jueves, 3 de septiembre de 2009

DULCES Y SORPRESAS Ch.12

Dulces y sorpresas.

Cap. 12

By Saiyi-chan




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El continuo teclear del portátil pareció cesar en aquel momento. Eiri se llevó una mano a la frente en señal de cansancio, ofreciéndose un suave masaje sobre las sienes.

Había estado trabajando sin apenas tomar un descanso, y aunque parecía que el silencio lo acompañaba la mayor parte del tiempo desde que esos tres revoltosos habían llegado, de vez en cuando podía oírse varios gritos procedente del salón. Los había oído llegar hacia mas o menos una hora. Se extrañó de que Shuichi no hubiera entrado en su estudio interrumpiendo su trabajo. En cierto modo lo agradeció, pero por otra parte quizás le molestaba un poco.

En ese momento necesitaba descansar, fumar tranquilamente, incluso hubiera salido a pasear un rato para despejarse las ideas. Pero el tiempo lo abordaba, tenia que acabar cuanto antes aquella novela para poder desentenderse del trabajo por unos días.

Con un suspiro pesado se quitó las gafas para dejarlas a un lado en el escritorio, tomando seguidamente el paquete de tabaco. Se disponía a sacar un cigarro cuando alguien tocó a la puerta casi con algo de miedo.

Al no hallar respuesta del escritor, Shuichi abrió sigilosamente, asomándose con cuidado de no molestar demasiado. Enseguida descubrió la mirada de Eiri clavada en él, mirándolo con algo de indiferencia.

-Ya estas de vuelta?-

-Eto... llegue hace un rato, pero no quería molestar, por eso...-

-Si vas a entrar hazlo ya.-

-Eh? Si, si.- acabó de abrir la puerta, entrando en el estudio con una bandejita sobre las manos. –uf Yuki, huele mucho a tabaco, deberías ventilar un poco esto.- el escritor se encogió de hombros en respuesta, a la vez que encendía el siguiente cigarrillo.

El cantante dejó la bandeja sobre el escritorio para después acercarse a la ventana, abriéndola de par en par, dejando a su vez la puerta de la misma manera.

-Asi esta mejor.- sonrió tomando una bocanada de aire fresco.

-Que querías?-

-Te he traído algo de comer, seguro que llevas aquí todo el día encerrado.- se giró hacia el escritor acercándose a él. –por eso te he preparado café y he traído unas galletas, dentro de un rato te traeré la cena.-

-Si me piensas traer la cena para que me traes eso ahora?-

-Para que no te mueras de hambre! Creo que Tatsuha-san tardara un aun poco en preparar la cena.- Shuichi tomó una de las galletas y la acercó a la boca del rubio. –no quieres probarlas?-

-Deja de hacer tonterías, estoy fumando no lo ves?-

-No, ahora no lo veo.- con un movimiento rápido atrapó el cigarro de los labios de Eiri, quitándoselo de la boca.

-Que demonios haces?-

-Ahora te vas a tomar esto.- le ordenó con gesto serio señalando la bandeja a la vez que apagaba el cigarro en el cenicero lleno de colillas.

La mirada del escritor se volvió seria, no era esa la primera vez que el cantante le quitaba el cigarro de la boca, y eso ya le estaba empezando a molestar demasiado. Sin dejar de mirarlo sacó del paquete otro cigarro, dedicándole a Shuichi una expresión triunfante.

-Pensabas que solo tenia ese?-

–Yuki! no puedes estar todo el día a base de tabaco y cerveza, deberías tomar algo sólido.- se dejó caer pesadamente contra el escritorio apoyándose en él, comprobando como el rubio no tenia intención alguna de probar aquello. –esta bien... si no quieres me las comeré yo entonces.- le dedicó una mirada fugaz al escritor a la vez que se llevaba a la boca la misma galleta que momentos antes le había ofrecido a este. –mmm... esta buenísima!-

Eiri le dedicó una mirada que pretendía ser indiferente hasta el momento en el que la mitad de la galleta que sostenía Shuichi cayó colándose por el cuello de la camiseta de tirantes que llevaba puesta. En ese momento la mirada de Eiri se centró en el movimiento de la mano del cantante bajo la camiseta, hasta que este consiguió alcanzar el trozo de galleta, sacándolo con una sonrisa triunfante después de una extraña lucha por conseguirlo.

Había intentado permanecer inalterado ante la visión del abdomen de su pequeño amante que se había dejado ver gracias al movimiento para encontrar la galleta, pero la deliciosa piel que rodeaba aquel pequeño ombligo había despertado algo mas que una mirada. Esta vez sus ojos dorados se centraron en las piernas del cantante las cuales quedaban descubiertas hasta medio muslo gracias a los pantalones tan sumamente cortos que llevaba puestos. Necesitaba relajarse un rato de tanto trabajo, y sabia la manera perfecta de hacerlo. Es mas, se la habían servido en bandeja de oro y llevado al estudio, y no eran precisamente las galletitas...

Ni siquiera se percató del momento en el que Shuichi había comenzado a hablarle de nuevo hasta que este pronunció su nombre algo preocupado.

