lunes, 17 de agosto de 2009

DREAM WITHIN Ch.22

By Chekie Girls



Cap. 22




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Observo la nieve caer a través del ventanal, sintiendo una leve molestia en su interior al haber dejado marchar solo a Hiroshi en busca de Shuichi y el príncipe Eiri. Aunque él nunca había sido del tipo aventurero, no se sentía cómodo al no tener noticias aun de sus huéspedes.

Tomó la taza de café humeante entre sus manos buscando algo de calor. La verdad era que a pesar del poco tiempo que llevaba conociéndoles, había logrado tomarles cariño; hacia mucho tiempo que no conocía gente tan revoltosa; Hiroshi le recordaba mucho a su hermano mayor y Shuichi a una imagen que tenia de su mejor amigo de juegos cuando era solo un niño.


Frunció el ceño ante el toque brusco de la puerta principal, aun era muy temprano. Se acercó al pasillo principal esperando a que uno de los sirvientes abriera la puerta, sorprendiéndose ante la presencia la figura imponente de su primo Tohma.

El sirviente hizo una rápida inclinación antes de abrir la puerta por completo, permitiendo la entrada del rey de Saint Gasset y su escolta privada.

-Suguru.- saludó el rubio con un leve y elegante gesto de cabeza, manteniendo su característica sonrisa.

-Prepara el desayuno para su majestad y sus invitados.- ordenó el muchacho a una de las doncellas que estaba a sus espaldas, sin dejar de mirar a su primo.

-Agradezco tu amabilidad pero.. donde esta Eiri?- ante la pregunta de su primo, Suguru no pudo mas que tensarse.

-Si gustas acompañarme al estudio... creo que debemos hablar en privado.- le indicó a su primo adoptando un tono calmado en su voz.

Acompañado siempre de su incondicional Sakano, Tohma siguió al muchacho, sintiéndose impaciente. Al cerrar la puerta del estudio no pudo evitar el sentirse preocupado ante el monótono silencio del chico.

Tomó asiento en uno de sus sillones, manteniéndose el hombre de cabello oscuro de pie a su lado, atrayendo la mirada interesada y algo desconfiada del mas joven.

Los ojos verdes de Tohma siguieron el mismo camino que hicieron los de su primo, adoptando una sutil sonrisa ante la presencia de Sakano.

-Puedes hablar delante de él, es de confianza.- Sakano se mantuvo sumamente serio ante la “defensa” de su rey, al igual que Suguru relajó la expresión de su rostro dispuesto a hablar.

-El príncipe Eiri se marchó hace dos días, aun no sabemos que camino tomó. Hiroshi y Shuichi, el esclavo del príncipe, marcharon en su búsqueda.- tomó aire, manteniéndose serio ante la mirada seria y expectante pro parte de los ojos verdes del rubio. -su esclavo se marchó también, solo. Hiroshi partió apenas pasada la madrugada a buscarlos y aun no regresan. Lo que mas me preocupa de esta situación es que comenzó a nevar, ya sabes como es de impredecible el clima de Lejeune, aun mas cuando supongo que toda la ciudad esta completamente enturbiada con la neblina.- en un momento de debilidad, el muchacho giró su rostro hacia la ventana, suspirando levemente ante la idea de que el tiempo pudiese empeorar.

La mirada verde del rey se opacó por breves momentos, tornándose fría. Toda esta situación lo había tomado completamente por sorpresa; esperaba llegar a Lejeune y encontrar alli a Eiri, pero al parecer, los cosas no serian tan fáciles.

Ajeno a la presencia de los otros dos, esbozó una mueca preocupada, siendo perfectamente conciente de en que lugar se encontraba y los recuerdo que podría traer a la mente del joven príncipe.


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La nieve había cesado, los primeros rallos de sol penetraban débiles a través de las tejas rotas de aquélla cabaña, dando calidez al cuerpo que permanecía recostado en el suelo sobre una manta, envuelto por otra mas. A su lado, una figura permanecía inmóvil, tan solo observando distraídamente aquel rostro que se dejaba ver sereno.

Unos cristalinos ojos se fueron abriendo con dificultad, enfocando borrosamente la silueta de alguien conocido, alguien que había permanecido a su lado, velando por él.

-Mmmm... Yu... Yuki...- murmuró en un gemido ahogado, observando como aquellos ojos dorados ante sí lo miraban con un deje de molestia. –que... que ha pasado?- trató de incorporarse, pero un fuerte dolor en el costado le hizo desistir de ello.

En un acto reflejo se llevó una mano al costado, desviando sus ojos violetas hasta el mismo, observando como bajo la manta y la capa que cubría su torso, la piel era cubierto por una venda.

El dolor punzante y la venda manchada de sangre le hizo recordar lo ocurrido hacia varias horas; como Eiri trataba de quitarse la vida y como él en un intento desesperado por impedirlo, acabó por clavarse aquella daga en su propio costado.

Sin importarle esta vez el dolor, se incorporó hasta centrar su mirada asustada en su amo, abrazándolo en el mismo momento que todo se esclareció en su mente.

-Yuki estas bien! No te ha pasado nada.- sollozó manteniendo una sonrisa aliviada, aferrándose con brazos temblorosos al cuello del rubio.

-Claro que estoy bien, tu eres el único que estas herido baka.- sin responder al abrazo de su esclavo, Eiri le golpeó en la cabeza, consiguiendo con ello que Shuichi deshiciera el posesivo abrazo.

-Ite! Yuki! Por que me pegas?- con un gracioso gesto dolido se llevó ambas manos a la cabeza, enterrando sus dedos entre el cabello rosado.

El rubio le respondió con una mirada indiferente, observando de reojo como el joven esclavo lo miraba enfurruñado con lagrimitas en sus ojitos violetas.

-Y yo que me preocupo por ti... que malo eres. Seguro que si me hubiera muerto ni habrías llorado.- adoptando esta vez un gesto molesto se cruzó de brazos, acabando por mirar de reojo a su amo.

-Sabes el susto que me has dado?- visiblemente enfadado, golpeó el suelo con el puño, no pudiendo evitar una mirada preocupada en sus ojos dorados.

-Yuki... yo...- acongojado ante la actitud de su amo, Shuichi volvió a sentarse sobre aquella manta, observando con algo de sorpresa la actitud que el rubio mostraba.

-Pensé que te perdería para siempre.- ante el desconcierto del joven esclavo, el príncipe lo estrechó entre sus brazos.

No dijo nada mas; aquel abrazo hablo por si mismo. Habia sentido el mayor miedo de su vida en el momento en que la sangre del joven esclavo resbaló entre sus dedos.

Shuichi mantuvo aquel silencio intacto, comprendiendo perfectamente el sentimiento que en aquel momento envolvía al príncipe.

-Ya ha pasado todo Yuki, yo... estoy bien.- esbozó una sonrisa tranquila, sintiendo como la frialdad de Eiri volvía a derretirse entre sus brazos. –los dos estamos bien, eso es lo importante.- acarició reconfortablemente el cabello rubio, susurrando palabras de alivio sobre el oído de su amo.

Ante las palabras tranquilizadoras del de cabellos rosados, Eiri esbozó una sonrisa aliviada. Se sintió en parte ridículo ante aquella situación; ante su propia actitud vulnerable, ante aquella muestra de sentimientos que él mismo creía perdidos, los cuales habían vuelto a surgir de su interior en el momento en que Shuichi hubo aparecido en su vida.

-Solo a ti...- se separó se Shuichi, girando su rostro para tratar de ocultar sus ojos vidriosos. –...solo a ti se te ocurre lanzarte sobre mi aun sosteniendo un arma tan peligrosa.- el tono de su voz al igual que el gesto en su rostro se dejó ver un tanto molesto al igual que nervioso, tratando de acabar con aquella situación tan incomoda para él.

-Yuki! no me regañes de nuevo!- refunfuñó bajo una graciosa expresión enfurruñada.

-Deja de hacer el idiota, no estoy de broma.-

-Yo...- ante el evidente remordimiento por parte del joven esclavo, Eiri suavizó la expresión, manteniendo aun así una mirada seria.

-No te das cuenta que podrías haber muerto?-

-Lo siento Yuki, es que... yo no quería que tu...- bajó la cabeza mordiéndose el labio inferior. –es decir, no quiero que tu...- su voz tembló, se sentía incapaz de mencionar esa palabra en relación con el rubio.

En el fondo se alegró de haberse abalanzado a los brazos del príncipe, al menos de esa manera había evitado el que este acabara con su vida; con la de ambos.

Eiri elevó con una mano el rostro del esclavo, mostrando una suave sonrisa ante los vidriosos ojos violetas.

-No volveré a intentar algo así.-

-Yuki...- una expresión satisfecha apareció en su rostro, arrancando un asentimiento por parte de Eiri.

