquello. Pero ahora estaba sucio, ultrajado.
Sintió un nuevo jalón en su cabello que le hizo erguirse hasta las caderas, justo encima estaba el moreno que lo había conducido a aquella trampa, sonriéndole burlonamente, con desprecio y algo mas... Un extraño fuego que refulgía en su mirada café.

Aizawa lo miraba fijamente, ya era la tercera vez que veía como el pequeño esclavo era violado, y aquello había conseguido que su cuerpo palpitaba con fuerza, el calor de su ingle aumentaba horrorosamente. Inclinó su cabeza tratando de distraerse un poco de aquel cuerpo siendo ultrajado, jamás había pensado en sentir placer al ver aquel tipo de actos, pero la verdad es que se le hacia irresistible; ver como el chico movía sus caderas y de su boca salían esos apetecibles gemidos de agonía. Hasta podía imaginarse lo estrecho y caluroso que deba sentirse el penetrarle. Ganas de golpearle hasta saciarse era lo que necesitaba.

- Por... Favor.... P-por favor... F-favor....... - sollozó a la vez que sus ojos se inundaron de nuevas lagrimas.

Quizás podía haber un mañana lleno de esperanzas y sueños, podía haber un mañana con Yuki amándole ¿Podía suceder?... No ya no podía haber nada, ni siquiera el dorado de sus ojos, lo único que podía haber era dolor, y la suciedad... todo sucio... Un nuevo hilillo de sangre brotó de sus labios hinchados al ser abofeteado duramente.


- Por favor, por favor, por favor- imitó con burla Aizawa- ¿¡Que!? acaso no te sientes bien pequeña zorra? Tienes lo que te mereces o no chicos?!- preguntó a los otros tres que asintieron con risas. -Acaso debo ponerme en la penosa tarea de recordarte porque estas aquí?. Julius serias tan amable de recordarle a "este" el porque de su castigo?- puntualizó con total sarcasmo y crueldad fijando su mirada en el castaño.

- Por encapricharte con el príncipe Eiri, por pensar que eras algo mas que un simple esclavo- respondió el joven. -Por creerte con derechos que no te pertenecen, además, es muy divertido jugar con las cosas del príncipe.-

Mas golpes llenos de sangre marcaban el frágil cuerpo a la vez que era brutalmente penetrado por el rubio tras de si. Su mirada se nubló de dolor y su cuerpo se contraía tratando de escapar de su agresor. Tratando de huir de aquel ultraje, en su garganta morían los gritos de dolor y desesperación, nada salía de ella, era como si sus cuerdas vocales estuvieran rotas... Se había quedado sin voz de repente, de tanto gritar había dañado su garganta.

Aizawa desató su cinto y bajó un poco sus pantalones ante la estupefacta mirada del trío encargado del castigo del esclavo. Y posesionándose frente al rostro de Shuichi comenzó a mover su mano derecha sobre su miembro en un frenesí maniático tratando de aliviar su deseo. Tratando de alivianar su carga, su odio... Su monstruosidad.

El rubio dejó caer su cabeza sobre la espalda de Shuichi mientras terminaba por eyacular en su interior. Mas semen y sangre salía de su entrada pegándose a sus muslos...

Shuichi cerró los ojos con horror al sentir como Aizawa llenaba su cara con aquel liquido que había comenzado a salir de él, aquel liquido que le hizo sentirse mas sucio que nunca.

Después de acabar a gusto, Aizawa ordeno que terminaran con aquello, que ya había sido suficiente por el momento.

-De momento el chico se quedará aquí, ya veremos que haces mas tarde con él.- sonrió con sarcasmo.

Dos de los hombres tomaron el cuerpo de Shuichi encadenando sus muñecas a unas cadenas que había en una de las paredes, dejando de esa forma que el pequeño cuerpo reposara apoyado sobre la pared.

Shuichi observo con los ojos entre abiertos bañados de lagrimas como aquellos hombres salían de allí, como lo dejaban solo, al parecer todo había acabado. Un llanto desolador comenzó a salir de su garganta, dejando escapar libremente las lagrimas de sus violáceos ojos.

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Hiro se adentró en las mazmorras, miraba de un lado a otro buscando a Shuichi, ese no era lugar para que andará por allí y menos solo.