-Uhm? Yuki estas bien?-

-Si, estoy bien.-

-Menos mal, te habías quedado muy pensativo, me habías asustado.- sonrió mas tranquilo a la vez que apoyaba las palmas de las manos sobre el escritorio.

Se dejó caer un poco mas hacia atrás, de forma que la camiseta dejaba expuesta de nuevo la piel de su abdomen. En ese momento observó como Eiri se levantaba y se acercaba a él mirándolo seriamente.

-Ocurre algo Yuki? por.. por que me miras así?- preguntó tímidamente, consiguiendo que sus mejillas se sonrojaran ante la intimidante mirada del escritor.

-Si que ocurre.- se acercó mas a él a la vez que posaba sus manos sobre la cintura del cantante consiguiendo un sobresalto por parte de este. –ocurre que tengo ganas de algo...- le susurró sensualmente al oído.

-Pero Yuki, ahora?- Eiri asintió en respuesta. –pe... pero no estamos solos.-

-Y eso que importa?- preguntó tranquilamente sobre los labios del cantante a la vez que una de sus manos se colaban bajo su camiseta para acariciar su pecho.

-Es... espera... la puerta esta abierta.- Eiri no hizo caso de aquellas palabras, y con impaciencia comenzó a besar el cuello del pequeño. –no... Yuki... pueden venir...- murmuró en un suspiro.

-Cállate.- Eiri llevó las manos al trasero del chico consiguiendo que este gimiera silenciosamente.

Con facilidad elevó el pequeño cuerpo sentándolo sobre el escritorio. Shuichi desvió la mirada hacia la bandeja cuando la golpeó con la mano, consiguiendo que la taza de café se derramara a consecuencia del brusco movimiento.

-Lo... lo siento.-

-Olvídate de eso ahora.- le susurró al oído ignorando el pequeño incidente.

La atención del cantante se centró nuevamente en el rubio cuando este mordió su cuello, consiguiendo que un pequeño grito escapara de sus labios a la vez que inclinaba la cabeza hacia atrás facilitando el trabajo a su amante.

-Yuki, deberíamos ir a la habitación.- los jadeos comenzaban a escapar de sus labios entrecortando sus palabras, sintiendo cada vez mayores las caricias del escritor sobre su cuerpo.

Las manos de Eiri se deslizaron ansiosas hasta alcanzar la cremallera de los pantalones del cantante, la cual bajó ágilmente. Shuichi elevó un poco sus caderas, facilitando a su amante el trabajo de quitar aquella prenda que parecía estorbar. Las manos del rubio se deslizaron por las piernas del chico a la vez que se deshacía de los pantalones y la ropa interior, observando como la erección del cantante clamaba por ser atendida.

Nuevamente besó sus labios atrapándolos en un beso apasionado, asfixiante. Shuichi lo recibió con su boca entre abierta, entrelazando su lengua con la del escritor cuando esta quiso entrar en su boca.

-Ah! Yuki!- gimió al sentir como la mano de su amante se deslizaba rápidamente acariciando su miembro. –para por favor.- desvió la mirada hacia la puerta, hallándola aun abierta, tal y como la había dejado al entrar. –aquí no Yuki...- con fuerza se sujetó al hombro de su amante con una mano mientras la otra permanecía aun apoyada sobre la mesa.

Tímidamente separó un poco las piernas ofreciéndose a su amante cuando sintió como las caricias de este iban esta vez un poco mas debajo de su miembro. El escritor sonrió satisfecho ante la acción del cantante, la cual discrepaba perfectamente con lo que este le exigía.

Eiri llevó la mano que sujetaba la cintura de Shuichi hasta sus propios pantalones, luchando por conseguir desabrocharlos con una sola mano, sin necesidad de dejar de acariciar a su amante. Cuando consiguió liberar su miembro, se llevó un par de dedos a la boca, embadurnándolos en su propia saliva. Enseguida los dirigió a la entrada del cantante, mientras que la mano que acariciaba la zona hasta ese momento se centró nuevamente en la erección que comenzaba a gotear insistentemente.

-Ah!- un fuerte gemido escapó de los labios de Shuichi en el momento en que los dedos de Eiri penetraron en él, moviendo sus caderas en busca de mas. –no Yuki, eso no...-

Los labios de Eiri se deslizaron por el cuello del cantante, succionando sobre la suave piel. Shuichi apoyó nuevamente ambas manos sobre la mesa, dejándose caer un poco hacia atrás a la vez que movía sus caderas al ritmo que las caricias del rubio le marcaban.

-Yuki! si no paras voy a...- Shuichi subió las piernas sobre la mesa, apoyándose con los pies en ella, consiguiendo moverse con mas facilidad.

-Vas a que?- preguntó intencionadamente inclinándose sobre el pequeño, observando como su rostro reflejaba perfectamente el placer que estaba recibiendo.

-Yo... Ah Yuki... para te lo digo en serio!- Eiri sonrió en respuesta, aumentando sus caricias notablemente.

-Si sigues gritando así se van a enterar todos.-

-Pues para de una... AH! Yuki!- su cuerpo se movió bruscamente cuando sintió como aquel placer comenzaba a consumirse.

