jueves, 3 de septiembre de 2009

DULCES Y SORPRESAS Ch.01

Dulces y sorpesas.

Cap. 1

By Saiyi-chan



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Sus ojos dorados permanecían ocultos tras los cristales oscuros de la gafas de sol. Yuki Eiri se encontraba en el aeropuerto de Tokio, como habitualmente fumaba uno de sus cigarrillos, manteniendo en sus labios una sonrisa casi imperceptible para él resto de las personas e incluso para él mismo.

Una voz femenina se dejó oír por los altavoces, anunciando que efectuaba se aterrizaje el vuelo tan esperado por el escritor. La sonrisa en sus labios se hizo mas evidente ante el anuncio, después de tres meses de gira, Shuichi volvía a casa, y aunque le costase trabajo reconocerlo, tenia bastante ganas de ver de nuevo al cantante. Bien era cierto que hacia un mes había ido a presenciar uno de los conciertos de la gira de Bad Luck, debiendo regresar al día siguiente a causa de su nueva novela. Una expresión divertida se dejó ver por un momento en su rostro, cuando recordó el numerito que había montado su pequeño amante al enterarse de que tenia que regresar tan pronto y no lo vería en un mes mas.

Apagó el cigarrillo ya consumido, metió las manos en los bolsillos y se encaminó hasta una de las terminales de vuelo, en concreto donde se bajaría el cantante. Enseguida distinguió una cabecita rosa entre la gente que bajaba las escaleras del avión. En un momento había perdido de vista al cantante entre la gente, miró de un lado a otro buscándolo con la mirada, pero una bolita de la cual solo se podía distinguir el color rosa, rodaba a toda velocidad en dirección a donde él estaba, provocando que toda su atención se centrara en dicha bolita que se abría camino entre la gente. Eiri miró indiferente al suelo cuando la bolita se detuvo a sus pies, saltando inmediatamente hasta engancharse a su cuello.

-YUKI! Yuki, Yuki, Yuki, Yuki!- ahora la bolita se había convertido en una especie de “bicho con patitas” –Kyaaaaaaaaaaaaaaaaa! Cuantas ganas tenia de verte!- enterró su cara en el cuello del escritor, aun abrazado a este, esta vez el chico mostraba una forma “mas humana”.

-Te importa bajarte ya?- le propuso el rubio tranquilamente, con sus manos aun metidas en los bolsillos de su chaqueta.

-Eh?- Shuichi miró al suelo, apreciando el pequeño detalle de que tenia las piernas rodeando la cintura del escritor y no en el suelo donde debían estar. –lo siento Yuki, es la emoción de verte jeje.- se dio un golpecito en la cabeza. –es que hace siglos que no te veía!.-

-Baka, me viste el mes pasado.-

-Si! Pero te fuiste enseguida, no creas que se me ha olvidado.- se cruzó de brazos haciendo una mueca de fastidio la cual cambio enseguida a una nueva sonrisa. –me echaste de menos Yuki?-

-Si...-

-Yuki!- sus ojos violetas se abrieron mostrándose vidriosos a punto de llorar de felicidad.

-Se notaba demasiado que no estabas en casa, he podido escribir tranquilamente, deberías irte mas a menudo.- Eiri observó a través de sus gafas como el rostro del chico volvía a cambiar mostrándose molesto con su comentario.

-Yuki no baka!- comenzó a dar pequeños golpecitos con los puños cerrados sobre el pecho del escritor, quien lo sujetó seguidamente de las muñecas parando los golpes.

-Por que no guardas las energías para cuando lleguemos a casa?- Shuichi se sonrojó ante el comentario y el tono de voz del escritor, asintiendo con una sonrisita.

-Eto... entonces será mejor que vaya a por mi equipaje y a avisar a K-san que ya me voy a casa.- sonrió para después darse media vuelta dispuesto a ir a buscar a su manager, pero de nuevo se halló pegado al pecho de su amante cuando este lo atrajo hacia él para besarlo, consiguiendo que se sonrojara aun mas ante la situación y ante la gente que seguramente les habría visto.

-No tardes o te vuelves solo a casa.-

-Eh... si, enseguida vuelvo.- esta vez si se encaminó a buscar al rubio americano y a Hiro que por cierto tampoco lo veía desde que bajó del avión... –eto... donde se han metido?-

-No vuelvas a dar semejante espectáculo en un lugar como este nunca mas ok?-

-Lo encontré...- Shuichi asintió nervioso ante la amable petición de su manager, la cual fue acompañada del frió metal de un arma contra su sien.