-Pero que hará Shuichi por aquí? Va... seguro que se ha vuelto a perder.- Una risita divertida escapó de su boca recordando las veces que su amigo le había contado que se había perdido por los numerosos pasillos de palacio.

A medida que sus pasos avanzaban vio aparecer tras doblar una esquina la figura de cuatro personas, cada vez se acercaban mas, el pelirrojo siguió su búsqueda como si nada, pero al pasar por el lado de esos hombres reconoció inmediatamente a uno de ellos. Se detuvo volviendo su vista atrás, viendo como las cuatro figuras se alejaban de allí entre risas.

-Ese tio es...- Enseguida se dio cuenta que se trataba de uno de los hombres de la corte, en concreto el que mas odio le tenia al príncipe Eiri. Pero lo que mas le llamó la atención y lo alteró fueron los comentarios que llenaban la conversación que mantenían esos hombres.

-Viste la cara del chico?-
-Si, eso le enseñará a comportarse como un esclavo de verdad.-
-Jajajajaja, seguro que de esta no se olvida mientras viva.-
-Pero aun respiraba cuando lo dejamos ahí encadenado? Jajajajajaja- Los demás hombres rieron a su vez.

Un mal presentimiento se hizo presente en Hiro, aquel tipo siempre intentaba competir con Eiri en todo, siempre había intentado ser mejor que él y ambicionaba lo que él tenia. Y si esa vez intentaba ganarlo usando a su esclavo?

-*No, no puede ser...*- Intentó quitarse la idea de la cabeza moviéndola de un lado a otro, pudiendo escuchar aun lo que decían aquellos hombres.
-Jajajajaja pero que se habrá creído ese niñato? Que va a poder mezclarse con la “realeza”?-
-Si, ni mas ni menos que con el “príncipe Eiri”- Las carcajadas de los hombres hicieron eco en las pareces de piedra al igual que en la cabeza de Hiro quien abrió los ojos sorprendido por lo que acababa de oir.

-Shuichi...- Salió corriendo todo lo que sus piernas le daban en aquel momento, tenia que encontrarlo cuanto antes. En ese momento deseó ir a donde estaban aquellos desgraciados y partirles la cara uno por uno, pero su amigo era mas importante en aquel momento, tenia que encontrarlo y sacarlo de alli, sospechaba que no habia pasado nada bueno.

Con la respiración agitada se detuvo antes de llegar a uno de los calabozos cuando comenzó a oír como los sollozos de alguien eran cada vez mas cercanos. Las piernas le temblaron, caminó despacio, con miedo de encontrar lo que no quería ver, pero sabia de sobra que seria lo que verían sus ojos en aquel lugar.

Sin siquiera notarlo, un par de lagrimas rodaron por sus mejillas cuando halló a Shuichi alli dentro. Su cuerpo desnudo descansaba sobre la fría pared de piedra, sus muñecas seguían encadenadas por encima de su cabeza como momentos antes. El chico de ojos violetas respiraba con dificultad, le dolía terriblemente el pecho al hacerlo, y los sollozos salían de su boca al igual que hacían sus lagrimas de sus ojos casi cerrados.

-Dios mio... Shuichi...- Al oir aquella voz Shuichi levantó un poco el rostro hasta encontrarse con los ojos del pelirrojo, dejando escapar su llanto mas abiertamente al verlo frente a él. Hiro dio un paso para tratar de acercarse, pero la voz desgarrada del chico le hizo detenerse.

-No te acerques! Vete de aquí!- Su voz sonó entrecortada por el llanto y débil por las pocas fuerzas que tenia y lo que había gritado anteriormente

El pelirrojo no hizo caso de sus palabras y se comenzó a acercar despacio oyendo las suplicas del chico para que se marchara de allí, pero no lo haría, no podía dejarlo en ese estado, jamás lo haría. Tembló con cada paso que daba, deseó correr, pero sus piernas no le dieron para mas en aquel momento. Cuando llegó a la altura de Shuichi lo desencadenó con cuidado, lo que menos queria era que se lastimara aun mas con los movimientos que el mismo ejercía entre gritos tratando de alejar a Hiro de alli. El cuerpo de Shuichi quedo libre, cayendo tembloroso sobre sus brazos.