El rubio masajeó la erección recorriéndola despacio pero presionando notablemente, sintiendo caer sobre su mano parte del liquido que escapaba de ella a la vez que con sus dedos trataba de profundizar mas estimulando el interior del cantante.

Shuichi cerró los ojos respirando agitadamente, sintiendo aun el movimiento esta vez casi imperceptible en su interior. Eiri le dedicó una mirada triunfante. Por mucho que su pequeño amante se resistiera siempre acababa sucumbiendo a él, ofreciéndole el mayor de los placeres cuando este le negaba lo que precisamente buscaba en él.

El escritor se inclinó sobre el cuerpo tendido casi totalmente sobre la mesa. Besó los labios entreabiertos con clama, saboreándolos. Pasó un brazo rodeando la fina cintura del cantante, a la vez que este rodeó su cuello susurrando su nombre cerca de su oído.

Antes de continuar con aquello, Eiri apartó con una mano el portátil, desplazándolo hasta un extremo del escritorio, ya que peligraba bastante en el lugar donde había estado hasta ese momento. Seguidamente, con su mano libre tomó su propio miembro hasta conducirlo a la entrada de Shuichi, donde comenzó a introducirlo sin previo aviso, consiguiendo que su amante se aferrara fuertemente a su cuello e instintivamente rodeara con sus piernas la cintura del rubio.

-Yu...ki!- ocultó el rostro en el cuello del rubio, a la vez que sus piernas rodearon con mas ansias la cintura del escritor. –no... no sigas...-

-Sabes que no pienso parar ahora- le advirtió deslizándose un poco mas en aquel estrecho interior.

-Para... me duele ah...-

-Eso quiere decir que te gusta.- de un solo empujón lo penetro completamente, consiguiendo que de los labios de Shuichi escapara un grito a la vez que un par de lagrimas lo hicieron de sus ojos. -Cállate, o quieres que te oigan?- con ambas manos sobre las caderas del chico, comenzó a moverse muy lentamente.

-Por favor...-

-Es que quieres que vengan a ver que ocurre?-

-No... ah...-

-Eso me imaginaba, pero no puedes ocultar que te excita esta situación.- comentó con un tono divertido, sintiendo como cada vez las piernas del pequeño se aferraban a el con mas fuerza.

-Yuki yo no... ah!- sus brazos rodearon con mas fuerza el cuello del rubio, apretando la tela de la camisa entre sus mano cuando este comenzó a moverme con mas fuerza.

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-Bien lo conseguí de nuevo!- gritó Tatsuha de forma triunfante al haber ganado nuevamente al cantante en el nuevo juego para la video consola. -Uhm? Ocurre algo Sakuma-san?- preguntó observando como Ryuichi había desviado su mirada de la pantalla y ahora tenia una expresión de confusión.

-No has oído algo no da?.-

-Oír algo?- el menor de los Uesugi se llevó una mano a la oreja para oír mejor, comprobando como efectivamente alguna especie de sonido venia del fondo del pasillo. –espera un momento.- apagó al tele, dejando el salón en silencio.

En ese mismo instante una serie gemidos procedentes del estudio de Eiri pudieron diferenciarse perfectamente, evidenciando lo que la pareja hacia en aquel momento.

-Es Shuichi no da?- preguntó inocentemente mirando a Tatsuha quien se había quedado en una especie de trance oyendo los deliciosos gemidos y suplicas por que su amante se detuviese. –uy? Tatsuha-kun?- el cantante zarandeó al mas joven, dándose por vencido al comprobar como este no reaccionaba y el “sonido” seguía sin cesar. –eto... voy a ver que le pasa a Shu-chan, creo que le están haciendo daño na no da.- con rapidez se puso en pie dispuesto a ir a salvar a su amigo.

-Sakuma-san...- al aludido se giró tras oir su nombre, comprobando como una mirada intimidante y una sonrisa algo malévola se dibujó en el rostro de Tatsuha. –no iras a ningún sitio.- sin previo aviso pasó los brazos por la cintura del cantante, atrayéndolo hacia si hasta dejarlo aprisionado entre sus brazos de espaldas a él.

-Tatsuha-kun que haces? Tengo que ir a rescatar a Shu-chan.!-

-Shu-chan esta muy bien... y tu también vas a estarlo.- Tatsuha mordió el cuello de Ryuichi, saboreando la deliciosa piel que tantas ganas tenia de probar.

-Que haces? No quiero jugar a los vampiros no da!-

-No sera a los vampiros a lo que juguemos.- comentó a la vez que deslizaba una mano bajo la camiseta del cantante.

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Los gemidos habían comenzado a escapar casi incontrolablemente de sus labios. Shuichi escondió el rostro en el cuello del escritor, intentarlo callarlos. Con desesperación mordió la piel que quedaba cerca de sus labios, succionando seguidamente para dejar una evidente marca en el cuello de su amante. Pronto aquellos gemidos ocultos se vieron en parte reemplazados por débiles jadeos esta vez procedente del escritor, quien disfrutada de cada embestida, penetrando con fuerza en aquel cálido interior a la vez que sus dedos se enterraban en la piel de las caderas del cantante.

