lunes, 17 de agosto de 2009

DREAM WITHIN Ch.23

By Chekie Girls



Cap. 23





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Sintió el calor de aquel cuerpo a su lado, la respiración de otra persona rozar sobre la piel desnuda de su pecho. Ante la agradable sensación que aquella cercanía le proporcionaba, dejó escapar un suspiro, esbozando una sutil sonrisa cuando sus ojos dorados se encontraron con el rostro tranquilo de su esclavo. Casi como si se tratara de un acto reflejo, estrechó al pequeño contra su cuerpo, sintiéndose tranquilo al tenerlo a su lado.

No podía evitar sentirse extraño ante la confesión que la había hecho a Shuichi la noche anterior, extraño pero tranquilo, como si aquello fuera lo que estaba necesitando desde hacia tiempo. Ya no había por que negarlo, por que ocultárselo a si mismo; le agradaba ese sentimiento que su revoltoso esclavo producía en él, y aunque no estaba dispuesto a decírselo a menudo, sabia que estaba ahí; presente para él y también para Shuichi.

Sintió un leve forcejeo sobre su pecho, dedicando una nueva mirada al joven de cabellos rosados para darse cuenta de como este intentaba deshacerse del abrazo.

Shuichi se incorporó de inmediato, llevándose una mano al pecho para tomar varias bocanadas de aire de manera necesitada, sintiéndose aliviado tras saberse liberado de aquel efusivo abrazo.

-Yuki, me estabas asfixiando!- refunfuñó mirando a su amo, recibiendo como respuesta una mirada confiada por parte de los ojos dorados.

-Pero si has sido tu el que se me ha pegado y no me quería soltar.-

-Que yo que? YUKI!- manteniendo un gracioso enfado infantil, comenzó a golpear torpemente el pecho del príncipe, provocando en este una risita divertida.

Ante la evidente diversión por parte del rubio, Shuichi dejó de golpearlo, centrando sus ojos violetas en una mirada un tanto sorprendida sobre el rostro de su amo.

-Que te pasa ahora?-

-Yuki... tu... anoche...- el rubio lo miró desconfiado, apreciando como los ojitos violetas parecían adquirir un brillo un tanto “peligroso.” –anoche me dijiste que...-

-Ya... ya se lo que te dije, no montes un escándalo por eso.- refunfuñó llevándose una mano a la frente echándose el cabello hacia atrás, con el verdadero propósito de tratar de disimular el rubor de sus mejillas.

-Entonces no ha sido un sueño! Kyaaaaaaaaaa Yuki! gracias! gracias!- dejándose llevar por la emoción del momento, no pudo mas que abrazar al rubio, consiguiendo que este esbozara una furtiva sonrisa satisfecha.

-No, no lo ha sido, pero si sigues con este escándalo dejare de pensar eso.- comentó con la intención de molestarlo mientras le miraba de reojo.

-Eh? No! no! ya me callo.- soltó a su amo, sentándose con las piernas cruzadas sobre la cama, dejando ver su cuerpo medio cubierto por las sabanas.

Eiri dedicó una mirada examinante al joven esclavo, consiguiendo arrancar un sonrojo por parte de este, quien trató de disimular su evidente nerviosismo bajo una actitud casi desafiante hacia el rubio; clavando sus ojos violetas en los dorados.

-Que te parece si... vamos a darnos un baño?- comentó atrayendo el cuerpo del pequeño hacia el suyo cuando su brazo rodeó la fina cintura.

-Mmmm... me parece bien...pero antes...- en una acción inesperada para Eiri, el joven esclavo se dejó caer sobre su amo, empujando a su vez el cuerpo de este hasta hacerlo quedar tendido nuevamente en la cama. -...quiero que me hagas el amor...- susurró bajo una sonrisita traviesa.

No dijo nada, tan solo sonrió en respuesta, tomando el cuerpo del pequeño entre sus brazos para con un movimiento rápido, dejarlo bajo el suyo, dando a entender con aquella acción la supuesta respuesta.

-No.- respondió secamente, incorporándose para dejar a Shuichi confundido aun en la cama.

-Eh? por que no?-

-Por que ahora no me apetece.- se encogió de hombros con indiferencia, levantándose de la cama para colocarse una bata color burdeos con la intención de cubrir la desnudez de su cuerpo.

-Yuki! no iras a dejarme ahora asi verdad?- enfurruñado se sentó en la cama, teniendo aun la esperanza de que Eiri volviera a él.

-Tu mismo.- adoptando una expresión divertida ante la evidente necesidad de su esclavo, caminó hacia la puerta de la habitación tomando el pomo de la misma. –voy a darme un baño.-

-Que? pero.. pero de verdad te vas? Yuki! eres un baka!- lanzó la almohada contra el príncipe, consiguiendo tan solo que esta golpeara contra la puerta cuando esta se cerró tras el rubio. –Yuki te cuento hasta tres! uno... dos... dos y medio... Yuki! no tiene gracia.- se cruzó de brazos esperando con expresión molesta a que Eiri entrase de nuevo. –eto.. Yuki? Yuki espérame voy contigo!- de un saltó bajo de la cama, tomando la sabana blanca de la misma para cubrirse con ella antes de salir corriendo tras el príncipe.

Se alejó de la habitación con una sonrisa en sus labios; aquella mañana se había levantado realmente de buen humor y Shuichi era el causante de ello.

Algo parecido a un temblor de tierra le hizo salir de sus pensamientos, al igual que su sonrisa se vio eclipsada poR una mueca casi de pánico.

-YUKIIIIIIIIIIIIIIIIII!- ante el grito que evidentemente provenía de su esclavo, Eiri giró el rostro, centrando asustado la mirada en la especie de criatura rara que corría hacia él. –Yuki! no te atrevas a bañarte sin...- la frase se vio cortada cuando al llegar a la altura del joven príncipe, pisó accidentalmente la sabana, acabando por caer de boca al suelo.

El tic nervioso que convulsionaba en la ceja de Eiri acabó desapareciendo para dar paso a una expresión molesta, la cual acabó complementándose perfectamente cuando se cruzó de brazos.

Shuichi levantó la carita, enfocando la mirada del rubio con unos grandes ojitos violetas apunto de llorar a la vez que su rostro se contraria en varios pucheros.

-Iteeeeeeeeeeeeeeeeeeee!- el joven esclavo rompió en llanto ante la expresión recriminatoria de Eiri, consiguiendo que este se cubriera los oídos ante aquel berrido. –me he hecho daño buaaaaaaaaaaaaaaa! Yukiiiiiiiiiiiii!- intentó levantarse, pero las piernas enredadas entre las sabanas le hizo caer de nuevo, quedando esta vez sentado, apoyando las manos entre sus piernas y prácticamente destapado.

Eiri suspiró resignado, negando seguidamente con la cabeza para acabar esbozando una sonrisa irónica hacia el pequeño.

-Eres un desastre.- se acercó a Shuichi, inclinándose hasta quedar de rodillas frente a él. –no se por que me he empeñado en “esconderte” si ya todo el mundo debe saber que andas aquí.- con una mano tomó el rostro de si esclavo, obligándolo a que lo mirase.

-Y eso por que? snif...- se sorbió la nariz manteniendo una infantil expresión de molestia.

-Por que eres un escandaloso para todo.-

-Yuki!- enfurruñado golpeó un par de veces el pecho de su amo, arrancando una risita divertida por parte de Eiri quien se vio incapaz de mantener aquélla fingida seriedad. –y ahora de que te ries? Yuki no te burles de mi!-

-Vamos al baño.- comentó divertido a la vez que se ponía en pie, notando perfectamente la burla que Shuichi le había dedicado sacándole la lengua. –y tápate que se te ve todo.- lo miró triunfante, observando como Shuichi se cubría con nerviosismo y un leve rubor adornaba sus mejillas humedecidas.

-Yuki eres un baka.-


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Aquellas manos se deslizaban suaves sobre su espalda humedecida, arrancándole mas de un suspiro y un escalofrío al contacto.

Eiri cerró los ojos, dejándose arrullar por las manos de su esclavo, sintiendo a este tras él, sintiendo sus manos juguetear sobre sus hombros y espalda. No había nada mejor que un buen baño por la mañana para relajarse, y mas aun si este estaba acompañado por aquellas caricias proporcionadas de una forma tan cariñosa e incitantes a la vez.

-No debería estar haciéndote esto, aun estoy enfadado contigo.- comentó con voz melosa, asemejándose a un niño caprichoso.

-Tienes que hacerlo, o has olvidado que eres mi esclavo?- giró el rostro hacia atrás, encontrando aquellos ojos violetas tan llenos de vida que tanto le gustaban, los cuales se apartaron de su mirada mostrando una expresión inocente en su rostro. -por que aun te sonrojas incluso cuando te miro? o es que en el fondo te gusta saberte sometido a mi?- comentó con un deje de ironía, observando divertido la actitud aparentemente nerviosa del muchacho. -no crees que ya tenemos suficiente confianza como para que te pongas así incluso con una simple mirada?-

-Pero que dices? si yo no me sonrojo con nada Yuki!- enfurruñado se cruzó de brazos, girando el rostro al lado contrario con la intención de esquivar la mirada de los ojos dorados.

