lunes, 17 de agosto de 2009

DREAM WITHIN Ch.19

By Chekie Girls



Cap. 19




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-Voy a buscar a Eiri.- dijo Tohma quien se hallaba a la espalda de su esposa.

Mika volteo a verlo, no había notado su presencia hasta aquel momento. Le observó con una expresión entre sorprendida y ansiosa.

-Cuando te vas?- preguntó seriamente, permitiendo al rubio relajar su expresión en una suave sonrisa, la cual no dejó de mostrar algo de cansancio.

Tohma se acercó a Mika, quien lo miró expectante. Sorprendiéndose de que el bubio no le hubiese contestado a su pregunta, si no mas bien, se hubiese acercado a ella, ayudándola a escoger una de las prendas que iba a usar en la fiesta aquella noche.

El rey terminó por escoger un collar de perlas negras para luego colocarlo con delicadeza en el cuello de la mujer, haciendole notar a esta que algo le molestaba.

-Que te detiene?- se atrevió a preguntar rompiendo aquella atmosfera de inestable armonia.
-No creo que Eiri este muy contento.- pronunció en un tono confiado.
-Eso no te ha detenido antes.- ante las palabras de su esposa, Tohma esbozó una sonrisa autosuficiente.
-Esta vez es distinto, él esta por medio.-
-Entiendo.- hizo una pausa. -Mi hermano realmente se ha encariñado con ese chico, no es cierto?.- preguntó sabiendo de antemano la extraña respuesta. -Esta irreconocible últimamente.- culminó en un suspiro.
-Supongo.- respondió Tohma a las inquietudes de su esposa. -Pero no es nada que realmente importe, por lo menos no para mi. Mañana me marcho, no creo tardarme demasiado tiempo en encontrarlo, ya se donde esta.- manteniendo su sonrisa calmada prosiguió hablando. -se lo comunicaré a tu padre para que este al pendiente de todo.-

En el exterior de aquella habitación, un hombre de estatura media, cabellos oscuros ligeramente azulados y ojos café, caminaba junto a la puerta de la misma cuando en aquel momento el rey Tohma salió de allí.

Ambos hombres se miraron; el rubio dedicándole un gesto algo confuso, para seguidamente adoptar su habitual sonrisa en una expresión calmada. Mientras que el otro hombre había adquirido un tono pálido en su rostro, al igual que una expresión casi de histeria.

-Ah! Sakano, que hace por aquí? creo que no lo mandé a llamar.- pronunció tranquilamente.
-Yo... majestad!- el hombre hizo una reverencia bastante exagera, la cual consiguió un gesto algo sorprendido por parte del rubio. -no lo estaba espiando lo juro! yo solo pasaba por aquí!- el hombre comenzó a apretar la tela de su vestimenta entre sus manos con evidente culpabilidad. -No se de que estaba hablando! Por favor no me eche de palacio! Son muchos años a su servicio! Sin usted yo no sería nada!- las lagrimas comenzaron a escapar de sus ojos igual que un chorro de agua, mostrándose visiblemente nervioso ante su rey.
-Jajaja ya lo se, no se preocupe.-
-Prometo que no volverá a ocurrir! Yo solo venia a... eh?- su mirada se centró expectante en el rubio.
-Ya se que no estaba espiando.-
-Majestad...- su rostro adquirió una sonrisa tranquila ante las palabras del otro hombre.
-Es mas, tengo algo que comentarle.- ante las palabras y la sutil sonrisa en los labios del rubio, Sakano adoptó una expresión algo confundida.

El Rey indicó al otro hombre que entrara en una de las salas de aquel ala de palacio; en concreto la que Tohma solia habitar cada vez que deseaba estar tranquilo sin que nadie le interrumpiese.

-Sientese por favor.- le indicó esta vez con una expresión algo mas seria.

Sakano asintió en respuesta, procediendo a sentarse una vez que Tohma lo hubo hecho frente a él. Sin darle tiempo apenas a acomodarse en el sillón, el rey comenzó a hablar, consiguiendo atraer la atención del hombre de cabellos oscuros.

-Quiero que me acompañes en un viaje.- sus ojos verdes se clavaron intensamente en los del otro, haciendole recorrer un escalofrió bajo aquella mirada. –debo viajar lo antes posible al reino de Sindhar.-

Ante aquellas palabras, Sakano se sobresaltó, mirando con algo de sorpresa a su rey, quien permanecía con aquella tranquilidad impasible en su rostro.

-A Sindhar? Tardaremos mas de una semana en llegar majestad.-

-Hay algún problema con ello?- preguntó con voz autoritaria, adoptando una expresión algo molesta ante aquellas palabras.

-No! Claro que no.- con una sonrisa nerviosa negó con las manos, sintiendo como gotitas de sudor comenzaban a bañar su rostro.

-Entonces no hay problema alguno.- la expresión del de ojos verdes se relajó, esbozando una sonrisa que consiguió relajar a Sakano. –me urge viajar a Sindhar.- se levantó del sillón tapizado en terciopelo rojo, pasando al lado del otro hombre.

Sakano se levantó inmediatamente, adoptando una postura erguida y cuidada ante su rey, quien se volvió a mirarlo para caminar unos pasos hasta quedar frente a él.

-Usted Sakano, lleva muchos años a mi servicio, cumpliendo de una manera impecable con cada una de sus obligaciones, por esa razón quiero que sea usted quien me acompañe.- finalizó la explicación ofreciendo una suave sonrisa al hombre que lo observaba atentamente.

-Sabe que puede contar conmigo para lo que sea majestad.- respondió respetuosamente, manteniendo una expresión calmada en su rostro.

-En ese caso, saldremos mañana temprano. Pero...- el rubio se dio media vuelta, dando la espalda a Sakano para centrar sus ojos verdes en el paisaje que se dejaba ver a través de la ventana. -... antes debemos ir al reino de Ilion, debo informar al rey de mis planes.-


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Un sentimiento maravilloso de calidez errante se encontraba envolviéndole en aquel pacifico atardecer.

El sol empezaba a ponerse en el horizonte y el recorrido se había hecho lento al terminar de atravesar el ultimo tramo que quedaba del solitario desierto.
Todo se había vuelto mas intimo por decirlo de alguna forma.