-Well, ahora puedes irte, pero mañana os quiero a todos en N.G. puntuales a la hora de siempre.- esta vez también se dirigió a Hiro y Suguru que lo miraron con gesto cansado ante tales palabras.

-Mañana? Pero no vamos a poder descansar? Ni siquiera un día?- el cantante de cabellos rosados estaba al borde de la desesperación y el llanto.

-He dicho que mañana os quiero a los tres allí, ya tendréis tiempo de descansar al día siguiente jajajajajajaja.-

-Vas listo si crees que voy a ir a trabajar mañana en vez de estar con mi Yuki...- murmuró entre dientes.-

-Has dicho algo?- volvió a apuntar al chico con su efectiva mágnum. –como no seas puntual yo mismo te sacare de la cama, y créeme, no te gustará nada mi forma de hacerlo.-

-Eh... si...- contestó resignado y sin mas remedio ante la amenaza de su manager. Los otros dos prefirieron no hacer sugerencias al respecto.

-Esto Shuichi...- el cantante se volvió a mirar a Hiro. –creo que Yuki se ha cansado de esperarte.- señaló al escritor que parecía impaciente por salir del aeropuerto.

-YUKI! Espérame!- salió corriendo como una bala dejando un rastro de humo tras él.

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-Na no na no na noooooo na no na no daaaaaa! Que bien te sienta ese delantal de cocinero Kumagoro.- el peluche tenia puesto un bonito delantal de color blanco con unas zanahorias estampadas en él, el cual hacia juego con el que llevaba puesto Ryuichi. –Ahora si podemos comenzar a cocinar na no da!- colocó al peluche al lado del libro de cocina que tenia abierto justamente por la receta de cómo hacer una tortilla de patatas.

Cuando el cantante estuvo en España la probó y le gusto bastante, también compró aquel libro para llevarse la receta a casa. El problema era que dicho libro estaba completamente en español y no entendía nada...

-Uhm...- se rascó la cabeza con gesto interrogante. –léeme tu la receta Kumagoro, mientras pondré a calentar el aceite no da.- después de hacerlo se volvió a mirar al silencioso conejito de peluche. –tu tampoco entiendes lo que dice? Entonces lo haremos a mi manera na no da.- el cantante cogió una patata comenzando a pelarla, con tan mala suerte de hacerse un corte en un dedo.

-Ite!- se llevó el dedo a la boca con ojitos llorosos, sintiendo en su boca el sabor de la sangre. Se casó el dedo de esta, observando como el liquido rojo salía de aquella abertura en su piel. –Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa-

Enseguida salió corriendo al baño en busca del botiquín de primeros auxilios, dejando a Kumagoro al cuidado de la cocina. Nervioso y con el dedo goteando sangre, buscó entre las cosas del botiquín, hallando en él un botecito de alcohol el cual sacó de allí enseguida. Desenroscó el tapón ayudándose de la boca, dispuesto a verter un chorro del liquido sobre la herida cuando comenzó a oler a quemado.

-Kumagoro! El aceite na no da!- salió corriendo nuevamente con el bote aun en la mano y el dedo sin curar.

Entró a toda prisa en la cocina que estaba envuelta en el humo procedente del aceite quemado. Se acercó como pudo para retirar la asalten de la candela, pero en un descuido y sin acordarse de él, derramó parte del contenido del bote de alcohol sobre las llamas, consiguiendo que estas se avivaran en un momento.

-Buaaaaaaaaaaaaaa! Fuego!- cogió un vaso y lo llenó de agua para echarla al fuego, repitió esta operación mas veces, hasta que se dio cuenta que no conseguiría nada con ello.

Cuando el humo se hizo insoportable, Ryuichi optó por coger a Kumagoro que estaba bastante cerca del fuego, y salió de allí con el peluche en brazos a la vez que dedicaba una mirada observando como el libro de cocina se consumía entre las llamas.

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K acababa de llegar del aeropuerto, no terminó de introducir las llaves en la cerradura de su apartamento cuando su móvil comenzó a sonar insistentemente. Con gesto interrogante sacó el aparato de su bolsillo y descolgó. Al hacerlo escuchó como al otro lado de la línea se dejaba oir una voz angustiada entre suaves lloriqueos.