-A no? entonces... puedo hacer... esto?- con una actitud divertida, deslizó su mano sobre del vientre del pequeño, llegando a alcanzar su objetivo.

Los ojos violetas se abrieron sorprendidos al sentir la atrevida caricia sobre su entrepierna, la cual consiguió arrancarle un gemido ahogado.

-Ah... Yuki...-

-Lo ves? te has sonrojado.-

-Que? Pero... pero... Yuki! esto no cuenta! si me haces eso es normal que...argh!- sin previo aviso, Eiri lo atrapó sujetándolo de la cintura, acabando por sentarlo sobre él.

-Me gusta que te sonrojes de esa manera.- comentó intencionadamente, consiguiendo aumentar el tono rojizo en las mejillas de su esclavo. –aunque se que en el fondo eres un pequeño pervertido.- susurró sobre el oído de Shuichi, arrancando un jadeo mas por parte de este.

-No es cierto...- protestó con actitud dolida, arrancando una sonrisita por parte de su amo.

Sintiéndose a gusto sobre el regazo del príncipe, envolvió los brazos alrededor del cuello de este, llegando a hacer lo mismo con sus piernas las cuales atraparon perfectamente la cintura de Eiri.

-Vaya... esto es algo que nunca cambiará en ti.- comentó divertido al sentir el sexo erguido de su esclavo rozar sobre su vientre.

-Eso... eso es culpa tuya...- se defendió escondiendo el rostro en la curvatura del hombro del rubio, dedicando suaves besos sobre la piel humedecida.

Eiri dejó escapar una risita divertida a la vez que condujo su mano hasta la nuca del pequeño, jugueteando con el cabello rosado, provocando que la piel de Shuichi se erizara ante el agradable cosquilleo.

-Mmmm... Yuki...- meció su cuerpo suavemente contra el del príncipe con la clara intención de buscar un contacto mas intimo con este, acabando por dejar escapar un suave jadeo entre los besos.

-Que es lo que estas buscando eh?- preguntó entre besos, mordisqueando los labios sonrojados del de cabellos rosados.

-Uhm... nada...- murmuró adoptando una actitud entre traviesa e inocente, manteniendo sus ojos cerrados, tan solo sintiendo las suaves mordidas en su labio inferior.

-A no? entonces... por que te mueves de esa forma?- ante la intencionada pregunta, Eiri recibió una mirada un tanto desafiante por parte de los ojos violetas.

-De que forma Yuki? así?- estrechando el abrazo, se movió con fuerza contra el cuerpo de su amo, quien no pudo reprimir un suave gemido ante el placentero contacto.

-Eres un pequeño demonio.- murmuró mordiéndose el labio inferior ante la evidente excitación que había acabado por despertar en su cuerpo.

-Jeje... ahora estamos los dos iguales, Yuki...- encarando a su amo con actitud prepotente, guió su mano hasta alcanzar el miembro del rubio, encontrándolo perfectamente erecto tal y como lo había sentido contra su cuerpo.

-Imaginaba que eso era lo que buscabas...- Shuichi sonrió complacido en respuesta, deslizando su mano suavemente sobre la longitud. –esta bien, entonces...- las manos del rubio se deslizaron a través de la espalada del esclavo hasta llegar al trasero de este. -...haz lo que estas deseando.- tomando las nalgas del pequeño entre sus manos, las separó, consiguiendo que Shuichi se sobresaltara, acabando pro dejar libre la erección de su amo.

No pudo evitar que sus ojos violetas se abrieran sorprendidos a la vez que un descarado gemido escapó de sus labios entre abiertos. Por un momento sintió como se le cortaba la respiración, como el placer invadía su cuerpo por completo, sintiéndose totalmente impotente ante aquellas caricias que lo sometían por completo a Eiri .

-Que? no te atreves ha hacerlo?- preguntó bajo una mirada desafiante, recibiendo como respuesta la mirada de los ojos violetas, los cuales entrecerrados, contrastaban perfectamente con las mejillas sonrojadas del joven esclavo.

Bajó la mirada aparentemente avergonzado, consiguiendo que Eiri quedase satisfecho al haber conseguido su propósito; pero antes de que el joven príncipe dijera una sola palabra, los ojos violetas se centraron prepotentes sobre los dorados, consiguiendo con aquella mirada un deje de intimidación sobre el rubio.

Sin decir una sola palabra y sin apartar su mirada decidida aunque no por ello menos avergonzada sobre los ojos dorados, dibujó una linea descendente por el torso de su amo, llegando a detenerse en la zona baja del vientre, pasando a rozar con al yema de los dedos la erección que pronto estaría dentro de su cuerpo.

Colocó una mano sobre el hombro del joven príncipe, elevando un poco sus caderas para conducir torpemente el miembro erguido hasta su entrada, gimiendo cuando al punta del mismo se hundió levemente entre sus nalgas.

Eiri apretó con necesidad la suave piel de las nalgas entre sus dedos, dejando el camino perfectamente libre para que su miembro acabara de entrar en el cuerpo que se sentía caliente sobre el suyo. Sintió el inevitable temblor que recorría el cuerpo de Shuichi; como su esclavo colocaba uno de sus brazos alrededor de su cuello para esconder el rostro sofocado en su pecho.

Un quejido ahogado escapó de los labios del joven de ojos violetas, al igual que un par de lagrimas rodaros por sus mejillas cuando trató de sentarse sobre su amo, sintiéndose demasiado estrecho para acogerlo en su interior.

-Eres demasiado ansioso...- susurró sobre el oído del pequeño, elevando un poco mas las caderas de Shuichi provocando que la punta de su miembro saliera del cuerpo de su esclavo.

-Ah! que haces Yuki!- protestó dedicando una mirada enfurruñada a su amo, no quedándole de otra que sujetarse al cuello de este con ambas manos cuando Eiri introdujo un par de dedos en su interior.

-Tienes que tomártelo con mas calma, podrías lastimarte.- sus labios buscaron los del pequeño, consiguiendo arrancar un suave jadeo cuando introdujo su lengua en la boca de este.

Asintió levemente, presionando con sus dedos la piel de la espalda de su amo a la vez que su lengua se entregó al juego que la del otro le había impuesto.

Sintió los dedos salir de su cuerpo, no pudiendo reprimir un gemido que adornó perfectamente su expresión de protesta. Pronto fue la erección de Eiri la que rozó contra su entrada guiado por la mano de este.

Sin sentir apenas dolor fue sentándose sobre el miembro erguido, apretando los dientes a la vez que sus ojos violetas se cerraron con fuerza a medida que su interior parecía adaptarse a la invasión.

Inclinó la cabeza hacia atrás una vez se hubo sentado completamente, dejando ante el rubio una perfecta visión de su cuello, quien no pudo resistirse a morderlo.

-Ah! Yuki!- gritó aferrándose con fuera a la espalda de su amo, rodeando igualmente con sus piernas la cintura de este.

Volvió a mecerse inquieto contra el cuerpo de su amo, haciendo rozar su erección contra el vientre de este, tratando de marcar torpemente el comienzo del ritmo. Buscó con su lengua un nuevo contacto con la del príncipe, llegando a encontrarla esta vez en la cavidad de este.

Acabó por romper el beso en el mismo momento en que el sonido de algo golpeando contra el suelo le hizo sobresaltarse.

Se volvió a mirar temerosamente hacia el lugar de donde provenía el sonido, encontrando junto a la entrada de aquel gran baño a una sirvienta bastante sonrojada y nerviosa ante la visión que tenia lugar frente a ella.

Se movió con nerviosismo, provocando que el miembro de Eiri saliera bruscamente de su interior ante su intento por levantarse, pero las manos del príncipe sujetándolo con fuerza de las caderas le obligaron a volver a sentarse sobre su regazo. No le quedó mas remedio que esconder el rostro en el pecho humedecido del rubio, sintiendo su rostro arder debido al bochorno.

Eiri dedicó una mirada a la muchacha sobre el hombro de Shuichi, sintiendo como su esclavo se tensaba sobre él ante la repentina interrupción.

-Espero que sea importante lo que quiera que hayas venido a hacer aquí.- comentó el príncipe con un claro tono de molestia ante la muchacha.

Se agachó de inmediato a recoger el recipiente que portaba anteriormente, acabando por mirar tímidamente los ojos dorados del rubio, tratando de esquivar la mirada del mismo con nerviosismo.

-Venia a reponer los aceites, no tenia constancia de que estaba aquí.- se disculpó haciendo una reverencia, estrechando contra su pecho con manso temblorosas el tarro de aceite de jazmín que portaba.

-Vuelve mas tarde, ahora hay algo que tengo que acabar.- comentó dedicando una mirada intimidante sobre Shuichi, quien ni siquiera se atrevió a levantar la mirada.