Hiroshi se les había adelantado convirtiéndose en el guía del camino, permitiéndoles algo de privacidad. Y Shuichi había terminado por quedarse dormido entre los brazos del príncipe, aferrándose a él; su cabeza descansaba sobre su pecho y sus brazos se colaban dentro de su capa envolviendo su cintura en un suave agarre.

Delante de él, pronto comenzó a extenderse una hilera interminable de grandes y pequeñas palmeras cubriendo todo el frente del desierto.

-Shuichi, despierta.- murmuró el rubio con un tono de voz tranquilo, a la vez que mecía suavemente el hombro de su esclavo.

El pequeño solo refunfuño un poco y se acurrucó aun mas contra él, volviendo esta vez el agarre en forma positiva.

Hiro fue el primero en bajar de su caballo y acercarse al guardia que cuidaba de la entrada de aquel oasis. Intercambiaron un par de palabras y el pelirrojo le mostró un pergamino donde estaba autorizado a pedir refugio y ser provisto de provisiones para el viaje.

-Podemos pasar la noche aquí y continuar mañana príncipe Eiri, el guardia dijo que hablará con los jefes encargados de la custodia del oasis para lo de las provisiones.- dijo el pelirrojo acercándose al rubio.
-Tiene que ser ahora?- preguntó con un tono que mostraba claramente su cansancio.
-Puede descansar mientras yo hablo con ellos.- le aclaró amablemente.
-Esta bien.-

Al adentrarse al oasis, pudieron observar mas palmeras y otro tipo de extrañas plantas junto a montones de extrañas tiendas de colores esparcidas entre ellas, al igual que algunas antorchas iluminando el camino.

Por fortuna pudieron concederles tiendas libres y así poder descansar en privado. Lo bueno de pertenecer a la realeza.

Se internó en una de las tiendas mas alejadas con Shuichi en brazos, le parecía mejor dejarlo dormir un poco mas, si lo despertaba quizás lo acribillase a preguntas y en ese momento estaba agotado para enfrentarse al impresionante y desbordante río de energía que poseía el pelirrosa.

La tienda era espaciosa, y el suelo estaba cubierto con alfombras y tapetes, ocultando así la superficie arenosa. La tienda estaba cubierta por algunos pequeños faroles de oro diseñados con formas ovaladas, aportando así una tenue iluminación alrededor de todo el espacio cerrado. En el ambiente se podía percibir una suave esencia a lavanda. Había dispuestas unas dos mesitas con algo de frutas y dátiles. Mas hacia el fondo, tras una semi-transparente cortina blanca, se hallaba una confortable cama cubierta con sabanas rojas satinadas, algunos cojines blancos con borlas plateadas y almohadones dorados ribeteados con rojo.

Deposito en la cama con cuidado el frágil cuerpo de su esclavo. Con un profundo suspiro se acostó el también, posicionándose cerca de Shuichi quien se acomodó recostando su cabeza contra su costado, abrazándose nuevamente a su amo.

Yuki esbozó una sonrisa al observar como el pecho de su pequeño esclavo subia y bajaba con cada respiración, tan tranquilo. Shuichi era una persona tan simple, tan sencilla, lo único extravagante que poseía era esa imposible cabellera rosada, la cual hacia juego perfectamente con esa sonrisa limpia y aquella mirada tan confiada que a veces se le dificultaba sostener. Quizás su mayor virtud fuese aquel amor que le profesaba aun sin saber aquel secreto oscuro que manchaba su alma.

Bajo aquel pensamiento y con la mirada aun sobre el rostro calmado del pequeño, los ojos dorados del príncipe se fueron cerrando dando paso al sueño.

*********************

Tras haber dejado al príncipe Eiri con su esclavo en aquella tienda donde pasarían la noche, Hiro se encaminó con los caballos al lugar reservado para estos.

Al llegar al lugar, ojeó por los alrededores, al parecer no había nadie por la zona.

-Que extraño, esto debería estar vigilado por alguien.- se dijo a si mismo a la vez que se llevaba una mano a la nuca con gesto pensativo.

Volvió a mirar una vez mas, nada. Ni rastro de persona alguna. Tan solo caballos. Se encogió de hombros de forma despreocupada, dispuesto a adentrarse en aquella especie de establo con ambos caballos, dispuesto a buscarles un buen sitio para que descansaran.

Cuando fue a hacerlo, unos pasos tras él y el relinchar de un caballo le hizo girarse, encontrando tras de si a un muchacho de cabello oscuro pero con un extraño tono verdoso y ojos café; casi rojizos, de no mas de dieciséis años, quien guiaba a un caballo de extrañas tonalidades marrones.

-Ah! menos mal, pensé que no había nadie por aquí, ya me extrañaba a mi que nadie se ocupara de esto jajajajaja.- con total seguridad y bajo la mirada algo extrañada del joven, Hiro le extendió las riendas de ambos caballos. –ey muchacho, asegúrate de que coman y duerman bien vale? Estos caballos tienen un largo camino que recorrer.- sonrió el pelirrojo a la vez que daba un par de palmadas en la zona del cuello de su caballo.

El muchacho le dedicó una mirada de incredulidad, tomando casi por instinto entre sus manos las riendas de los caballos que Hiro le ofrecía, volviendo en si cuando observó como este elevaba la mano en señal de despedida y pretendía marcharse de allí.

-Oye tu!- gritó el joven esta vez adoptando una expresión molesta.

Ante aquel grito, Hiro se volvió a mirarlo con una expresión algo confundida, observando como las mejillas del mas joven estaban visiblemente sonrojadas y la expresión en su rostro parecía algo enfurecida.