-Ya esta Shuichi, estoy aquí contigo.-

-Dejame solo! Estoy sucio! No quiero que me toques!- Shuichi golpeaba con las pocas fuerzas que le quedaba el pecho del otro, a pesar de todo, este lo sostuvo entre sus brazos, estrechando el pequeño cuerpo tratando de calmarlo.

Enseguida tuvo que aflojar el abrazo debido al grito que escapó de la garganta del chico al sentir como todo su cuerpo se resentía por los golpes con aquel abrazo que intentaba reconfortarlo. Shuichi sujetó con sus manos lo mas fuerte que pudo la tela de la camisa de Hiro, mojándola con sus lagrimas al enterrar el rostro en el pecho de su amigo. Habia desistido en su intento por deshacerse de Hiro, no tenia fuerzas para eso, ahora solo le quedaba llorar, seguir llorando hasta que su cuerpo se lo permitiera.

Hiro apretó los dientes con rabia. No sabia que decir, como actuar, aquella era una situación demasiado violenta, aun no podía asimilar lo que acababa de ver ante sus ojos, el estado de su amigo entre sus brazos llorando como seguramente jamas lo habia hecho. Solo pudo quedar en silencio, abrazandolo, sin decir nada, esperando a que se desahogara a gusto. Sabia que por mucho que dijera no conseguiría aliviar la situación, seguramente Shuichi ni siquiera lo oiria. Que habia hecho ese chiquillo para merecer tanto sufrimiento? Salió de sus pensamientos al sentir como el llanto disminuia hasta detenerse en leves sollozos, a la vez que su respiración se volvia algo mas calmada. Movió el cuerpo entre sus brazos para mirarlo a los ojos, los tenia cerrados. Enseguida comprobó que Shuichi se habia quedado dormido, sintió como el cuerpo agotado del chico se iba relajando entre sus brazos poco a poco, aunque no lo suficiente como para que ese temblor desapareciera por completo.

Con cuidado se deshizo de su capa colocándola sobre el cuerpo desnudo del chico, cubriendolo con ella, alzándolo a continuación en sus brazos para sacarlo de alli. Ya se habia hecho bastante tarde, y por esos lugares de palacio no solia haber sirvientas, tan solo un par de guardias solitarios a los que consiguió esquivar sin problemas.

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Una vez llegó a su habitación, depositó a Shuichi sobre la cama con cuidado, lo dejó aun tapado con la capa mientras iba a por algo de agua para curar sus heridas.

Al momento depositó en una mesita un recipiente con agua templada y un paño blanco, al igual que algunas gasas y vendas. De nuevo sintio como la misma presion en el pecho que sintió momentos antes hizo presencia en él cuando destapo a Shuichi, volviendo a encontrar ante sus ojos el cuerpo sumamente dañado del pequeño.

-Shuichi, pero que te han hecho...- Apartó cuidadosamente los mechones de cabello rosado que descansaban sobre el rostro del chico, dejando al descubierto varios golpes mas. –Como pueden ser capaces de hacer algo tan brutal como esto....- De nuevo sintió como una lagrima escapó de sus ojos. Pero no, no podia dejarse vencer por la situación, en ese momento Shuichi lo necesitaba, y estaba dispuesto a ofrecerle toda su ayuda.

Tomó el paño entre sus manos para mojarlo y después escurrir el agua que sobraba para comenzar a limpiar primero las heridas que se veian mas graves sobre su cuerpo. La rabia e impotencia que sentia en aquel momento se reflejaba en su rostro, se suponía que aquella tarde se llevaria a Shuichi con él para que se distrajera un poco, pero aquello había resultado todo lo contrario a lo que tenia pensado. Apretó furioso los puños de sus manos, deseando matar a esos tipos, era lo que se merecían, una muerte lenta y dolorosa.

-Tengo que curarle estas heridas, podrían infectarse.- Trató de calmarse a si mismo. De nuevo pasó el paño por aquella piel dolorida, provocando que el pequeño respondiera con leves movimientos y quejidos al contacto con el agua que curaba sus heridas.