Sin decir nada mas, la muchacha volvió ha hacer una reverencia a modo de disculpa, dándose media vuelta para salir del baño y cerrar la puerta tras de si.

-Se ha ido ya?- Susurró aun con el rostro escondido en el pecho de su amo.

-No, se va a quedar a mirar.-

-Yuki!-

-Pues claro que se ha marchado.-

-Menos mal..- suspiró aliviado, llevándose una mano al pecho que se sentía latir exaltado. –pero que clase de sirvientes hay en este lugar?- refunfuñó cruzándose de brazos bajo la mirada sorprendida del rubio.

-Lo que siempre me he preguntado es... que clase de esclavo eres tu?- preguntó con la clara intención de molestar al pequeño.

-El mejor de todos!- dejándose llevar por el momento, se puso en pie a la vez que se llevaba ambas manos a la cintura con aire importante.

-Je, quien mejor que tu mismo para alagarte?- ignorando la actitud presuntuosa del esclavo, posó sus manos en el trasero de este, atrayéndolo mas hacia él.

Sus ojos violetas se abrieron sorprendidos ante la acción por parte de Eiri, sintiendo como el aliento de este golpeaba insinuante sobre la piel mojada de su vientre a la vez que los dedos del príncipe se aferraban en la piel suave de sus nalgas.

-Ah... Yuki... quizás no deberíamos...- se mordió los labios, cerrando los ojos tratando de acallar un gemido cuando la lengua del rubio se deslizó por su ombligo.

-Y pretendes quedarte así?- dedicando una mirada divertida al rostro sonrojado del muchacho deslizó su lengua sobre la erección que aun mantenía.

-Ah... Yo... lo que pasa es que eres tu el que no quiere quedarse así...- aferró sus dedos en los hombros de Eiri, agachándose poco a poco guiado por las manos de este sobre su cuerpo.

Cuando quiso darse cuenta se hallaba nuevamente sentado sobre el regazo del príncipe, sintiéndolo en lo mas profundo de su cuerpo, escuchando los suaves gemidos de su amo golpear extasiados en su oído, tan solo aumentando los suyos propios.

-Por supuesto que.. ah.. no quiero quedarme así...- guió las manos hasta la cintura de Shuichi, no pudiendo evitar el abrazar el fino cuerpo por la cintura.

-Yuki...- jadeó ante el abrazo, sintiendo su cuerpo cohibido a la hora de moverse.

Atendiendo a la clara petición de su esclavo, Eiri meció su cuerpo bajo el del pequeño, consiguiendo sin necesidad de deshacer el abrazo, un suave pero placentero vaivén donde las caricias suaves y profundas predominaban.

-Abrázame fuerte Yuki...- lloriqueó aferrado a su amo cuando sintió que su cuerpo no aguantaría mas.

El joven príncipe tan solo lo estrechó con mas fuerza, sintiendo en su propio cuerdo el limite de su esclavo tanto como el suyo propio, llegando a derramarse cuando los músculos internos de Shuichi presionaron sobre su erección y el cuerpo de este se estremeció en un inevitable escalofrío entre sus brazos.

-Yuki...- dejó caer cansado la cabeza sobre el pecho agitado del joven príncipe, sintiendo las suaves caricias de este sobre su espalda.

Eiri sonrió en respuesta, tan solo disfrutando del calor de aquel cuerpo adictivo. Depositó un suave beso sobre el cabello rosado, revolviéndolo con una mano seguidamente en un gesto cariñoso.


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Estaba muy nervioso. Porque Eiri quería que lo acompañara a la reunión que le había solicitado a su padre con la corte? su amo había perdido la razón?!.

Shuichi comenzó a sacar ropa de un baúl, el príncipe le había dicho que se vistiese de la forma mas elegante que pudiese, pero él solo era un esclavo.

-Y ahora que me pongo?- se revolvió el cabello adoptando una expresión enfurruñada. -pero que es lo que se ha creído Yuki? no tengo nada que este a su altura! solo soy un simple esclavo!- bajo una graciosa mueca lastimera, se dejó caer de espaldas en la cama extendiendo los brazos sobre la misma.

Después de suspirar varias veces y perder la mirada en el techo, sus ojos violetas se toparon con el montón de prendas que había sacado del baúl y tirado sobre la cama.

De un salto se puso en pie, tomando entre sus manos cuidadosamente su vieja túnica azul, esbozando una sonrisa melancólica. Esa túnica era la que había llevado puesta el mismo día en que llegó a Ilion, cuando escapando de los guardias había tropezado con su adorado príncipe.

-Y pensar que la había perdido...- murmuró mirando la prenda, sentándose a los pies de la cama.

Habían pasado muchas cosas desde entonces, quizás demasiadas...


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Finalmente ya estaban listos todos los preparativos. El rubio sonrió de forma triunfal con las llaves en sus manos.

Cuando se asomó nuevamente a su habitación, no pudo evitar contrariarse al encontrar a Shuichi sentado sin hacer nada y aun sin vestir; tan solo cubierto por una especie de túnica blanca la cual dejaba ver perfectamente la piel tostada de su pecho.

-Shuichi?- preguntó algo confundido al hallar a su esclavo absorto con una prenda entre los brazos.

-Ahh...- murmuró enfocando sus ojos violetas en la figura del príncipe.

-Que sucede? porque no estas listo?.- esas palabras surtieron efecto, consiguiendo que el chico se levantase como un resorte.

-Lo siento Yuki! es que...- se mordió el labio inferior pensando rápidamente en una buena excusa.

-Es que... que?- preguntó sin darle mas importancia, acabando por suspirar resignado. -Shuichi vístete que la corte no nos va a esperar toda la vida, ya es tarde!.- se dejó ver molesto con el muchacho, dedicándole una mirada que bien podía definirse como una advertencia.

-Yuki...- suspiró acongojado. -Es que no se que ponerme...- dejó escapar una risita nerviosa, llevándose una mano tras la nuca para sacar la lengua.

Eiri se llevó una mano hasta cubrirse el rostro cerrando los ojos a su paso, negando con la cabeza ante la inevitable personalidad de su pequeño esclavo.

-Con cualquier cosa te veras bien...- murmuró acercándose al muchacho de cabellos rosados. -claro... no te vayas a poner el trajecito ese que usaste en mi supuesta despedida de soltero.- bromeó sin darse cuenta, provocando un leve shock y un terrible sonrojo en su esclavo.

-Yuki!- protestó avergonzado ante las palabras del rubio, dejándose ver molesto ante las mismas. -eres un baka...-

-Date prisa de una vez...- Eiri trató de mantenerse lo mas calmado posible ante la actitud infantil de su esclavo, girando el rostro hacia un lado con la intención de que Shuichi no se percatara de la sutil sonrisa que se había dibujado en sus labios.

-Claro... Eto... ya se!- gritó entusiasmado, no pudiendo evitar que el joven príncipe se sobresaltara ante tal volumen de voz.

Se dio la vuelta y tomando unos pantalones y camisa de color azul rey, comenzó a vestirse ante unos atentos ojos dorados. Finalmente se puso el cinto que Hiro le había regalado y para rematar, su vieja túnica. Le regaló una sonrisa amable a su amo en cuanto estuvo listo.

-Vamonos.- el de ojos violetas asintió y se dejó llevar de la mano hasta el exterior de la habitación. -Shuichi pase lo que pase, diga lo que diga, no digas nada, tu solo sígueme la corriente, esta bien?-

-Si, pero Yuki...- el dedo índice de la mano derecha del rubio lo silenció.

-No te preocupes, te va a gustar todo lo que voy a decir.- afirmó con una sonrisa arrogante. -ahora vamos.- Shuichi asintió en respuesta.

Siguió a su amo a través de todos los pasillos del palacio los cuales se le estaban haciendo eternamente largos, y mas con la tensión que sentía emanar por parte de Eiri.

Tras recorrer los interminables pasillos bajo un silencio sepulcral, se detuvieron frente a una puerta enorme; la cual imponía con tan solo ser vista.

-Listo?- preguntó un exasperado príncipe dándole una ultima mirada a un azorado Shuichi.

Ante el asentimiento del joven esclavo, Eiri hizo una seña a los guardias que custodiaban la entrada al salón, provocando con este, un escalofrío que recorrió todo el cuerpo del pequeño.

Al instante en que la puerta se abrió no pudo evitar el sentirse incómodo; las caras de las personas que conformaban la corte de su padre ya lo hastiaban. Pero aun así, se sentía confortado con el torpe
que caminaba tras de si; seguramente Shuichi estaba sonrojado, sentía la mirada de sus ojos violetas clavada en su espalda.

Le agradaba que el muchacho se pusiera nervioso ante tanta gente, porque disfrutaba ampliamente de ese calor suave y tembloroso que rodeaba al cuerpo de su esclavo y eso complementaba el sentimiento de vértigo similar al de caminar a través de una cuerda floja.

No estaba acostumbrado a tener las emociones tan revueltas, se sentía inquieto ante todo lo que había sucedido respecto a Shuichi en los últimos días y no sabía la forma en la fuese a reaccionar su padre, pero ya había tomado una decisión y no había vuelta atrás.