-Ocurre algo muchacho?- preguntó con calma.
-Si, si que ocurre. Que te has creído? Que soy tu criado?- le reprochó bastante enfadado.
-Eh.. no, pero si te encargas de cuidar a los caballos.- Hiro sonrió de forma confiada, confianza que fue perdiendo cuando observó como el joven se llevaba una mano a la frente en señal de molestia. –por que te encargas de eso verdad?- preguntó esta vez ya no tan seguro.
-No! No me encargo de los caballos.- en un gesto algo impulsivo, dejo caer al suelo las riendas de los tres caballos, cruzándose a continuación de brazos. –al igual que tu, yo también estoy viajando, también he venido a dejar aquí mi caballo.- explicó algo mas calmado, pero sin dejar de mirar algo malhumorado a aquel que lo había confundido.
-No me digas? Jeje...- Hiro dejó escapar una risita nerviosa ante la explicación de aquel chico.
-No se por que razón has pensado que me ocupaba de esto.- le recriminó con molestia a la vez que lo miraba de reojo.
-Bueno... no te ofendas, pero te he visto tan peque... digo, tan jovencito, que pensé que trabajabas aquí.-
-Pues ya ves que no...- suspiró pesadamente, volviendo a recoger la rienda de su caballo.
-Entonces, quien se ocupa de esto?-
-Tienes que ir allí.- el joven el indicó la dirección a seguir. –allí pides todo lo que te haga falta y demás.- sin intención de seguir dialogando, hizo el intento de caminar hacia los establos. –pequeño... que se habrá creído?- refunfuño entre dientes, girándose hacia Hiro en el momento en que este le alzó la voz.
-Oye, muchas gracias, y perdona jeje.- ante la disculpa, el joven solo esbozó una sonrisa algo forzada. –por cierto.. mi nombre es Nakano Hiroshi, como te llamas?-
-Suguru, Fujisaki Suguru.- respondió de forma respetuosa.
-Encantado de conocerte.- el pelirrojo le extendió la mano con amabilidad, a lo que el otro la aceptó después de dedicarle una mirada algo curiosa.

Ambos intercambiaron una sutil sonrisa para después seguir cada uno con lo suyo. A pesar del mal entendido, Hiro dio gracias de que ese muchacho hubiera sido tan amable como para indicarle el lugar donde debía ir.

Una vez hubo dejado los caballos en aquella especie de establo y hubo pedido comida e indicado donde se ubicaban, Hiro se encaminó al lugar donde permanecían los otros dos.

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Después de desperezarse y encontrarse muy cómodo en aquella mullida cama, Shuichi miró a su alrededor, esbozando una sonrisa satisfecha al encontrar a su amo junto a él, quien tenia un brazo rodeando el cuerpo del pequeño por la cintura.

Penso en despertarlo, pero antes de tan siquiera intentarlo, decidió dejarlo descansar. Después de todo, al contrario que el príncipe, él se había quedado dormido durante el viaje.

Salió de la tienda aun bostezando cuando sintió una mano moverse de forma juguetona sobre su cabeza, despeinándole a su paso.

-Hiro!- dijo sin necesidad de observar a quien lo había despeinado.
-Shuichi! pero que gusto verte.- comentó el aludido con una sonrisa divertida.
-Cuantas veces tengo que decirte que no me...-
-Que no te despeine... lo se lo se.- hizo un gesto con la mano tratando de quitarle importancia a la vez que sonreía de forma divertida. -de todas formas ya estas despeinado.- le señaló el cabello revuelto a consecuencia de haber dormido.

Shuichi levantó la mirada tratando de observar su cabello, para después tratar de colocárselo de la mejor manera posible, manteniendo un tono rojizo en sus majillas a consecuencia de la razón que llevaba su amigo.

-Eto... Hace cuanto que llegamos acá? -pregunto con curiosidad, pregunta que le sirvió para cambiar de tema.
-Pues hace cosa de una hora, el príncipe Eiri intentó despertarte pero tu estabas tan dormido como una momia.- bromeó ante la mirada algo molesta del esclavo.
-Tenia sueño, tengo que descansar, no lo sabias?-
-Si, claro que si.- con una sonrisa le dio la razón.

No quería que por llevarle la contraria, su amigo montara un espectáculo de los suyos, los cuales consistían en dramatizar cualquier cosa insignificante que le dijeran con un aire visiblemente ofendido. O eso, o montar una sonora pataleta allí mismo... por la cual podrían llegar a echarlos del lugar. Y la verdad, mejor no arriesgarse.

-Oye, deberías comer algo, mira, aquellos frutos parecen deliciosos.- le indicó una de las bandejas que estaban sobre una mesa ubicada entre medio de las tiendas de ambos.

Su expresión se contrajo en una mueca nerviosa cuando sin saber en que momento, Shuichi había desaparecido de su lado para seguidamente hallarlo sobre la mesa comiendo de una forma un tanto... exagerada.

-Parece que tiene hambre.- sonrió de forma forzada observando como el de cabellos rosados en vez de comer, devoraba la comida.

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Al llegar la noche el cielo se contemplaba completamente estrellado, estrellas que parecían custodiar a la radiante luna llena que brillaba con intensidad.

Shuichi se movió inquieto girándose hacia el lado contrario, quedando esta vez de espaldas a Eiri. Le era imposible conciliar el sueño debido a haber pasado dormido prácticamente todo el viaje, y eso que había intentado resistirse al sueño durante el primer tramo del mismo, pero le había resultado imposible; la calidez que emanaba el cuerpo de Eiri le invitaba a acurrucarse entre sus brazos y dejarse llevar por el sueño, y así lo hizo.

-Yuki... Yuki...- susurró a la vez que movía un poco el cuerpo de su amo tratando de despertarlo. -Yuki no tengo sueño, despierta.- esta vez ejerció algo mas de fuerza sobre el cuerpo de su amo, consiguiendo por parte de este un gruñido molesto para enseguida darle la espalda.

Shuichi lloriqueó a la vez que esbozaba una mueca algo molesta. Al parecer Eiri estaba profundamente dormido, no despertaría ni aunque asaltaran aquel lugar o hubiera algún terremoto o algo parecido. El gesto de fastidio de su rostro cambió a una suave sonrisa cuando el príncipe volvió a girarse, quedando boca
arriba, dejando ver su rostro tranquilo ante los ojos violetas del pequeño.

-Que mono eres Yuki.- susurrando aquellas palabras se inclinó para depositar un tierno beso sobre los labios entre abiertos de Eiri.

Una risita divertida escapó de sus labios cuando al sentir el beso, el rubio dejó escapar una especie de gemido ahogado que se asemejaba a un quejido.

-Vale, te dejare dormir.- murmuró para si mismo acariciando el cabello rubio. -creo que... despertaré a Hiro.- con una sonrisa traviesa decidió ir en busca de su amigo. -Hiro...-

Shuichi salió de aquélla tienda, tomando antes de hacerlo la capa de Eiri, la cual ya se había quedado para él sin siquiera el consentimiento del rubio. Ojeó un par de veces el lugar hasta divisar la tienda donde dormía su amigo. Con una nueva sonrisa que se asemejaba a la de un niño que quiere jugar, se adentró en ella.