Eiri disminuyo el movimiento, lo suficiente como para tomar las piernas del pequeño y colocarlas por encima de sus brazos, elevando un poco las caderas de Shuichi quien se inclinó nuevamente hacia atrás apoyándose sobre sus antebrazos, consiguiendo de esa forma una penetración aun mas profunda.

En un momento el movimiento se había reanudado. Eiri resbalada en aquella cavidad estrecha con suma facilidad, consiguiendo que Shuichi acabara por dejarse caer completamente sobre la mesa, moviendo los brazos desesperadamente, tratando de encontrar algo a lo que aferrarse con fuerza, encontrando de ese modo los brazos de Eiri los cuales sujetó con desesperación.

Los gemidos del cantante se hicieron nuevamente audibles en aquella habitación y en el resto de la casa, dando a entender perfectamente lo que alli estaba ocurriendo. El rubio se inclinó un poco mas sobre Shuichi, llevando una de sus manos a la boca de este. Antes de poder hacerlo por él mismo, el cantante ya le había sujetado la muñeca y se había metido un par de dedos en la boca, lamiéndolos y mordisqueándolos; consiguiendo de esa forma volver a ocultar parcialmente aquel sonido que se hacia inevitable.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Eiri, aquella imagen era excitante. Aunque no era la primera vez que veia a su pequeño hacer eso, aquella era una situación en la que todo sabia aun mas placentero. Disminuyendo el ritmo pero no la fuerza de las embestidas, acabó por derramarse en el interior de Shuichi sin poder ocultar un evidente gemido.

-Yuki! sigue!- al sentir como su propio orgasmo llegaría en cualquier momento, se apartó la mano del escritor de la boca, dejando un fino hilo de saliva entre estas, dirigiéndola hasta su miembro para que lo ayudara a acabar.

El rubio obedeció y volvió a masajear la palpitante piel, observando como esta vez los dedos de Shuichi eran los que ocupaban su boca. El cantante se movió inquieto, clamando claramente por que el escritor siguiera moviéndose en su interior, consiguiendo que de los labios de Eiri escapara un débil quejido cuando este comenzó a moverse de forma suave obedeciendo a la petición del cantante, a la vez que seguía masajeando su erección a punto de derramarse . El cuerpo del pequeño se revolvió sobre la mesa, acabando nuevamente gracias a las caricias del rubio, dejando escapar un grito que ni sus dedos dentro de su boca pudieron evitar.

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-Tatsuha-kun dejame! Quiero ir a ver a Shuichi!.- suplicó el cantante esta vez bajo el cuerpo de Tatsuha y ante las caricias que los labios de este ofrecían a su cuello ya húmedo debido a los mismo.

-Ya no hace falta que vayas, Shuichi debe estar pasándolo muy bien- con decisión e ignorando las suplicas de Ryuichi, Tatsuha introdujo su mano por los pantalones ya desabrochados del cantante, provocando un gemido ahogado por parte de este.

Tatsuha sintió un cosquilleo en el estomago, al igual que el calor volvió a recorrer todo su cuerpo cuando alcanzó la semi erección del cantante, observando seguidamente el rostro furiosamente sonrojado de este.

Ryuichi empujó con sus manos el cuerpo del mas joven, sin obtener movimiento alguno de este. Es mas, lo que había conseguido era aumentar la excitación de Tatsuha, provocando con ello que sujetara sus muñecas con su mano libre sobre su cabeza, lamiendo seguidamente sus labios de forma posesiva.

-Esto te gusta verdad?- preguntó intencionadamente al cantante, quien solo se quejó en respuesta. –ya veo que si... eres muy excitante Ryuichi... justo como imaginaba...- ante los evidentes gemidos de Ryuichi, Tatsuha aumento el ritmo de sus caricias.

Podía sentir perfectamente la palpitante erección siendo recorrida por su mano, presionando sobre ella, sintiendo las leves gotas que comenzaban a recorrer la piel de su mano. El menor de los Uesugi se dejó llevar por un arranque de pasión, mordiendo de forma violenta el labio del cantante, consiguiendo un grito de dolor por parte de este y que un leve hilo de sangre recorriera el tejido dañado.

-Para... Tatsuha-kun... eres malo!-

-Soy malo? No sabes cuanto me gusta que me digan eso...- disminuyendo el ritmo de su mano, lamió la sangre procedente del labio, consiguiendo que Ryuichi se estremeciera al contacto y elevara sus caderas en busca de mas. –quieres mas?- preguntó sobre sus labios, dedicando una mirada a los ojos azules entre abiertos.

Ryuichi asintió vergonzosamente, inclinando el cuello hacia atrás a la vez que tomaba aire, forcejeando por liberar al agarre de sus muñecas sin resultado alguno.

-No, eso no me vale, si quieres mas pídemelo.-

-Qui... quiero mas...- susurro dificultando sus palabras por los jadeos.

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Sus labios se separaron después de un largo beso. Los ojos violetas se centraron en los dorados mirándolos con algo de timidez, conservando aun el tono rojizo en sus mejillas perladas por el sudor. Con un movimiento suave, Eiri salió del interior del pequeño, provocando en este un quejido. Depositó un beso mas sobre los labios del cantante, dejándolos para incorporarse y colocarse bien la ropa.

