jueves, 3 de septiembre de 2009

DULCES Y SORPRESAS Ch.05

Dulces y sorpresas.

Cap. 5

By Saiyi-chan



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Eiri había acabado un capitulo de su nueva novela, la verdad es que iba demasiado bien, la inspiración le sobraba y la tranquilidad también.

Con satisfacción se dejó caer en el respaldo de la silla quitándose las gafas, llevándose un cigarro a la boca el cual encendió enseguida, saboreándolo con cada calada. Cerró los ojos relajándose, tenia unas enormes ganas de escribir y las aprovecharía.

Cuando acabó el cigarro entreabrió los ojos, se incorporó y fijó la mirada sobre la pantalla. En su rostro se dibujó una mueca de confusión; por que las letras estaban de color rosa? Se colocó las gafas inmediatamente, centrando de nuevo los ojos dorados bien abiertos en lo que allí había escrito. Entonces lo leyó claramente; en toda la hoja del documento figuraba una sola palabra, una escrita en un color rosado.

-Kumagoro?- la expresión del escritor se volvió mas confusa, cerró los ojos moviendo la cabeza de un lado a otro, pero al abrirlos encontró frente a él a un conejito de peluche que le hablaba.

Se restregó los ojos, pero aquel conejito hablaba y caminaba solo por la superficie de su escritorio. En ese momento escuchó una voz tras él que lo hizo girarse para encontrar a Ryuichi detrás suya, sosteniendo otro conejito igual al que bailaba sobre su mesa.

Nuevamente cerró los ojos, comenzó a contar mentalmente, pero unas voces lo alertaron. Al abrirlos descubrió como alrededor de él giraban varios Ryuichis intercalados con Kumagoros parlantes. Entonces escuchó claramente una frase...

-No podrás escapar Yuki-chan, la maldición de Kumagoro pesa sobre ti... sobre ti... sobre ti...-

-No!- Eiri despertó sobresaltado sentándose de un salto en la cama.

Con nerviosismo se llevó una mano cubriendo su frente y parte de los ojos, estaba bañado en sudor. Suspiró pesadamente intentando alejar aquella visión de su mente, una pesadilla que había sido demasiado real para su gusto.

Desganado salió de la cama, notando el tacto del suelo bajo la planta de sus pies desnudos, haciéndole volver completamente a la realidad.

-Ese baka tiene la culpa.- buscó el paquete de cigarrillos tomándolo de la mesita de noche.

Dibujó una mueca de disgusto a la vez que gruñía, solo quedaba un cigarro dentro de aquel paquete, el cual se llevó inmediatamente a la boca sujetándolo entre los labios a la vez que lo encendía y buscaba un nuevo paquete en su cajón sin resultado alguno. Cuando se le habían acabado los paquetes que tenia? Claro que con esos dos chicos en su casa, había fumado mas de lo normal. Arrugó el paquete vació en su mano, tendría que salir a comprar mas o no soportaría aquel día. Esta vez se aseguraría de tener tabaco de sobra.

Miró la hora con pereza, ya era casi la hora del almuerzo, las tiendas debían estar al cerrar, tendría que darse prisa en ir a comprar o ir haciendo planes para suicidarse al estar sin tabaco y aguantando lo que se le había venido encima gracias a su querido amante.

-Esta me la pagara Shuichi, tenlo por seguro.-

Salió de la habitación después de haberse puesto algo de ropa, mas tarde tomaría una ducha, o quizás un relajante baño. En ese momento lo importante era ir a comprar tabaco. Pensó que podría mandar a Shuichi, pero enseguida se acordó de la primara y ultima vez que lo mando... el cantante había estropeado la maquina de tabaco cuando al introducir el dinero y pulsar el botón, este se quedó bloqueado. Así que a Shuichi solo se le ocurrió liarse a patadas, golpes y gritos con la maquita, hasta que esta le obsequió con todas las cajetillas que tenia en su interior... claro que atrajo la mirada de todos los que por allí pasaban, y el dueño del establecimiento le regaló una buena reprimenda y la prohibición de comprar de nuevo tabaco en aquel sitio, aparte de no dejarle que se llevara su correspondiente caja de tabaco.