A medida que se adentraba en el espacioso salón, el joven esclavo no pudo evitar mirar a la gente congregada alrededor del mismo. Se sintió como aquella vez en se había colado en la fiesta de compromiso de su Yuki con la princesa Ayaka.

Sintió un nuevo escalofrío recorrer completamente su espalda, obligándose a detenerse por unos segundos ante las atentas y sorprendidas miradas de la corte. Ante la sutil mirada que los ojos dorados del príncipe le ofrecieron, fijó sus ojos violetas nuevamente en la espalda de su amo y se permitió sonreír suavemente. Esta vez no eran noticias dolorosas, Eiri le había prometido que era una sorpresa, y él le creía.

El joven príncipe no pudo evitar que una sonrisa sarcástica apareciera en su rostro; allí estaban todos los nobles y las damas que componían la corte, en toda su gloria, con las mas excesivas galas reales que ya casi ni recordaba. El trono en el centro y su padre reposando en él con las manos apoyadas en los brazos del sillón y una postura un tanto decaída que denotaba cansancio, aunque mantenía una sonrisa bastante alegre en su rostro. Eiri se percató de que la princesa Ayaka también estaba allí. Ya podía hacerse la idea de la felicidad que mostraba el rostro de su padre...

-Padre.- saludó haciendo una pequeña reverencia ante el rey de Ilion.

No pudo evitar adoptar por un momento una mueca confundida tanto como temerosa al hallar la presencia del joven esclavo en aquella sala; que hacia ese muchacho allí? Es que finalmente su hijo había conseguido encontrarlo?

-Todo esta preparado tal como lo pediste hijo.- contestó el hombre sin intención de darle mas importancia a aquello, prefiriendo mostrarse satisfecho con el regreso de su hijo.

Eiri dedicó una mirada a toda la gente de la corte, fijándola en el rostro de Shuichi que mantenía la cabeza gacha, seguidamente en el rostro amable de la princesa Ayaka, y finalmente en el de su padre.

-He querido convocar esta reunión de toda la corte para anunciar mi renuncia al trono del reino de Ilion que me pertenece por derecho de sucesión inmediata.- el silencio se hizo en todo el salón ante aquellas claras palabras, todo el mundo estaba perturbado, en especial el rey.

La mirada de los ojos violetas se clavó de inmediato en Eiri. No lo podía creer; de verdad su Yuki estaba renunciando al trono? Sintió como su corazón parecía darle un vuelco ante aquella palabras.

-Eiri que es esto? es imposible, no puedes renunciar!.- exclamó furioso, dejándose ver indignado ante el mayor de sus hijos varones.

-No me interesa ser rey, ni me interesa casarme y tener hijos, y eso tu ya lo sabias desde hace años.- sus ojos dorados se clavaron en su padre feroces, haciéndole ver que no había vuelta atrás.

-No acepto tu decisión, esto es inconcebible. Te casaras con la princesa Ayaka y serás el próximo rey de Ilion. No se discute mas.-

-Bien.- dijo Eiri con frialdad, mostrando una sonrisa sarcástica ante su padre. -igual mi decisión ya esta tomada.- su rostro adoptó una inconfundible expresión decidida. -mañana me marcho del palacio y llevaré a mi esclavo conmigo.- en ese momento, a pesar del frío que cargaba cada palabra, Shuichi sintió su corazón detenerse.

El joven de cabellos rosados negó con la cabeza, se encontraba aturdido ante la inesperada situación. Su príncipe estaba renunciando a todo por él? eso era... era... imposible. Eiri no podía estar renunciando a ser rey y a decir, de una manera no muy clara, que lo único que le importaba era él.

-Eiri...- el nombre de su hijo escapó de entre sus labios como un hilo de voz, como un susurro.

-Su majestad.- intervino una delicada voz, interrumpiendo la discusión que se avecinaba entre el rey y el príncipe, su ex-prometido...

-Adelante princesa.- dijo el rey retomando la calma perdida.

La muchacha sentía que tenia todo el derecho de involucrarse en ese asunto; de cualquier forma ya lo estaba... a pesar de que en el pasado jamás hubiese cruzado por su cabeza aquella idea, pero podía demostrar que era una mujer digna. Así que se decidió a continuar hablando.

-Yo ya no poseo ningún interés en casarme con el príncipe Eiri.- los grandes ojos azules de la princesa se centraron decididos en los dorados. -a pesar de lo sucedido en el pasado, pienso que el príncipe esta en lo cierto. En una oportunidad que tuve de conversar con él antes de que se marchara pude percatarme de que el príncipe no es feliz encerrado en el palacio, creo que desea ser libre y yo admiro su valentía.- la muchacha finalizó haciendo una reverencia ante el rey y ante el príncipe, regalando una breve sonrisa al rubio que la miraba con una abierta expresión de desconcierto. –majestad, ahora si me permite...-

-Puedes marcharte...- comentó con un gesto de mano, arrancando una nueva reverencia por parte de la princesa.

Después de aquello decidió abandonar el salón, ya había hecho todo lo que debía hacer en Ilion, aunque cuando su padre se enterara de su atrevimiento no estaría muy contento.

El rey quedó pensativo con lo que había dicho la princesa de Broglie, sorprendido ante la seguridad que había mostrado la tímida muchacha, acabando por levantarse del trono bajo un suspiro.

-Disculpad mi petición cortesanos pero os pido que abandonen la corte, necesito hablar con mi hijo en privado.- ante las palabras del rey, todos se retiraron cuchicheando y lanzando miradas curiosas y de desaprobación al príncipe Eiri y a su esclavo.

Para nadie en la corte era secreto que el príncipe se había enamorado de un esclavo de tierras orientales, pero era un secreto callado, como un susurro cortando el aire. Un escándalo que no iba a aguantar mucho mas escondido. Finalmente el príncipe había decidido renunciar a su trono por solo un simple y si, exótico esclavo, pero a fin de cuentas.. no era mas que eso.. un esclavo. Era inconcebible, por eso apoyaban al rey de Ilion.

Las puertas se cerraron dejando al rey a solas con su hijo y el esclavo de este.

-Hijo, porque has tomado esta decisión? porque ya no quieres ser rey?. Todo esto es culpa de ese esclavo?.- preguntó bastante tenso señalando al muchacho, pero aun así, sin conseguir que Shuichi flaqueara ante él.

-Yo nunca he querido ser rey y lo sabes.-

-Porque quieres abandonarnos? a tu pueblo, a mi y a tu hermano... Tatsuha aun es muy joven e insensato para dejarle el mando de Ilion. Tu eres mi hijo mayor, y ya es hora de que adquieras tus responsabilidades, ser rey es un derecho que tienes de nacimiento, antes lo aceptabas, ¿porque ahora no?.-

-Esa gente no es mi pueblo. Además tu y Tatsuha son mi familia aunque no me guste, y la razón mas importante de todas es porque finalmente encontré mi camino, y mi camino esta muy lejos de este palacio, junto a Shuichi.- respondió con calma, tomando la mano de su esclavo, un esclavo que estaba totalmente sonrojado sin poderse creer la magnitud de la situación.

-¿Shuichi?- preguntó en tono sarcástico. -abandonaras tu reino por un deseo carnal hacia un...- Eiri le lanzó una mirada fría a su padre, logrando callarlo.

-No se trata de ningún deseo carnal!-

-Yuki..- murmuró el joven esclavo preocupado ante el tono alterado de la voz del rubio.

-No se trata de ninguna broma ni de un capricho. Es lo que he escogido; lo que quiero para mi...- el tono de su voz comenzó a suavizarse. –lo que necesito para ser feliz...- dejó ver en sus ojos dorados esta vez una mirada serena; segura de lo que quería.

-¡Un esclavo! Mi reino por un esclavo!- aseveró el rey con gran sarcasmo.

-Mi decisión ya esta tomada padre, mañana parto y me llevo a Shuichi, te guste o no.-

-No logro entenderte Eiri, eso demuestra claramente el fracaso como padre que soy.- sentenció el rey sentándose nuevamente sobre su trono, mas cansado que nunca, como si una tonelada de ladrillos hubiesen caído sobre sus hombros.

-No es fácil de entender padre.- le concedió el rubio. -siempre hemos tenido una relación difícil porque nuestros pensamientos y nuestras acciones nos llevaran siempre en direcciones opuestas.- finalizó con un suspiro, adoptando una leve sonrisa ante la cual su padre abrió los ojos con sorpresa; una sonrisa que hacia años que no veía en el rostro de su hijo.

Eiri emprendió su camino fuera de allí, llevando de la mano a Shuichi que estaba extrañamente callado y observaba a su padre con esa absurda compasión que le caracterizaba.

-Sabes Eiri, siempre quise que mostraras preocupación e interés en tu futuro como rey, que sacaras a relucir ese carácter regio con que vistes esa armadura que te hace un hombre frío e impenetrable. Quería que finalmente mostraras que la vida, tu vida, realmente te importaba, aunque el reino ya no es considerable, me contenta por lo menos saber que alguien te hizo ver el verdadero valor de tu vida.-

-Una contradicción de tu parte, padre.- dijo junto a la puerta, enfrentando de nuevo al cansado rey sobre su trono.