-Esto me ha servido para darme cuenta de que... estaré siempre contigo.- ante las palabras de Eiri, Shuichi se sonrojó, sintiendo un nudo en su garganta, sintiendo las lagrimas a punto de escapar de sus ojos violetas. –tenias razón, no puedo escapar de mi pasado, ni de ti, así que.. tengo que aprender a vivir con ello.- acabó adoptando un evidente tono de burla hacia si mismo, consiguiendo que la expresión del esclavo se tornara a una un tanto molesta.

-Yuki! mira que eres malo! Y yo que pensaba que te habías vuelto un romántico...- enfurruñado ante la actitud de su amo, se cruzó de brazos, volviendo la cara a un lado en un gesto de enojo infantil.

-No se puede cambiar a las personas de la noche a la mañana.- tomó con sus manos las mejillas del pequeño, consiguiendo que este se ruborizaran ligeramente, clavando sus ojos en los del rubio. -claro que... algunos no tienen remedio.- atrayendo el rostro sonrojado del pequeño hacia el suyo, besó sus labios con delicadeza, ahogando un sutil gemido de boca de su esclavo.

-El camino esta algo mas despejado ya pode... mos...- Hiro entró en la cabaña, encontrando ante sus ojos oscuros la imagen de un tierno beso.

Ante la interrupción del pelirrojo, Eiri rompió el beso para dedicarle una mirada de represalia, a la vez que Shuichi giró nervioso la cabeza hacia un lado tratando de disimular su vergüenza.

-Vaya, veo que estas mejor Shuichi, buen susto el que nos has dado.- tratando de disimular su incomodidad ante la pareja, Hiro se acercó a su amigo para revolver su cabello de forma juguetona.

-Hiro! Es que incluso cuando estoy al borde de la muerte vas a seguir despeinándome?- protestó con gesto aniñado, obteniendo una mirada desconfiada tanto por parte de su amigo como de su amo.

-No seas exagerado, si ha sido un rasguño de nada.-

-Como que un rasguño de nada? Pero si sangré mucho incluso me desmayé!- se defendió adoptando un gesto exagerado ante su amigo.

-Shuichi, la daga no alcanzó ningún órgano vital, tan solo ha sido un corte superficial; sin demasiada importancia.- Explicó el pelirrojo, recibiendo como respuesta una expresión confundida por parte del esclavo.

-Eto.. Hiro, te importa explicármelo ahora de una forma que lo entienda?- el esclavo se llevó la mano tras la nuca, esbozando una sonrisa un tanto nerviosa.

-Baka, que no vas a morirte, así que deja ya de exagerar.- intervino el joven príncipe con gesto despreocupado.

-A no? Entonces por que me desmayé?-

-A causa del frió. Estabas helado.- volvió a explicar Hiro, recibiendo una mirada interesante de los ojos violetas. –vamos, que si te hubieras muerto, habría sido por el frío.- una sonrisa un tanto divertida escapó de labios del pelirrojo, dando con ella a entender que no había de que preocuparse. -Eso si, hay que curar muy bien la herida, la daba estaba oxidada, puede infectarse.-

-Eso no es problema, Yuki me cuidará, verdad Yuki?- con gesto mimoso se acercó al rubio, llegando a restregar su mejilla contra el brazo del mismo.

-Yo no he dicho eso.-

-Vamos Yuki, si se que lo estas deseando verdad?.-

-Eh... creo que es mejor que nos marchemos ya de aquí, antes de que empiece a nevar de nuevo...- comentó Hiro visiblemente nervioso ante la actitud cargante de su amigo, comprobando como la paciencia de Eiri acabaría en cualquier momento.

-Por cierto Hiro, que haces tu aquí? Como nos encontraste?- para alivio de su amo, Shuichi se separó de él, prestando ahora mas atención a su amigo.

-Cuando me desperté y vi tu nota, la cual me costó bastante descifrar...- ante el comentario, el joven de cabellos rosados desvió la mirada a otro lado visiblemente avergonzado. -... salí enseguida a buscarte. Conociendo lo loco que eres, me esperaba cualquier cosa. Hasta que di con esta cabaña y entré a resguardarme del frío.- comentó tranquilamente, tomando una bocanada de aire para continuar. –lo primero que vi fue al príncipe Eiri contigo entre sus brazos. Corrí hasta vosotros cuando me di cuenta que no te movías y que el príncipe estaba...- una mirada un tanto amenazante por parte del aludido hacia el pelirrojo le hizo desistir de acabar la frase.

-Que? Que pasaba con Yuki?- preguntó el esclavo interesado, enfocando sus grandes ojos violetas en los oscuros de su amigo.

-Nada, solo que entre los dos conseguimos curarte la herida, y te cubrimos con las mantas que traía. Estabas completamente helado.-

-Solo a él se le ocurre adentrarse en el bosque en plena tormenta de nieve y de madrugada.-

-Yuki! Después de que lo hice por ti...- antes de que Shuichi se lanzara sobre él, Eiri se levantó, dejando que el pequeño cayera de cara al suelo, quejándose ante el brusco movimiento que le recordó la herida que mantenía. –Yuki por que eres tan malo!!!!- lloriqueó de forma infantil, obteniendo una mirada de aquellos ojos dorados, la cual acompañó a una sutil sonrisa.

-Marchémonos.- asintiendo ante las palabras de su amo, Shuichi se levantó con algo de dificultad, siendo finalmente ayudado por la mano extendida del rubio.

Una vez en pie, se tambaleó ante la incomodidad de la herida y su cuerpo debilitado, llegando a sujetarse al brazo de Eiri con ambas manos. El joven príncipe lo tomó en brazos, provocando un leve quejido ante el movimiento, el cual se reemplazó enseguida por un leve sonrojo y una mirada un tanto avergonzada por parte del pequeño.

Una sonrisa divertida se dibujó en los labios de Eiri, caminando hasta la entrada de aquella cabaña en ruinas; caminando hacia el futuro para dejar atrás su pasado.

Suspirando pesadamente dedicó una ultima mirada al interior de aquel lugar, sintiendo como los ojos violetas estaban clavados en su rostro captando cada una de sus expresiones. Pronto fueron sus ojos dorados los que captaron los del esclavo, al igual que sus labios se curvaron hasta esbozar una suave sonrisa.

-Esto... ya pertenece al pasado.-

-Yuki...- susurró muy bajito, sin apartar su mirada de la del rubio, acurrucándose sobre su pecho cuando este dio media vuelta dispuesto a dejar todo aquello atrás.

-Supongo que ellos se entenderán...- Hiro se encogió de hombros para seguidamente recoger las mantas que había traído y encaminarse junto a los otros dos a la ciudad.

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Se colocó las botas esta vez limpias de barro, sabiéndose observado tanto por la mirada de su primo como la de su fiel Sakano.

-Piensas ir a buscarlos?- preguntó cautelosamente el joven de dieciséis años.

Unos ojos verdes iguales a los suyos le miraron, mostrando a su vez una sonrisa tranquila en el rostro que se había mantenido tenso desde su llegada a la ciudad de Lejeune.

-Creo que eso es obvio.- contestó con palabras precisas, obteniendo un asentimiento aprobatorio por parte del joven.

-Pero majestad, no sabemos como puede estar el bosque, quizás el camino este cortado debido a la nieve.- intervino Sakano evidentemente preocupado ante la decisión de Tohma.

-Sakano, tu quédate aquí por si vuelven, iré yo solo.-

-Pero majestad, no debería...- una mirada de advertencia por parte de los ojos verdes le hicieron enmudecer.

-Agradezco tu preocupación.- finalizó con una sonrisa.

Tohma se levantó del sillón donde se había calzado las botas. Caminó hacia la entrada seguido tanto de su primo como de Sakano, quien lo seguía con una actitud nerviosa e intranquila.

Alargó el brazo para abrir la puerta, acción que detuvo cuando llamaron a la misma, reaccionando con abrirla de inmediato.

-Eiri!- exclamó sorprendido al ver al joven príncipe frente a él.

Cambió su expresión de asombro a una un tanto incomoda al darse cuenta como el joven príncipe traía en brazos a Shuichi quien parecía dormido.

Por su parte, Eiri tampoco pudo evitar la sorpresa al ver a su cuñado en aquel lugar. Ya se imaginaba que habría estado siguiéndole la pista desde que se fue de Ilion, pero jamás pensó encontrárselo precisamente en Lejeune.

-Eiri, estas bien?- preguntó Tohma visiblemente preocupado.

-Perfectamente.- comentó secamente, pasando al lado del rey sin siquiera detenerse a mirarle. –Hiroshi esta guardando los caballos, yo voy a llevar a Shuichi a la habitación, esta herido.- le comentó a Suguru, quien asintió con la cabeza para caminar tras el príncipe con la intención de ayudarle.

Los ojos verdes de Tohma clavados en el príncipe, siguieron la figura de este hasta que desapareció tras el largo pasillo.

-Ha sido una suerte que hayan aparecido majestad.- Sakano se secó el sudor de su frente, suspirando aliviado ante la llegada del príncipe. –majestad?- volvió a repetir ante la indiferencia de Tohma.