-Yuki...- Eiri le dedicó una mirada en respuesta. -... eso ha estado muy bien.-

-Te gusta resistirte, pero después bien que disfrutas.- las palabras del escritor hicieron que Shuichi bajara la mirada algo avergonzado. –ahora vente.-

-Ya?.-

-Si, ya. Tengo que seguir escribiendo.- bajó a Shuichi de la mesa, dedicando seguidamente una mirada al desastre de la bandeja, dando gracias que ese hubiera sido el único incidente...

-Eto... Yuki, lo siento. Puedo prepararte mas café o alguna otra cosa.-

-No es necesario, comeré algunas galleta, lo demás puedes llevártelo.- comentó sentándose nuevamente frente a su portátil. –Mas tarde... tráeme algo de cenar.-

-Yuki! claro que si!- lo abrazó con entusiasmo, a lo que Eiri llevó una mano hasta la espalda del cantante para dar unos suaves golpecitos en un gesto cariñoso. –Eto Yuki...-

-Si, te he visto en la tele.- le respondió antes de que la pregunta se formulara.

-Kyaaaaaaaaaa! Gracias Yuki!- Shuichi apretó el abrazo, consiguiendo que esta vez en ves de recibir unos golpecitos en la espalda, el escritor lo sujetara de la camisa para quitárselo de encima.

-Largo de aquí.-

-Jeje, si ya voy, te dejare que escribas.- se apartó de su amante para recoger la bandeja, sacando de esta el platito de galletas, dejándolo al lado del escritor para llevarse el resto.


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-Tatsuha Aaaaaaah!- un gemido ahogado y delicioso ante el oído de Tatsuha, escapó de los labios de Ryuichi, a la vez que acababa por derramarse sobre la mano del mas joven.

Tatsuha continuó acariciando la sensible piel un poco mas, obteniendo de Ryuichi un leve lloriqueo ante las caricias. Aquella voz pronunciando su nombre en aquel momento era una delicia, al igual que tener aprisionado aquel cuerpo que había acabado por rendirse a lo que le había impuesto.

Se inclinó sobre el cantante, besando nuevamente sus labios, esta vez con algo de calma, saboreándolos bien, sintiendo un sutil sabor procedente del resto de la sangre que se mezclaba perfectamente con el de su boca.

-Ahora sabes ya por que gritaba Shuichi?- le habló al odio consiguiendo que abriera los ojos para mirarlo.

Ryuichi asintió, consiguiendo por fin incorporarse para tomar a Kumagoro en brazos y estrecharlo contra su pecho a la vez que dedicaba una mirada llorosa al mas joven.

-Jeje, no me mires asi, aun no me he quedado satisfecho...- cuando Tatsuha se disponía a volver a abalanzarse sobre su presa, unos pasos le hizo girarse.

-Shu-chan!- Ryuichi salió corriendo aun sin colocarse bien la ropa hasta donde estaba el otro cantante, abrazándolo como un niño que abraza a su madre cuando le han hecho algo malo. –Tatsuha-kun es malo na no da! Me ha hecho cosas que me han hecho gritar!- lloriqueó aun abrazado a Shuichi.

-Yuki me ha visto en la tele...- murmuró Shuichi con unos ojitos brillantes de felicidad y la mirada perdida en alguna parte a la vez que sostenía la bandeja de forma que esta podia acabar en el suelo perfectamente..

-Eh?- preguntaron los otros dos al unísono.

-Cuñadito, que te pasa? Mi hermano te la ha metido tan fuerte que te ha golpeado el cerebro y te ha dejado tonto?- Tatsuha se acercó con una sonrisa burlona al cantante de BL, consiguiendo que Ryuichi se escondiera asustado detrás de este.

-Que?! Pero que estas diciendo?- Shuichi habia salido de su alucinación gracias a las palabras de Tatsuha, las cuales provocaron un inmediato sonrojo y un nuevo estado, esta vez, de nerviosismo.

-Vamos, no me iras a decir que habéis estado jugando al parchis... se te ha oído perfectamente: “si, Yuki ah! Para! No! Sigue ah!”- trató de imitar el menor de los Uesugi, comprobando divertido como el tono rojo de su cuñado se intensificaba a cada momento.

-Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa cállate! No quiero seguir escuchándote!- Shuichi dejó caer la bandeja al suelo, encogiéndose allí mismo quedando de cuclillas, cubriéndose los oídos con insistencia.

-Es verdad Shu-chan, Kumagoro y yo también lo hemos oído no da.- Ryuichi salio de su escondite, agachándose frente a su amigo, ignorando esta vez la cercanía peligrosa de Tatsuha. –quería ir a salvarte, pero...- nuevamente se escondió tras el, abrazándolo de la cintura. –Tatsuha-kun me ha atacado na no da.- el menor de los Uesugi dedicó una sonrisa satisfecha a los ojitos llorosos de Ryuichi.