-Si, es una contradicción hijo, pero supongo que después de todo es eso lo que mas debía preocuparme, aun así no puedo aceptarlo. Ve con bien.- giró el rostro hacia un lado, haciendo un leve gesto con la mano indicando a su hijo se que marchara.

El joven príncipe se sintió extraño ante la reflexión de su padre. Las conversaciones con él siempre le dejaban un amargo sabor de boca, ahora lo único que podía hacer era sentir un mínimo de empatía con aquel hombre que ya no aguantaba mas aquella responsabilidad, y tampoco aquel remordimiento de haberlo perdido tan joven.

El no podía hacer nada para evitar aquel remordimiento que también compartían Tohma y Mika, solo le quedaba vivir su vida de la mejor manera posible. Después de todo el pasado ya no pesaba tanto.

Hizo una leve inclinación como despedida en dirección a su padre antes de marcharse. Al salir del salón se encontraron en los pasillos a gran parte de la corte. Todos enmudecieron al verle salir tomado de la mano de su esclavo. Sonrió de manera torcida.

-¿Algún problema?.- cuestionó con un tono duro y una mirada amenazante.

Algunos le miraron burlonamente, otros con curiosidad, algunas mujeres le miraban embobadas y la mayoría con desaprobación. Sabia que ninguno iba a decir nada, pero en tal caso no le produciría ninguna molestia ponerlos en su lugar.

Los consejeros reales fueron los primeros en aparecerse dentro del gran salón, observando algo perturbados el estado ausente del rey en una postura descansada sobre su trono, al parecer se lo había tomado mejor en aquel momento a solas.

-Su majestad necesita que le sirva en algo?.- cuestionó uno de los consejeros reales acercándose con paso trémulo al rey de Ilion.

-Necesito enviar un mensaje a mi hijo Tatsuha. Quiero que copies una nota y la envíes con uno de los halcones hasta los limites de Ilion, donde están algunas de las tropas. Luego en una nota aparte pondrás que el mensaje es de carácter urgente, que envíen al corcel mas veloz hasta Sindhar, en el palacio del sultán Ryuichi se encuentra mi hijo, que le entreguen el mensaje.-


***********************************************

Tatsuha observó hipnotizado el movimiento de los cabellos castaños de Ryuichi, el cual se hallaba sentado en una incomoda posición observando entre ausente y fastidiado a cinco mujeres danzar frente a si; una danza tradicional de su país, aunque aun no entendía el propósito. Observó a las mujeres de piel aceitunada cubiertas por oro y joyas; perlas, zafiros, rubíes, esmeraldas y suaves telas de gasa y seda cubrir sus cuerpos bien definidos.

Observo como uno de los consejeros se acercaba al joven sultán para proceder a hablarle de forma completamente diplomática a su parecer, usando un tono de voz sedoso que no le gustaba para nada. Frunció el ceño ante el gesto de Ryuichi al responderle de la misma forma, usando su idioma natal, excluyéndolo. Aunque tampoco debía quejarse; mientras hubiese forma de no excluirlo el muchacho de cabellos castaños nunca lo había hecho. Pero había momentos, como el presente, en que si lo hacia.

Desvió su mirada hasta centrarla en K, observándolo distraído y con una mirada extrañamente peligrosa que lo hizo tragar duro. en un momento, sintió que su cuerpo temblaba al percibir el cálido aliento de alguien en su cuello, acabando por girar su rostro se tapándose con una expresión infantil dibujada en el rostro de Ryuichi a pocos centímetros del suyo propio. El castaño esbozó una amplia sonrisa, manteniendo presente en sus facciones un gesto aniñado, atrayendo por completo la atención del menor de los príncipes de Ilion.

-¿Que sucede Ryuichi?.- preguntó manteniendo un tono suave, dejándose ver "calmado" ante el sultán.

-Es que... que... que... Tengo que escoger a mi primera esposa!.- gritó enfurruñado, adoptando una graciosa expresión lastimera, acabando por enroscándose al costado de Tatsuha como si de un animalito indefenso se tratase.- Y no quiero!- volvió a protestar mordiendo seguidamente la orejita de Kumagoro sin siquiera soltar al joven príncipe.

Su rostro se torno pálido ante las palabras de su adorado Ryuichi, casi transparente, quedando en completo estado de Shock hasta que finalmente consiguió procesar la información. Sin saber demasiado bien como reaccionar, tan solo logro abrazar a la bola humana pegada a su costado en un claro intento por consolarle y consolarse él mismo.

-Como es eso de que tienes que escoger a tu esposa?.- preguntó con un leve tic en el ojo logrando separar a Ryuichi de si, enfrentándolo. -que es eso de tu "Primera Esposa"?.- volvió a preguntar tratando de aparentar tranquilidad, intentando que la sonrisa nerviosa que se quería dibujar en su rostro no se notase demasiado.

-Es su deber casarse.- respondió K observando la bizarra escena sin poder evitar reír burlonamente. -tiene que escoger a tres esposas oficiales, debe darle un heredero al reino de Sindhar lo mas pronto posible, es su deber como Sultán.- explicó acompañando a sus palabras un gesto de manos.

-Tres esposas!?- gritó Tatsuha incrédulo, desviando por un momento la mirada hasta centrarla en un enfurruñado Ryuichi que babeaba a Kumagoro.

-Yo mismo pienso que tres esposas y un harem es mucho para Ryuichi...- comentó el rubio llevándose una mano tras la nuca.

Trató de permanecer indiferente obviando la mirada asesina que los ojos azules de Ryuichi le dedicaban; una mirada furiosa acompañada de una expresión de desaprobación y fastidio. en cambio... no podía negar que le resultaba divertida la expresión que mantenía Tatsuha con la mandíbula prácticamente desencajada.

-Ahora bien... cual de esas te gustó Ryuichi?.-

-No quiero! No quiero! No quiero!.- adoptando nuevamente una mueca aniñada, estalló en una sonora pataleta aferrándose
nuevamente al joven príncipe, consiguiendo que este dudara incluso en abrazarle.

-Eso no impide que tengas amantes Ryuichi, no entiendo tu problema, solo dales al hijo y eres hombre libre.- comentó en tono de burla manteniendo su magnum a mano por si se veía obligado a usarlo.

-Quieres que se case con tres mujeres y aun hablas de amantes?- Tatsuha se mostró enfurruñado ante el rubio, obteniendo una mirada significativa con la cual K trataba de darle a entender sus "posibilidades".

-Oh, quieres decir que...- tan solo recibió un asentimiento acompañado de una amplia sonrisa por parte del rubio, provocando una tonta mueca "soñadora" en su propio rostro. -vamos Ryuichi, no es tan malo... mira el lado bueno de todo esto.- tomando al sultán de los hombros, centró su mirada en la de este.

-Y cual es el lado bueno no da?- preguntó entre sollozos, consiguiendo que una expresión tontorrona apareciera en el rostro de Tatsuha ante aquella mirada tan vulnerable que presentaban los ojitos azules.

Antes de que el menor de los príncipes de Ilion pudiera contestar, el sonido de alguien llamando a la puerta de aquella sala les interrumpió.

La puerta se abrió una vez que K dio permiso para ello. Uno de los mensajeros reales apareció ante el rubio haciendo una perfecta reverencia, entregándole seguidamente una carta ante la cual los ojos azules de K se entornaron interesados. Tras haber cumplido su cometido, el hombre se retiró con una nueva reverencia, dejando solos a los presentes.

Con semblante serio y la mirada clavada en el nombre que ponía en la carta, K se acercó con paso decidido a los otros dos, deteniéndose frente a Tatsuha quien no pudo evitar tragar algo nervioso ante la intensa mirada que los ojos del rubio le dedicaron.

-Ten, es para ti.- le extendió la carta, provocando que Tatsuha la mirase algo extrañado y por mas con desconfianza antes de aceptarla. -viene del reino de Ilion.-

-De Ilion?- recibiendo un asentimiento como respuesta, procedió a abrir el sobre, percatándose de las miradas de los otros dos clavadas en cada uno de sus movimientos.

Dejó escapar un risita nerviosa llevándose una mano tras la nuca ante la tensión que le suponía aquella miradas sobre si, como si estuvieran esperando algo de suma importancia.

-Es un mensaje de mi padre...- comentó intrigado, seguramente el Rey pretendía que volviera al reino.

Tras leer la carta en voz alta, dobló de nuevo la hoja, manteniendo la mirada perdida en la misma, tan solo dejando que el silencio por parte de los presentes llenara el lugar.

*********************************************************

No pudo suprimir la sonrisa al mirar nuevamente el palacio del reino de Sindhar tras prácticamente un mes de ausencia. No sabia exactamente porque, pero desde que había llegado a ese reino había
conseguido ese sentimiento de libertad que tanto había anhelado en su vida.