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-Esta muy grave?- preguntó el joven con un tono preocupado cuando Eiri depositó el cuerpo del esclavo en la cama.

-No. Ha sido una herida superficial.-

-Entiendo.- sonrió aliviado, observando como Shuichi dormía tranquilo.

-Cuanto hace que esta él aquí?- Suguru se tensó ante la pregunta del príncipe, manteniendo una perfecta apariencia de tranquilidad ante este.

-Desde esta mañana temprano.-

-Ya veo...- susurró para si mismo, suavizando la expresión para volverse a mirar al joven. –cuida de Shuichi un momento, tengo algo que hablar con Tohma.-


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Sus ojos verdes permanecían clavados en el paisaje nublado que se dejaba ver a través de aquel gran balcón perteneciente a una de las salas de la casa.

Sin llegar a girarse, sonrió con algo de ironía ante la presencia que se cernía a sus espaldas.

-Por que estas haciendo esto, Eiri?- preguntó acabando por girarse a encarar al joven príncipe.

-Por que es mi vida.-

-Y por eso quieres arruinarla? por un simple esclavo?- preguntó molesto, obteniendo una mirada amenazante por parte de los ojos dorados.

-No me importa lo que pienses, ya he decidido lo que quiero hacer, y nadie va ha hacerme cambiar de idea.- el rey no pudo evitar que un escalofrío recorriese su cuerpo, al igual que no pudo evitar el sentirse amenazado bajo aquella actitud prepotente por parte de Eiri.

-Como es posible que un simple esclavo te haya podido cambiar Eiri? Que has visto en él?-

-No me ha cambiado, solo ha descubierto como soy en realidad, y me ha enseñado a descubrirme a mi mismo.- contestó manteniendo una actitud tranquila, dejando incluso entre ver una sutil sonrisa sincera en sus labios. -Y respecto a tu segunda pregunta, creo que también queda contestada.-

-No voy a insistirte mas.- una mirada recelosa por parte de los ojos dorados del príncipe se centró en los verdes del otro. –haz lo que quieras.-

-Vaya, pensé que me resultaría mas difícil “convencerte”- el príncipe dejó escapar una risita irónica ante la idea. –ya que si mal no recuerdo, lo que tu pretendías era que Shuichi desapareciera a cualquier precio.- aquella sonrisa burlona que mantenían sus labios acabó por convertirse en una mueca molesta.

Sus palabras parecieron recriminar la actitud de Tohma; culparlo por lo ocurrido antes de que el joven esclavo se marchara de Ilion.

Negó con la cabeza, centrando de nuevo sus intensos ojos verdes en los de Eiri, caminando hasta acabar frente a él; bastante cerca para llegar a tomar el rostro del rubio entre sus manos.

-Yo mismo me encargue de desterrar a esos tipos, no me gustó el trabajo que hicieron.- reconoció el rey, recibiendo como respuesta el que Eiri se apartara de él. –aunque no lo creas, no era mi intención hacer daño al esclavo, tan solo que lo alejaran de Ilion.-

-Eso me da lo mismo, de igual forma le hiciste daño a Shuichi y me hiciste daño a mi.- finalizó en un tono dolido con respecto al rey, consiguiendo que un brillo intranquilo pasaran a formar parte de los ojos bien abiertos de este.

-Eiri...-

-Je, resulta gracioso... siempre has tratado de protegerme, y has acabado por hacerme daño.- el joven príncipe negó con la cabeza, pasando despreocupadamente su mano por el cabello rubio.

-Créeme que me arrepiento de ello.-

-Pues si de verdad te arrepientes y quieres ayudarme, déjame tomar mis propias decisiones.- un silencio y una mirada arrepentida fue la única respuesta por parte del rey. –Shuichi... es lo que quiero.- comentó en voz baja, adoptando una expresión en su rostro que Tohma jamás había visto.

-Pero Eiri él... no sabe...-

-Se lo he contado todo.- interrumpió, consiguiendo una expresión de sorpresa en el rostro de Tohma. –y lo ha aceptado.- finalizó bajo una sonrisa satisfecha.

-Ya veo...-

-Ahora, solo me queda enfrentarme a mi padre y a todo un reino.- una sonrisa burlona hacia si mismo surcó sus labios, obteniendo otra aunque fingida, por parte del rey.

-No te será fácil.-

-Lo se, pero quiero luchar... por mi y por lo que quiero.- Tohma lo miró seriamente, pudiendo descifrar sinceridad en la mirada del joven príncipe, seguridad en su voz, en sus palabras. –vas a apoyarme?- preguntó con la mirada fija en los ojos verdes de su cuñado.

Dudó por un momento. Eiri tenia toda la razón; por querer protegerlo había acabado haciéndole daño. Quizás ya era hora de cambiar su “estrategia” y dejar que el joven príncipe hiciera su vida, y por supuesto... él iba a poyarle en su decisión.

-Puedes contar conmigo.-

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Shuichi se aferró con fuerza a la pierna de Hiro ante la mirada nerviosa de este y la expresión un tanto exasperada del joven príncipe.

-Shuichi no es para tanto, nos volveremos a ver.- comentó el pelirrojo sacudiendo su pierna en un vano intento por deshacerse de lo que colgaba de ella.

-Mentira! te vas a ir a Sindhar y te olvidaras de mi! Hirooooo!- lloriqueó mirando a su amigo con los ojitos llenos de lagrimas.

Había llegado le momento de separarse, de que cada uno tomara su camino. Había sido mucho tiempo juntos, muchos sucesos que ambos habían vivido. Pero Hiro había decidido quedarse a servir en la corte del reino de Shindar; allí tenia algo mas que un puesto...

-Claro que no Shuichi, jeje...- dejó escapar una risita nerviosa ante los pucheros en los que se contraía el rostro del de cabellos rosados. -podrás escribirme cuando quieras, y yo te responderé. Además, mis padres viven en Saint Gasset, tendré que visitarlos en las vísperas de navidad. Así que nos volveremos a ver.- en un gesto cariñoso revolvió el cabello rosado del pequeño, observando como los ojitos violetas se dejaban ver entre el flequillo.

-Enserio?- cuestionó soltando levemente su agarre. -Y me visitaras Hiro? porque si no lo haces te perseguiré hasta el fin del mundo y pateare tu trasero.- culminó mirándolo un tanto amenazante, consiguiendo que el pelirrojo sonriera forzadamente.

-Que si hombre, suéltame ya o el príncipe Eiri acabará por dejarte aquí...- susurró divertido en el oído del joven esclavo.

Ante aquellas palabras, Shuichi dedicó una mirada a su amo, percatándose de cómo este estaba a punto de perder la paciencia. Acabó por soltar al pelirrojo con reticencia, mirándolo con tristeza. No se quería separar de su amigo; Hiro lo había ayudado mucho y estaba muy apegado a él. No quería que se marchara.

Su mirada se centró cariñosa en el joven esclavo, le iba a hacer falta. Colocó ambas manos sobre los hombros de su amigo, dedicando una mirada a aquellos ojos violetas bañados en lagrimas antes de atraerlo en un abrazo fraternal que Shuichi correspondió con igual cariño.

-Yo también te voy a extrañar Shuichi.- le susurró de forma suave, tratando de disimular el nudo que sentía en su garganta. -así que no hagas tanto berrinche.- Shuichi asintió en respuesta, limpiándose los ojos para acabar soltando a Hiro con la intención de despedirse de Suguru.


Tohma miró con gracia la forma nerviosa en la que el esclavo se acercaba hacia ellos tras despedirse de sus amigos. Tal vez era lo que realmente necesitaba Eiri; alguien sencillo que le alegrara la vida, alguien lo suficientemente inocente como para perdonar sus desplantes y amarle por lo que era, sin recriminaciones ni nada.

Observó con cierta melancolía la forma en que Eiri le regañaba al joven esclavo instándolo a apresurarse, tomándolo con cuidado para que subiera al caballo junto a él.

Agitando la mano en el aire con movimientos efusivos, Shuichi se volvió a despedir de su amigo quien le respondía con el mismo gesto, observando como aquel muchacho que tan hondo había calado en él se alejaba de aquel lugar.

-Nos volveremos a ver Shuichi, ojalá seas feliz, te lo mereces.- murmuró para si mismo, atrayendo una mirada comprensiva por parte de Suguru, quien sonrió sutilmente.


Los ojos dorados captaron los vestigios de sol que marcaban el casi completo amanecer. Pensó en lo poco que les faltaba para llegar a Ilion; para enfrentarse a algo mas que a su padre y todo un reino; a si mismo.

Con cuidado de no lastimarle debido a su reciente herida, estrechó un poco mas el cuerpo de Shuichi entre sus brazos con la tonta excusa de sostener mejor las riendas de su caballo. El joven esclavo tal cual gato mimoso se acurrucó mas contra el pecho del príncipe, regalándole una sonrisa antes de enfocar sus ojos violetas en el camino.