Eiri caminó por el pasillo extrañado, algo que parecía ser silencio inundaba la casa, o al menos el tramo desde su habitación hasta el baño, donde curiosamente se oía dentro un suave canturreo acompañado de chapoteos en el agua y una voz que mantenía una conversación con Kumagoro.

Pasó de largo resignándose, hasta llegar al salón donde se detuvo de golpe al ver la caseta en medio de este. La verdad es que aun le causaba esa reacción verla allí, en medio de su salón. Enseguida su atención fue captada por el delicioso aroma a comida casera que venia de la cocina consiguiendo guiar al rubio hasta ella.

Caminó confundido, después de lo que estuvo a punto de cenar la noche anterior, le parecía algo totalmente imposible el que esos dos cantantes hubieran preparado algo comestible. Abrió los ojos sorprendido cuando oyó la voz que procedía de la cocina. Temiéndose lo peor y deseando haberse imaginado aquella voz, abrió la puerta para encontrarse con un Tatsuha con delantal al mas puro estilo ama de casa.

-Lo que me faltaba...- suspiró dejándose caer sobre el marco de la puerta.

-Eh?- Tatsuha se volvió a mirarlo cuando se percató de la presencia de su hermano. –hermanito!- corrió a abrazarlo encontrándose de inmediato con el puño de Eiri estampado en su cara. –bua! Mira que eres bruto! que querías? Matarme? Pues te advierto que yo te gano, tengo un cuchillo bastante grande en la mano!-

-Eso es tu cuchillo?- comentó con ironía dedicando una mirada perdida a su hermano menor quien se volteó a ver lo que tenia en la mano, dándose cuenta que lo que sostenía no era ni mas ni menos que una cucharilla de madera...

-Eh... jeje...- enseguida la escondió tras él riendo nervioso.

-Que estas haciendo aquí?- interrumpió el rubio perdiendo la mirada en la cocina.

-Que? Como me preguntas eso? Tenias a my honey Ryuichi aquí escondido y no me habías dicho nada! No te basta con tener a su doble como amante que también tienes que tenerlo a él? eres un egoísta.- Tatsuha se cruzó de brazos sentándose en el suelo, haciendo una mueca como si de un niño caprichoso se tratase.

-Puedes quedarte con los dos.- Eiri se adentró en la cocina examinando que es lo que comería aquel día, al menos su hermano le servia para algo...

-De verdad me dejas quedarme con Shuichi?- andando de rodillas se acercó a su hermano con las manos enlazadas y ojos brillantes, los cuales acompañaban a una amplia sonrisa.

-Ya que mencionas al baka, donde esta?- preguntó con indiferencia centrando su atención en el exquisito almuerzo que su hermano menor estaba preparando.

-Quien Shuichi? Mmm... pues esta... en el baño!- la mirada de Eiri se centró esta vez sobre el moreno. -... con Sakuma-san.- finalizó con una sonrisa traviesa.

-Y que demonios están haciendo esos dos en el baño?.- el rubio intentaba parecer tranquilo, pero era evidente como una venita empezaba a hacer acto de presencia en su frente.

-Pues... se están bañando juntos, creo... a si! Mencionaron algo de jugar a no se que en el agua, después me toca a mi ir a jugar con ellos.- explicó bastante sonriente mientras observaba cada una de las muecas que pasaban por la cara del escritor.

Eiri dejó de examinar la comida y salió en dirección al baño con bastante prisa. Tatsuha lo seguía riendo entre dientes, como le divertía hacer enfadar a su hermano...

Una vez llegó al baño, el escritor se detuvo frente a la puerta, apretó los puños suspirando seguidamente, tratando de calmarse, ese cantante ya se estaba pasando de la raya. Con semblante serio y apariencia algo mas relajada, tomó el pomo de la puerta abriéndola a continuación.