-Ryuichi? Eres tu?- preguntó obteniendo una respuesta positiva. –fuego? In your hause? ......... Ok, voy ahora mismo.- colgó el móvil guardándolo de nuevo en el bolsillo, seguidamente se colocó nuevamente las gafas de sol que acababa de quitarse y con aire importante se dispuso a ir en busca de su coche dispuesto a realizar la tarea de súper héroe.

El rubio americano conducía como loco pos las calles de Tokio, se creía el amo de la carretera, apartándose a su paso numerosos coches, camiones e incluso ancianitas. Con mágnum en mano se dedicaba a callar a cualquiera que le insultara o se atreviera ni tan siquiera a ponerle mala cara debido a su manera de conducir. Un chico estaba en peligro y él tenia que salvarlo. Una mueca de satisfacción se dibujó en su cara ante aquel pensamiento.

Enseguida llegó a la zona donde residía el cantante de N.G. “aparcó” su vehículo entre la gente que hasta ese momento permanecía en mitad de la calle observando y preguntándose que ocurría, las cuales tuvieron que apartarse rápidamente al verse venir encima al conductor.

-Ok, donde esta Ryuichi?- preguntó con un grito apuntando con su mágnum a los allí presente. Un muchacho le señalo con el dedo índice hacia dentro de la vivienda. –esta ahí dentro?- el muchacho asintió levemente. –my god!- con un gesto de resignación entró al apartamento dejando que las personas de allí fuera respiraran algo mas tranquilas.

Rompiendo la puerta principal de una patada, el rubio americano irrumpió en la vivienda, sintiendo inmediatamente el calor provinente de la cocina, al igual que pudo ver como varias llamas ya atravesaban la separación de esta y el resto de la casa.

-Ryuichi vengo a salvarte, donde estas?!- alzó la voz sin obtener respuesta alguna. Enseguida marcó el numero del móvil del cantante, recibiendo una contestación inmediata a su llamada. –ya estoy aquí, donde estas?..... y por que no has salido de aquí?- gritó retirándose un poco el móvil de la boca. –ok, ok, no te asusto mas. Voy a buscarte no te muevas de allí.- colgó y seguidamente se adentró en el pasillo, llegando a la puerta de una habitación.

K apoyó la espalda sobre la puerta que permanecía cerrada, y con arma en mano, escuchó atentamente cualquier sonido que pudiera proceder del interior. Enseguida derribó el impedimento que le distaba de aquella habitación, adentrándose en ella con posición de ataque, como si se tratase de un policía que persigue a un ladrón o asesino. Un débil lloriqueo le recordó que estaba en un incendio, y no en un secuestro ni nada por el estilo. Puso una mueca divertida llevándose la mano a la cabeza ante aquella brillante deducción.

Con cuidado de no tropezar con ningún juguete, se acercó a un armario que allí había, al abrir sus puertas se encontró con Ryuichi alli escondido, hecho una bolita y con Kumagoro fuertemente abrazado y un montón de peluches a su alrededor.

-Ryuichi?- la voz del rubio atrajo la mirada llorosa del cantante, lanzándose seguidamente a los brazos del americano.
-K! Has venido a salvarnos no da!-
-Yes, salgamos de aquí.- cargó a Ryuichi sobre su hombro y salió de la vivienda esta vez tratando de esquivar las llamas que se habían vuelto mas intensas dirigiéndose hacia la entrada.

Una vez consiguieron salir a la calle, vieron llegar a los bomberos, los cuales se preparaban para su trabajo. K soltó a Ryuichi en el suelo bajo las atentas miradas de los presentes.

-Estas bien Ryuichi?- el cantante asintió en respuesta, provocando una sonrisa satisfactoria por parte del rubio.
-No!- grito alarmado mirando de un lado a otro. –Kumagoro esta dentro! No quiero que se queme! Salva a Kumagoro na no da!-
-But... hay mucho fuego.-
-Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa salva a Kumagoro!- los ojitos azules se volvieron vidriosos, dejando escapar cascaditas de ellos.
-Ok, Mister K al rescate! Jajajajaja.- levantó el brazo en “modo súper héroe” y se dispuso a entrar de nuevo en aquel incendio.