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Eiri detuvo su caballo, observando en la lejanía la figura del palacio donde se había criado, sintiéndose amenazado y un tanto temeroso ante su propio regreso y ante lo que se debía enfrentar ahora.

-Ocurre algo Eiri?- preguntó Tohma deteniendo su caballo y mirando hacia atrás al percatarse de la detención del príncipe.

-Yuki...- murmuró Shuichi dándole un golpecito con el codo en el estomago, atrayendo la mirada distraída del rubio.

Con un gesto de cabeza, el joven esclavo le indicó que mirara al frente, encontrándose de ese modo con los ojos verdes de Tohma clavados en él.

-Esta todo bien?- volvió a preguntar, recibiendo un asentimiento por parte del príncipe.

-Si.- el rey sonrió tranquilo, dispuesto a poner en marcha su caballo cuando la voz de Eiri se deslizó suave hasta sus oídos. -adelántate tu, yo iré después.- una expresión confusa apareció en el rostro del rey ante aquella petición. –no quiero que mi padre vea aun a Shuichi. Así que... comunícale mi regreso, nada mas.-

-Como quieras...- aun sin estar del todo conforme con la actitud del príncipe. -Eiri.- le llamó Tohma acercándose a él antes de obedecer la petición del príncipe. –volveré a Saint Gasset en cuanto lleguemos a nuestro destino, si necesitas algo ya sabes donde estoy, cuentas con el apoyo de Mika también, ella te quiere mucho.-

-Gracias.- fue la única palabra que asomo por los labios del joven príncipe, haciendo caso omiso de la mirada de su esclavo.

Tohma asintió con una sonrisa tranquila antes de tirar de las correas de su caballo, instándolo a acelerar el paso seguido de Sakano, dejando a los otros dos en aquel lugar.

-Yuki, por que no quieres que tu padre sepa que estoy aquí?-

-Eh? Por que quiero que se entere en su debido momento.- sonrió ante su idea.

-Que quieres decir?-

-Nada, ya te enteraras tu también.- ignorando la confusión del esclavo, Eiri indicó a su caballo que caminara, tomando otro camino distinto al de Tohma con la intención de entrar por una de las puertas traseras de palacio.

Tras dejar a su caballo en los establos de palacio con la debida precaución de no ser visto, Eiri se adentró con Shuichi por la puerta que daba lugar a los calabozos; la mas segura para no ser vistos por numerosos guardias ni sirvientes.

Sintió un apretón en su mano, girando la cabeza hasta dedicar una mirada al joven esclavo, quien parecía temeroso al caminar por aquellos pasillos de piedra que tan fríos le parecían y tan malos recuerdos le traía.

Eiri respondió al agarre, recibiendo una mirada inquieta por parte de los ojos violetas, respondiéndole al pequeño con una sonrisa tranquilizadora.

De igual forma, Shuichi sonrió algo mas tranquilo, suspirando pesadamente para seguir caminando hasta llegar a atravesar aquel largo pasillo custodiado por varios guardias que poco caso hicieron a la presencia del joven príncipe.

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-Su alteza, el Rey de Saint Gasset.- anunció uno de los guardias.

El rey de Ilion se sorprendió ante aquellas palabras; no había pasado ni cuatro dias y ya Tohma había vuelto? Esperaba que se tratasen de buenas noticias...

El hombre de cabellos rubios entró en la habitación real haciendo una leve inclinación ante su suegro, tomando asiento en uno de lo sillones frente al pequeño escritorio de madera.

-Tohma, ha sucedido algo malo?- preguntó preocupado.

-No majestad, el príncipe Eiri ha vuelto a Ilion.-

-Gracias a los Dioses. -exclamó contento el hombre, gesticulando con las manos a la vez que miraba hacia arriba. -Ese muchacho... un día de estos me va a matar.- comentó molesto, pero no por ello menos contento ante la llegada de su hijo mayor. -pero como esta él? porque no a venido contigo?.-

-El viaje ha sido algo largo majestad, le dije que yo me encargaría de comunicarle a usted su regreso. Es mejor dejarlo descansar.- comentó tranquilamente, cumpliendo perfectamente con la petición del principe.

-Entiendo... y Tatsuha?.- cuestiono nuevamente, recordando como efectivamente tenia dos hijos y los dos habían estado “desaparecidos.”

-Tatsuha aun sigue en Sindhar.- explicó relajando su expresión, esbozando una sonrisa un tanto divertida. -Eiri me comunicó que no había querido volver con ellos. Pero que no se preocupara majestad, el Sultán de Sindhar lo ha invitado a quedarse una temporada.-

-Según mis consejeros este no es buen momento para viajar al reino de Sindhar, eso me preocupa, creo que lo mejor será escribirle a Tatsuha.-medito en voz alta el rey.

-Si me permite su majestad, creo que este es el momento exacto para entablar buenas relaciones con Sindhar, tuve la oportunidad de conocer hace una temporada al nuevo sultan y es un hombre un tanto excéntrico y poderoso, pero por otro lado tambien es una persona flexible a pesar de las costumbres tan feroces que rigen a su reino. -comento el rubio, regalándole una mirada comprensiva al hombre frente a si.

-Perfecto, creo que te debo las gracias por ayudarme con este asunto Tohma. Realmente agradezco el aprecio que tienes por mis hijos, yo ya estoy muy viejo para embarcarme en una empresa de esa categoría. Creo que ya es tiempo de ceder el trono a Eiri.- Tohma observo por segundos el rostro cansado de su suegro, reconociendo por breves instantes algo perdido.

No apostaba porque Eiri fuera el sucesor a la corona, no con las intenciones que bien sabia que este tenia referente a no abandonar a su esclavo y al desistir en su boda con la princesa Ayaka, pero no era su deber decírselo al rey, ni decidir por los demás. Tal y como habia aceptando ante Eiri, no se inmiscuiría mas en su vida.

-Una acertada decisión.- contestó con reserva, esbozando una sonrisa ante el hombre. -majestad creo que este es el momento adecuado para regresar a atender Saint Gasset, quiero llegar hoy mismo, no me gusta dejar tanto tiempo sola a Mika.- el rubio se levantó ante el asentimiento del rey, estrechando la mano que su suegro le ofrecia.

Dejando al rey de Ilion nuevamente solo en aquella habitación, salió de la misma, dispuesto a emprender el camino hacia su reino; su misión ya había acabado alli.

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Una vez dentro de palacio, el rubio miraba de un lado a otro, manteniéndose cuidadoso a la hora de caminar por allí, llegando a esconderse tras alguna esquina acompañado de su esclavo ante la presencia de algún sirviente.

-Uf... estoy mas nervioso que cuando jugaba de pequeño al escondite.- comentó divertido el esclavo, recibiendo una mirada desconfiada por parte del rubio. –que? No me mires así, es verdad, me ponía muy nervioso tratando de que no me vieran.- en un gesto gracioso, se llevó la mano tras la nuca, sacando la lengua inocentemente.

-Ya...- murmuró Eiri ante la simpática imagen que se había hecho al respecto. –date prisa.- tomando a Shuichi de la mano y aprovechando el que no había nadie por aquel pasillo, corrió hasta quedar frente a su habitación, sacando la llave de la misma.

-Date prisa Yuki, creo que viene alguien.- nervioso, miró de un lado a otro, tratando de averiguar de donde procedían aquellos pasos. –Yuki que vie...- no acabó la frase cuando Eiri tiró de él, introduciéndolo en la habitación y cerrando la puerta con llaves.

-Por poco...- comentó el rubio apoyado contra la puerta, pasándose una mano sobre la frente.

-Jeje, pensé que nos descubrirían .- rió divertido ante la mirada examinante de su amo, quedando sentado sobre la cama. –eh? Yuki? por que me miras asi?- preguntó travieso, fingiendo seguidamente una expresión inocente ante la esperada cercanía por parte de Eiri.

Un silencio bastó para dar por respondida la pregunta. Shuichi observó impaciente como su amo caminaba hacia él, llegando a perder sus ojos violetas en los dorados cuando el príncipe se halló justamente frente a si.

-Yuki...- susurró cerrando los ojos, sintiendo el calor de la mano del rubio acariciar su mejilla.

Poco a poco fue el calor y la cercanía de unos labios lo que sintió cerca de los suyos, sabiéndose igualmente envuelto por la presencia del príncipe, quien delicadamente, empujó el cuerpo del esclavo hasta hacerlo quedar tendido en la cama. Eiri se colocó de rodillas entre las piernas de Shuichi, irguiendo su cuerpo para acabar quitándose la camisa, llegando a despojar su torso de la misa para lanzarla lejos.

Una sonrisa divertida se dibujó en los labios del esclavo ante la acción del rubio, quien acabó por inclinarse sobre él para apoyarse con sus brazos en la cama, manteniéndose retirado de Shuichi pero lo suficientemente cerca como para llegar a besar aquellos labios que se abrían gustosos para él.

El ritmo de sus bocas se intensificó dejando que las lenguas de ambos jugaran entre si, siendo esta vez los brazos de Shuichi alrededor del cuello del otro los que incitaban al príncipe a que se tumbara sobre él, orden que este obedeció al instante.