-Pero que...- sus ojos se abrieron sorprendido al ver como en el interior del baño se encontraba un Ryuichi mirándolo confundido con unas grandes gafas de buzo y con Kumagoro metido en una especie de impermeable transparente con unas gafitas mas pequeñas iguales a las del cantante.

-Uy, venias a bañarte con Kumagoro na no da?- Eiri ignoró la pregunta, dedicó una mirada fugaz al resto del baño, pero ni rastro de Shuichi.

Sus ojos dorados se volvieron a mirar a Tatsuha quien estaba como hipnotizado mirando la excitante imagen de su ídolo con la piel mojada y el cabello revuelto haciendo juego con esos grandes ojos azules de mirada infantil, consiguiendo que de su boca escapara un hilillo de baba que goteaba en el suelo formando un charco a sus pies.

-Tatsuha...- la voz demandante de su hermano mayor lo devolvió a la realidad.

Enseguida tosió un par de veces para recobrar la compostura y volver a aparentar ante su ídolo que era una persona... normal.

-Eh... jeje, era broma hermanito.- se llevó una mano a la nuca riendo con nerviosismo ante la mirada fría del rubio. –Shuichi no esta aquí.-

-Shu-chan? Kumagoro no lo ha visto por aquí na no da.- ambos hermanos miraron al cantante que empezaba ha hacerle preguntas a Kumagoro para averiguar donde estaba Shuichi.

Eiri suspiró resignado apartando al mirada del infantil cantante, centrándola de nuevo en su hermano, esta vez mas amenazante.

-Vamos no te enfades, tenias que haberte visto la cara jajajajajajaja. Te has puesto celoso hermanito.- comentó burlonamente dando vueltas alrededor del escritor.

-Deja de decir idioteces.- esta vez la venita de la frente podía verse claramente.

-Pero si casi sales corriendo en busca de tu amorcito.-

-Tatsuha, que te calles.-

-Jijijijijijijiji.- enseguida su risita se convirtió en un quejido cuando Eiri le golpeó en la cabeza para “calmarlo” –no me quieres hermanito.- comentó haciendo pucheros. –esta bien... no bromeare mas. Shuichi fue a tirar la basura.-

-A esta hora?-

-Si, es que había mucha.- Eiri dedicó una mirada desconfiada al moreno.

-Tengo que ir a comprar tabaco.- el rubio se alejo de allí maldiciendo entre dientes a su querido hermanito.

-No te des prisa en volver!- Tatsuha agitaba la mano desde la puerta del baño a modo de despedida. –*si, no te des prisa, así tendré un ratito a mi Ryuichi para mi solito, y si viene Shuichi también para mi.*- con una risita malévola se frotaba las manos volviéndose a mirar al cantante que seguía en el agua jugando con Kumagoro y con el patito de goma.

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-Celoso... que tontería.- Eiri tomó el ascensor, necesitaba al tabaco, tenia que canalizar los nervios de alguna manera.

Ya sabia que cuando su hermano se enterase de la presencia de Sakuma en su casa, este haría cualquier cosa por venir a verlo. Al menos Tatsuha sabia cocinar bastante bien, sacaría provecho de aquello.

Al salir del edificio sintió un golpe contra él, haciendole perder un poco el equilibrio, consiguiendo que “aquello” que había chocado contra él quedara tendido en el suelo.

-Lo siento mucho no iba mirando!- se disculpó el causante del choque.

-Tu nunca miras por donde vas baka.-

-Eh?- levantó la vista encontrándose con los ojos dorados de su amante. –Yuki! eres tu!.- inmediatamente Shuichi se encontraba colgado del cuello del rubio casi asfixiándolo.