Una vez dentro, después de haber arreglado cuentas con un bombero que no lo dejaba pasar, se dedicó a buscar al peluche. Para su suerte y la del conejito, lo halló enseguida junto a la puerta de la habitación. Lo escondió entre su ropa y con decisión atravesó la entrada en llamas dando una voltereta como solo podía verse en las pelis de acción. En un momento el rubio se encontró fuera, rodeado de gente y con la mirada expectante y asustada del cantante puesta en él.

-Misión cumplida.- con una sonrisa triunfante sacó al conejito de entre sus ropas, extendiéndoselo a Ryuichi quien se abrazó felizmente al peluche.

La escena se concluyó con los aplausos y ovaciones de los presentes hacia el rubio americano que saludaba encantado a un lado y a otro.

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Cerraron la puerta tres de sí, sin saber como, consiguieron llegar al dormitorio sin mas problemas que varios tropezones con algunos muebles de la casa. Eiri empujó el cuerpo de Shuichi contra la pared, besándolo apasionadamente, acariciando con manos ágiles y anhelantes le cuerpo del chico que respondía jadeante y excitado ante los besos y caricias de su amante.

El cantante apoyó las manos sobre el pecho del escritor, empujándolo de esta manera hasta hacerlo tropezar con la cama, consiguiendo que Eiri se sentara sobre esta para hacer él seguidamente lo mismo pero sobre las piernas del rubio.

Comenzó a moverse sobre Eiri, gimiendo calladamente con cada roce, provocando que su amante se excitara aun mas. El rubio atrapó esos labios entre abiertos con los suyos, buscando al lengua del pequeño hallándola al instante para comenzar a jugar con ella a la vez que sus manos se dedicaban a quitar la camiseta de Shuichi que pronto quedó en el suelo, al igual que lo había hecho su camisa momento antes por el pasillo.

Con un movimiento rápido tendió al pequeño sobre la cama, haciéndolo quedar bajo él, provocándole al chico una leve risita y un cosquilleo en el estomago. Eiri se decidió a desabrochar sus propios pantalones, sintiendo enseguida como Shuichi lo ayudaba ha hacerlo. Ambos estaban impacientes, la ultima vez que pudieron estar juntos fue hace un mes, después del concierto de Shuichi, extrañamente el cantante había desaparecido al finalizar este.

Los pantalones del escritor acabaron en el suelo junto a la camiseta del otro. Sus labios bajaron juguetones por el pecho de su pequeño amante, arrancando a su paso varios gemidos que no pretendían ser reprimidos en ningún momento. El cantante enredaba sus dedos en el rubio cabello, sintiendo los movimientos que la cabeza del escritor realizaba en sentido descendiente hasta llegar a su abdomen donde se detuvo al encontrarse con el borde de los pantalones. Shuichi se quejó ante la parada de su amante, sintiendo inmediatamente como la mano de este acariciaba su erección por encima de la tela, provocando que se arqueara en busca de mas a la vez que dejaba escapar un hondo suspiro seguido de un sonoro gemido en el momento en que la mano de Eiri se coló dentro de su ropa, acariciando la piel directamente.

Sonrió satisfecho al ver la reacción del cantante, al oír los deliciosos sonidos que escapaban de aquellos labios entre abiertos. Eiri procedió a deshacerse de los pantalones, bajándolos hasta las rodillas, pero se detuvo en el momento en que un estridente sonido procedente de estos se dejó oír en la habitación...

El rubio escritor dejó lo que estaba haciendo para dedicarle una mirada de represalia al cantante, quien lo miró bastante aturdido al comprobar como este había dejado su tarea de desnudarlo.

-Que pasa Yuki?- preguntó con la voz entrecortada.

-Tu móvil.-

-Eh? Para que quieres mi móvil?- lo miró confundido, avivando el todo rojizo de sus mejillas al instante. –Yuki! No querrás usar mi móvil para...-

-No digas estupideces!- le dio un golpecito en la cabeza a ver si de esa manera espabilaba o lo dejaba mas tanto aun.

-Ite! Por que hiciste eso?- se incorporó con un gesto de enfado.