Aquel beso lleno de necesidad se vio interrumpido en el mismo momento en que alguien llamó a la puerta de la habitación, centrando la atención de la pareja en la misma.

-Jo.. pero quien es ahora?- refunfuñó el pequeño de cabellos rosados, dedicando una mirada molesta a la puerta, como si pudiera ver a través de la misma a quien había detrás.

-Eiri?- una voz dudosa se escuchó desde el exterior de la habitación.

-Yuki ahora no pue... mfhgmht!- el príncipe cubrió la boca de su esclavo con la mano, evitando que este hablase mas de la cuenta.

-Sssshh... es mi padre.- comentó bajito, apartando la mano de la boca que cubría para levantarse de la cama bajo la mirada dudosa de los ojos violetas.

-Eiri, voy a entrar.- comentó el rey desde fuera.

-Yuki, si entra me vera! Y tu no quieres, que hago?- alterado, comenzó a mirar de un lado para otro, buscando algún sitio donde esconderse.

-Escóndete bajo la cama.- propuso tranquilamente el rubio, colocándose la camisa sobre los hombros para ir a abrir.

-Bajo la cama? Pero Yu...-

-Escóndete y punto.- en el mismo momento en que el joven príncipe alcanzó el pomo de la puerta, Shuichi saltó de la cama, escondiéndose bajo ella en un acto de pura reacción.

Una sonrisa divertida surcó los labios de Eiri, negando con la cabeza para enseguida abrir la puerta, encontrándose con el puño de su padre en su pecho cuando este fue a golpear de nuevo la puerta.

Una mirada amenazante por parte de los ojos dorados se centraron en el puño de su padre contra su pecho, mirando seguidamente de igual forma al hombre, encontrándose con la mueca un tanto nerviosa de este.

Ante la tensa situación entre padre e hijo, el rey acabó por abrazar al príncipe bajo la llorosa mirada de Shuichi quien observaba la emotiva escena en la que Eiri permanecía in inmutable, desde debajo de la cama, temiendo el comenzar a llorar emocionado en cualquier momento.

-Como has podido hacerle algo asi a tu padre?- el rey rompió el abrazo, clavando su mirada severa en la expresión indiferente de su hijo. -y si hubiera muerto en tu ausencia?- sus miradas se cruzaron por un momento, siento observados en todo momento por Shuichi quien temia el tener que salir de su escondite con el propósito de defender a su Yuki.

-Me dejas descansar o tienes algo mas que decirme?- preguntó el rubio tranquilamente, divertido ante la mueca exasperada de su padre.

-Eiri! Como puedes...-

-Mañana quiero que organices una reunión en la tarde.- interrumpió adoptando esta vez una mirada seria, un brillo decidido en sus ojos dorados. –tengo algo importante que comunicar.- ante las palabras del príncipe, el hombre esbozó una sonrisa satisfecha, olvidándose por un momento de regañar a su hijo.

-Mañana tendrás tu reunión.- asintió no pudiendo ocultar su felicidad ante aquellas palabras, ante la posible noticia de que su hijo mayor quisiera comunicar oficialmente su ocupación al trono.

Dándose media vuelta, salió de la habitación, dejando a su hijo “solo” en la misma. Eiri lo observó desconfiado, cerrando la puerta una vez que apreció como el rey tomaba uno de los pasillos. Suspiró cansado, dejándose caer sobre la puerta una vez la hubo cerrado con llave.

-Que es lo que tienes que anunciar Yuki?- ante la pregunta, desvió su mirada hasta centrarla en Shuichi, quien trataba de salir dificultosamente de debajo de la cama.

Esbozó una sonrisa ante la pregunta, caminando hasta su esclavo para agacharse y ayudarle a salir de allí.

-Tu también te enteraras mañana.- susurró acariciando la mejilla del pequeño, consiguiendo que este cerrara los ojos al contacto. –ahora sal de ahí, tenemos algo que hacer...-


*********************************************************


Lo tumbó sobre la cama, desenvolviendo las sabanas con cada movimiento de sus cuerpos inquietos y deseosos ante un nuevo contacto.

Aquella noche la luna lucia espléndidamente llena sobre el cielo de Ilion, penetrando con su luz en el interior de la habitación; dando forma a la silueta de ambos amantes.

Con decisión comenzó a acariciar el cuerpo de Shuichi, el cual permanecía bajo el suyo. Lo acariciaba sobre la fina tela que cubría su torso, despojándolo a su vez de la misma para dejar al descubierto la bronceada piel del pecho que enseguida fue acariciada por sus labios deseosos de probar aquel sabor dulce y peligroso que siempre conseguía extasiar sus sentidos.

Ante el contacto cálido de los labios de su amo sobre su piel ardiendo, Shuichi dejó escapar un suspiro, cerrando sus ojos violetas a la vez que su pecho comenzaba a agitarse bajo los besos del rubio.

Eiri consiguió deshacerse totalmente de la camisa del chico, sintiendo bajo sus labios el movimiento que ejercía aquel pecho. Esbozó una sonrisa suave, sintiendo como las manos del pequeño se enredaban necesitadas entre su cabello rubio, tirando suavemente de él a medida que los besos comenzaban a bajar por el cuerpo de este.

Dedicó una rápida mirada a la venda que cubría el costado de Shuichi, pasando los labios sobre la misma como si nada se interpusiera entre sus labios y la piel del esclavo.

Al llegar a su vientre escuchó como el muchacho de cabellos rosados susurraba su nombre de forma entrecortada; escondido entre la respiración agitada y los débiles jadeos que comenzaban a escapar tímidamente de sus labios. Eiri enfocó su mirada hasta clavar aquellos penetrantes ojos en el rostro de Shuichi, observándolo tímido y a su vez bañado en un evidente tono de placer.

El rubio se movió sobre el chico para volver a acercar sus labios a los de él, uniéndolos en un beso tierno pero intenso, recibiendo como repuesta que Shuichi se aferrara fuertemente a su cuello. Eiri pasó sus brazos con algo de dificultad por la espalda de su esclavo hasta rodear su cuerpo para seguidamente moverlo hasta hacerlo quedar sobre él. Rompió el beso a la vez que abría los ojos para observar el rostro sonrojado y sudoroso del joven esclavo; aquella expresión que tanto le gustaba.

Al percatarse de la detención por parte del príncipe, Shuichi abrió los ojos algo aturdido, sonriendo a su amo tímidamente cuando la mano de este acarició su mejilla. Esta vez fue el pequeño quien comenzó a deshacerse de la ropa del otro; consiguiendo dejar después de varios intentos y varias risitas divertidas por parte del rubio, el torso de este al descubierto.

Se posicionó de rodillas a un costado de Eiri, obteniendo mas facilidad a la hora de desabrochar los pantalones de este y comenzar a deslizarlos con algo de torpeza por las piernas del rubio ayudado por el mismo, dedicándole a su vez una mirada un tanto traviesa, la cual Eiri se limitó a responder con una igualmente cómplice.

Shuichi se movió sobre la cama, pasando ambas piernas por encima del cuerpo del príncipe hasta quedar de rodillas entre las piernas desnudas del mismo, obligándole a separarlas un poco para de esa forma moverse mejor en su tarea.

Cerró sus ojos dorados al sentir como la suavidad y calidez de aquella mano se colaba bajo su ropa interior hasta acariciar su entrepierna con atrevimiento, sintiendo a su ver como su esclavo luchaba por deshacerse de sus propios pantalones sin interrumpir su trabajo; lo cual consiguió gracias a que su amo alcanzó con sus manos al cierre de estos, ayudándolo a deshacerlo para después conducir el pantalón a lo largo de las piernas del esclavo donde este con un movimiento, se desprendió de él completamente.

Shuichi acabó por quitar la única prenda que cubría el cuerpo de su amo, y pronto fueron sus labios los que envolvieron tímidamente la erección del rubio a la vez que el suave vaivén de su mano acompañaba el movimiento de su boca, el cual fue adquiriendo confianza con cada caricia.

Eiri entre abrió la boca dejando escapar leves jadeos, buscando con sus manos la cabeza de su esclavo, quien se mantenía mirándolo con sus mejillas completamente sonrojadas ante el evidente placer que estaba sintiendo su amo. Enredó los sedosos cabellos rosados entre sus dedos, incitando al chico a realizar varios movimientos.

El joven esclavo se detuvo un momento ante la “petición” del rubio. Apartó sus labios de la sensible piel para dejar escapar de su boca un suave suspiro. Necesitó respirar profundamente, ya que su respiración estaba bastante agitada a pesar de las pocas caricias que había recibido él mismo hasta el momento, pero no por ello dejando de sentirse tremendamente excitado ante el placer que sabia que le estaba proporcionando a su amo. Sentía como su excitación cada vez era mas dolorosa, como su sexo presionaba bajo su ropa interior deseando ser atendido y liberado.