-Si quieres puedes dejarme respirar.-

-Jeje, si, lo siento Yuki.- se descolgó sacando la lengua con un gesto inocente. –eto... donde vas Yuki? espera no me lo digas! Como tardaba has venido a buscarme por si me habían secuestrado verdad? Es que tardé por que unas fans me reconocieron y tuve que firmar unos autógrafos. Aunque mejor que me hubieran pillado en otro momento... no con una bolsa de basura.- sonrió nervioso recordando la foto que se hizo con una de ellas y la bolsa en cuestión.

-No me interesa.- se hizo a un lado dispuesto a seguir su camino, o de lo contrario encontraría la tienda cerrada.

-Entonces no venias a buscarme?-

-...................-

-Yuki! entonces donde vas?-

-A comprar tabaco.-

-No deberías fumar, es malo para la salud.-

-........................-

-Yuki espera! Voy contigo!-

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-Que hago? Entro o no entro?- Tatsuha estaba fuera del baño, con la puerta entreabierta, observando a Ryuichi jugar distraídamente en el agua. –y si entro y se enfada conmigo? Eso seria terrible! Pero... y si no entro y con eso pierdo la oportunidad de mi vida? Bua! Que hago!- se revolvió el pelo nervioso. –esta bien... calma... mientras lo pienso detenidamente, lo observare sin que él lo sepa.- asomó un poco la cabeza por la abertura de la puerta, observando los bien formados hombros del cantante. –oh... si tan solo pudiera tocar esa piel...-

-Eh? Quien esta ahí no da? Eres Shu-chan?-

-*Dios se ha dado cuenta! Que hago ahora? Si me quedo quiero quizás no me vea...*-

-Tatsuha-kun? Eres tu?-

-*Mierda me ha visto.* si?.- cambio su cara a una falsa sonrisa intentando disimular su nerviosismo.

-Que haces ahí na no da?-

-Eh... yo... solo estaba... *invéntate algo!* jejejejeje.-

-Vamos entra.-

-Yo quería... que?- su cara cambio de una sonrisa a un gesto de asombro y agradecimiento a la vez. –quieres que entre?- Ryuichi asintió en respuesta. -*hoy es mi día de suerte!*-

-Kumagoro y yo nos vamos a salir ya.- aquellas palabras fueron como si algo muy pesado cayera encima de Tatsuha, sus esperanzas de esfumaron en aquel momento. –pásame la toalla na no da.- la esperanza volvió de repente...

-*Pásale la toalla, no te quedes ahí, lo podrás ver desnudo!* si claro.- de nuevo con una sonrisa e intentando aguantar toda aquella excitación, le extendió la toalla al cantante acercándose a él.

-Gracias.- Ryuichi se levantó ante la mirada lasciva de Tatsuha.

-Tienes un bonito cuer... eh?-

-Uhm?-

-...er... bañador... si, eso un bonito bañador.- esta vez era una expresión de decepción la que trataba de ocultar sin mucho merito. Al menos esperaba ver a Ryuichi desnudo, cosa que no ocurrió gracias al bañador color rojo que lo cubría.

-Te gusta? Kumagoro tiene uno igual no da. Pero él ha querido bañarse desnudo, así que no lo ha traído.- explicó inocentemente.

-Ya veo... *por que no te podías haber bañado desnudo tu también?* Sakuma-san, la próxima vez yo podría bañarme con vosotros no crees?- sonrió señalándose a si mismo con el dedo.

-Si! Será divertido, quiero ver tu bañador no da.-

-Mi bañador... jeje... * no será mi bañador lo que veras* ...jeje.-

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Shuichi y Yuki se detuvieron frente a la maquina de tabaco de la tienda mas próxima, curiosamente era la que Shucihi había estropeado aquella vez. El dependiente lo miraba desconfiado, se acordaba perfectamente del pequeño de cabellos rosados y de aquel dia...

-Yuki, no podias haber ido a otro sitio? Ese tipo no deja de mirarme de una forma bastante rara.- comentó mirando de reojo al dependiente.