El pelirrojo disfrutaba de su bien merecido descanso cuando "algo" comenzó a restregarse contra su hombro con la clara intención de despertarlo. Abrió los ojos pesadamente, visiblemente desconcertado ante tales "caricias", las cuales comenzaban a resultar bastante molestas, dejandole a su vez el brazo algo dolorido.

-Uhm?- aun adormilado levantó un poco la cabeza para enseguida encontrarse con unos grandes ojitos violetas que lo miraban de forma inocente. -Shuichi?- el aludido sonrió, dejando a su vez de restregar su mejilla contra el brazo de Hiro. -que haces?- le preguntó con un gesto de confusión.

-Hiro! Que bien que me haces caso! Por que Yuki me ignora.- dedicó una mirada de pocos a amigos a su amo, a pesar de que este no estuviera allí.

-Shuichi, es muy tarde, que quieres?-

-No puedo dormir.- respondió bajando la cabeza de forma infantil, dedicando una mirada esquiva al pelirrojo.

-Eso te pasa por dormir durante el camino.- con un bostezo volvió a recostarse y cerrar los ojos.

-Hiro! No me ignores tu también!-

-Tengo sueño déjame dormir, ponte a escribir alguna canción anda.- con esas palabras Hiro se acomodó nuevamente y en menos de un segundo volvió a quedarse dormido.

-Jo, nadie me hace caso.- con una expresión entre dolida y de enfado se cruzó de brazos. -en fin...- se encogió de hombros de forma indiferente, levantándose para salir al exterior.

Esbozó una ligera sonrisa cuando dedicó una mirada al cielo estrellado. Cerró los ojos tomando aire profundamente para después soltarlo despacio y volver a mostrar el color violáceo de sus grandes ojos que brillaban como si se tratase de dos estrellas mas. Aquella noche se sentía bastante agradable; había una sutil brisa fresca, pero aun así, se sentía la noche cálida.

Con paso decidido se retiró un poco de su lugar asignado para descansar, adentrándose entre algunas palmeras lo suficientemente altas como para dar una perfecta sombra durante el día, descubriendo entre las mismas una especie de lago de proporciones algo pequeñas. Pensó que aquel lugar era como un rincón mágico.

Cerró los ojos aspirando todo el aire que fuese capaz de almacenar sus pulmones cuando una idea cruzó por su mente, observando a continuación en el agua cristalina la luna reflejada, al igual que las estrellas de aquella noche. El silencio reinaba en aquel lugar al igual que la tranquilidad. Con decisión se deshizo de la capa, dejándola caer a sus pies provocando un sonido mudo. Hizo lo mismo con las demás prendas que cubrían su cuerpo, quedando completamente desnudo ante la luna que parecía quemar su piel dándole un brillo un tanto especial.

Sus pies se movieron ágiles hasta llevar al borde de aquel lago, donde introdujo uno de ellos. Cerró los ojos a la vez que dejaba escapar un leve gemido cuando el agua cristalina rozó su piel, sintiéndola totalmente agradable al no tratarse de una temperatura excesivamente fría.

Sin pensarlo comenzó a adentrarse en el agua, ocultando cada vez mas su cuerpo desnudo en la misma. Cuando se sintió a gusto y algo mas acostumbrado a aquella temperatura, se dejó caer completamente en el agua, moviéndose de una forma que bien podía tacharse de delicada, cuyos movimientos podrían asemejarse perfectamente a los de un pez.

-Esto es muy relajante.- se volteó en el interior del agua, dejando que la parte trasera de su cabello tomara contacto con la misma.

Tras dedicar una nueva mirada a la luna expectante, cerró los ojos dejando escapar un suspiro, disfrutando que aquella agradable sensación.

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De forma totalmente inconsciente, Eiri se giró buscando el cuerpo de su esclavo para estrecharlo entre sus brazos. Había sido tanto el tiempo que no lo había podido hacer y tantos los sentimientos descubiertos que no pudo reprimir aquella sensación de necesidad por tener a su pequeño pegado a su cuerpo.

Sus ojos dorados se abrieron cuando tras varios intentos, no consiguió alcanzar el pequeño cuerpo. Se incorporó casi de un salto cuando su mirada no lo halló a su lado.

-Shuichi?- preguntó en un susurro a la vez que miraba de un lado a otro.

Se restregó los ojos tratando de espabilarse, dedicando seguidamente una nueva mirada a su alrededor. No había rastro alguno del esclavo. Sin tiempo a pensar y acompañado de una sensación algo temerosa, abandonó el lugar de descanso.

Una vez en el exterior miró de un lado a otro, hasta que el sonido del agua agitándose llamó su atención.

Sonrió con tranquilidad cuando al apartar con sus manos varias ramas de palmeras, distinguió un pequeño lago de aguas cristalinas donde destacaba una cabecita rosada.

Sin hacer ruido se adentró entre las ramas, llegando justamente al lugar donde Shuichi había dejado su ropa. Tras dedicar una fugaz mirada a las prendas, sus dorados ojos se centraron en su esclavo, quien nadaba en el agua con movimientos tranquilos, disfrutando de aquella naturaleza.

El joven esclavo se detuvo, tocando con sus pies el fondo del lago para erguir su cuerpo dejando que el agua le cubriera hasta casi llegar al pecho. Permanecía de espaldas a Eiri, dejando ante este una hermosa visión de sus hombros y parte de su espalda mojada, sobre la cual podían distinguirse las gotas de agua brillantes ante la luz de la luna.

Con naturalidad alzó sus brazos con las manos juntas y llenas de agua para dejarla caer sobre su cabello rosado, a la vez que inclinaba un poco la cabeza hacia atrás.

Eiri se sintió vencido ante aquella tentadora visión, procediendo a quitarse también su ropa sin poder ni querer apartar su mirada de aquel cuerpo que parecía llamarlo. Tras desnudarse entró al agua de manera silenciosa, examinando cada movimiento de su esclavo, quien parecía absorto en sus propios pensamientos y en la suave melodía que sus labios estaban entonando.