Eiri tomó el rostro de Shuichi con ambas manos, este lo miró fijamente a los ojos; aquellos ojos dorados que lo hipnotizaba. El de cabello rosado gateó sobre el cuerpo del príncipe hasta hacer quedar sus labios a escasos centímetros de los de este; sintiendo su respiración, su aliento.

Cerró sus ojos violetas, sintiendo la cálida respiración del rubio sobre sus labios húmedos. En ese momento fue cuando aquella respiración se mudó cerca de su oído a la vez que un susurro escapó de aquellos labios.

-Quiero que hagas algo.- Shuichi se sobresaltó ante aquella voz seductora que consiguió que la piel se le erizara una vez mas.

Eiri se movió incitante, de forma que sus cuerpos rozaran entre si, provocando que de los labios de Shuichi escapara un suave gemido ante el contacto para enseguida hacerle abrir los ojos de par en par tras la petición que su amo susurró en su oído.

-Quieres que haga eso?- preguntó confuso, obteniendo una mirada seria por parte de su amo.

-Calla y hazlo.- esta vez una sutil sonrisa se dibujó en sus labios, moviendo su cuerpo para incorporarse un poco contra los almohadones.

Shuichi se movió despacio, con inseguridad; poniéndose en pie sobre la cama, tratando de mantener el equilibrio sobre la misma debido a la poca estabilidad de esta mezclada con el evidente temblor que comenzó a azotar su cuerpo, colocando sus piernas temblorosas una a cada lado del cuerpo de Eiri.

Tomó una bocanada de aire. En ningún momento había dejado de mirar aquellos ojos dorados que a pesar de su apariencia fría, él había descubierto muy bien lo cálidos que eran y todo lo que ocultaban; tan solo había que descubrirlos y Shuichi supo hacerlo desde el primer momento.

Sonrió nervioso ante aquella mirada expectante que le dedicaba el rubio, y con decisión pasó sus manos sobre su propio pecho recorriéndolo con suavidad, disfrutando de sus propias caricias hasta llegar al borde de la única prenda que quedaba sobre su cuerpo.

Colocó sus manos sobre sus caderas, haciendo resbalar lentamente la prenda, dejando cada vez mas al descubierto su evidente excitación ante el rubio. Con una sensualidad ingenua, deslizó sus manos por sus piernas a la vez que arrastraba con las caricias la prenda, deshaciéndose de ella a la vez que intentaba mantener el equilibrio para no caerse; arrancando una sonrisa por parte de Eiri quien parecía divertirse ante la "difícil" tarea de su esclavo.

Una vez hubo superado "la prueba" respiró aliviado, pero sus mejillas aumentaron en un rubor mas intenso cuando sintió como el príncipe comenzaba a besar sus piernas y a acariciarlas subiendo por ellas cada vez mas hasta detenerse a mitad del muslo para dedicarle una intensa mirada.

Shuichi permaneció quieto, con su mirada clavada en los ojos dorados del rubio; sintiendo como las caricias se reanudaban subiendo cada vez mas, acercándose peligrosamente a su erección y esquivándola para dirigirse a besar su vientre.

Una vez allí, se deleitó con el ombligo de aquel pequeño y ardiente cuerpo; con la suave piel de su alrededor que no era cubierta pro el vendaje, proporcionándole un suave cosquilleo a su esclavo quien no pudo evitar morderse los labios en un intento por ahogar sus jadeos.

Colocó sus manos sobre las caderas de Shuichi para enseguida hacer lo mismo con sus labios, los cueles besaron aquella piel tentadora a la vez que se iba posicionando tras el cuerpo de su esclavo. Subió un poco mas hasta posar un beso sobre la herida cubierta, provocando que un escalofrío recorriera el cuerpo del pequeño, haciéndolo voltear su rostro hasta encontrarse de nuevo con aquellos ojos tan salvajes que siempre lo miraban con lujuria en aquellas ocasiones.

Con sus manos aun en las caderas de Shuichi, Eiri tiró de él suavemente hacia abajo, indicándole que se colocara de rodillas. El joven esclavo obedeció, sintiendo como cada vez aquellos labios subían mas por su espalda recorriéndola hasta llegar a su cuello.

Aquel suave cosquilleo que la respiración del rubio ejercía sobre su piel, aquellas manos recorriendo esta vez su vientre; todo aquello provocó que un suspiro desesperado escapara de sus labios entre abiertos adornando el nombre de "Yuki".

Con ansias giró de nuevo su cara buscando la boca de Eiri, encontrándola al momento. Se fundieron en un apasionado beso, en el cual cada uno demandaba mas del otro, entrelazando sus lenguas húmedas por la saliva que resbalaba por la comisura de sus labios.

El rubio atrajo el cuerpo del de cabello rosado hacia el suyo hasta hacerlo quedar sentado entre sus piernas de espaldas a él. Shuichi dejó descansar su cabeza sobre el hombro de su amo, no quedándole mas remedio que romper el beso debido a la postura y la sensación asfixiante. Los jadeos comenzaron a escapar libremente de su boca al sentir como de nuevo aquellos labios recorrían su cuello, y como la mano del rubio bajaba cada vez mas por su vientre hasta llegar a envolver su erección humedecida con ella.

Comenzó a acariciarlo despacio, sintiendo la humedad de la longitud bajo la piel de su mano, sintiéndola palpitar.

-Ah... Yuki! yo... mas.. ah!- suplicó moviendo su cuerpo contra el de su amo, implorando una velocidad mayor por parte de la mano de este.

Eiri sonrío resignado; estaba seguro que Shuichi no aguantaría mucho mas. La alta excitación en el pequeño no había pasado desapercibida para él, ya lo conocía demasiado bien, sabia perfectamente cuando su pequeño esclavo estaba al limite y aquella petición de mas por parte de este le confirmaban sus sospechas.

Sin intención de acallar las suplicas de su esclavo, el príncipe disminuyó el movimiento de su mano sobre la erección dolorosa, observando embobado aquella expresión necesitada en el rostro del pequeño.

Shuichi sujetó con fuerza la muñeca de Eiri, visiblemente desesperado. Llevó su mano libre hasta colocarla sobre uno de los muslos de este, ayudándose de esa forma a mover sus caderas pidiendo mas placer, provocando con el movimiento que la erección del rubio rozara contra su espalda, provocándole a ambos una agradable sensación.

Eiri clavó sus dientes en aquel cuello, consiguiendo que Shuichi gimiera sonoramente, ahogando el nombre del rubio en sus gemidos. Aumentó las caricias incitado por el movimiento de las caderas del pequeño, que cada vez se movían con mas fuerza a la vez que incrementaban sus gemidos y suplicas para que no se detuviese en aquel momento.

El rubio relentizó el movimiento en el momento en que Shuichi comenzó a derramarse bajo sonoros gemidos, recogiendo todo el liquido con su otra mano. La brusquedad del cambio de movimiento consiguió que Shuichi se revolviera entre los brazos de Eiri, sintiendo como todo su placer era consumado en aquel instante.

Se dejó caer hacia delante cansado, apoyándose con manos temblorosas sobre la cama, dejando que el cabello revuelto cubriera parte de su rostro sofocado. Un escalofrío recorrió su cuerpo haciéndole ahogar un gemido cuando el rubio acercó su mano bañada en semen hasta sus labios, haciéndole beber de si mismo.

El pequeño pasó su lengua recorriendo los dedos de Eiri, recogiendo en su boca su propio sabor, el cual degustó hasta no dejar gota alguna sobre la mano de su amo.

-Me gusta que seas obediente.- le susurró al oído con voz autoritaria, mordiéndole seguidamente la oreja de forma mimosa. –eres un buen esclavo.-

-Mmmm... Yuki...- Shuichi inclinó la cabeza hacia atrás, buscando con desesperación los labios del rubio, encontrándolos para compartir con este parte de su sabor.

Aun cansado, rompió el beso cuando sintió que acabaría ahogándose en él, dejando a su amo con ganas de seguir saboreando aquellos deliciosos labios.

Un gemido de sorpresa escapó de boca del pequeño cuando Eiri deslizó una mano hasta el trasero de este, introduciendo un dedo en su interior sin previo aviso.

Por un momento, el cuerpo de Shuichi reaccionó tensándose, consiguiendo relajarse ante las suaves caricias que la mano libre del príncipe ejercía sobre su vientre, procediendo a mover a su vez lentamente el dedo en su interior; abriéndose camino para llegar a introducir uno mas.

Eiri manejó el pequeño cuerpo hasta dejarlo tumbado boca abajo sobre la sama, sacado los dedos de su interior cuando lo supo bien ensanchado. Recibiendo una mirada expectante e inquieta por parte de los ojos violetas, se inclinó sobre su esclavo, haciéndole ganar seguridad cuando comenzó a besas su espalda suavemente.

Ante aquellos agradables besos, Shuichi relajó su cuerpo, sabiendo perfectamente que era lo que seguía en aquel momento.