-Si no hubieras estropeado la maquina aquella vez no te miraria asi. Eres un delincuente juvenil.-

-Yuki! no digas eso!.- Shuichi estaba a punto en entrar en plena pataleta cuando la interesante conversación de dos señoras algo entraditas en años llamó su atención y también la del rubio.

-Tenias que haberlos visto, el supermercado se lleno de gente!.- comentaba una de las mujeres.

-Algo he oído, unos chicos quisieron pagar la compra con un cheque verdad?-

-Si, yo estoy segura de que era falso, que lo que querían era llevarse la compra sin pagar. Pero tenias que haber visto la de comida basura y dulces que llevaban.-

-Pero no era solo un chico el que comenzó a cantar y a bailar?-

-Si si, por que el otro fue a buscar dinero. No sabes la cola que se formó, la pobre dependienta estaba ya de los nervios. Menos mal que ese muchacho entretuvo a la gente mientras el otro iba a por el dinero.-

-Vaya, y yo siempre me pierdo lo mejor...- y la conversación de las mujeres siguió, al parecer aquel era el tema del día.

-Yuki, ya has comprado el tabaco, marchémonos ya anda.- comentó Shuichi nervioso tratando de ocultarse para que nadie lo viera y sin atreverse a mirar a su amante del cual había notado como hacia rato tenia la mirada clavada en él.

-Je, prefiero no saber mas detalles sobre la que montasteis ayer, así que nos iremos.- salió de la tienda con Shuichi tras él y fumando un ansiado cigarro.

-Pero si yo no tuve la culpa de nada! Cuando llegue encontré a Sakuma-san cantando y bailando! Te lo juro!-

-Y quien trajo a Sakuma-san a mi casa?-

-Bueno si, fui yo, pero eso no quiere decir que tenga la culpa de lo de ayer!- entró en el ascensor después de que Eiri lo hubiera hecho. –vamos Yuki, no te enfa...- de nuevo esa mirada, esos ojos dorados lo estaban mirando fijamente, como aquella vez en que lo besó por primera vez.

-Sabes que me debes dinero verdad?- el cantante solo asintió. –aunque... quizás haga que me lo pagues de otra manera...- Eiri tiró lo que quedaba de cigarro y se aproximo mas al cantante.

-En... en que estas pensando?- pero lo único que recibió como respuesta fue un apasionado beso.

Shuichi pasó los brazos alrededor del cuello del rubio, respondiendo el beso con entusiasmo, con ansias de mas. Eiri deslizó una mano por el pecho del chico, llegando hasta el borde de los pantalones donde consiguió bajar la cremallera, introduciendo su mano bajo estos y bajo la ropa interior, consiguiendo arrancar un fuerte gemido de los labios de su pequeño amante en el momento en que alcanzó su reciente erección.

Eiri sonrió satisfecho, con suavidad comenzó a masajear aquélla piel que comenzaba a humedecerse, sintiendo como las manos de Shuichi luchaban por desabotonar su camisa. El cantante giró un poco la cabeza a un lado, dejando expuesto parte de su cuello para los labios del rubio, entreabrió los ojos y el color rojizo de su mejillas aumentó considerablemente extendiéndose al resto de su cara.

-Kyaaaaaaaaaaa!.- sin saber bien de donde sacó la fuerza, empujó a Yuki todo lo que pudo hasta apartarlo de él.

-Pero que demonios te pasa?- Shuichi le respondió cubriéndose la cara con una mano y con la otra señalando hacia la puerta del ascensor.

Eiri se volvió a mirar, encontrando en su ángulo visual a dos vecinas del edificio, en concreto dos mujeres de unos 54 años que se dedicaban a chismorrear de cualquiera que se cruzara en su camino. Las dos señoras en cuestión habían palidecido cuando al abrir la puerta del ascensor se encontraron con la perfecta visión de dos hombres con la ropa algo revuelta y haciendo cosas... indecentes. Claro que las señoras no apartaban la mirada...