Shuichi volvió a tomar agua entre sus manos, salpicando esta vez su rostro, el cual giró en el momento en que sintió como alguien parecía estar tras él. Sintió su corazón acelerarse y su cuerpo temblar ante la presencia de alguien mas, pero sin siquiera darse tiempo a pensar nada mas y mirar a quien tenia tras él, se relajó al sentir los brazos de su amo rodear su cintura al igual que el aroma del rubio embriagó sus sentidos.

Cerró los ojos esbozando a su vez una sonrisa cuando Eiri enterró su rostro entre su cuello y su hombro, estrechando el abrazo para acercar mas sus cuerpos. El rubio besó delicadamente el hombro de su esclavo, mojando sus labios con el agua que había quedado sobre la piel del pequeño.

-Yuki... que haces aquí? Creí que estabas dormido.- susurró aun con los ojos cerrados, no queriendo romper aquella agradable sensación.
-Quieres que me vaya?- preguntó sobre el oído del pequeño para después mordisquear su oreja suavemente, provocando un inevitable escalofrío en Shuichi.
-Mmmmm... no, claro que no.- llevó sus manos hasta posarlas sobre las de Eiri, sujetándolas con fuerza, como si no quisiera dejarlo escapar.
-Por que no sigues cantando?-
-De... de verdad?- ante el tono de sorpresa impreso en la pregunta del pequeño, el príncipe se mantuvo en silencio, ofreciendo como única respuesta un nuevo beso sobre su hombro.

Tomando aquel gesto como un si, Shuichi retomó la melodía de aquella bonita canción, dejando que su voz se deslizara suavemente en el aire, mezclándose a su vez con el murmullo del agua que se movía sutilmente contra su cuerpo cuando sin romper el contacto de sus manos con la piel del mismo, el príncipe se deshizo de las manos del pequeño para hacer que este se girase hasta quedar de cara a él.

Una vez lo hizo, volvió a envolver aquella fina cintura con sus brazos, consiguiendo que Shuichi apoyara sus manos sobre su pecho visiblemente agitado, consiguiendo que se ruborizara cuando sus cuerpos se rozaron íntimamente.

Sus ojos violetas esquivaron la mirada de su amo, bajando la cabeza para tratar de ocultar el rubor de sus mejillas al igual que intentó apartarse un poco de aquel hombre para tratar de ocultar el estado que su cuerpo comenzaba a mostrar. Ante aquella acción, Eiri sonrió divertido, atrayendo de nuevo y con mas fuerza el pequeño cuerpo contra el suyo a la vez que inclinando la cabeza, buscó los labios del chico, atrapándolos en su beso delicado pero igualmente demandante.

Eiri deslizó su mano derecha por la espalda de Shuichi, subiendo por ella con suavidad, arrancando de los labios del pequeño un suspiro ahogado, acabando por posar aquella mano sobre la mejilla sonrojada de este. El joven esclavo separó sus labios de los de su amo, rompiendo el beso para abrir los ojos y mirar los dorados del rubio.

Esbozó una sonrisa ante aquellos misteriosos ojos, sintiendo enseguida como un escalofrío recorrió su cuerpo, consiguiendo que su piel se erizase y su expresión cambiara por un momento a una algo molesta.

-Tienes frió?- preguntó Eiri al sentir el leve temblor y la piel fresca de su esclavo.

Shuichi asintió en respuesta. Había estado bastante tiempo en el agua y a pesar de estar a una buena temperatura, parecía que el frió había comenzado a hacer acto de presencia.

El príncipe apartó su mano de la cintura del pequeño para tomar la mano de este y con una sonrisa tranquila conducirlo hacia el exterior del lago.

Una vez fuera, Eiri recogió de entre las ropas que habían quedado esparcidas en el suelo, la capa que Shuichi había llevado todo el tiempo, colocándola sobre los hombros del esclavo.

-Mejor así?-
-Si...- sus ojos violetas se cerraron ante el suave contacto de la yema de los dedos de Eiri sobre su mejilla.
-Lo recuerdas?-
-Eh? El que?- preguntó algo confundido, enfocando esta vez la mirada ardiente de su amo.
-La primera vez que te desnudaste ante mi, en los baños de palacio.- depositó un suave beso sobre la mejilla de Shuichi, la cual pareció arder ante este y las palabras recientemente dichas.
-Claro que me acuerdo! No sabes la vergüenza que pasé.- comentó con un evidente tono de molestia.
-Lo se, me divertí mucho.-
-Yuki!-
-No imaginas las ganas que tenia de besarte en aquel momento.- murmuró a la vez que jugueteó con sus labios cerca de los de Shuichi, dejándole sentir su respiración al igual que el sentía la de su esclavo.
-Mmmmm, Yuki...-
-Te veías muy lindo...- sus ojos se centraron en los violetas. -...como ahora.-
-Yo...- Shuichi bajó la cabeza algo avergonzado.
-No digas nada.- lo silenció con un nuevo beso, el cual pronto fue correspondido por el pequeño.

Shuichi cerró los ojos dejándose llevar por aquellos labios que jugaban con los suyos, por aquella lengua que volvía a recorrer su boca como tantas veces antes lo había hecho, invitándole a hacer lo mismo. Así lo hizo. Rodeó con fuerza el cuello del príncipe, haciendo que la capa cayera al suelo, profundizando aquel beso que a pesar de estar dejándolo sin aire no deseaba que acabase.

Eiri volvió a rodear el cuerpo del esclavo entre sus brazos, sintiéndolo fresco al contacto, pero cálido a su vez. Despacio comenzó a moverse hasta quedar de rodillas en el suelo, llevando el cuerpo del pequeño consigo. Rompió el beso para deslizar sus labios por el cuello que quedó expuesto ante él cuando Shuichi tras soltar un suspiro, inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás.

No tardó demasiado en sentir como su amo besaba su pecho, dedicándole a su vez algunas miradas furtivas, las cuales se encontraban con sus ojos violetas entre abiertos y conseguían hacerlo ruborizar aun mas. Sus dedos se movieron con soltura entre el cabello rubio, enredando las finas hebras entre ellos a la vez que Eiri comenzaba a bajar por su torso hasta llegar al vientre donde se detuvo para mirar una vez mas a su esclavo.

Shuichi apretó el cabello entre sus dedos con visible inquietud en el momento en que Eiri deslizó su lengua por la zona baja del vientre, acercándose peligrosamente e intencionadamente a su erección, dejando escapar pequeños jadeos ante aquellas deliciosas caricias.