-Uhm! Yuki!- se aferró con fuerza a las sabanas cuando sintió el contacto de la erección del rubio presionar sobre su entrada.

Con una mano, Eiri separó un poco mas las piernas de Shuichi, sintiéndose mas cómodo entre estas, manteniendo sujeta su erección con su otra mano a medida que iba penetrando despacio en el cuerpo del esclavo.

Mantuvo las sabanas apretadas entre sus manos temblorosas, ahogando costosamente en su garganta los sollozos que querían escapar; sin poder evitar soltar un grito inquieto cuando el rubio entró por completo en él dejando escapar un gruñido.

-Yuki me duele!- un par de lagrimas rodaron por sus mejillas al sentirse terriblemente presionado ante la invasión, tensándose bajo el cuerpo de su amo.

-Relájate.- el mismo príncipe se sentía bastante presionado en aquel interior, llegando a sentirse incomodo incluso.

Susurró varias palabras en el oído del joven esclavo tratando de calmarlo, depositando besos intercalados sobre los hombros de este, sintiendo los débiles escalofríos que recorrían ese cuerpo bajo el suyo.

El cuerpo de Shuichi reaccionó con un temblor mas intenso. Cerró los ojos con fuerza, tratando de alejar de su mente varias imágenes ya vividas; aun impregnadas en su cuerpo y en su mente.

El estar de nuevo en Ilion le había hecho recordar aquello; esas personas mancillando su cuerpo entre aquellas frías paredes de piedra, y un nombre; un nombre ahogado en su garganta.

-Déjame! Me duele! Quiero que salgas!- gritó aterrado dejando que las lagrimas resbalaran libremente a través de sus ojos violetas.

-Soy yo Shuichi, cálmate, no te muevas.- sus manos se aferraron con fuerza a las caderas del pequeño, tratando de inmovilizarlo para no hacerle mas daño.

Shuichi rompió en llanto, dejándose vencer por la prisión que le tenia impuesta su amo, sintiendo su cuerpo temblar cubierto de un sudor frío.

-No tengas miedo, sabes que no te haría daño, verdad?- volvió a hablarle al oído, consiguiendo un leve movimiento de cabeza afirmativo por parte del pequeño.

Una leve sonrisa satisfecha y algo mas tranquila se dibujó en el rostro del rubio, quien comenzó a acariciar suavemente los cabellos rosados, buscando con su otra mano una de las del chico para entrelazarla de forma reconfortable.

El llanto fue quedando en leves sollozos. A pesar de aquel recuerdo que le había vuelto a hacer temblar de miedo, se sentía abrigado entre los brazos de su amo; protegido por aquella persona a la que tanto amaba.

-Lo.. lo siento Yuki, yo..- un leve temblor hizo que apretara la mano del rubio, obteniendo por parte de este un nuevo apretón.

-Te encuentras mejor?- ante la pregunta, Shuichi asintió, sintiéndose esta vez bastante menos presionado que hacia pocos minutos. -creo que ahora tendremos que comenzar de nuevo...- el comentario arrancó una risita por parte de Shuichi, quien se percató del miembro esta vez semi erecto de su amo en su interior.

-Oye Yuki.. puedo pedirte algo?- el joven esclavo giró el rostro hacia atrás para encarar los ojos dorados de Eiri, quien asintió en respuesta. -bueno es que...- un nuevo rubor esta vez vergonzoso cubrió sus mejillas, aportando con ello una imagen realmente encantadora para el rubio. -es que... quiero... mirarte mientras lo hacemos...- acabó en un susurro, mostrando una expresión infantil en la cual resaltaban sus ojos violetas aun bañados en lagrimas.

Eiri negó con la cabeza sin poder evitar esbozar una sonrisa resignada; al igual que fue incapaz de negarle aquello a su pequeño esclavo. Ya sabia de sobra que Shuichi prefería hacer el amor de cara a él, ya que de esa forma quedaba mas "romántico" como ya le había repetido mas de una vez al príncipe.

Sin intención de hacerlo esperar y de esperar él mismo mas tiempo, salió del interior del pequeño con facilidad, dejando que este se girase sobre la cama para quedar de cara a él.

-No se por que prefieres hacerlo así, si siempre te ruborizas cuando me quedo un rato mirándote.- comentó con ironía cuando Shuichi le esquivó la mirada después de haber observado el cuerpo de este para acabar centrándose en los ojos violetas.

-Pues por que...-

-Por que es mas romántico, si ya me lo se.- ante el comentario realizado pesadamente por el rubio, el joven esclavo esbozó una sonrisa, sintiéndose satisfecho con la respuesta de su amo.

Aquélla sonrisa quedó atrapada entre los labios de Eiri, perdiéndose una vez que estos comenzaron a jugar con los de Shuichi de forma impaciente.

Eiri no pudo evitar que sus ojos se abrieran sorprendidos cuando sintió como las manos de Shuichi viajaban hasta vientre, abriéndose camino entre este y el suyo propio hasta llegar a alcanzar la semi erección de su amo.

Apartó sus labios de los del pequeño, dedicándole una mirada fugaz, sintiendo como el corazón le daba un vuelco cuando observó aquellas mejillas bañadas en un tono carmesí bajo unos ojos cerrados con fuerza, con timidez.

Sin necesidad de muchas carias, se sintió completamente duro; nuevamente preparado cara continuar con aquello.

Un gemido ahogado por parte de Eiri le hizo abrir los ojos. Se quedó embobado mirando el rostro sofocado de su amo ante sus caricias, perdiéndose en los ojos dorados que lo miraban entreabiertos.

Dejándose llevar por aquella excitante situación, separó un poco mas las piernas, acogiendo mejor el cuerpo de Eiri entre estas, conduciendo con algo de dificultad la erección del príncipe hasta rozar su entrada; abriéndose él mismo camino entre sus nalgas y consiguiendo su propósito.

Un gemido por parte de ambos se ahogó en un beso necesitado cuando los dos cuerpos quedaron unidos. Shuichi llevó sus manos hasta aferrarlas en la zona baja de las caderas del príncipe, quien comenzó a moverse despacio sintiéndose esta vez aceptado por el cuerpo bajo el suyo.

Eiri dejó caer su peso sobre sus antebrazos, quedando de esa forma mucho mas pegado al cuerpo de su esclavo, sintiendo el calor que este emanaba al golpear contra su propio cuerpo; abrazándolo a cada intimo contacto.

Un intenso escalofrío recorrió su cuerpo, sintiendo la necesidad de dejarse llevar por aquel chiquillo que tanto lo había marcado; dejarse llevar y no detenerse hasta el final para después desear volver a empezar de nuevo.

Sintiéndose al limite, el rubio se vio en la necesidad de detenerse un momento. Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro sudoroso bajo un pensamiento; podía ser posible que aquel chiquillo hubiera conseguido incluso aquello? no era posible que el estuviera a punto de acabar tan pronto. Pero sentía la enorme necesidad de hacerlo, de llenar a su pequeño esclavo para volver a sentirlo suyo una vez mas.

Ante la detención, Shuichi se movió inquieto buscando de nuevo el ritmo, sintiendo la respiración excesivamente agitada del rubio sobre sus labios entre abiertos. Abrió los ojos despacio, enfocando el rostro sofocado de su amo, sintiéndolo tembloroso sobre él.

-Yuki... por que has parado?- preguntó con la voz entrecortada a la vez que llevó una mano a la mejilla del príncipe para acariciarla. -te encuentras bien?-

-Estoy... bien.- giró la cabeza hasta hacer que sus labios rozaran con la mano del pequeño, depositando un beso en ella. -solo necesito... parar un poco.- dejó escapar una risita algo irónica, sintiéndose ridículo ante la situación y ante su esclavo.

Shuichi sonrió de forma comprensiva, entendiendo perfectamente a que era debida aquella detención por parte del rubio. Llevó su mano nuevamente a la cadera de este, donde presionó un poco sus dedos sobre la piel.

-No pasa nada Yuki, yo.. también estoy casi, no tienes que aguantar mas.- le susurró al oído tras inclinar un poco la cabeza hacia el mismo.

Eiri fue incapaz de retener un gemido cuando sintió como el cuerpo de su esclavo se movía contra el suyo de manera dificultosa, apretando a su vez sus caderas contra las suyas en busca de un nuevo ritmo.

Cuando quiso darse cuenta se hallaba sumergido en aquel intento placer; moviéndose desinhibido y necesitado sobre el cuerpo del de cabellos rosados, sintiendo como este le seguía el ritmo bajo él, esta vez con sus piernas alrededor de su cintura, presionando de forma incitante.

-Ahh! Shuichi!- apretó los dientes, aferrándose fuertemente con sus manos a las sabanas, sintiendo como su orgasmo comenzaba a consumirse.

-Yuki te quiero...- volvió a susurrar en el oído del príncipe cuando este se enterró en lo mas hondo de él en una ultima embestida con la cual acabó por derramarse.