-Que demonios esta pasando aquí?- Eiri se presentó en el salón tras oír el alboroto, encontrándolo convertido en la escena de un drama, y como la taza de café al final había acabado algo rota en el suelo.

-Yuki! es... es Tatsuha-san!- el cantante de BL se lanzó sobre el rubio, haciéndolo caer al suelo.

-Yuki-chan! Tu hermano es muy malo no da!- esta vez eran dos cantantes y un conejo de peluche los que estaban sobre Eiri.

El escritor consiguió incorporarse, aun con los dos “retacos” colgados de él. Tomó a uno con cada mano, sosteniéndolos de la camisa, como si fueran cachorritos, dejándolos caer en el suelo.

-Cuando vas a dejar de hacer el tonto Tatsuha?- los ojos dorados dedicaron una mirada severa a su hermano.

-Jeje, no creo que una persona que tiene un conejo de peluche color rosa sobre la cabeza sea el mas adecuado para decirme eso jajajaja.- entre risas se llevó una mano al estomago, señalando con la otra al rubio de forma burlona.

Eiri se percató de que su hermano menor estaba en lo cierto, Kumagoro estaba sobre su cabeza, dándole un aspecto infantil, y por lo tanto bastante ridículo. Algo ruborizado y con un claro gesto de enfado, se llevó la mano a la cabeza hasta coger al susodicho peluche, dejándolo caer al suelo sin lastima alguna.

-Estoy a punto de darte la patada Tatsuha... no te arriesgues demasiado.- le advirtió en tono cortante, consiguiendo de este una mirada inocente.

-Pero... si yo no te he puesto el conejo en la cabeza! No entiendo por que me culpas.- con un gesto algo molesto se cruzó de brazos ante el rubio.

-Yuki-chan, Tatsuha-kun me ha hecho llorar na no da.- la mirada de Eiri se centró algo indiferente en “la cosa” que le tiraba de la tela del pantalón y lo miraba con carita inocente y grandes ojos llorosos.

-Jeje, solo trataba de explicarle por que Shuichi gritaba tanto.- se defendió intentando librarse de culpa alguna. –por cierto... que tiene en el cuello hermanito?- Tatsuha se acercó a él, dándole seguidamente varios codazos en el costado, señalando la evidente marca.

-Nada.- Eiri giró la cara a un lado con un gesto algo avergonzado, llevándose la mano al cuello hasta cubrir la marca.

-Deja en paz a mi Yuki!- Shuichi apartó a Tatsuha de un empujón, trepando seguidamente por la espalda del rubio hasta quedar posesivamente agarrado a su cuello.

-Shuichi eres un bestia!-

-Y tu un pervertido!- aun sobre la espalda de Eiri, se dedicó a hacerle burlas al menor de los Uesugi.

Eiri miró de reojo al cantante sobre su espalda, con un movimiento se lo quito de encima, haciendo que este resbalara por toda la parte trasera de su cuerpo hasta quedar sentado en el suelo. Cuando se hubo deshecho de él, se encaminó a la cocina, siendo observado por los otros tres que se asomaban cuidadosamente a la puerta.

El escritor sacó una cerveza de la nevera, bebiéndosela al momento, casi sin tomar aire. Cuando acabó tiró la lata vacía, caminando nuevamente hasta el salon, pasando por al lado de los otros tres que seguían persiguiéndolo con una mirada bastante curiosa.

-Yuki estas enfadado?- se atrevió a hablar Shuichi.

Eiri se detuvo a mitad de camino, consiguiendo que los tres chicos se asustasen mas. Aquella actitud del rubio era bastante desconcertante...

-No voy a volver a repetirlo, la próxima vez os sacare a los tres a la calle de una patada en el culo a cada uno.- les amenazó sin siquiera girarse, siguiendo su camino sin añadir algo mas.

De inmediato se escuchó un portazo procedente del estudio del escritor, ocasionando un prolongado silencio en el resto de la casa.

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Algo parecido a un canturreo inundaba la cocina, al igual que lo hacia el delicioso aroma de la cena.

Tatsuha daba vueltas a la vez que inventaba la letra de una canción con el ritmo de alguna canción popular que conocía, manteniendo una sonrisa de oreja a oreja. Aunque no había sido suficiente, por fin había conseguido tocar a su dios, besar sus labios y acariciar aquel cuerpo que se había estremecido entre sus caricias.

Sintió un cosquilleo recorrerle de arriba abajo cuando volvió a oir en su cabeza los gemidos y la voz de Ryuichi suplicante por que se detuviese, la mirada llorosa y asustada del cantante, aquel cálido liquido resbalando por su mano debido a sus caricias.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiii! Ha sido por mi! Yo lo he excitado! WAJAJAJAJAJAJA!-

Mientras tanto en el salon...

Shuichi suspiró pesadamente apartando la mirada de la puerta de la cocina, tratando de ignorar a su cuñado y las cosas que podía oír perfectamente. Enseguida siguió con lo que estaba haciendo; Ryuichi le había pedido que le curase la pequeña herida del labio, a lo que el cantante de BL había accedido de forma vergonzosa.