El príncipe acabó por sentarse sobre la hierba, atrayendo el pequeño cuerpo sobre el suyo cuando se recostó sobre la misma, dejando las piernas de este entre las suyas.

En un momento, el joven esclavo se halló sobre su amo; apoyando sus antebrazos en el pecho de este y mirándolo a los ojos, sintiendo bajo su piel la piel del otro humedecida por el agua. Dejó escapar un leve gemido cuando Eiri alcanzó sus nalgas, presionando en ellas, consiguiendo entre sus cuerpos un contacto totalmente placentero para ambos.

Los dedos del príncipe recorrieron suavemente la separación de ambas nalgas, deteniéndose en la entrada del esclavo, donde rodeó la zona con la yema del dedo índice, consiguiendo que Shuichi separase las piernas para colocarlas una a cada lado del cuerpo de su amo.

Rodeando el cuello del rubio con sus brazos, el joven esclavo depositó un suave beso sobre los labios de este, dejando escapar leves jadeos cuando sintió un dedo en su interior. Trató de no romper el beso, consiguiendo de esa forma que los gemidos que comenzaron a escapar de sus labios cuando fueron dos los dedos invasores, fueran recogidos por la boca de Eiri, quien aprovechó los labios entre abiertos del esclavo para deslizar su lengua entre ellos.

Shuichi comenzó a moverse con algo de inquietud ante tales caricias en su interior, sintiendo su miembro algo dolorido presionado entre los vientres de ambos, rozando a su vez la erección del príncipe, quien se había aferrado a su fina cintura con su mano libre.

Mordisqueó la piel del cuello del chico aprovechando que este había inclinado la cabeza para tomar aire, arrancándole un gemido ahogado con aquella acción sumada al profundo movimiento de sus dedos dentro de aquel delgado cuerpo. Observó absorto el rostro sofocado del pequeño, el cual brillaba esta vez por las gotas de sudor, al igual que brillaban las pequeñas lagrimas que se asomaban a la comisura de sus ojos cerrados. Sintió como un escalofrío lo recorrió, una sensación que solo Shuichi le había hecho sentir.

Con decisión, sacó los dedos de aquel interior, consiguiendo por parte del pequeño un leve quejido que se asemejó mas a una protesta. Con su otra mano rodeó totalmente la cintura del chico, haciendole entender con un leve movimiento lo que seguía.

El joven esclavo se movió un poco sobre Eiri, dejando que este tanteara entre ambos cuerpos hasta que sujetó su propia erección. Shuichi jadeó impaciente al sentir el miembro húmedo de su amo acariciar su entrada, presionando con suavidad seguidamente sobre la misma, haciendo que el nombre del príncipe escapara entrecortado de sus labios.

Se aferró con fuerza al cuello del rubio, posando su frente sobre la de este, rozando sus labios con los de él, sintiendo suaves besos sobre ellos cuando Eiri comenzó a penetrarlo de forma pausada.

El príncipe volvió a llevar ambas manos a la cintura del esclavo, presionando un poco el cuerpo del chico contra su miembro, consiguiendo entrar poco a poco en él.

Shuichi apretó los dientes con fuerza, cerrando los ojos igualmente, pero sin poder evitar que un par de lagrimas escaparan de ellos cuando se sintió totalmente invadido por su amo. Su cuerpo tembló, enterró su rostro en el cuello del rubio, sollozando en silencio de forma entrecortada debido a la agitada respiración.

-Te he hecho daño?- preguntó Eiri alertado por las lagrimas que cayeron sobre su rostro.

El pequeño negó con la cabeza, sintiéndose mas tranquilo cuando las manos de Eiri recorrieron su espalda con caricias suaves, tranquilizadoras. Sus ojos violetas se mostraron llorosos ante los dorados en el momento en que encaró al rubio con una sonrisa.

-Estoy bien.- Eiri sonrió en respuesta, llevando una de sus manos a la nuca del esclavo, donde jugueteó con el cabello rosado.

Cuando se sintió algo mas relajado con su amo dentro de él, comenzó a moverse despacio, jadeando de forma entrecortada, tratando de olvidar la sensación de dolor que aun le invadía, la cual no tardó demasiado en convertirse en el mejor de los placeres.

Eiri no había apartado su mirada del rostro de su esclavo, le encantaba ver todas aquellas expresiones en él, aquel rubor que lo hacia ver tan inocente y que contrastaba perfectamente con los sonidos libidinosos que escapaban de su boca. Con deseo posó sus manos sobre las caderas del chico, acompañándolo en aquellos movimientos lentos pero profundos que el esclavo estaba ejerciendo sobre él, los cuales le hacían entender perfectamente que no tardaría en llegar al limite.

-Ah! Yuki! yo no... ah!- volvió a aferrarse con fuerza al cuello de su amo, posando nuevamente su frente sobre la del mismo.

Sus piernas presionaron de forma temblorosa el cuerpo que permanecía entre ellas, dejando la erección de Eiri totalmente enterrada en su interior a la vez que la suya aun presionada entre ambos vientres, quedaba bañada en un intenso orgasmo que le hizo gritar el nombre del príncipe inevitablemente.

Eiri besó aquellos labios separados, de los cuales escapaba un fino hilo de saliva. Abrazó el cuerpo sobre él, sintiendo sobre su piel el corazón agitado de su esclavo, quien rompió el beso para dejar caer su cabeza en el pecho del rubio.

Sus ojos dorados miraron el firmamento, no pudo evitar esbozar una sutil sonrisa a la vez que acariciaba con calma el cabello rosado. Le encantaba sentir a su pequeño de aquella manera.