Un intenso escalofrío le hizo revolverse bajo aquel cuerpo, sintiéndose completamente invadido y embriagado por su amo, acabando por derramarse él también entre los vientres de ambos a la vez que sus labios saboreaban entre gemidos el nombre del príncipe.

Respiró agitadamente, inclinando ligeramente la cabeza hacia atrás en un intento por tomar aire. Sus manos temblorosas viajaron hasta enterrarse en los cabellos dorados, atrayendo la cabeza de su amo hasta hacerla descansar en su pecho agitado.

Eiri se dejo hacer, sintiéndose arrullado entre los brazos de su esclavo, escuchando el insistente golpeteo de aquel corazón que le hacia estar vivo; vivo como él. Una vida que estaba dispuesto a vivir ahora mas que nunca y todo gracias a aquel alocado muchacho de cabellos rosados, quien le había enseñado a luchar por lo que quería.

Sus ojos violetas se abrieron de golpe cuando sintió algo humeado caer en su pecho, levantando un poco la cabeza para tratar de encarar al príncipe.

-Yuki, estas llorando?- ante la pregunta, Eiri se percató de aquella lagrima que había dejado escapar, respondiendo con un movimiento de cabeza negativo.

-Ahora.. solo quiero estar así un rato mas.- esbozó una sonrisa suave, quedándose ahí, descansando sobre el pecho de su pequeño quien lo envolvió en sus brazos.

El silencio acabó por volverse algo incomodo para el joven esclavo; temeroso mas bien. A decir verdad, Eiri jamás había permanecido tanto tiempo sin moverse y sin decir una sola palabra después de haber hecho el amor con su pequeño. Pero aquellos cálidos brazos le abrigaban; de alguna forma se sentía protegido entre ellos.

-Na Yuki, te has quedado dormido?- susurró el joven de cabellos rosados al sentir esta vez la suave respiración del rubio sobre su pecho humedecido por el sudor.

-Uhm?-

-Es que... me estas aplastando, pesas mucho.- una risita nerviosa escapó de sus labios, consiguiendo adoptar una actitud un tanto infantil.

Eiri se incorporó ras oír las palabras del pequeño, sosteniéndose con sus antebrazos sobre la cama, dejando su rostro cerca del de su esclavo. Sus ojos dorados enfocaron los violetas, mirándolos fijamente durante un momento; una mirada en la cual no podía descifrarse matiz alguno.

Un escalofrío recorrió su cuerpo ante aquella intensa mirada que lo había conseguido hacer sentir incluso algo incomodo durante un momento; percatándose seguidamente de la solitaria lagrima que recorría la mejilla sonrojada de Eiri.

-En serio estas bien Yuki? No querrás marcharte de nuevo verdad?- preguntó visiblemente asustado, consiguiendo con sus palabras y el tono de su voz que el príncipe se mostrara sorprendido.

-Shuichi... yo...- susurró con algo de miedo, arrancando una mirada seria por parte del esclavo; una mirada en la cual se denotaba un deje de temor. –...estoy asustado.- su voz sonó entrecortada cuando las palabras parecieron morir ahogadas en su garganta.

Shuichi esbozó una sonrisa suave, acercando una mano hasta la mejilla del rubio, pasando las yemas de sus dedos sobre la piel húmeda para arrastrar aquella lagrima.

-Por que Yuki? pensé que ya estabas mejor, que ya estaba todo soluci...-

-Creo que me he enamorado de ti.- las palabras de Eiri consiguieron hacer enmudecer a Shuichi, ocasionando que un intenso calor azotara su cuerpo a la vez que sus ojos violetas se nublaron de lagrimas. –y eso.. me da miedo.- un risita un tanto irónica escapó de sus labios, acabando por mantener una sonrisa sincera en sus labios.

-Yuki... tu...- sus ojos se perdieron en los del príncipe; en aquellos ojos dorados que parecían volver a brillar como un día lo hicieron. –yo... no se que decir...- ante la sorpresa de su esclavo, Eiri se sintió satisfecho, tranquilo después de haber confesado lo que sentía.

-Puedes decirme que me quie...-

-Kyyyyyyyyyyaaaaaaaaaaaaa! He conseguido que Yuki se enamore de mi! Jeje!- sin poder evitarlo, una sonrisa tontorrona se dibujo en su rostro, mostrando ante si amo una expresión completamente infantil.

-Olvídalo, mejor no digas nada...- trató de mostraste molesto ante la interrupción de lo que pretendía ser una declaración, pero aquella risa tan llena de vida, aquellos ojos violetas brillantes de felicidad, valían mas que cualquier intención de tener un momento “romántico”.

No pudo ocultar una amplia sonrisa al observar embobado a su pequeño; sabiéndose dueño de ese cuerpo, de ese ser tan especial. Y ya no como su amo, si no como mucho mas que todo aquello; algo que iba mas halla de las clases sociales, algo en lo que había vuelto a creer gracias a Shuichi.

-Yo.. también te quiero Yuki...- susurró finalmente sobre los labios de Eiri. –no tienes por que tener miedo, enamorarse es bonito, y mas aun si eres correspondido por esa persona.- bajo la mirada manteniendo una sonrisa suave, dejando ver en sus ojos como las lagrimas asomaban para resbalar por la piel de sus mejillas. –Yo... siempre te protegeré Yuki, siempre...- ante las sinceras palabras del de cabellos rosados, el príncipe acarició la mejilla de este, acercando sus labios a su oído para susurrarle...

-Gracia, Shu-chan.-

continuara...


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Notas de Saiyi: por fin!!! Pro fin hemos podido subir este cap. tan esperado!! XDDD y es k bueno, de momento volvemos a estar las 3 otra vez juntitas ^_^ veis como no ibamos a dejar el fic?? :P es solo k no hemos podido hacer nada mas que tener el cap. preparado para cuando llegase el momento ^_^u bueno, hablamos del cap... jeje, al final Shuichi no murio :P todo eso fue idea de Ai, y la verdad es k nos parecio muy buena idea, asi metíamos algo mas de drama en el fic ^_^u aunke esto aun no ha acabado.. (si, keda poco pero aun pueden pasar algunas cosas ^_^u)es k no podia matar a mi Shuichi, eso si k no >_< pues nada, ya k pro fin sabeis en k ha kedado esa parte.. solo os keda esperar el final ^_^u seguramente el cap. siguiente sea el ultimo, asi k... esto se termina -_- de todas formas, mas de dos cap. no pueden kedar, pero aun kedan cabos pro atar! Asi k la “tensión” se mantendra hasta el final del fic ^_^

Eto.. k tal el lemon??? ^_^ a mi me encanto ^///^ ya tenai la idea desde ahcia siglos XDD pero al verdad es k al final yuki me acabo saliendo solo y me gusta mucho como me kedo en este lemon, creo k todo salio muy natural, sin forzar las cosas ^_^ espero k tb os haya gustado ^_^ y k leais hasta el final!!! Pues nada mas, solo k gracias por la paciencia k nos habeis tenido y nos estais teniendo ^_^U y esperemos k el ultimo cap. este prontito ^_^ besitos a todos!!

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Notas de Cathain: Y bueno al fin después de la larga espera, aquí esta el maravilloso, el unico, el imprescindible capitulo err.. 22! Si que ya me creo esto del circo -_- ok estoy divagando como siempre asi que pasen de mi. Gracias por sus comentarios en el Bonus 5, espero se den por satisfechas las fans de K/Hiro porque yo disfrute con esa escena en mi mente ^^ Se nos acaba el fic, dios! ;_; creo q me estoy poniendo nostalgica ya.

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Notas de Ainoah: ay por fin hemos podido subir, perdon por el retraso la kulpa a sido mia han pasado kosas y no he podido konectarme para hablar del fic y subirlo ahora k he vuelto espero k podamos subir los caps mas rapido ^^U
Bueno k os a parecido el cap? jejeje creiais k shu iba a morir no? bueno la verdad es k para mi hubiera kedado mucho mejor un buen final trágico pero estas dos se negaron completamente, es mas, nos pusimos cabezotas pk no podiamos ponernos de acuerdo ^^U pk yo decia final tragiko y punto y ellas final feliz ¬¬* y yo final tragiko ¬¬* total k hasta saiyi dijo de hacer un final alternativo uno feliz y otro malo a lo k si k me negue rotundamente asi k se me okurrio la idea de hacer un cap k pareciera k shu se muere pero k al final vive , de esta manera kede parcialmente feliz XD lo k mas me ha gustado( aparte del super-lemon) es la actitud de yuki hacia shu, os acordais komo era al principio? k mal le trataba y al final mira komo a acabado ayy el amor k bonito aunke bueno todavia hay mas sorpresas algunas muy felices y otras muy malas k seguro k os subis por las paredes kuando lo leais jejeje *Ainoah pone cara de conspiracion* asi k os veo en el proximo cap !! muakaaaaaaa

(Saiyi y Cath estan asombradas de la pedazo de nota k ha escrito Ai O_O)
(Ainoah se asombra junto kon Saiyi y Cath al ver la longitud de su review o.o)

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