-Buenos días.- saludó Eiri con una sonrisa dirigida a ellas, como si no ocurriera absolutamente nada. –vamos Shuichi, tenemos cosas que hacer.- comentó con tono sensual a la vez tomaba al pequeño de la cintura atrayéndolo hacia él, quien trataba nervioso de colocarse los pantalones decentemente.

Shuichi se dejó guiar por su amante, tenia la mirada perdida en el suelo, y las piernas le temblaban. Sentía perfectamente como aquellas mujeres los estaban mirando. Y así era. Las señoras habían seguido cada movimiento de la pareja hasta que salió del ascensor.

-Yuki... nos están mirando.- comentó en voz baja sin atreverse a levantar la mirada.

-Je, no me digas?.- Eiri se giró encarando a las mujeres las cuales se sobresaltaron al saberse descubiertas. –si quieren pueden venir a mirar.- comentó con amabilidad y un deje de ironía.

-Yuki!- esta vez sus ojos violetas dedicaron una mirada llorosa al rubio. Bastante vergüenza estaba pasando ya como para que su querido amante lo arreglara de aquella manera.

Esta vez el tono pálido de las señoras se volvió rojizo, se dieron media vuelta y con nerviosismo entraron al ascensor. Eiri les dedicó una mirada de repugnancia y seguidamente abrió la puerta del apartamento.

-Yuki por que has dicho eso?- Shuichi entró tras él con un claro gesto de enfado.

-Por que he dicho el que?- comenzó a descalzarse tranquilamente.

-Pues que podían mirar! Que pasa si llegan a decir que si?- el rubio suspiró en respuesta. Como era posible que se lo hubiera tomado en serio? –Yuki no me ignores! No te creas que voy a dejar que alguien nos mire mientras hacemos esas cosas!-

En el salón estaban Tatsuha y Ryuichi, quienes al ver entrar a la pareja tan... cordialmente, se quedaron observándolos con algo de confusión y con ganas de saber lo que había ocurrido esta vez.

-Pero que mas te da? Si todo el vecindario debe oírte cuando lo hacemos, que tiene de malo que nos vean?-

-Pero que dices?! Yo no soy tan escandaloso como dices!-

-A no? Quieres que le preguntemos a los vecinos? Vaya debería avergonzarme de que los vecinos sepan que tengo un amante tan malo en la cama- se llevó una mano a la frente con gesto de burla.

-Buaaaaaaaaaaaaa yo no soy malo en la cama! Y no grito!-

-No, tu no gritas, exageras!-

-Yuki!-

-Eh...- Tatsuha se atrevió a intervenir. –si queréis ir a la habitación ha hacer esas cosas... Sakuma-san y yo os diremos si hacéis mucho ruido-

-Ruido na no da!-

Al percatarse de la presencia de los “invitados”, la cara de Shuichi volvió a tomar un tono rojizo y su mirada se volvió a centrar en el suelo, dándose cuenta de paso que aun llevaba los zapatos puestos. Excusa perfecta que usaría para salir de aquella situación.

-Eto... iré a quitarme los zapatos!- salió corriendo hacia la entrada.

-Que hay para comer?- Eiri decidió pasar de la tonta proposición de su hermano, tenia demasiada hambre como para preocuparse de aquel comentario.

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Los cuatro se sentaron a la mesa, esta estaba llena de platos deliciosos preparados por Tatsuha. Shuichi no dejaba de dedicarle miradas “asesinas” a su amante y este se las devolvía indiferente.

-Por que me miras así baka?- preguntó algo cansado de tener esa pesada mirada encima todo el rato. Quería disfrutar de una buena comida.

-...............- Shuichi solo se limitó a seguir con su mirada amenazante sobre el rubio mientras comía intentando atinar con la comida dentro de su boca, claro que en una de estas, atinó con los palillos en uno de sus ojos...

-Entonces vas a querer seguir lo que empezamos en el ascensor?- preguntó Eiri tranquilamente.