-Yuki yo... lo siento, no quería...- ante las palabras del joven esclavo, Eiri se movió, incorporándose para quedar sentado con Shuichi sobre él y la cabeza de este aun sobre su pecho. -... es que yo...-
-No me importa.- con un gesto despreocupado, tomó la barbilla del pequeño, haciendo que este lo mirase a los ojos tímidamente. -hay cosas mas importantes que eso.-
-Pero Yuki, tu... a ti no te gustaba que yo, bueno...-
-Prefieres que me enfade?-
-No! Como voy a preferir eso?- refunfuñó algo molesto. -es solo que... desde que viniste a buscarme, estas muy amable y cariñoso conmigo, es.. un poco extraño.- sonrió para si mismo de forma algo irónica a la vez que bajaba la cabeza.
-Quieres decir con eso que nunca soy amable y cariñoso?.- preguntó con la intención de molestarlo, a lo que Shuichi negó inmediatamente.
–No es eso Yuki! claro que antes también te portabas bien conmigo pero ahora es que... no se, es distinto...- su expresión nerviosa cambio de nuevo a una sonrisa tranquila, la cual era observada por Eiri, quien se habia quedado ensimismado mirando a ese chiquillo. -soy muy feliz así.- con una sincera sonrisa en sus labios, abrazó con fuerza al príncipe. -Te quiero Yuki.-

Eiri guardó silencio ante aquellas palabras que salían de una forma tan sencilla y a la vez tan sincera de los labios de su esclavo. Unas palabras que parecían tan fáciles de decir, una acción tan sencilla como lo es demostrar lo que sientes por otra persona. Algo que a él mismo le costaba tanto trabajo.

Rompiendo aquel pensamiento, sujetó el cuerpo del pequeño para con un movimiento, colocarse sobre él, dejando a Shuichi tendido sobre la hierba, aprisionado por su cuerpo. Shuichi abrió los ojos sorprendido ante la acción de su amo, sintiendo como este había salido de él a consecuencia del movimiento.

-Yuki...- suspiró bajo la mirada de los ojos dorados.
-Puedes seguir?- ante la pregunta, el esclavo asintió en respuesta.

Aquello le había desconcertado por un momento. A Eiri nunca le había importado si él podía seguir o no, tan solo lo hacia hasta quedar satisfecho. No le dio mas importancia a aquello cuando el rubio comenzó a besar nuevamente sus labios de forma calmada a la vez que se movía levemente sobre su cuerpo, brindando un agradable roce entre las pieles de ambos, consiguiendo despertar una nueva erección en él.

El príncipe dejó aquellos labios ya algo hinchados para bajar hasta su pecho, donde besó la suave piel dejando mas de una marca rojiza sobre la misma, pasando seguidamente a besar el vientre del pequeño, donde mordisqueó la suave piel provocándole un pequeño grito al igual que un leve cosquilleo en aquella zona. Shuichi cerró los ojos con fuerza, ladeando un poco la cabeza y colocando una de sus manos sobre sus labios, tratando de acallar los gemidos que habían comenzado a escapar cuando la boca de Eiri envolvió su erección.

Deslizó sus labios con suavidad sobre la longitud, saboreando el cálido liquido del anterior orgasmo que aun envolvía aquella piel. Dedicó una mirada al rostro del esclavo, observando la expresión totalmente placentera de este, sintiéndose satisfecho con su labor. Tomó la base del miembro con una mano, masajeándolo a la vez que su lengua jugueteaba sobre la punta, consiguiendo que ni la mano de Shuichi sobre su boca lograra disimular sus gemidos.

Sentía su rostro arder, las cálidas caricias sobre su erección apunto de volver a derramarse y aquellos ojos dorados clavados en él ofreciéndole una mirada que le hacia arder la piel.

Los gemidos remitieron a leves jadeos cuando Eiri apartó sus labios de la deseosa piel, colocándose de rodillas entre las piernas del joven esclavo. Sus ojos violetas se abrieron ante aquella detención por parte del rubio, clavándose en el rostro de este, quien tenia su mirada clavada en el cuerpo del pequeño, el cual se veía brillante gracias a las gotas de sudor que perlaban su piel, haciéndola ver totalmente apetecible.

-Yu.. Yuki.. que... pasa algo?- preguntó de forma entrecortada, apoyándose sobre sus antebrazos para incorporarse un poco.
-No pasa nada, solo te estaba mirando.- sonrió de una forma algo intimidante.

Ante aquella intensa mirada, Shuichi tuvo la intención de cerrar sus piernas en un gesto pudoroso, pero el cuerpo del rubio entre ellas se lo impidió. Solo le quedó apartar la mirada de su amo mostrando una expresión avergonzada, la cual lo hacia parecer totalmente vulnerable.

Eiri sonrió ante aquel gesto tan adorable por parte del pequeño. Volvió a inclinarse sobre el cuerpo de su esclavo, haciéndolo a su vez quedar de nuevo completamente tendido sobre la hierba. Sin decir palabra alguna, le indicó que lo mirase a los ojos. Se observó reflejado en ellos durante un momento, jugando a su vez con el cabello rosado, para después atrapar con ansias los labios enrojecidos entre los suyos.

-Yuki...- la voz del pequeño sonó entrecortada por el beso. -quiero tenerte dentro de mi.- murmuró esta vez con una mirada decidida sobre los ojos dorados.

Eiri no pudo evitar sorprenderse ante tal petición, mostrando ante su esclavo su evidente satisfacción ante aquellas palabras. Sin perder el contacto visual, condujo su erección guiada por su mano hasta la entrada del chico, donde volvió a presionar para deslizarse en su interior con facilidad, arrancando de este un suave gemido que indicaba el placer provocado por aquella caricia en su interior.

Shuichi sonrió al sentir a su amo dentro de él, comenzando a moverse de forma exigente bajo este, sintiéndose en todo momento observado por su amo quien había aceptado la petición y había comenzado a moverse sobre él, proporcionándole el placer que le pedía tanto el cuerpo de su esclavo como el suyo.

Alcanzó la mano del pequeño con necesidad, la cual descansaba paralela a su cuerpo enredando sus dedos entre la hierba, sustituyendo a la misma por los dedos del rubio cuando ambas manos se entrelazaron. Elevó sus manos enlazadas hasta colocarlas a la altura de la cabeza del esclavo, donde apretó el agarre siendo respondido por ese mismo acto procedente del pequeño.

Los movimiento comenzaron a intensificarse, los besos se hacían casi imposibles debido a la agitada respiración y a los jadeos y gemidos que escapaban de forma desinhibida de los labios de ambos. Eiri enterró su rostro en el cuello de Shuichi, percibiendo la humedad de su cabello, al igual que el aroma que este desprendía. Su cuerpo convulsionó en un evidente escalofrío que no pasó desapercibido para su esclavo, quien se aferró con fuera a su espalda con la mano que le quedaba libre.

-Yuki, voy a ser siempre tuyo verdad?- susurró en el oído de su amo.