Lo único que iba a extrañar era a Shuichi ya que el joven esclavo se había llegado a convertir en su mejor amigo en muy poco tiempo y había llegado a aprender muchas cosas a su lado; pero aun así y por mucho que le costase separarse del pequeño, no podía dejar de buscar su propio destino.

Una vez en palacio, Hiro fue recibido cordialmente y dirigido de inmediato a la presencia del Sultán. Se quedó paralizado al ver la extraña escena frente a si una vez hubo entrado en la sala donde Ryuichi le esperaba...

El príncipe Tatsuha se encontraba vestido como un príncipe árabe al mas puro estilo de aquel país; aprisionando bajo su cuerpo a un “indefenso” a infantil Sultan que intentaba huir de él fingiendo estar herido de muerte...

-No sufras mas mi princesa...- murmuró el menor de los príncipes de Ilion dejando notar un tono travieso en su voz. -...conozco la mejor forma de sanar tus heridas...- la mirada de los ojos oscuros de este se clavaron intimidantes en el rostro sonrojado y aniñado de Ryuichi.

El joven Sultán fingió una vez mas estar a la borde de la muerte, llevándose una mano hasta la frente posando sobre ella el dorso de la misma, cerrando sus ojos azules una vez que Tatsuha se inclinó un poco mas sobre él.

Sin ganas de ver algo mas respecto a aquella extraña “representación” entre ambos, Hiro tosió un poco logrando atraer inmediatamente la mirada de los ojos azules de Ryuichi, quien lo miró algo confundido para acabar esbozando una amplia sonrisa.

En ese momento y sin tener en cuanta que se encontraba “al borde de la muerte”, Ryuichi se levantó de un salto tirando al moreno hasta hacerlo quedar en la otra esquina de la habitación.

-Hirooooooo! Has vuelto na no da!- de un salto se enganchó en el cuello del pelirrojo, arrancando una sonrisa nerviosa ante la mirada aguada de su 'asaltante'.

-Quieres ser tan amable de explicarme que rayos paso en Ilion?- preguntó exasperado, zarandeando al pelirrojo quien le devolvió una mirada bastante desubicada. -mi padre me envió una carta diciéndome que debía regresar de inmediato!.- insistió mostrándose intimidante.

-Pero de que me...-

-Grrr... No sabes nada?- preguntó nuevamente sin muchas esperanzas, no dejando acabar a Hiro.

Manteniendo a Kumagoro abrazado contra su pecho, Ryuichi los miraba embobado y manteniendo una expresión infantilmente desorientada ante la “conversación” de ambos jóvenes.

-Si me explicaras primero Tat... err... Príncipe Tatsuha.- aprovechando que el menor de los príncipes se dignó a soltarlo, Hiro colocó bien sus ropajes, retirándose un poco de su “agresor”.

Tatsuha frunció el ceño un poco contrariado antes de sacar un trozo de pergamino dentro de sus ropajes y proceder a leer:

Querido Hijo:

Es urgente que vuelvas a Ilion lo mas pronto posible, de ahora en adelante
eres el próximo sucesor al trono dado que tu hermano Eiri renunció y se marcho.
Vuelve pronto hijo y anda con bien.

Tu padre.



Hiro no pudo evitar la sonrisa nuevamente, eso significaba que Shuichi
finalmente seria feliz con el príncipe Eiri y estaría bien; realmente se lo merecía.

-De que te ríes?.- preguntó bastante desanimado Tatsuha. -no quiero volver!- sus ojitos adoptaron un brillo el cual amenazaba con romper en llanto en ese mismo momento. -como paso todo esto!? ningún Dios me quiereee!.- sus labios hicieron un puchero, dejando ver una expresión dramática y lastimera en su rostro.

Ryuchi inmediatamente procedió a dar palmaditas de apoyo en la espalda de
Tatsuha tratando de consolarlo. Aunque en el fondo entendía la sonrisa del pelirrojo; finalmente Shuichi iba a estar bien y eso le alegraba.

-Serás el próximo rey de Ilion, Tatsuha, eso no es tan malo.- trató de animarlo Hiro con una sonrisa forzada; realmente no podía imaginarse a Tatsuha como un buen rey.

Ante el consuelo ofrecido por el joven Sultán, Tatsuha quedó repuesto de inmediato, fijando su mirada en los ojos azules de Ryuichi quien permanecía junto a él manteniendo una expresión aniñada e inocente.

-Podríamos unir nuestros reinos Ryuichi-sama!- anunció con una sonrisa
brillante, la cual surcó todo su rostro en una notable expresión de esperanza.

-Eh?- confundido ante tal idea, el joven Sultán inclinó la cabeza hacia un lado sin apartar su mirada de la del mas joven.

-Claro!- tomó las manos de Ryuichi, entrelazándolas con las suyas a la altura de su pecho, mostrando una mirada soñadora ante la confusión del otro. -Ilion y Sindhar unidos a través de sus gobernantes! imagina todo lo que podríamos hacer!- cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por las numerosas fantasías que pasaban por su cabeza. -tu y yo Ryuichi! por siempre!- estiró un brazo mirando hacia el frente, como si de alguna manera hallara el horizonte.

Bajo la expresión por mas nerviosa de Hiro quien los observaba sin dar crédito a lo que allí estaba ocurriendo, los ojos azules del Sultán se clavaron en el mismo punto que lo había hecho la mirada de Tatsuha; como si ambos quisieran ver un nuevo futuro...

-Ahhh...- Ryuichi abrió la boca dejando ver en su rostro una expresión aun mas infantil, acabando por saltar encima del moreno. -si quiero!-
gritó extendiendo los brazos en cruz, permaneciendo sobre el cuerpo del mas joven. -seria genial, podríamos hacer muchas cosas buenas, y nos divertiríamos sin fin na no da!-

-Si! sobre todo nos divertiríamos!- entusiasmado ante tal idea, apretó las manos de Ryuichi entre las suyas, llevándoselas al pecho bajo una tonta expresión fantasiosa.

Hiro los miró asustado; como si ese par junto tuviesen el poder suficiente para gobernar el mundo. Suspiró algo cansado, esbozando una sutil sonrisa, aprovechando la distracción de ambos para salir de aquella sala y dejarlos con sus propias fantasías para un futuro...

***********************************************************

Se dejó caer sobre unos cojines que había acomodado junto a la terraza, era una noche bastante calurosa aunque aun podía sentir su piel fresca por el reciente baño, se había relajado bastante al bañarse, sentía todo su cuerpo libre de tensión.

Pero aun se negaba a irse a dormir, era tarde pero sentía el absurdo deseo de querer saludar a K y el rubio aun no llegaba, al parecer había salido a arreglar unos asuntos a una provincia cercana.

Así que tomó un laúd que encontró en su habitación a su llegada, le había parecido extraño ver aquel instrumento allí, pero no le dio mucha importancia, era muy similar a su vieja guitarra perdida en Ilion. Cerró los ojos y deslizó suavemente sus dedos sobre las cuerdas del instrumento creando un estimulante sonido.

-Hiro...- susurró una voz suave y fuerte cargada de pura seducción.

El pelirrojo sonrió al sonido de esa voz y abrió los ojos dejando de tocar. Enfocó su mirada en K; el rubio tenia un aspecto bastante mas salvaje que el de la ultima vez, su cabello caía hasta un poco mas abajo de su cintura, cubriendo toda su espalda y una parte de su rostro. Su piel se veía mas tostada, de alguna extraña manera sus ojos brillaban con una intensidad desafiante y la eterna sonrisa hambrienta bailando en sus labios.

En pocas palabras, se veía mas apetitoso que nunca. Y lo único que pudo hacer fue reírse de aquel pensamiento tan distinto a lo que antes pudiese pensar de su amante.

-K...- respondió el saludo dejando el laúd a un lado pero sin intentar aproximarse de ninguna manera al rubio.

-Ven.- ordenó el rubio a la vez que se quitaba la capa dejándola caer en el suelo.

Hiro volvió a sonreír negándose a la orden del rubio. Si, quizás tenia ganas de tirarsele encima, pero eso no quería decir que fuera a hacérselo tan sencillo.

K le lanzó una mirada incrédula antes de darse la vuelta para sentarse sobre la cama y comenzar a quitarse las botas.

-No te gusta obedecer.- afirmó comenzando a desabotonarse la camisa. -habrá que hacer algo al respecto, no?.-

-¿Y que harías al respecto K?.- cuestionó interesado.

-Cobrar lo que me debes.- adoptó una expresión bastante perturbadora, ocasionando que el pelirrojo tragara grueso.

Se levantó de los cojines y se adentró completamente en la habitación hasta quedar frente a frente al rubio, dando inicio a un duelo de miradas, gris contra azul. Y justo así, de pronto, estaban el uno en los brazos del otro, y ambas bocas se encontraban con hambre, con deseo contenido. Pronto las manos de K se deslizaron bajo la camisa de su amante para comenzar a trazar un conocido camino en toda la extensión de su pecho.