-Que?! Como puedes decirme algo así después de haber dicho todas esas cosas de mi?!- se subió sobre la silla con un pie en la mesa y con los palillos apuntando a Eiri quien comía tranquilamente. –Yuki eres un pervertido!- la discusión trascurría ante la atenta mirada de Tatsuha y de Ryuichi quienes no se perdían detalle de cada gesto y cada palabra de la pareja.

-No mas que tu, crió escandaloso.-

-Bien, si piensas eso de verdad, entonces no lo haré mas contigo!-

-A no? Y que harás entonces? Llevarte toda la vida encerrado en el baño?-

-Haré lo que tenga que ha...-

-A Shu-chan le gusta ir por las noches al baño a hacer sonidos raros no da. Yo lo he visto- ante las palabras de Ryuichi, Shuichi palideció de inmediato, después el color de su cara se volvió a tornar a rojo, un rojo tan intenso que podría haber explotado allí mismo.

La mirada de ambos hermanos se centraron en un inocente Ryuichi; Tatsuha se emocionó ante el comentario de su ídolo, quizás él también podría verlo en alguna ocasión... Eiri por su parte miró a Shuichi, este estaba estático, como si fuera una estatua de colores chillones puesta sobre la mesa rodeada de platos.

-Je, no sabia que también tenias una faceta exhibicionista.- Eiri encendió un cigarro tranquilamente después de la comida. -te felicito, eres todo un pervertido.-

-Buaaaaaaaaaaaa!- sin previo aviso Shuichi salió corriendo bajo la atenta mirada de Tatsuha y Ryuichi y la indiferencia de Yuki. Un segundo después escucharon como la puerta de entrada se cerraba de un fuerte portazo.

-Uy, donde va Shu-chan?.- preguntó Ryuichi abrazando a Kumagoro.

-Donde siempre.- el escritor abandonó la mesa con su cigarro entre los labios y se dirigió a su estudio dejando a su hermano y al cantante en el salón.

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-Y por eso te has puesto así?- Hiro se sentó en el sofá al lado de su angustiado amigo, ofreciéndole una lata de refresco.

-Hiroooooooooo no te parece un motivo suficiente?- se puso en pie agitando la lata a su paso. –además, Yuki piensa que soy “todo” un pervertido!-

-Bueno, no creo que Yuki-san hablara en serio cuando te dijo todo eso.-

-Aun así no tenia que haber dicho esas cosas! Y menos delante de Tatsuha-san y Sakuma-san.-

-Jeje debe tener mucho estrés al tener que aguantarte a ti y a esos dos en su casa... supongo que tiene que canalizar esa “energía” de alguna forma y con quien mejor que contigo?-

-Pues ya podía canalizarla de una forma distinta...- se cruzó de brazos con un gesto de molestia.

-Por que no le das una sorpresa? Quizás eso lo relaje.-

-Una sorpresa?- Hiro asintió. –que clase de sorpresa?.- preguntó interesado.

-Podrías... hacer algo que le gustase mucho... bueno, tu lo conoces, sabrás que cosas le gusta no?-

-Eh.. si claro. Le gustan mucho los pasteles.- sonrió ante Hiro que negó con la cabeza en señal de “este no se entera de nada”

-Shuichi escúchame, no me refiero a ese tipo de cosas...-

-A no? Entonces a que... te... HIRO!- se ruborizó dejando caer nervioso la lata al suelo la cual reventó llenándolo todo de refresco y su correspondiente burbujeo por haber sido agitaba anteriormente. Los dos se miraron tras el correspondiente susto.

-Jeje, tengo que recoger esto verdad?- Hiro asintió, tenia los pies empapados de refresco. –entonces cuando llegue a casa lo preparare todo!-

-Bien, ya sabes lo que tienes que hacer.- le dio un golpecito en la espalda para animarlo.

-Ya se como sorprenderé a Yuki. JAJAJAJAJA!-


Continuara....



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