Ryuichi sujetaba a Kumagoro con fuerza mientras Shuichi ponía total concentración en su tarea como “medico”, tratando de curar la herida de la forma mas suave posible, quejándose él mismo de forma exagerada cada vez que Ryuichi dejaba escapar un leve quejido.

-Creo que ya esta...- comentó a la vez que examinaba cuidadosamente la cura en el labio del cantante.

-Shu-chan...- el aludido lo miró, encontrándose con sus ojitos azules. –tu me quieres mucho no da, verdad que si?-

-Eh? Yo... claro que si...- afirmó con algo de nerviosismo apartando un poco la mirada de la del otro cantante que se mostraba totalmente inocente.

-Entonces harás algo mas por mi na no da?-

-A que te refieres?-

-Es que...- Ryuichi se acercó a él, lo bastante como para que este pudiera oír su voz susurrando. -... no quiero dormir yo solo con Tatsuha-kun, me da miedo no da.-

-Y quieres que yo...- el de ojos azules asintió con una sonrisa en respuesta antes que Shuichi acabara la frase.

-Si lo haces, Kumagoro te dejará ver que contiene el paquete que recibió no da.- sonrió ante una mirada divertida por parte de Shuichi. –pero tendrá que ser cuando Kumagoro quiera.- le advirtió moviendo la patita del conejito, a la vez que le guiñada un ojo a su amigo, quien asintió tímidamente.

-Ya esta la cena lista!- anunció Tatsuha asomándose por la puerta, consiguiendo que Ryuichi volviera a esconderse detrás de su amigo.

El cantante de BL suspiró resignado, al parecer, tendría que dormir una noche mas en la caseta... y esta vez bajo la presencia de un ser peligroso y pervertido.

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Shuichi golpeó suavemente la puerta del estudio, entrando en este cuando la voz de Eiri le dio permiso.

-Yuki, te he traído la cena, como me habías pedido.- el cantante se sonrojó cuando desvió al mirada hacia el escritorio del rubio, recordando lo ocurrido momentos antes.

-Déjalo ahí.- Eiri ni siquiera apartó la mirada de la pantalla, parecía estar bastante concentrado en lo que estaba haciendo.

Tras dejar la cena del escritor sobre el escritorio, Shuichi recogió el plato que había dejado allí antes. Abrió los ojos impresionado al darse cuenta que el escritor se había comido casi todas las galletas que le había dejado. Sonrió para si mismo, dispuesto a salir de allí sin decir nada mas.

-Shuichi....- la voz del escritor de dejó oir firme, deteniendo el teclear del portátil. –ven a aquí, tengo algo que decirte.-

Shuichi se giró para mirar a su amante con un gesto de confusión, acercándose a este hasta que los ojos dorados se apartaron del portátil para mirarlo a él.

-Ocurre algo Yuki?- preguntó con algo de temor, aquella actitud de Eiri le resultaba bastante extraña.

-Cambia esa cara, no voy a decirte que me estoy muriendo ni nada por el estilo.- sonrió sutilmente, obteniendo una sonrisa de tranquilidad por parte del cantante. –mañana tengo que viajar.-

-Que? Como que tienes que viajar? A donde? Por cuento tiempo?-

Eiri encendió un cigarro, dando una calada de este para después soltar el aire en un suspiro y volver a mirar los ojos violetas que lo miraban impacientes por saber.

-Solo estaré fuera un par de días...-

-Pero...-

-Déjame seguir.- lo miró seriamente. –esta tarde recibí una llamada de mi editora, tengo que reunirme con ella y con otras personas en Osaka, salgo mañana temprano, mas o menos a la hora que tienes que ir a trabajar, y no volveré hasta el día siguiente a la noche.- finalizó su explicación esperando alguna queja o pregunta por parte de su pequeño amante.

-Puedo ir contigo?- Shuichi lo miró de forma inocente, quizás de esa forma lo dejaría ir con él.

-No, no puedes.- Eiri giró la cara a un lado, consiguiendo en el cantante un gesto algo molesto. -Tienes trabajo, y además, si vienes esos dos locos te seguirán, y no estoy dispuesto a aguantarlos también durante el viaje.- las palabras del escritor arrancaron una risita del cantante, consiguiendo cambiar la expresión de este a otra mas alegre.

-Tienes razón Yuki...- Shuichi guardó silencio, al parecer Eiri aun no había acabado de decírselo todo.

–Así que... estoy loco por lo que voy a decir...- murmuró llevándose la mano a la frente ante la mirada algo confusa del otro. -... te dejo al cargo de la casa durante estos días.-

-De verdad?- los ojos violetas se abrieron de par en par, mostrando en estos un brillo propio de alegría. -Confías en mi tanto como para eso?- de un salto se sentó a horcajadas sobre el rubio, rodeando su cuello con los brazos.

-No, pero no me queda mas remedio...- Eiri lo miró de reojo, dejando escapar nuevamente el humo del tabaco, ocultando un gesto divertido.

-Yuki! eres muy malo!- en el momento en que Shuichi deshizo el abrazo, sintió como esta vez eran las manos de Eiri las que, después de soltar el cigarro, lo abrazaron posesivamente, plantándole un beso devorador en los labios. –no sabes las ganas que tengo de pasar unos días a solas contigo...- comentó el cantante después de que sus labios fueron liberados.