K sintió la rigidez de un pezón contra la yema de sus dedos, acabando por arremeter con mas urgencia sobre aquella piel cálida, logrando los primeros gemidos de la noche. Eso era lo que llevaba deseando oír desde que su pelirrojo se había marchado a Ilion. Pero ahora lo tenia de vuelta para hacer todo lo quisiera hacer con él...

Se apartó de los labios de Hiro para descender con su lengua a través de su barbilla hasta su cuello para morder su hombro hasta hacerle sangrar. El pelirrojo lanzándole una mirada molesta al rubio se lo quito de encima.

-Tengo sueño.- dijo de pronto, acostándose sobre la cama.

K lo miró incrédulo, definitivamente el pelirrojo estaba extraño esa noche. Quizás si se le había pasado la mano al morderle, pero todos aquellos días de abstinencia le tenían nublada la cordura. Resuelto se acercó hasta la cama, sentándose en el borde, para inclinarse sobre Hiro mientras deslizaba una mano dentro de su pantalón sobresaltándole.

-Nunca me obedeces.- susurró el rubio contra la oreja del otro.

Seguidamente lamió el lóbulo, soplando suavemente sobre su cuello para luego dejar pequeñas mordidas en él, volviendo al mismo proceso de soplar y morder.

Hiro estaba temblando de placer ante la extraña combinación de caricias, su expresión se tornó dolorosa al sentir la lengua del rubio sobre la herida que había dejado en su hombro. La presión sobre su miembro se hizo mas rápida, logrando finalmente liberarse dentro de la espiral ansiosa y turbia de sensaciones que conformaba el primer orgasmo de la noche.

Gimió sin reparo antes de que su boca fuera invadida por la de K, aferró sus brazos al cuello del rubio atrayéndolo hacia si. Se rindió al beso, a la lengua siempre demandante de K y a sus caricias siempre sensuales y dominantes.

Sintió al rubio moverse de encima. Lo miró mientras terminaba por quitarse el pantalón para luego quitarle el suyo. Los ojos azules de K siempre le cautivaban y su voluntad se esfumaba en momentos como ese especialmente; se sentía dominado con esa mirada. No pudo evitar mover sus caderas hacia el rubio cuando este le quitó el pantalón, quería mas.

-K...- Murmuró secamente.

Recogió el resto del fluido seminal que humedecía parte del miembro semi erecto del pelirrojo, acariciándolo hasta convertirlo nuevamente en una erección. Entonces besó el abdomen de Hiro mientras buscaba con sus dedos la pequeña abertura en su cuerpo, masajeando delicadamente en círculos antes de penetrarle.

Se deleitó con los suaves suspiros del pelirrojo que cada vez se iban tornando en incitantes gemidos, claro indicio de que ya estaba comenzando a impacientarse, mientras se dedicó a lamer desde el torso hasta la cadera.

-Abre mas las piernas.- le indicó el rubio con voz demandante.

-¡K...!- gritó un tanto avergonzado, pero fue cortado ante la invasión de un tercer dedo en su entrada.

Hiro gimió roncamente ante la presión de esos dedos demasiado cerca de aquel punto especialmente sensitivo.

K retiró sus dedos de Hiro y apartó con ambas manos las rodillas del pelirrojo y le penetró profundamente haciéndole gritar. Se quedó inmóvil por un momento esperando a que el pelirrojo terminara por relajarse ante la violenta invasión. Colocó su frente sobre la del otro, acomodando sus cabellos sobre la almohada.

-Relájate.- susurró con una extraña suavidad que hizo a Hiro abrir sus ojos, perdiéndose en la mirada azul.

-Muévete.- ordenó el pelirrojo tomando dos puños del cabello rubio entre sus manos, atrayendo a K en un beso apasionado

Asintiendo, el rubio comenzó a moverse dentro de él en una caricia suave, sintiendo las uñas de Hiro enterrarse en su espalda mientras su rostro se transfiguraba por el placer; sus ojos cerrados, su boca abierta en un gemido sordo.

Comenzó a entrar y salir del pelirrojo desesperadamente, en un ritmo furioso, intenso. Y Hiro no podía evitar los gemidos que escapaban de su garganta al ser poseído casi salvajemente.

Sus piernas se aferraron a la cadera del rubio, mientras sus manos esta vez se hallaban enredadas entre el largo cabello de este. El abdomen de K proporcionaba una caricia casi dolorosa contra su miembro. Sin soportar mas aquella presión se arqueó hacia el rubio.

Cuando el rubio volvió a morder su hombro, sintió que ardía en deseo y placer. En un ultimo movimiento invadió la boca de K en un beso posesivo derramando su esencia, humedeciendo el abdomen y el pecho del rubio que continuo moviéndose con dificultad en su interior al sentir los músculos internos del pelirrojo succionarlo de una forma casi imposible.

En una ultima embestida se enterró lo mas profundamente posible y se rindió ante el ardiente volcán de sentimientos. Se sintió lleno y satisfecho al tener el cuerpo de Hiro una vez mas.

Se dejó caer contra la cama, sintiendo el peso del rubio contra su pecho, sintió sus mejillas arder cuando este salió de él. Sin poder aguantar mas, el pelirrojo terminó por rendirse al sueño, acomodándose sobre el abdomen aun húmedo de K.

K deslizó su mano sobre la cabeza de Hiro en una reconfortante caricia en la cual enredó los mechones de cabello entre sus dedos, acomodándose sobre las almohadas antes de rendirse él también al cansancio que invadía su cuerpo tras un largo viaje, y una larga espera...


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-No me lo puedo creer...- el joven esclavo recorrió la habitación girando sobre si mismo, manteniendo una amplia sonrisa en su rostro. –Yuki me quiere! Yuki me quiere!- con una nueva maniobra de giros, recorrió nuevamente la estancia.

-Shuichi ya vale...- le advirtió el rubio sin mirarlo, sintiéndose algo exasperado ante el pequeño, pero sintiéndose feliz igualmente.

Tomó sus cosas personales, acomodándolas entre la ropa que se llevaría. No pudo evitar que una tonta sonrisa se dejara ver en sus labios bajo los alegres canturreos del joven esclavo, quien no había parado quieto en ningún momento.

-Seré feliz con Yuki, Yuki será feliz conmigo... viviremos felices y comeremos perdiceeeeeeeeeeees!- en la ultima estrofa de la “canción”, tropezó contra la pared, acabando por caer al suelo resbalando por la misma. –iteeeeee!- se quejó al hallarse sentado en el suelo, recibiendo una inmediata mirada por parte de Eiri.

-Baka...- fue lo único que dijo antes de acercarse a su esclavo.

Se agachó levemente, extendiéndole la mano para que se pusiera en pie, tirando seguidamente del joven para acabar abrazándolo contra su cuerpo provocando un inmediato sonrojo en sus mejillas.

-Date prisa en preparar tus cosas, tenemos que marcharnos.- se dio media vuelta, volviendo a su tarea de alistar sus pertenencias.

-Y a donde vamos a vivir?- de un salto se sentó en la cama, moviendo las piernas de forma nerviosa, clavando su mirada en la espalda de su amo.

-Ya lo veras... es un sitio que va a gustarte, en la montaña.- Shuichi sonrió ante la idea del rubio, aunque en realidad le daba lo mismo mientras estuviera con él.

-Oye Yuki...- en respuesta, el rubio se giró a mirarlo. –estas seguro? Es decir... de verdad quieres hacer esto? Quieres estar conmigo?- preguntó algo preocupado, quizás sin creer todavía lo que estaba ocurriendo.

-Claro...- una suave sonrisa en aquel rostro pálido la cual contrastaba con sus ojos dorados le dio la verdadera respuesta.

Shuichi sonrió aliviado, sintiendo un enorme sentimiento de felicidad en su interior, deseando estar por siempre con su príncipe...


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Era una cálida tarde de primavera; los aldeanos se dedicaban a sus tareas cotidianas y los niños jugaban entre las calles de aquel concurrido pueblo.

Algo alejado del gentío, a las afueras del lugar y mas concretamente al pie de la montaña, una modesta casita descansaba cercana a un riachuelo de aguas cristalinas, las cuales se helaban en invierno y volvían a fluir con el buen tiempo.

Una melodiosa voz embriagó el ambiente con la dulzura y la fuerza que desprendía. Unos enormes ojos violetas brillaban clavados en el agua que corría a través del río.

Le gustaba aquel lugar; pasar allí sus ratos libres en los que su adorado príncipe no podía prestarle la atención debida a consecuencia de su nuevo trabajo como escritor. Aun así se sentía bien; por fin Eiri era feliz, por fin hacia lo que le gustaba y eso le provocaba un sentimiento de satisfacción que lo completaba perfectamente.

Sentado en la hierba fresca, Shuichi sacó de entre su ropa una hoja algo arrugada; la cual parecía tener mas tiempo del que realmente tenia, consecuencia de haberla mirado tantas veces.