Un profundo movimiento acompañado de aquellas palabras consiguió que el príncipe comenzara a derramarse en aquel interior que tanto le gustaba, gimiendo de forma ronca y callada sobre el oído de Shuichi, quien disfrutó el momento tanto como lo estaba haciendo el propio Eiri.

Cuando su cuerpo se relajó tras el máximo placer, sintió como Shuichi se movía de forma lenta pero inquieta bajo él, clavando sus uñas en la piel de su espalda, y apretando su mano con fuerza de forma algo temblorosa.

-Ah! Yuki... Yuki abrázame! No me sueltes!- lloriqueó tras sentir como aquel orgasmo comenzaba a consumarse, derramándose nuevamente entre ambos vientres.
-No te soltare, eres mío para siempre, Shuichi.- sus palabras fueron casi eclipsadas por los sonidos que escapaban de la boca de su esclavo, los cuales fueron a parar directos a su oído.


Cuando sintió el cuerpo del pequeño algo mas relajado bajo el suyo, se incorporó un poco apoyándose en sus antebrazos, sin llegar a soltar la mano de este, quien respondía al agarre con menos fuerza que antes. Tras una mirada visiblemente cariñosa hacia al rostro encendido del esclavo, depositó un beso sobre la punta de la nariz de este, haciendo que sus ojos violetas se abrieran con algo de pesadez.

-Yuki, yo...-
-No digas nada.- lo silenció posando su dedo índice sobre los labios del pequeño, deseando perderse en aquellos ojos violetas llenos de vida.

Shuichi esbozó una sonrisa, disfrutando de aquella cálida mirada por parte del rubio; una mirada difícil de ver en aquellos ojos dorados que siempre se veían tan fríos ante los demás, una frialdad que se había ido desvaneciendo gracias él.

Después de unos minutos, el silencio volvía a hacerse dueño del lugar, envolviendo la figura de ambos mientras descansaban junto al lago.

Había dejado caer su cuerpo contra una de las palmeras del lugar, sus ojos dorados estaban fijos en el pequeño que dormía tranquilamente entre sus brazos. Tan solo aquella capa cubría sus cuerpos desnudos. Aquel cuerpo se sentía cálido entre sus brazos, una sensación sumamente agradable. Igual que lo era observar aquel rostro tranquilo mientras dormía, esa sutil sonrisa que se dibujaba en los labios de su esclavo cada vez que este sentía la cercanía de su cuerpo.

-No se lo que me has hecho, pero...- susurró a la vez que apartaba un mechón de cabello rosado de la frente de su esclavo. -...has conseguido cambiar mi vida.-




Continuara...


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Notas de Ai:

holaaa k tal? por fin cap nuevo y lemon nuevo *-* jajajaja cath dice k le encuentra al lemon
un ambiente asi melankoliko al asunto, saiyi dice k lo escribio oyendo una cancion melankolika de Kuroda
yo la verdad no note nada solo vi sexo mojadito y agua chapoteando, vosotros habeis notado algo melancoliko en el lemon? sospecho k soy yo k no tengo lado sensible sentimental ._. XD jajaja bueno ^^ sea komo sea espero k os haya gustado el cap y nos vemos en el siguiente..dejad reviewss nee? *-* muakaaa


Notas de Cath:

Bueno, eh aqui otro cap. lo bueno es que ya pase el blockeo! y bueno eh escrito mi parte completa esta vez ^^ perdon por la demora, aunque esta vez fue por un virus... bueno ya estamos trabajando con el proximo asi que no desesperen. Awwwwww les gusto el lemon? a mi me encanto, saiyi lo escribio con mucho sentimiento, inspirada con Kuroda *-* ese es su muso XD anyway espero que hayan disfrutado del cap. y que no les paresca pasteloso y bueno me dijeron que querian otro lemon de Hiro/K parece que ah gustado la parejita eh ^^ mnn quizas tenga una sorpresa sobre esto para la proxima, claro si realmente lo quieren o.ô asi que apreciare las peticiones ^^

Notas de Saiyi:

holaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!! Por fin!!!!!!!!!!!!!!!! Por fin pudimos subir el cap.!!! XDDDDDDDD hemos tardado mas pk la pobre Ai ha tenido mal el ordenador y no ha aparecido por aki en 3 semanas!!!! (para una vez k acabamos el cap. enseguida... ^_^u) pero bueno, aki esta ya!!!! ^_^ k decir de este cap... pues resaltar k este lemon ha sido el k mas trabajo me ha costado escribir (k yo recuerde) es k me pillo estando malita T_T y como k lo he escrito a trozos ^_^u pero aun asi consegui escribir lo k tenia en mente ^_^ otra cosita respecto a ese lemon.. (es k tengo k decirlo XDD) lo escribi escuchando la canción “tokage no you” de Kuroda Michihiro (kyaaaaaaaaaaaaaaa kuroda!!!!!!!!!) XDDD para kien no lo sepa, es el cantante k canta Shining collection (la canción k canta Ryuichi en el ova 2) y es k Kuroda inspira a cualquiera *saiyi vuelve a babear* y esa canción es genial!!!! ^_^ asi k aprovecho pa decir k KURODA ES EL MEJOR!!!!!!!!!!!!! ademas, es igualito a Ryuichi (mas babas) eto.. vale, ya corto k me emociono y me alargo mucho ^_^u otra cosita y ya acabo ^_^u por fin aparecieron tanto Sakano como Suguru!!! De verdad k no sabiamos como meterlos ^_^u pero por fin lo conseguimos!!!! ^_^ nunca es tarde no??? XDDDDDDDDDDD pues creo k no tengo k decir nada mas... solo k a pesar k el fic se este acabando, aun kedan cositas, asi k estad pendientes!!! A si, otra cosa mas (me matan ^_^u) kiero dedicarle este cap. a mi kerida amiguita aby-chan (la de las preguntas comprometidas XDD) k es una fiel seguidora de este fic y una chica muy simpatica (y le gusta hacerme preguntas comprometidas) asi k un besito guapa!!! (Siento mucho las notas tan largas, pero cuando cojo carrerilla... ademas, escribo pro estas dos niñas, k hacen notas muy cortas ^_^u)

Besitos y hasta el cap. siguiente! Y dejad comentarios!!!!!!!!!!! Gracias por los del cap. anterior ^_^

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