Hiro trató de tranquilizarlo acariciando su mejilla. Hacia poco que él y Shuichi se conocían, pero lo suficiente como para que se creara entre ellos una fuerte a mistad. Ya empezaba a estar cansado de que Shuichi estuviera sufriendo de esa manera por alguien que, según él, no se lo merecia, y esto ya era la gota que colmaba el vaso. Ya se imaginaba de antemano que todo aquello tenia que ver con Eiri, a pesar de que el principe ni siquiera estaria al corriente de lo ocurrido, por que no podia ser posible que lo supiera y no hiciera nada al respecto. Por mucho que Shuichi solo fuera su esclavo estaba seguro que ese chico habia conseguido ablandar aunque solo fuera un poco el corazón duro del principe.

-Ya no te dañaran mas Shuichi, yo me encargare de eso.-

Cuando hubo curado las heridas y aseado un poco el cuerpo del chico, lo cubrió con las sabanas despacio, con cuidado de no rozar demasiado las heridas mas leves que habian quedado al descubierto después de haber vendado las mas graves. Pasó el paño humedecido con agua fresca por el rostro de Shuichi, haciendole abrir costosamente los ojos, volviéndose a mirar con dificultad a Hiro que permanecia a su lado en todo momento.

-Hi... Hiro...?- Miró a su amigo con desconcierto, pero fue en el momento en que intentó sentarse en la cama cuando recordó todo lo ocurrido debido al fuerte dolor que sintió en todo su cuerpo. –No! No me toques!- Con nerviosismo se encogió sobre la cama, abrazandose a si mismo.

-Ya, tranquilo, ya ha pasado Shuichi, estas a salvo.- Con suavidad colocó una mano sobre el hombro del chico, no queria asustarlo mas de lo que ya estaba. –No voy a hacerte daño, soy yo.- Sintió como el pequeño cuerpo volvio a temblar, a la vez que de sus ojos violetas volvieron a escapar las lagrimas.

En ese momento varias imágenes pertenecientes a la agresión pasaban una y otra vez por su mente, abrazó su propio cuerpo con mas fuerza, a pesar del dolor que sentia al hacerlo. Sus ojos se abrieron de golpe cuando recordó algo que aquellos hombres le digeron...

-Yuki! Donde esta Yuki!- De inmediato se volvio hasta encarar a Hiro. –Donde esta? Quiero verlo!- Intentó levantarse pero el otro se lo impidió.
-El esta bien, no le ha pasado nada.-
-Dejame ir a verlo! Yuki!-
-Tienes que quedarte aquí, tienes que descansar.-
-Pero.... Yuki...- Hiro lo abrazó mientras el chico lloraba, tratando de calmarlo una vez mas. Un pensamiento cruzó por su mente; como era posible que después de lo que le habian hecho estuviera preocupado por el principe? Acarició el cabello rosado depositando seguidamente un beso en él.
-Voy a sacarte de aquí Shuichi, no volveran a hacerte daño.-





Notas de Saiyi:







todas esas miradas amenazantes son para Ai ella insistio en k describiéramos la violación!!!!!!!!!!!! >_<>_< bueno... no se k mas decir, solo k a partir del cap. siguiente las cosas dan un giro bastante interesante y nada, k espero k a pesar de la masacre ocurrida en este cap. (de la k yo estaba totalmente en contra de describir... ) sigais leyendo el fic, ya que van a aparecer mas parsonajes, y otras situaciones ^_^

gracias por todos los comentarios recividos, de verdad k nos ayudan mucho, y esperamos escribir mas pronto, es k no podemos coincidir tolo lo k kisieramos y claro.. se hace lo k se puede...

nos vemos en el siguiente!!!!!!!!!!!!!! Besos!!!!!!!! Y dejad comentarios!!!!!!!!!!! ^_^





Notas de Cathain:

Pues nada, notas rapiditas xq el cyber lo cierran ^^;; perdon por la tardanza!!!!!!!!!!!!! >.<>.< con la q sufrimos q conste, bueno nos vemos en el proximo, see ya ^^



Notas de Ai:

Quiero reviews!!!pleaseeee ._. voy a empezar secuestrar a todo el k se me ponga en mi camino si no dejais almenos reviewss : si no dejais almenos reviewss kedais advertidos ^^ espero k os haya gustado el capitulo byeeeeeeee

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