Shuichi se dejó caer sobre el pecho del rubio, sintiendo el latido del corazón de este, disfrutando de un momento tranquilo junto a su amante. Tras un prolongado silencio, el cantante levantó el rostro, centrando de nuevo los ojos violetas en los del rubio.

-Que pasa?- preguntó Eiri algo extrañado por la mueca un tanto nerviosa que se había formado en la cara del pequeño.

-Es que veras...- desvió la mirada, jugó con los dedos distraídamente, para después hacer lo mismo con su camiseta, y finalmente volver a mirar al escritor. –Es que Sakuma-san...-

-Como no...- murmuró en un suspiro inaudible para el cantante.

-Es que al parecer... Tatsuha lo ha asustado, me pareció entender que le metió algo en los pantalones... bueno, el caso es que quiere que yo duerma en la caseta para protegerlo...- Shuichi hizo una pausa, intentando descifrar algún gesto en la cara de Eiri que le indicase lo que en ese momento pasaba por su cabeza, claro que no obtuvo resultado alguno. -...Yuki, quería saber si tu...-

-Puedes hacer lo que quieras, así tendré la cama para mi solo.- el rubio se levando sin previo aviso, dejando caer al suelo a Shuichi quien protestó en respuesta. –tienes algo mas que decirme?- preguntó en tono cortante.

-Eto... no... eso era todo.- el cantante se puso en pie, dispuesto a salir de allí después de mirar a su amante, hallándolo con la mirada perdida a través de la ventana. –buenas noches Yuki, descansa.- se marchó cerrando la puerta tras de si.

Eiri volvió a sentarse, dejándose caer en el respaldo de la silla, a la vez que se pasaba ambas manos por el cabello revolviéndolo un poco. Algo le inquietaba; y es que aunque no quisiera reconocerlo, no se fiaba demasiado de dejar al cantante solo en la casa con su hermano rondando por ahí, y mucho menos con Sakuma de por medio.


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-Listo!- Shuichi dio un par de palmadas en un gesto de satisfacción, contemplando el resultado de su plan para ayudar a Ryuichi.

-Estas seguro que así no nos atacara no da?-

-Ah! Como te has atrevido? me dijiste que me ibas a atar para hacerme cosas placenteras!- Tatsuha se revolvió intentando liberarse de las cuerdas.

Como modo de defensa, a Shuichi se le había ocurrido atar a su cuñado, de forma que este no estuviera incomodo y no pudiera atacar ni a Ryuichi ni a él mismo mientras dormían. Claro que lo había atado con la excusa de que era para crear un ambiente algo morboso, mientras él y Ryuichi le complacían en todos sus deseos. De esa manera Tatsuha se dejó atar.

-Jeje, te mentí.- Shuichi sacó la lengua en un gesto de burla. –ahora Sakuma-san, Kumagoro y yo, podremos dormir tranquilos toda la noche.-

-Vamos cuñadito querido del alma, si me sueltas te prometo que me portare bien.-

-De ninguna manera, no dejare que nos ataques!- el cantante de NG asintió afirmando las palabras de Shuichi, a la vez que este lo abrazaba de forma protectora.

-Vamos a dormir na no da!- gritó enérgicamente agitando a Kumagoro en el aire.

-Ey, en serio, no pensareis hacerme dormir atado verdad?- la única respuesta que obtuvo fue una risita por parte de ambos cantantes. –como podéis hacerme algo como esto?-

Ignorando al chico atado, Shuichi y Ryuichi se acostaron a dormir, riendo por lo bajo a la vez que escuchaban las protestas de Tatsuha.

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La noche ya daba paso a la madrugada; único momento del día en el que podía oírse algo que se asemejaba bastante a lo que era el silencio.

Después de un largo rato protestando, Tatsuha se había quedado dormido, amarrado tal y como los otros dos lo dejaron, contentándose con recordar los gemidos de su Ryuichi ante sus caricias, dejando de ese modo que los dos cantantes consiguieran quedarse dormidos.

Shuichi abrió los ojos, asimilando donde estaba, dándose cuenta de ello enseguida que vio a Kumagoro bastante cerca de su cara. Se incorporó de forma perezosa, observando como los otros dos estaban profundamente dormidos. Una sonrisa se dibujó en su rostro, saliendo de la caseta para encaminarse a la habitación de Eiri.

Una vez que llegó, se acercó a la cama sin hacer mucho ruido, el escritor estaba completamente dormido. Había acabado la novela hacia solo una hora; se había llevado prácticamente todo el día y gran parte de la noche escribiendo, y a eso se le sumaba que al día siguiente tenia que viajar.

Shuichi apartó con cuidado las sabanas, metiendose en la cama, cubriéndose con ellas seguidamente. Con un gesto mimoso se acomodó al lado de Eiri acurrucándose a él, recibiendo como respuesta del rubio que este lo rodeara con sus brazos instintivamente. Con un gesto satisfecho en su rostro, sus ojos violetas se cerraron, y disfrutando del calor de su amante se quedó dormido nuevamente.


Continuara...


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