-Tu móvil, esta sonando.- Eiri le señaló a los pantalones, al parecer el móvil estaba dentro de uno de los bolsillos de este. –contesta de una vez, ese ruido es insoportable.-

-No es insoportable Yuki, es la música de Shin-chan.-

-Contesta de una maldita vez o lo tiro por la ventana.-

-Ya voy...- aprovechando que Eiri no lo veía, sacó la lengua para hacerle burlas y seguidamente contestó a la llamada. –Si? Ah, eres K-san. ......... pero como ha sido?- Eiri lo miraba mientras tanto con un cigarro en la boca de forma indiferente. -.... y tiene que ser ahora? ...... entiendo...... Si, ahora mismo voy.- colgó a la vez que suspiraba profundamente en un gesto de resignación. –eto.... Yuki.-

-Era el loco ese de tu manager?.- fue mas una afirmación que una pregunta, Shuichi asintió. –y que quería? Ponerte a trabajar ya para así asegurarse que mañana estarás allí a tu hora?- dio una calada a su cigarro haciéndose a la idea de que sus planes para aquella noche se verían totalmente cancelados.

-No, es que ha habido un incendio.- la mirada del escritor se centro en él con algo de sorpresa. –en casa de Sakuma-san.- finalizó el cantante.

-Je, una persona así no debería vivir solo, mira lo que pasa.-

-Yuki! No bromees! Esto es muy serio. Sakuma-san quiere que vaya, no se nada mas, y si es grave?-

-Lárgate.- Eiri fumaba tranquilamente sentado sobre la cama, resignados una vez mas.

-Entonces lo comprendes?- mostró una sonrisa ante el rubio que solo se dedicó a asentir dejando escapar un largo suspiro a la vez que escapaba el humo de su boca. –eres genial Yuki!- el pequeño le dio un beso en la mejilla y procedió a vestirse.

-Tendrás que compensarme por esto, lo sabes verdad?-

-Eh? Si, claro que te compensare. Nos vemos mas tarde Yuki, te quiero.- Salió de la habitación a toda prisa camino a casa de Sakuma Ryuichi.

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Sus ojos violetas se abrieron sorprendido ante la evidente “marca” que el incendio había dejado en casa del cantante de N.G. en concreto en la cocina y gran parte de la entrada. Cruzó cuidadoso el pasillito que seguía a la puesta principal que por cierto, ya no había puerta gracias a K... Shuichi se acercó a unos de los bomberos que salía de la quemada cocina después de finalizar su trabajo.

-Eto... disculpe...- el bombero se volvió a mirarlo. –sabe donde esta el propietario de...-

-Shuichi!- en un segundo tenia justamente al propietario de la vivienda sobre él, y ambos tirados en el suelo.

-... creo que ya lo he encontrado.- sonrió nervioso dirigiéndose al bombero quien se encogió de hombros y salió de allí.

-Shu-chan que bueno que llegaste na no da.-

-Sakuma-san, estas bien? Estas herido?-

-Estamos bien no da.- se levantó dejando que Shuichi hiciera lo mismo.

-Oh, Shuichi, estas aquí.- K se acercó a los cantantes. –me extraña que no haya tenido que ir a buscarte. Es una lastima.... en fin...- guardó su mágnum después de acariciar el frió metal.

-Pero que ha ocurrido? Me asuste mucho cuando recibí la llamada.-

-Tardaste mucho en contestar la llamada, me estabas evitando?.- exigió saber el rubio.

-Si es que... estaba ocupado... Yuki fue el que escucho el móvil jeje.-

-Shu-chan.... no podemos quedarnos en casa esta noche.- Ryuichi miró al cantante de B.L. con ojitos llorosos, mordiendo seguidamente la orejita del peluche.

-Los bomberos dicen que no debería dormir aquí al menos durante diez dias, le he ofrecido que se quede en mi apartamento mientras tanto pero quiere quedarse contigo.- Explicó el manager encogiéndose de hombros.

-Conmigo?- volvió a mirar a Ryuichi que seguía con la misma expresión que anteriormente. –pero es que yo... bueno, a mi no me importa... pero no se si Yuki...-

-Entonces nos quedamos con Shuichi na no da!- agitó a Kumagoro en el aire cambiando su expresión a una mucho mas alegre.

-Eto... yo no he dicho eso...-

-Ok, se quedara contigo jajajajaja.- Shuichi dibujó una mueca nerviosa en su cara mientras Ryuichi bailaba a su alrededor y K reía satisfecho nuevamente.

-*Yuki me va a matar...*-



CONTINUARA....

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