Sonrió de una forma algo melancólica al comenzar a leerla de nuevo, recordando a su mejor amigo. Ambos seguían manteniendo el contacto a pesar de la distancia; Hiro se dedicaba a contarle las “aventuras” que se Vivian en el reino de Sindhar; como Tatsuha a pesar de su nuevo cargo como heredero al trono de Ilion, pasaba mas tiempo cerca de Ryuichi que de su padre...

Tampoco había pasado inadvertido para el joven de cabellos rosados la forma en la que su mejor amigo hablaba de K; al parecer había algo entre ambos y aquello le resultaba bastante divertido y extraño a su vez.

Dobló nuevamente la carta, suspirando para acabar clavando su mirada al frente, dejando que la suave brisa jugara con sus mechones rosados. Al parecer todo iba bien; tanto, que parecía un sueño... un sueño que le daba miedo por momentos y del cual no quería despertar.

Movió la cabeza de un lado a otro enérgicamente, adoptando una expresión decidida, sin intención de pensar mas en aquello. Esos seis meses que llevaba viviendo con Eiri en aquel lugar había sido de lo mejor y aunque seguían siendo habituales sus “discusiones” con el rubio, siempre conseguían arreglar sus diferencias de la mejor manera posible...

Shuichi distinguió perfectamente la silueta del rubio en la distancia; echando a correr hacia él manteniendo aquella amplia sonrisa en su rostro.

-Yuki!- gritó elevando un brazo con la mas clara intención de que Eiri lo viera.

Una mueca asustada apareció en el rostro del rubio, quien abrió de par en par sus ojos dorados al verse venir encima aquella especie de bolita rodando colina abajo.

Su única reacción fue la de apartarse de su camino, pero Shuichi se detuvo antes de que pudiera arrollarlo. Eiri esbozó una sonrisa aliviada, recibiendo con un abrazo al joven de cabellos rosados quien le respondió con el mismo gesto de una forma mimosa.

Ambos se adentraron en la acogedora vivienda, deteniéndose en el salón, donde antes de que Eiri pudiera dar un paso mas, Shuichi volvió a abrazarlo con ganas.

-Cuanto te he extrañado Yuki! La próxima vez tienes que llevarme contigo.- comentó poniendo morritos, mostrando ante su amante unos grandes ojitos violetas.

Eiri tan solo sonrió de forma divertida, tomando al mas joven de los hombros y separándolo un poco de si para acabar mostrando ante este un paquete el cual iba bien envuelto en un papel de color marrón claro.

-Uhm? Que es esto?- dedicó una mirada desconcertada a dicho paquete, mirando seguidamente al rubio. –es un regalo para mi?-

-No, pero ábrelo.- una sutil pero persistente sonrisa en los labios de Eiri le hizo adoptar una actitud interesada al mas joven.

Shuichi desenvolvió el paquete, quedándose absorto al ver lo que este ocultaba.

-Yuki... esto es...- sus ojos violetas se clavaron en los dorados, recibiendo un asentimiento por parte de Eiri.

-Es mi primer libro publicado.- tomó el libro entre sus manos, alzándolo para mirarlo con orgullo.

-Es.. es genial Yuki!- dejando que las lagrimas asomaran a sus ojos, no pudo evitar abrazar a su amante.

-Que te parece si.. lo celebramos?- le susurró al oído, ocasionando un leve sonrojo en las mejillas de Shuichi.

No dijo nada, tan solo rodeó el cuello del rubio con sus brazos y lo besó; un beso con el cual pretendía responder a la pregunta. Eiri dejó el libro sobre la mesa sin romper el beso, tomando nuevamente entre sus brazos al pequeño.

No lo dejaría ir. Nunca lo soltaría. Shuichi era la persona que mas había cambiado su vida y no solo eso; si no que la había guiado. Le había dado el valor suficiente para encontrarse a si mismo y luchar por lo que quería. Por eso.. siempre lucharía por Shuichi, por el amor que lo unía a aquel pequeño esclavo que una vez llegó a su vida y acabó colándose en su corazón...

Sobre la mesa, descansaba aquel libro; el primer libro publicado por el escritor Yuki Eiri, un libro lleno de encanto; el cuento de una historia de amor... un libro en el que había puesto mucho mas que simples letras, todo ello acogido por una cubierta de color negro y adornos dorados en la cual destacaban en letras grandes y doradas un titulo... “Dream Within”...

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Aunque cada hombre mata lo que ama,
que lo oiga todo el mundo,
unos lo hacen con una mirada amarga,
otros con una palabra lisonjera;
el cobarde lo hace con un beso,
el hombre valiente con una espada.
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
y otros cuando son viejos;
unos lo estrangulan con manos de lujuria,
otros con manos de oro:
el más amable usa un cuchillo,
porque así el muerto se enfría antes.
Unos aman demasiado poco, otros demasiado tiempo,
algunos venden y otros compran;
unos dan muerte con muchas lágrimas
y otros sin un suspiro:
pero aunque cada hombre mata lo que ama,
no todos mueren por ello.


FIN




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El poema se titula: No todo hombre de Oscar Wilde; De La balada de la cárcel de Riding

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"¡Un esclavo! Mi reino por un esclavo." Enrealidad deberia ser: “¡Un caballo!¡Mi reino por un caballo!”.
Enrique III en la batalla de Bosworth Field. W Shakespeare. *cathain se encoge* Es que me inspiró la frase.


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Notas de Ainoah:


OHH ._. k mal ya hemos akabadooo despues de tantos meses de esperaa, a llegado el final :/ sabiamos k este dia iba a llegar pero aun asi :/ ayy ._. k depresion
....pero k no kunda el paniko!! vamos a hacer otro fic *-* esta vez no kontaremos kon la ayuda de Sai, dice k kiere tomarse un tiempo libre de esribir y kiere relax, asi k hemos kontratado los servicios de Natcha, otra muy buena escritora k a echo otros fics de Gravi, el tema tratara sobre Shu k se gana la vida de striper en un bar de mala muerte y Yuki es un poli k va de incognito al gareto para.... mmm ya lo vereisss no seais ociososs todo a su tiempo, ya sabeis en breve tendreis mas perversiones, todo tipo de lujurias y tabus seran plasmados en una red de prostuticion y asesinatos kon todos nuestros personajes de Gravi!! Espero k os haya gustado este fic, y k lo hayais disfrutado hasta el final, graciasss por leernoss y por todos los reviews y la aceptacion k a tenido el fic, gracias a ellos, hemos seguido luchando para echarlo adelante y llegar al final!! MUCHAS GRACIASS Y HASTA EL PROXIMO TRINKAMIENTOO!!

PD: para Sai y Cath, echare de menos escribir el fic kon vosotras, siempre diskutiendo por el que poniamos, kon las risas k nos kojiamos kon las "esenitas", kon las paridas de shu, tatsu y demas ayshh y komo nos tirabamos de los pelos por komo iba a acabar ^^UU total, k echare de menos todos esos pekeños momentos *-* aunke algunas se empeñen por akabarlo ya ¬¬ kruel, me habeis inspirado en mis pensamientos y mis ideas y espero algun dia poder escribir un fic tal y komo lo haceis vosotras, venga niñass nos vemos en el msn!!


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Notas de Cathain: ok, despues de 2 años con 4 meses finalmente se termina DW y estoy impresionada. Y me siento feliz y triste, feliz porque finalmente esta concluido nuestro fanfic, un fanfic que ah tomado y nos ah dado mucho a las 3, ya se, ya se, estoy nostalgica jajaja pero bueno es lo que siento, ahora estoy triste porque ya se acabo, ahora como vamos a seguir planeando, ideando y hasta peleando (muy poco enrealidad) sobre nuestro bebe =p y tambien dejaremos de recibir sus maravillosos comentarios. Pero todo termina, cambia, evoluciona, y la vida sigue, es el orden natural de todas las cosas. Yo digo, que me encanta haber participado en este proyecto, y lo demas no importa.
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Notas de Saiyi: No me lo puedo creer...*Saiyi aparece con el pañuelito y los lagrimones* de verdad se ha acabado ya este fic??? BUUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAA!!! T_T en fin.. todo se acaba no? Y la verdad es que ya tocaba ver este fic terminado... aunque hemos tardado meses y pido disculpas -_- pero cada una hemos tenido varios problemas y lo hemos tenido que seguir poco a poco, por ese motivo no ha estado antes este cap... supongo que la mayoría ni os acordaríais de por donde iba el fic ^_^U y no es de extrañar... hace meses! Pero bueno... por fin esta aquí, el esperado final ^_^ a mi personalmente me ha gustado muchísimo, eso del libro es una idea que tenia en mente y que quería escribir ^_^ bueno, creo que ha sido un cap. bastante completo y con todas las cosas en su sitio ^_^ un bonito final feliz para un fic al que le hemos puesto mucho sentimiento y nuestra mejor intención para que os gustara, espero que lo hayamos conseguido hasta el final ^_^ no tengo mas que decir.. solo que me alegro mucho de haber escrito Dream Within junto a Ai y a Cath, y de verdad.. muchas gracias por leer hasta aquí y por vuestro apoyo, sin él, este fic tampoco hubiera sido posible ^_^

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